Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 ago 2010

Decálogo para jóvenes promesas


Decálogo para jóvenes promesas
La directora de Pero Grullo Books, también profesora de literatura y campeona olímpica de lanzamiento de jabalina en 1958, Pitusa Ramírez, expuso un decálogo en el curso de verano "De aquí a la eternidad. Literatura y gloria", para los jóvenes escritores que pretendan llegar a algo importante (y lo que se tercie) en el difícil arte de las letras. El decálogo expuesto por la ilustre conferenciante dice lo siguiente:

1. Lee todo el tiempo. Mientras comes, mientras duermes, hasta mientras escribes, y por supuesto mientras haces tus necesidades o realizas el acto sexual con tu pareja.

2. Lee en los idiomas originales las grandes obras maestras de la literatura universal. Si no sabes ruso, inglés, alemán, francés, italiano y si acaso portugués, apréndelos y por supuesto lee todos los géneros. No te olvides de los regulares y malos libros, de los que puedes aprender casi tanto como de las grandes obras.

3. Vive una vida intensa; cambia mucho de mujer, de trabajo y país. Pasa por todas situaciones que puedas y obsérvalo todo con los ojos muy abiertos para contarlo después.

4. Escribe una obra maestra, y a ser posible, varias. Y si es de muchas páginas, ya mejor que perfecto. Sé ambicioso, sino quítate del medio, no interrumpas el paso de los que creen que Proust, Joyce y Tolstoi, o Juan Goytisolo, no les llegan ni a la suela de los zapatos.

5. Debes vender tu obra a las mejores editoriales, las más exquisitas y saneadas. Tu objetivo es conseguir que ellos se pongan a tus pies y se peleen como verduleras por tu libro. Ten mano para los negocios y gran capacidad de persuasión, a la altura de un Felipe González o un Goebbels, por lo menos.

Tolstoi también fue una joven promesa.


6. No te rindas nunca, y descansa lo menos posible, no vaya a ser que te arrepientas de lo que tienes entre manos y acabes abandonando. Ya dormirás cuando te entierren.

7. A ser posible vive de rentas (herencias, especulación…), pero en caso de que no sea posible tal cosa elige una profesión en la que apenas tengas que dar golpe y te permita vivir con comodidad y pagar a criados para no tener que perder tu tiempo (ORO) lavando los platos, cocinando o haciendo la cama, o incluso pasando al ordenador tus obras maestras.

8. Los críticos no tienen ni idea y eso es algo que te debe quedar claro desde el primer día. Los pocos que saben algo o tienen interés por los libros los acaban echando de sus revistas y suplementos y acaban viviendo en la miseria, recogiendo porquerías de los vertederos y colgados todo el día de un cartón de vino, molestando mucho a los ciudadanos honrados y a sus perros que pasan a su lado.

9. El mercado nada tiene que decirte a ti. Tú eres el que debe indicarle a él por dónde tirar, y qué literatura es buena y cuál es mala. Faltaría más.

10. Escribir es, sobre todo, aguantar el hambre sin desfallecer (para eso lo mejor es tener buenas reservas en el abdomen o sobre los riñones), aunque también quizá huir de lo obvio, salirse del camino marcado por las conferencias de escritores y los decálogos salidos de las mentes más espabiladas del mundo de las letras, y de todos los mundos en general. Pero no mucho, que lo mejor es que comamos todos un poco y nos acariciemos los lomos unos a otros.

En caso de no cumplir algunos de los puntos de este decálogo se recomienda invertir el tiempo en otros menesteres menos rigurosos y exigentes. La sociedad también necesita cirujanos, pilotos de guerra, aparcadores de coches, kioskeros, ministros, videoartistas, policías municipales y hasta candidatos a concursos de televisión.

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