Un diamante gigante de 1.758 quilates, el segundo más grande jamás descubierto, ha sido encontrado en Botsuana. Pero a diferencia de sus rivales, no alcanzará un precio récord. Lucara Diamond Corp. anunció que desenterró la piedra,
aproximadamente del tamaño de una pelota de tenis, en su proyecto Karowe
en Botsuana, una mina reconocida por sus enormes gemas, incluido el
anterior titular de la segunda posición mundial. Aun así, la compañía
dijo que el diamante es una gema de calidad variable, lo que significa
que no producirá diamantes pulidos increíblemente valiosos, como los de los hallazgos anteriores. La mina Karowe de Lucara se está haciendo famosa por sus piedras
gigantes. En 2015 Lucara encontró el Lesedi La Rona de 1.109 quilates,
que en ese momento pasó a ser el segundo más grande encontrado y que finalmente se vendió
por 53 millones de dólares (47,5 millones de euros). La mina también
produjo una piedra de 813 quilates que alcanzó un récord de 63 millones
de dólares (56,4 millones de euros). Esas dos gemas eran piedras de tipo
IIa, mucho más valiosas.
Aún así, el último hallazgo muestra que la planta de Karowe puede
detectar y procesar enormes gemas sin romperlas, un dolor de cabeza
constante cuando se trata de separar piedras quebradizas de cientos de
toneladas de roca estéril. “Karowe ha producido dos diamantes de más de 1.000 quilates en solo
cuatro años, lo que confirma la probabilidad de recuperar más diamantes
grandes y de alta calidad en el futuro”, ha afirmado en un comunicado
Eira Thomas, presidenta y CEO de Lucara. El diamante más grande jamás descubierto es el Cullinan de 3.106
quilates, que se encontró cerca de Pretoria en Sudáfrica, en 1905. Fue
cortado en varias gemas pulidas, de las cuales las dos más grandes, la
Estrella Mayor de África y la Estrella Menor de África, están entre las
joyas de la corona de Gran Bretaña.
La mujer
que atendió al menor huido del ataque narra lo que le contó el pequeño,
que aún ignora que su madre y su hermano han muerto. El detenido ha
pasado este viernes a disposición judicial.
La subida desde el casco urbano de Adeje hasta el barrio de La Quinta,
al sur de Tenerife, es una carretera endemoniada y serpenteante
salpicada de chumberas y matorrales desde la que se ve el mar y, en días
despejados, también el Teide.
Handrick fue conducido este jueves por la Guardia Civil a su casa, en
mitad de la estrecha calle de Ramón y Cajal, para recabar pruebas del
presunto asesinato de su mujer y su hijo mayor, llegados el lunes desde
Alemania.
Este viernes ha pasado a disposición judicial.
El pequeño aún
no sabe que su madre y su hermano han muerto.
Si Jonas, que apareció solo y desorientado el martes entre las casas
desperdigadas de La Quinta, hubiese tomado el camino hacia arriba, en
lugar de hacia abajo, quizá no lo habría contado. Le explicó a la
holandesa Annelies que se quiso alejar de la carretera para que su padre
no lo encontrara. Fue él quien avisó de la agresión que se estaba
produciendo en una cueva. Tras un rastreo de horas con un centenar de
efectivos por la zona, donde hay decenas de cuevas, el lugar fue
finalmente localizado el miércoles en un paraje entre los barrancos del
Burro y del Infierno.
El pequeño, con la cara embarrada y aturdido, fue atendido primero
por Rosi, una vecina de La Quinta. Annelies, de 59 años, se ofreció
después a la policía municipal para hablar con él. “No hablo alemán
perfecto”, se excusaba cerrándose la rebeca azul frente a la puerta
vallada de su casa. Las suyas, con acento perfecto o no, fueron las primeras palabras que
Jonas pudo escuchar y entender después de huir campo a través de su
padre. Con cariño y una sonrisa que aún no ha perdido —“no he soltado ni
una lágrima para que el niño se sintiera a gusto”— fue consiguiendo que
el menor se abriera y confiara en ella. “Poco a poco fue contando lo
que había pasado, que no fue poco”, cuenta ella. Dice que el menor tiene
siete años, no seis ni cinco, como trascendió el miércoles, aunque
fuentes del caso no pueden confirmar aún la edad a falta de un documento
oficial.
Según el relato que le hizo Jonas, el padre había montado una
excursión para todos. Alquiló un coche —un Volkswagen Caddy azul oscuro
que este jueves fue retirado de la puerta de la vivienda tras el
registro de la Guardia Civil—, prepararon bocadillos para un pícnic y
los trasladó hacia la zona de Ifonche, adentrándose en un espacio
escarpado entre dos barrancos. “Todo parecía bonito y después el padre
les engañó”, cuenta Annelies con el vaso de agua que le ha traído su
marido aún en la mano. Tiene la boca seca después de tanto repetir el
relato del horror ante las cámaras plantadas en mitad del camino. “Les
dijo que tenía regalos de Pascua metidos en una cueva”. El pequeño vio
la agresión “muy fuerte” del padre a la madre. “Oficialmente no sabe que
está muerta, pero vio que estaba muy malherida”, añade la holandesa,
que describe a un niño inteligente y calmado que le hizo una reflexión
que la dejó helada: : “Él me dijo a mí: ‘Más vale vivir que los regalos de Pascua’. Me llegó al alma”.
La mujer pidió permiso para que el niño se quedara con ellos. Y pasó
en la casa Campo Alegre casi un día. Tenía arañazos en las piernas. Tuvo
tiempo para jugar con el nieto de Annelies y José, su marido, al que
llama cariñosamente Pepín. El nieto solo habla castellano y Jonas solo
alemán, pero se entendieron. “Se rieron y se lo pasaron bomba”. Después
le abrieron la camita plegable que hay bajo su cama y se durmió sin
cenar. “Solo se comió un plátano. Estaba muy cansado. Cayó como un
tronco”, cuenta la mujer. Lo dejó el miércoles a medio día bajo tutela
de la Administración. Este jueves volvió a visitarlo. Le habían regalado
dos golosinas. El niño sonrió y le dijo: “Una para mí y la otra la
guardo para mi hermano”.
Un plan premeditado para asesinar
La Guardia Civil pudo establecer este jueves una cronología macabra, a
expensas de lo que arrojen los informes forenses, que deja al
descubierto que el presunto asesino trazó un plan premeditado para su
crimen de violencia machista. Thomas Handrick, separado de su pareja,
residía hace tiempo en la localidad de Adeje y recibía la visita desde
Alemania de su exmujer y sus dos hijos de forma regular. Según fuentes
cercanas a la investigación, el presunto autor tiene arañazos y heridas
producidas por los intentos de defenderse por parte de las víctimas. Cuando fueron a detenerle, se encontraba durmiendo como si nada hubiera
pasado. Este jueves trascendió que un familiar emprendía el viaje rumbo a
Tenerife para hacerse cargo del niño. Annelies B., la mujer que hizo de
traductora para el pequeño Jonas, aseguró este jueves que la tía del
menor se había puesto en contacto con él por teléfono. Handrick pasó la
noche en el cuartel de la playa de Las Américas, en Arona. Pasará a
disposición judicial este viernes.
Arranca la
nueva edición con la atracción de dos estrellas: Jorge Javier
recuperado en el plató y la tonadillera como becaria del género rey de
Telecinco.
Pasadas las diez de la noche, entró en el plató el primer
superviviente. A tiempo, con el alta médica en la cara, su tinte platino
chillón y sus zapatillas deportivas de tropecientos euros. Así
irrumpió Jorge Javier Vázquez en el nuevo escenario de Supervivientes, más a tono en la decoración con George de la jungla que Piratas del Caribe, con unos inquietantes acuarios en las gradas.
Apareció con sus maneras de divo y un toque zen. El aplauso no cesaba
y el presentador no se molestó en dar demasiadas explicaciones acerca
de lo suyo, tras el jamacuco que le llevó por estrés al hospital en marzo pasado. Pero el desarrollo de esta nueva edición del programa estrella de
Telecinco en primavera dejó patente a lo largo de toda la emisión –salvo
en algunas pullas- que regresaba con tono más estoico y el colmillo
menos afilado. Jorge Javier es claramente el factótum. Puede modular su mala baba
como le dé la gana y tiempo habrá de que la suelte en forma. Pero en
esta edición, sobre todo, brilla una estrella: Isabel Pantoja.
Sobre ella pesa demasiada expectación y eso le afecta. Pese a que,
según el presentador, ella misma le confesó hacia 2011 que le encantaría
concursar y sus sean veteranos ante las cámaras, no queda demasiado
claro en este primer capítulo si sabe dónde se ha metido. “Me gusta
vivir esta paz, sentirme tranquila”, soltaba en una de sus primeras
intervenciones, Lo decía muy desubicada, sin hallar en traje de baño su
pisa fuerte ideal. Claro que tenía al lado a Chelo García Cortés… Con una cuenta
pendiente. De comer todos los días en su casa durante años, pasaron a
retirarse el saludo. He ahí el primer punto de tensión. O distensión,
porque parecería que andan dispuestas a hacer las paces. Todo se andará.
Se saludaron con un beso, un qué tal y soltaron su lagrimita por la
emoción del encuentro, digamos, casualmente preparado. Solo se desató la
cantante antes de lanzarse al agua al ritmo de La valquiria
wagneriana y llorando muy bien con el saludo a sus hijos Kiko e Isa,
reconciliados de sus diferencias en Madrid para apoyar desde la
distancia a mamá. En el cruce con García Cortés surgieron las primeras dudas. ¿Es Pantoja, con su leyenda a cuestas, carne de cañón de reality? ¿Semejante reina de la copla aguantará las vulgaridades y los histerismos de una corte de it girls como Violeta Mangriñán y sus me la pela, Mahi Masegosa y sus modelos choni con toque manga o una más bien desconocida curvimodel
como Lidia Santos? ¿Quizás surja cierto yuyu de suegra puesta de uñas
por el atropellado romance que tuvo su hija Isa con Omar Montes, también
concursante? No parece… Mucho menos después de que el colega
reguetonero se definiera como un cruce entre Pikachu y Julio Iglesias.
¿Qué es eso ante una de las mayores herederas del baúl de la Piquer? Los cerebros del programa con esos contrapuntos han enfrentado dos
Españas: la del tradicional papel cuché, la que radiografía a su fauna
siglo XX entre sus acicales en peluquerías y esperas en el dentista y la
que medra por el humo del siglo XXI con las herramientas de internet.
De lo analógico a lo digital, el combate por la supervivencia y los
instintos animales quedan a prueba en las playas del caribe. De todas formas, en su campo, a Pantoja solo la pueden tratar de tú a
tú las Azúcar Moreno, que de sex symbols de Manolito Gafotas han pasado
a abuelas rollizas con signos de mareo al montarse y saltar del
helicóptero: ¡Madre mía lo que costó que Toñi se arrojara al agua! Iba
amarilla y los no pasa nada de su hermana no evitaban la parálisis. Al
final, las amenazas surtieron efecto: “Si no se tira, no puede
concursar”, soltó Jorge Javier.
En el cruce con García Cortés surgieron las primeras dudas. ¿Es Pantoja, con su leyenda a cuestas, carne de cañón de reality? ¿Semejante reina de la copla aguantará las vulgaridades y los histerismos de una corte de it girls como Violeta Mangriñán y sus me la pela, Mahi Masegosa y sus modelos choni con toque manga o una más bien desconocida curvimodel
como Lidia Santos? ¿Quizás surja cierto yuyu de suegra puesta de uñas
por el atropellado romance que tuvo su hija Isa con Omar Montes, también
concursante? No parece… Mucho menos después de que el colega reguetonero se
definiera como un cruce entre Pikachu y Julio Iglesias. ¿Qué es eso ante
una de las mayores herederas del baúl de la Piquer?
Los cerebros del programa con esos contrapuntos han enfrentado dos
Españas: la del tradicional papel cuché, la que radiografía a su fauna
siglo XX entre sus acicales en peluquerías y esperas en el dentista y la
que medra por el humo del siglo XXI con las herramientas de internet. De lo analógico a lo digital, el combate por la supervivencia y los
instintos animales quedan a prueba en las playas del caribe. De todas formas, en su campo, a Pantoja solo la pueden tratar de tú a
tú las Azúcar Moreno, que de sex symbols de Manolito Gafotas han pasado
a abuelas rollizas con signos de mareo al montarse y saltar del
helicóptero: ¡Madre mía lo que costó que Toñi se arrojara al agua! Iba
amarilla y los no pasa nada de su hermana no evitaban la parálisis. Al
final, las amenazas surtieron efecto: “Si no se tira, no puede
concursar”, soltó Jorge Javier.
Tampoco los maromazos aportan apenas nada. Ni Albert Álvarez, campeón
de salto con pértiga, ni Fabio Collorichio, argentino pero importado de
Italia al mercado de cachas tatuados español que ya va tirando tejos
desde el minuto uno. Promete, eso sí, Oto Vans pese a haber cometido,
según él, alta traición. De influencer -no sabemos muy bien en
qué campo más allá de la pedorrez- con 300.000 seguidores en Instagram y
YouTuber locaza, a Oto le traen al pairo las reacciones que ha generado
por coquetear con el lado oscuro de la televisión: “Muchos creen que me
he vendido por haberme pasado de las redes sociales a otro medio”. En el apartado machos alfa y playboys tenemos a un Carlos Lozano
en modo Rambo, que se encontró en la isla con su ex, Mónica Hoyos. También a Colate Vallejo-Nájera. Su divorcio de Paulina Rubio le ha
dejado con lo puesto y necesita sacarse un dinerillo. Poco más: una
Hoyos pasadísima de vueltas y una Loly Álvarez que no ha recuperado la
fama desde que se empotró con un coche contra la Cibeles en 2001 sin que
a Dios gracias le pasara apenas nada. El foco queda pues demasiado centrado en Pantoja. Donde sí se sintió
fuerte es al cantar y al ser consolada, sobre todo, en brazos de Lozano,
por la nostalgia de la prole. “Así es ella”, comentó Kiko desde el
plató. Y se puso a imitarla delante de toda España.
El último
informe policial incorporado al sumario la sitúa en las reuniones en las
que se decidió favorecer con contratos públicos a una empresa que hizo
campañas electorales al PP.
La expresidenta madrileña Esperanza Aguirre
participó en reuniones de altos cargos de su Ejecutivo en las que
supuestamente se acordó favorecer con contratos públicos a una empresa
de publicidad que trabajó en sus campañas electorales de 2003 y 2007, según un informe de la Guardia Civil incorporado al sumario del caso Púnica
el 25 de marzo. Es la primera vez que un documento policial implica a
la exlíder popular en amaños de la trama. A preguntas de este diario,
Aguirre negó su participación en actos ilegales. En la causa ya están
imputados sus dos hombres de confianza: Ignacio González y Francisco
Granados.
El informe, de 205 folios y 14 tomos de anexos, analiza
exhaustivamente “las relaciones comerciales de la Comunidad de Madrid y
otras administraciones públicas madrileñas” con las sociedades de marketing
y publicidad del empresario argentino Daniel Horacio Mercado. Los
agentes concluyen que el Gobierno regional que encabezaba Aguirre
utilizó “la publicidad institucional [...] con el único objetivo de
encumbrar la gestión de dirigentes autonómicos del PP regional al frente
de las instituciones, todo ello sufragado con fondos públicos”. Mercado, imputado tanto en el caso Púnica como en el sumario
sobre la financiación irregular del PP balear en la etapa de Jaume
Matas, fue el principal beneficiado de esas supuestas irregularidades. Su entramado de empresas recibió contratos por un valor superior a los
7,4 millones de euros. El documento policial destaca que, para beneficiar a Mercado, el
Ejecutivo de Aguirre modificó en 2006 varias leyes autonómicas para que
cualquier adjudicación, tanto de las consejerías como de empresas
públicas y órganos autónomos de la Comunidad de Madrid, necesitase la
“autorización previa” de la Vicepresidencia del Ejecutivo regional, que
entonces ocupaba Ignacio González, también imputado en la causa. Una vez
modificado el marco legal, supuestamente se impartieron “instrucciones
precisas” a varios consejeros para que las empresas Over Marketing
Comunicación, Traci Comunicación, Abanico de Comunicación y Marketing, y
Link América, todas ellas propiedad de Mercado, fueran favorecidas con
adjudicaciones. Esas instrucciones surgieron de varias reuniones celebradas en fechas
que la Guardia Civil no ha podido concretar, en las que participó
Esperanza Aguirre junto a Ignacio González y Francisco Granados. También
intervinieron en ellas el viceconsejero de Presidencia, Alberto López
Viejo,—actualmente en prisión condenado por el caso Gürtel— y
el consejero de Sanidad Manuel Lamela, así como la responsable de
comunicación de la Comunidad, Isabel Gallego, y el propio empresario. Aguirre fue situada en estas reuniones por dos de los participantes:
Lamela y el propio Mercado. El entonces consejero admitió ante los agentes que, tras recibir estas
indicaciones, dio instrucciones en ese sentido a su asesor técnico. A
partir de ese momento, las cuatro empresas de Mercado se hicieron con
los contratos para la promoción de la construcción de una decena de
hospitales y centros médicos, así como para otras campañas publicitarias
del departamento. Los agentes aprecian delitos de prevaricación,
financiación ilegal, delito electoral, malversación, cohecho, falsedad
documental y tráfico de influencias.
Según recoge el informe de manera destacada, Lamela confirmó en su
declaración como testigo ante la Guardia Civil que en estas reuniones
“se impartieron instrucciones precisas para que se incluyera a Over en
el conjunto de posibles empresas para ser contratadas en materia de
publicidad y comunicación”.