Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 jul 2011

Pecado temerario . BORIS IZAGUIRRE

Decían que Dios ahogaba, pero no tanto, y resulta que no es verdad, se ha vuelto temerario, como el pecado y disfruta observándonos sufrir.
 ¡Todo son malas noticias! Ni siquiera que cierren News of the World nos alegra, porque llega in extremis, después de décadas observando cómo una de las publicaciones más miserables, moralistas y sensacionalistas conseguía colar en diarios de prestigio sus difamaciones.
¡Manipulaban el móvil de una adolescente secuestrada y asesinada! ¿Qué tipo de condena puede recibir el responsable de algo así? Un cambio de empleo o de ciudad, nada más. Dios insiste en apretar: cierran la línea ferroviaria que unía Oporto y Vigo y nadie lo lamenta.
 La relación entre ambos países parece abandonar definitivamente el siglo XXI. El tren necesitaba más de tres horas en recorrer los 150 kilómetros de nostalgia y paciencia, una velocidad al alcance de pocos.
 En su último viaje, ¿iría el ladrón del Códice Calixtino, que era una guía de viajes megahistórica del siglo XII?
Si es verdad que Dios está en todas partes, no lo estaba en el momento que se llevaron el libro de valor incalculable.
Ni mucho menos cuando el deán de la catedral de Santiago dio la noticia, llevándose la mano compungida a la frente y esquivando más juicios, porque hacerlos es pecado temerario.
Señor deán, ¡si no vivimos en otra cosa!





Caco senante ha adquirido el aspecto de un héroe de marvel

La agencia de calificación bancaria Moody's se emperra en castigar a Portugal. Es muy simpática esta agencia, porque en su día no dejo de alabar al banco hipotecario Lehmann Brothers, cuyas peripecias financieras desembocaron en ruina y debacle mundial.
 En inglés, cuando alguien es de carácter inestable, cambiante, se le llama moody, así que por lo menos en ese aspecto, el de su inestabilidad interesada, la agencia no engaña. Baila al son que le toquen sus dueños, que controlan Wall Street, a Obama y a todos los demás.
Seguramente el miércoles un moody de Moody's pensó que Portugal no le apetecía y lo convirtió en papilla tóxica.
A lo mejor el lunes nos toca a nosotros.
O el martes. Con los moodies nunca se sabe qué despertar tendremos.







Dios levanta un dedo y apunta a la calle Pelayo, al único edificio modernista que parece una tarta de crema derritiéndose, el de la SGAE.
 En ese edificio el dinero cibernético tiene la habilidad de tornarse materia oscura y perderse, a velocidad temeraria, entre siglas y nombres de empresas.
 Una se llama Microgénesis, y al parecer nada de lo que manejaba era micro.
 Otra recibía el nombre de Hipotálamo, esa extensa zona gris del cerebro que abarca sus dos hemisferios.
Aquí si afinaron los autores, porque el dinero cibernético va de un hemisferio a otro con rapidez.




En el baile sin música de las apariciones de la junta directiva de la SGAE, llama la atención Caco Senante, aquel vigoroso representante canario de la canción protesta que en su madurez ha adquirido el aspecto robusto, sólido, de un héroe de Marvel para el público oso, los gais que gustan de fortachones ajenos a la depilady. ¿Quién sugirió a Caco llamarse así? Cuando era cantautor, el nombre tendría un aire jovial; hoy en día parece una broma, como el pecado, temeraria.






La canosa junta directiva de la SGAE no quiere irse ni explicarse, pero el FMI estrena directora general, madame Lagarde, también de inmaculado peinado canoso pero con la textura propia de quien ha renunciado a los lácteos y la carne roja.
 Su aspecto de banquera adusta resalta en un mundo donde hay cada vez más niños obesos producto de la pobreza.
Los ricos comen bien y no engordan; los pobres, mal y se inflan por grasas que, como los bonos, son basura. Pese a estar al frente de un fondo monetario, Lagarde ajustará su salario anual a la inflación y no a la productividad, como le gustaría que ocurriese a la fuerza empresarial con los sueldos en España.
 En su mirada uno puede adivinar una joven de Mayo del 68, que también creyó en los versos de los cantautores progres, inflados por consignas que les hicieron pensar en cambiar el mundo.
Y el mundo cambió.
 Los convirtió en directores de fondos monetarios y de sociedades de derechos manipuladas por presuntos delincuentes.






Dios no esta en Europa.
 Está en la isla de Supervivientes, junto a su discípula Aída Nízar, que a veces traspasa la materia oscura y se ríe de las reglas del programa en el que participa.
 A la primera ocasión, ha intentado sugerir a la cuñada de Ortega Cano que este ha estado a punto de morir. Jorge Javier, un dios catódico, le espetó sátrapa, un improperio antes exclusivo para referirse a los dictadores.
 El hecho dispara la audiencia televisiva rozando por una décima las que tuvo la Copa del Mundo.
 Nos hemos vuelto consumidores de pecados, mentiras arriesgadas, confusiones sin fin.
 Y para terminar de confundir todo un poco más, Forbes, esa revista que se interesa por quien es más millonario este año y más pobre el siguiente, ha descubierto que las actrices mejor pagadas, Angelina Jolie, Sarah Jessica Parker, Kristin Stewart, se hacen más ricas a medida que protagonizan peores bodrios.
Ante la evidencia que lo malo vende, al fin Dios, en plan moody, decide rebajar su intensidad y se queda mudito hasta la semana que viene.

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