La primera conjugación
me basta para naufragar
en tu paisaje marino
de abrupta insularidad:
Dar, soñar, acariciar, amar.
Verbos que se yerguen
despiadadamente ventosos
en el horizonte de los dos.
Nunca fui capaz de obtener
de la boca de tu tierra
ni un carnoso rojo tomate.
Así que si ascendemos
a lo más alto de los verbos
tendremos segura reflexión,
y garantizado silencio,
para la posibilidad de pensar
en la inacesibilidad,
e inconveniencias,
de ganar el paraíso.
Aguza el oído.
El viento no sopla en balde.
En su vientre reposa
mi voz y mis súplicas
mecidas a perpetuidad.
Sudan desenfrenados
implacables desiertos.
Qué le vamos a hacer.
La primera conjugación
me basta para naufragar.
Por ejemplo: Divagar.
me basta para naufragar
en tu paisaje marino
de abrupta insularidad:
Dar, soñar, acariciar, amar.
Verbos que se yerguen
despiadadamente ventosos
en el horizonte de los dos.
Nunca fui capaz de obtener
de la boca de tu tierra
ni un carnoso rojo tomate.
Así que si ascendemos
a lo más alto de los verbos
tendremos segura reflexión,
y garantizado silencio,
para la posibilidad de pensar
en la inacesibilidad,
e inconveniencias,
de ganar el paraíso.
Aguza el oído.
El viento no sopla en balde.
En su vientre reposa
mi voz y mis súplicas
mecidas a perpetuidad.
Sudan desenfrenados
implacables desiertos.
Qué le vamos a hacer.
La primera conjugación
me basta para naufragar.
Por ejemplo: Divagar.
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