Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 ago 2010

Beethoven y Goya


En Beethoven hallamos semejanzas notables con Goya, en cuanto a la evolución artística de su vejez temprana (tiene algo más de 50 años). La enfermedad y la tristeza no logran vencerlo; antes bien, excitan la sensibilidad del artista y se encierra en la introspección para hallar sentido al torrente de ideas que lo atormenta. Y no obstante, conserva en apuntes y en la memoria los temas de sus dos grandes obras orquestales del fin de su vida: La Misa solemne para gran coro, y la famosa Novena Sinfonía coral del opus 125.

Aquellos años de tempestades, pasiones y tragedias ocultas: batallas heroicas contra el destino, expresadas en sus obras sinfónicas, ya no están en su desesperada búsqueda de lo esencial.
Ahora será la íntima música de cámara, con el magno cuarteto para cuerdas como instrumento. El alma múltiple de Beethoven, dominada por una poderosa voluntad, enriquece prodigiosamente la sustancia del pensamiento en el tejido polifónico de sus cuartetos finales, en los que manifiesta la independencia de las cuatro voces instrumentales. Aquí se forja, indestructible, la unidad del drama de su espíritu.

Los cuartetos de su tercero y último período, significan una pausa: La Catedral interrumpida de aquellas inmensas obras corales. En los cuartetos de la tercera y última etapa creativa se anuncia ya el jazz y la música moderna. Hay disonancias, rupturas, silencios todavía imitados por la música del siglo XX.

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Goya y Beethoven, dos artistas unidos por un destino común: la soledad y la ruptura con las formas tradicionales de su propia creación artística.

No todo lo real es racional; lo monstruoso también pertenece a la esencia humana. En Goya se refleja la sombra que cubre el instinto y su manifestación siniestra.

Ese carácter de indeterminación también se expresa en los últimos cuartetos para cuerdas de Beethoven.

El arte se balancea entre dos extremos: la belleza y la fealdad, y en ambos casos de se trata de una creación artística, estética porque conmueve la sensibilidad. Lo siniestro es aquello que está presente en toda percepción humana pero debe mantenerse oculto. Cuando se revela ocurre la ruptura con el efecto positivo de la belleza de la obra.

Goya guardó el efecto siniestro detrás de un manto de familiaridad; pero lo relevó en sus pinturas negras. Beethoven fijó en el pentagrama una música lunar sin aparente armonía pero cargada de la emoción contenida que no se atrevió a develar.



ENLACE PARA ESCUCHAR ‘LA GRAN FUGA’, OPUES 133, DE BEETHOVEN

http://www.youtube.com/watch?v=wS4PaM5UEFc

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