Abril, flor blanca de acacia y vencejos, todavía callados, tanteando el aire.
La retórica de llamarlo el mes más cruel... Supura el aire con este calor africano que se nos ha metido.
Duermen los gorriones la siesta en los aleros, en los nidos que armaron en el mes de marzo. La motocicleta ruge, el mundo se desangra, el mar se infecta de muerte.
Nos habían dicho que la historia era progreso.
Publicado por José Carlos Cataño
No hay comentarios:
Publicar un comentario