Es mejor hablar de las nubes. De la cosa política no quiero hacer referencia. Si uno tiene que ir a votar tapándose las narices, que es también el caso de votar a los X y a los Z, o si uno tiene que vendarse los ojos para votar a los W... Y no es la política lo que está corrupto, no solamente, sino los intereses financieros que mueven los hilos del pequeño guiñol. Y es tan denso el entramado, y tan hediondo el olor, que debería uno dedicarse a una causa (política), con lo que volvería a verse movido por las manos oscuras.
Uno tendría que ser un Maquiavelo, capaz de escribir para la regeneración del Príncipe, ya que no para la imposible alfabetización de la plebe, que es nueva en esto de los escaparates y se excita con sentirse protagonista de las voluntades democráticas.
Y tampoco está uno por esa labor.
A veces siento nostalgia por cosas que no he vivido, y no hablo de épocas políticas, sino de sensaciones envolventes, distintas y plenas.
Poniendo firmeza en los ojos, me acerco al extremo del muelle. La brisa es oscura y fría.
Publicado por José Carlos Cataño
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