Entra en la angustia de mi espera.
Adéntrate en sus calles oscuras
y retoza sobre la hierba acolchada
de los jardines de su parque solitario,
deseando mis torpes caricias y besos.
Sueña con sorber mi dulce néctar
que te ha de correr como el vino,
embriagándote, por tus venas.
No me busques en los versos en vano.
Mejor búscame en cada mordisco
que puedas darle a un fruto maduro.
Yo soy, ya sabes, su nutritivo gusano
instalado en su interior, amenazado,
como compañero de andar por casa.
Pasa a lo más inestable del equilibrio
de la discreta y difícil convivencia,
donde duermo tu amor ajeno a temores
para no repetir errores, ni dañarlo.
Inconsciente y lamentable desprecio,
eso que tanto duele, ni lo sueñes,
que son los causantes del fracaso,
el reclamo de que todo se nos escapa.
Adéntrate en sus calles oscuras
y retoza sobre la hierba acolchada
de los jardines de su parque solitario,
deseando mis torpes caricias y besos.
Sueña con sorber mi dulce néctar
que te ha de correr como el vino,
embriagándote, por tus venas.
No me busques en los versos en vano.
Mejor búscame en cada mordisco
que puedas darle a un fruto maduro.
Yo soy, ya sabes, su nutritivo gusano
instalado en su interior, amenazado,
como compañero de andar por casa.
Pasa a lo más inestable del equilibrio
de la discreta y difícil convivencia,
donde duermo tu amor ajeno a temores
para no repetir errores, ni dañarlo.
Inconsciente y lamentable desprecio,
eso que tanto duele, ni lo sueñes,
que son los causantes del fracaso,
el reclamo de que todo se nos escapa.
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