Le sucedió lo que alguna vez le había sucedido, de eso hace mucho tiempo, que por recuperar a la persona perdió la imagen que guardaba.
A ella debió de sucederle lo mismo, que también se contentaba con volver a verlo, pero escudriñaba su rostro, y lo escuchaba, y en su interior sus ojos seguían buscando los ojos de él, ya irremisiblemente perdidos.
Volvieron a separarse. Ninguno de los dos puede pronosticar cuando habrán de verse de nuevo. Ninguno puede sospechar que imagen del otro, si llega el caso, crecerá en su interior en esta nueva distancia.
Publicado por José Carlos Cataño
No hay comentarios:
Publicar un comentario