Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 jun 2010

Este instante.


Este instante. Que este instante fuera para siempre, ¿qué nos daría? Porque tratando de fijar las cosas ansiamos -a veces en secreto y otras sin saberlo-, volver a verlas al cabo del tiempo, cuando lo menos seguro es que seamos nosotros quienes estemos después.
Y así sucederá que esta hora amarilla de la tarde dará vueltas preguntando por nosotros cuando ya no estemos, y el planeo de los pájaros callados irá rastreando toda huella de nuestro latido por tierra cuando llevemos tiempo siendo desaparición. Y a la noche le seguirá el alba, y a la orilla cansada la ola nueva, y el sol sobre sí se mermará y crecerá, y seguirá rondando como hacía al continuar aquí.
Qué habrá de hacerse, además de vivir el instante, ese imposible de la nostalgia que se nos coloca por delante. ¿Desear la eternidad de lo otro? ¿La de uno mismo con lo otro?
No sólo fue en la mitología donde los seres desaparecían y retornaban transfigurados.
A lo mejor también nosotros volveremos al cabo de la desaparición, sólo que seremos distintos a lo que éramos la última vez que nos vimos; sólo que nos encontraremos con las cosas que también serán diferentes y que ya no nos dicen nada.
Luego no es el afán de inmortalidad lo que nos lleva a desear que este instante de luz amarilla -que de todas maneras ya pasó-sea para siempre. Ni siquiera que sigamos subsistiendo de alguna forma después del fin.
Es que ansiamos, ahí también, no estar solos y que nos acompañe lo que nosotros conocimos.
Qué imposible, para los que nacimos del desamparo.
JOSE CARLOS CATAÑO

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