Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

19 may 2011



Venía a saludarme, absorta,

y a descansar sobre el reino de mi mano,

que ansiaba retener para siempre

su belleza cercada por el aire.

Subía batiendo ligeras sus alas

al altozano de mis cabellos

oliendo los aromas de la menta

y adivinando de qué eran los retazos

con los que me habían formado.

Me encontró en aquel lugar de olvido,

de surcos que se cruzan enredados

sin poder nunca encontrarse,

de adioses presentidos,

de reencuentros no certificados

y de desfiguración de la nostalgia,

que todo lo difumina, y lo trastoca,

y lo disfraza para que no duela tanto

lo que otros dieron por llamar amor.

Adivinó que la soledad era mi patria,

pero no me lo denegó en la distancia,

y del mismo modo que me ofreció tanto,

algo inexplicable e irrepetible,

único, perpétuo, como si me esperara

para vivir lo que yo viviera,

yo a cambio no le pude dar nada

salvo un puente hecho de papeles,

de correos abiertos, de carácteres,

de líneas escritas y mariposas blancas.

En eso me quedé, en un beneficiado recuerdo,

en un desconocido cuerpo,

en una figura sinuosas,

en un inofensivo beso

lleno de osadía vacía,

de una interpretación de mí mismo.

Mientras, ella, gravitaba en círculos

sobre el horizonte extraño

una danza reiterada mil veces

repletas de virajes imprevisibles,

explorando con talante curioso

el puente que yo mismo desmoroné

sobre las aguas que bañaban sus piés,

y guardando entre sus alas

las palabras que llenaban mi escritura

como compañeras de travesía,

como indicios de la dirección a tomar,

como oscuridades del pasadizo interminable

en el que convertí aquel puente,

como hechos evocadores

de lo que la unió a un mundo imposible

y a lo que no podía suceder.

Ella pasa ahora de largo volando,

como la vida pasa y no se detiene,

corazón de poema, razones,

búsqueda, y el placer de saber

que como ella, la memoria se muda,

atenta y conmovida, frágil,

alertada por las sombras y las luces

de cuanto a nuestro alrededor acontece,

por el desengaño, el olvido, el amor...,

y de lo que ha de llegar por amor...


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