El sistema es antisistema por las mismas razones que el ejército es antibelicista: porque para perpetuarse conviene mutar, que es lo que hacen los virus.
No se extrañen ustedes.
La literatura, cuando no es antiliteraria, es un fósil. Todo ello hace del mundo un espectáculo asombroso.
Los mejores días de la vida son los que se recuerdan como soñados mientras que los mejores sueños poseen la calidad de lo real.
Si Obama ha escogido como asesores económicos a los mismos que acabaron con la economía, es porque conoce bien esta mecánica.
Como se comprobó recientemente en la plaza de Cataluña, en Barcelona, un buen policía antidisturbios debe ser un experto en causarlos, lo mismo que un partido xenófobo ha de llevar en sus listas a varios inmigrantes.
Ahora mismo, la política española, tan desprestigiada, no ha tenido más remedio, para sobrevivir, que volverse antipolítica.
De ahí que los mismos que roban, por ejemplo, en Valencia, tachen de ladrones a sus adversarios, pongamos por caso, de Toledo. En cuanto a los acusados, carecen o deben fingir que carecen de instrumentos legales para defenderse de unas imputaciones que ponen los pelos de punta al contribuyente.
No les resulta difícil porque la justicia, que lógicamente es arbitraria, ayuda lo suyo a que la realidad parezca una bacanal.
De ahí que la fiscalía no haya abierto todavía la boca.
De una verdad que no admite discusión solemos decir que es "impepinable" como si lo "pepinable" transmitiera alguna enfermedad moral.
Y ya hemos visto que no, que nuestros pepinos están libres de toda sospecha.
Para sobrevivir a la idea en curso de que la actual forma de hacer política conduce a la nada, el sistema no ha tenido otro remedio que antisistematizarse, y en eso estamos.
Gracias por el espectáculo. ¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?
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