Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 sept 2011

La importancia de tener padrino

Un tutor como Tony Blair o Elton John abre muchas puertas a sus ahijados .
.La revelación cayó como una bomba en Reino Unido.
El exprimer ministro Tony Blair ha resultado ser el padrino de una de las hijas pequeñas de Rupert Murdoch.
 Lo que empezó como un desliz de Wendi Murdoch en una entrevista con Vogue ha terminado siendo una gota (más) que colma la polémica que sacude al imperio del magnate australiano.





En abril del año pasado, el expremier británico atendió el bautizo de las dos hijas pequeñas del empresario, Grace y Chloe. Blair, junto con otros invitados célebres como Rania de Jordania y Nicole Kidman, se vistió de blanco integral.
 Tras el reciente escándalo de las escuchas ilegales y el cierre del diario News of The World, la clase política británica se desvivió por condenar sus prácticas. Blair prefirió reservarse su opinión sobre Murdoch. Tenía sus razones.






La noticia no solo evidencia el velado papel del magnate en la vida política británica, sino que también apunta a una muchas veces obviada estrategia social: la importancia de procurarse un padrino bien situado. Lo que se consideraba un guía espiritual es hoy pieza clave en el éxito de toda la familia. No basta que los hijos lleguen con un pan debajo del brazo. Como en el cuento de Cenicienta, un hada madrina en la forma de un político, una estrella o un millonario puede garantizar la entrada en el baile palaciego. Y por la puerta grande. El padrino que hace saltar la cola de los castings es especialmente valioso en la industria del cine. Fue Steven Spielberg quien dio a sus ahijadas sus primeros papeles. Colocó en E.T. a Drew Barrymore cuando tenía seis años y dio a una novata Gwyneth Paltrow su oportunidad en Hook. Barrymore, de adulta, devuelve la protección que le fue ofrecida a Frances Bean, la hija de Kurt Cobain y Courtney Love.






Con unos mecenas como Jamie Lee Cutis y Paul Newman, quien además le enseñó a conducir, Jake Gyllenhaal tenía todas las papeletas para triunfar en la gran pantalla. Y cuando Angelina Jolie hacía sus pinitos solo tenía que pedir trucos sobre fotogenia a su madrina, la actriz Jacqueline Bisset. Los Pitt-Jolie, a su vez, han buscado para su progenie a alguien con más complejo mesiánico que ellos: Bono, el líder de U2, cuidaría de Knox y Vivienne si sus conocidos padrazos faltasen.






Como en un mercado competitivo, la demanda se dispara con ciertos padrinos. Aunque el Don Corleone del espectáculo parece ser Elton John.
El cantante tiene al menos 10 ahijados, incluyendo Sean Lennon (el vástago de John Lennon y Yoko Ono), Brooklyn y Romeo Beckham y Damian Charles, el hijo de Elizabeth Hurley. Las ventajas del tío Elton son indiscutibles. Sabe cómo montar una fiesta y es propietario de casas en Francia, EE UU, Reino Unido e Italia, donde ir de vacaciones o celebrar cumpleaños.
Curiosamente, Elton no otorgó el honor de manera recíproca a los padres de sus protegidos: como madrina de su retoño Zachary eligió a la cantante Lady Gaga.






No siempre estas coaliciones salen como deberían.
Yo preferia tener un padrino como Marlon Brando, él si que me hubiera abierto puertas, no sé que puertas pero me las tendría ya abiertas de par en par porque ya saben como son estos padrinos italoamericanos, la familia , para eso está la familia, para pegar un tiro a quien cierre mis puertas, pero no pudo ser, y AlPacino no me acaba de convencer por mucha ópera que fuera porque a mi me gusta la ópera, pero si al bajar las escaleras me destripan, pues como que no.
 La periodista inglesa Anna Ford despidió al escritor Martin Amis de su labor de padrino para su hija a causa de su dejadez. Jude Law, que desempeñaba este rol con la hija de Kate Moss, fue despedido cuando le fue infiel a Sadie Frost, entonces esposa del actor y mejor amiga de Moss.
Sin embargo, un padrino con caché no siempre ha de esforzarse demasiado. En ocasiones vale como ingrediente que aporte originalidad.
Es el caso de las actrices Winona Ryder y Uma Thurman, que comparten como valedor a Timothy Leary, psicólogo y gurú del LSD. Una exótica nota biográfica difícil de superar.

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