. .El pasado 24 de octubre, falleció en Valencia la ex guerrillera antifranquista Remedios Montero, Celia, a los 84 años de edad. Deseo que no quede en el olvido la personalidad de una de las pocas guerrilleras españolas.
Era compañera del también fallecido Florián García, Grande, el mítico jefe de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. Como director de cine tuve la posibilidad de reconstruir su vida (el coguionista fue Alfons Cervera) en el filme Memorias de una guerrillera (2007); una vida que también sirvió de base a la fallecida escritora Dulce Chacón para escribir La voz dormida.
Nacida en Mohorte, un pueblo muy pequeño de Cuenca, se escondió en el monte muy joven cuando le avisaron de que iban a detenerla, y se enroló en la guerrilla con su amiga Esperanza Martínez, que hoy vive en Zaragoza. Remedios pasó a llamarse Celia; permaneció desde 1949 a 1952 con los guerrilleros, y luego se exilió en París. Pero volvió a España en una misión clandestina que le encomendó el PCE y fue detenida en Salamanca. Tras ser torturada salvajemente, sufrió ocho años de prisión. A la salida, volvió a exiliarse, esta vez en Praga, de donde regresó a su país dos años después de la muerte del dictador Franco, en 1977, estableciéndose en Valencia.
Durante el rodaje del filme (fuimos a su pueblo, al que regresaba por primera vez desde que lo abandonó precipitadamente en 1949, y también a Praga, donde se casó con Florián García) comprobé cómo Remedios Montero permanecía fiel a los ideales por los que luchó de diferentes formas, pero con una mirada nada nostálgica ni revanchista.
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