La retallada
Hace unos días, me tragué entero el blablablá de los candidatos catalanes a la Generalitat en el programa ese de Tengo una pregunta para usted.
Reconozco que hace falta mucho valor para escuchar a esa gente decir las mismas tontadas de siempre. Pero algo se aprende. A mí me ha servido para escribir esta columna y para afirmar mis convicciones sobre los políticos en general y Montilla en particular.
Le pregunta un joven sobre el sueldo que cobra, que duplica el del presidente del Gobierno, y esta es la respuesta de Montilla: “No me quejo de mi sueldo; también he de decir que mi sueldo no lo fijo yo, lo fija el Parlament de Catalunya; es público.
También es verdad que no me lo puse yo, el sueldo venía también de mis antecesores. Por cierto que también con motivo de la retallada [sic] presupuestaria, a los miembros de gobierno se les ha rebajado un 5 por ciento”. Ya ven, por un lado nos piden el voto para cambiar las cosas porque, según ellos, no es lo mismo votar a unos que a otros.
Y por otro, se agarran a lo hecho por los demás cuando se trata de mantener privilegios. Si el Parlament fija los salarios al alza, el Parlament también puede cambiarlos a la baja. Así que no sirve eso de decir que él no tiene nada que ver con la fijación de su salario. Pero ahí no acaba la hipocresía del cordobés catalán. Sobre la docena de cargos públicos que ocupa su mujer, el Honorable dice algo que no lo entiende nadie y también miente descaradamente. Lo ininteligible: “Para tener un cargo uno ha de tener otro”. No sé si eso es cinismo o simplemente tener un encefalograma plano.
La mentira descarada: “Una cosa es tener cargos o tener encargos y otra tener sueldos, porque de sueldos [sic] no se puede cobrar de la administración pública más de un sueldo porque lo prohíbe la ley. Eso acaso será trabajo pero no salario”. Estamos con lo de si son galgos o podencos. Lo que cobra por esos cargos o encargos son dietas, que no dejan de ser perras que se mete en la buchaca y que además tienen una tributación más favorable que el salario
. Y nos cuenta que ha tenido una “retallada” del cinco por ciento. ¡Manda cojones, Molt Honorable!
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