"No me voy a dejar ganar", clamó el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, al comienzo de la campaña. Pero no ha podido remontar ni de lejos una realidad electoral nueva. Por primera vez, tras 10 elecciones, el elemento decisivo y determinante del voto de los ciudadanos ha sido la economía. Su decisión ha sido castigar al PSOE de una forma rotunda al ser el partido del Gobierno que llega a las elecciones con casi cinco millones de parados y que adoptó en mayo de 2010 unos ajustes y recortes que su base social no le ha perdonado. El propio candidato lo ha reconocido en su primera intervención pública: "Hemos perdido claramente las elecciones". Sin medias tintas, aunque Rubalcaba agradeció "de todo corazón" el apoyo de los votantes. Antes de hablar en público, llamó para felicitar a Mariano Rajoy por su victoria.
Al filo de las 22.30, el aspirante socialista que peores resultados ha cosechado para su partido explicó que ha propuesto al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, la convocatoria de un congreso ordinario para gestionar el futuro del partido, que deberá afrontar una dura travesía del desierto.
Sobre su futuro en el Congreso, Rubalcaba dijo que liderarán la oposición "de acuerdo con nuestros valores y convicciones". Como objetivos citó la recuperación de la economía y el empleo, pero también que no se pierdan "derechos que cohesionan a la sociedad".
Hasta la intervención pública de Rubalcaba, la plana mayor del PSOE ha estado reunida con Zapatero a la cabeza. El secretario general y el candidato estuvieron juntos desde las siete de la tarde con Manuel Chaves, presidente del PSOE; Marcelino Iglesias, secretario de Organización; la propia Valenciano y todo el equipo de campaña.
“El resultado de las elecciones es fruto de las medidas que tomó el Gobierno hace año y medio por imperativo europeo; nos sentenciaron entonces y la condena se ha mantenido”. Esta reflexión de un dirigente socialista al conocer los primeros resultados muestran la constatación de la inevitabilidad del castigo. Ahora, pasada la campaña, reconocen que sus esperanzas iban desvaneciéndose a medida que la campaña avanzaba y se mantenía inalterada la pétrea actitud de los indecisos de izquierda. Se ha comprobado que las advertencias del PSOE sobre los riesgos de una mayoría absoluta del PP no les ha movido ni conmovido.
Los intentos “épicos y de gran coraje” de Alfredo Pérez Rubalcaba -como le reconocen la mayoría de los dirigentes socialistas- de hacer olvidar la gestión del Gobierno, al que ha pertenecido hasta hace un trimestre, han sido en vano. El candidato, una vez descartada absolutamente la posibilidad de la victoria, ha puesto todos sus esfuerzos en tratar de conseguir el mejor resultado posible. Escaño a escaño. Su pretensión de sacar un resultado decoroso para no pasar a la irrelevancia parlamentaria ha sido machacada.
El PSOE ha pagado toda la factura de la crisis porque estaba al frente del timón. El PP, por su parte, con su gran victoria, no ha pagado coste alguno por haberse opuesto a las medidas que ordenó Europa en mayo de 2010, sin las cuales probablemente España estaría en una situación aún peor, señalan con enorme consternación los dirigentes consultados en estas primeras horas de la noche. “Todos los partidos se han llevado los votos que tenían antes de empezar la campaña más otros procedentes del PSOE”, señalan estos interlocutores en un primer análisis del voto. “Se ha producido una centrifugación del electorado socialista”, constatan.
A la espera de un estudio más sosegado sí pueden afirmar que, en esta ocasión, la campaña no les ha sido de utilidad, no ha movido nada, porque la “voluntad colectiva” estaba formada de antemano. “El veredicto social estaba firmado hace mucho tiempo”, indica con abatimiento un experto electoral del PSOE, el mismo análisis que se aprecia en los dirigentes del PSOE, reunidos en la sede federal de su partido en Madrid.
La esperanza de que con el castigo del pasado mayo en las municipales y autonómicas, en las que el PSOE perdió todo su poder, tampoco tenía fundamento. Los ciudadanos han querido expulsar a los socialistas de todos los ámbitos de poder. Han sido inútiles su programa, sus propuestas y la voluntad de “cambio”. “Los ciudadanos se desconectaron de nosotros hace mucho tiempo, no nos quieren escuchar”. Con esta crudeza se expresa un dirigente socialista al reconocer que desde la primera semana de campaña “nada se ha movido”. Este partido centenario empieza desde esta noche la travesía del desierto en busca de líder, de equipo y de un proyecto que la sociedad quiera escuchar.
Al filo de las 22.30, el aspirante socialista que peores resultados ha cosechado para su partido explicó que ha propuesto al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, la convocatoria de un congreso ordinario para gestionar el futuro del partido, que deberá afrontar una dura travesía del desierto.
Sobre su futuro en el Congreso, Rubalcaba dijo que liderarán la oposición "de acuerdo con nuestros valores y convicciones". Como objetivos citó la recuperación de la economía y el empleo, pero también que no se pierdan "derechos que cohesionan a la sociedad".
Hasta la intervención pública de Rubalcaba, la plana mayor del PSOE ha estado reunida con Zapatero a la cabeza. El secretario general y el candidato estuvieron juntos desde las siete de la tarde con Manuel Chaves, presidente del PSOE; Marcelino Iglesias, secretario de Organización; la propia Valenciano y todo el equipo de campaña.
“El resultado de las elecciones es fruto de las medidas que tomó el Gobierno hace año y medio por imperativo europeo; nos sentenciaron entonces y la condena se ha mantenido”. Esta reflexión de un dirigente socialista al conocer los primeros resultados muestran la constatación de la inevitabilidad del castigo. Ahora, pasada la campaña, reconocen que sus esperanzas iban desvaneciéndose a medida que la campaña avanzaba y se mantenía inalterada la pétrea actitud de los indecisos de izquierda. Se ha comprobado que las advertencias del PSOE sobre los riesgos de una mayoría absoluta del PP no les ha movido ni conmovido.
Los intentos “épicos y de gran coraje” de Alfredo Pérez Rubalcaba -como le reconocen la mayoría de los dirigentes socialistas- de hacer olvidar la gestión del Gobierno, al que ha pertenecido hasta hace un trimestre, han sido en vano. El candidato, una vez descartada absolutamente la posibilidad de la victoria, ha puesto todos sus esfuerzos en tratar de conseguir el mejor resultado posible. Escaño a escaño. Su pretensión de sacar un resultado decoroso para no pasar a la irrelevancia parlamentaria ha sido machacada.
El PSOE ha pagado toda la factura de la crisis porque estaba al frente del timón. El PP, por su parte, con su gran victoria, no ha pagado coste alguno por haberse opuesto a las medidas que ordenó Europa en mayo de 2010, sin las cuales probablemente España estaría en una situación aún peor, señalan con enorme consternación los dirigentes consultados en estas primeras horas de la noche. “Todos los partidos se han llevado los votos que tenían antes de empezar la campaña más otros procedentes del PSOE”, señalan estos interlocutores en un primer análisis del voto. “Se ha producido una centrifugación del electorado socialista”, constatan.
A la espera de un estudio más sosegado sí pueden afirmar que, en esta ocasión, la campaña no les ha sido de utilidad, no ha movido nada, porque la “voluntad colectiva” estaba formada de antemano. “El veredicto social estaba firmado hace mucho tiempo”, indica con abatimiento un experto electoral del PSOE, el mismo análisis que se aprecia en los dirigentes del PSOE, reunidos en la sede federal de su partido en Madrid.
La esperanza de que con el castigo del pasado mayo en las municipales y autonómicas, en las que el PSOE perdió todo su poder, tampoco tenía fundamento. Los ciudadanos han querido expulsar a los socialistas de todos los ámbitos de poder. Han sido inútiles su programa, sus propuestas y la voluntad de “cambio”. “Los ciudadanos se desconectaron de nosotros hace mucho tiempo, no nos quieren escuchar”. Con esta crudeza se expresa un dirigente socialista al reconocer que desde la primera semana de campaña “nada se ha movido”. Este partido centenario empieza desde esta noche la travesía del desierto en busca de líder, de equipo y de un proyecto que la sociedad quiera escuchar.
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