27 ago 2010
RECÓGEME...
RECÓGEME.
Recógeme en tu abrazo, arremolíname
en los fecundos senos de tu cuerpo
despierto o dormido, conviérteme
en el perezoso espejismo de tus anhelos,
escóndeme –valle soñado de la luna-,
entre los poros de tu piel, bosque
donde vi crecer y dorarse las hayas,
espigar la mies, madurar los frutos,
desenredarse los tiernos helechos,
llegar el rayo y la tormenta, abrirse
el proceso de la vida como una flor
en discrepancia con el tiempo que marca
constante el reloj, ahí donde se enardecían
los instantes y ardía febril la brisa.
Recógeme en compasiva efusión,
en extraños registros –obitorio de vida
y muerte- de tu cuerpo entretejido
en la textura fértil de tu naturaleza sabia,
en los suaves matices del vello púbico,
en los colores que prodiga con fuegos
de arrebato tu sexo estremecido.
Contemplemos ataviados de sol
y dicha en lapsos de misterioso afán,
momento en que la ola regresa
a lo profundo del mar, el acrecentado velo
que cubre en inversión especular la
vida que pasa, nos alienta un instante,
y nos arrebata. Luego, entre la memoria
y el olvido limada la inclemencia
de los males, entre espacios o respiros
en procura de vida y dicha, abiertamente
recluidos en fugaz bosquejo, franqueemos
aquietados –resplandeciente epigrama
del mundo- estos callados silencios…
Teo Revilla Bravo.
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