Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 dic 2018

La tragedia menos conocida de tres de los hijos de Mia Farrow

La actriz adoptó 10 niños y fue madre biológica de otros cuatro. Dos de ellos la han acusado de maltrato y tres perdieron la vida en duras circunstancias.

Mia Farrow, durante la gala ELLE Women in Hollywood, el pasado octubre.   

Mia Farrow, durante la gala ELLE Women in Hollywood, el pasado octubre. CORDON PRESS
La numerosa familia de la actriz Mia Farrow, expareja de Woody Allen, ha pasado de ser ejemplo de solidaridad a ser considerada una de las más peculiares de Hollywood. 
La actriz adoptó a 10 hijos y fue madre biológica de otros cuatro, pero los niños crecieron y con ellos los problemas.
 Dos de ellos, Soon-Yi y Moses, han publicitado años después la mala relación con su progenitora a quien acusan de ser una madre maltratadora. 
Otros tres han muerto en circunstancias extrañas.
 Y su excompañero cineasta terminó casándose con una de las hijas adoptivas de Farrow.
 Una mezcla explosiva que sitúa a esta saga familiar en el foco mediático de forma cíclica.

En el último año han sido los movimientos #MeToo y #Time’sUp los que han vuelto a colocar en el punto de mira a la descendencia de la actriz, debido a la denuncia que una de sus hijas, Dylan, hizo contra su padre adoptivo, Woody Allen, ya en 2014.
 Le acusa de haber abusado sexualmente de ella con siete años.
 Un testimonio que divide a los hermanos y también a la sociedad que asiste atónita a las dudas sobre el comportamiento ético del director, a pesar de que ha sido absuelto de todos los cargos.
Farrow fue esposa de Frank Sinatra entre 1966 y 1968. 
Dos años después se casó con el director de orquesta André Previn, con quien tuvo tres hijos –Matthew, Sascha y Fletcher– y adoptaron otros tres –Soon Yi (pareja de Woody Allen desde hace 26 años), Lark Song y Summer–. 
Tras separarse de Previn, la actriz convivió desde 1980 hasta 1992 con Woody Allen, aunque no se llegaron a casar. 
 Con el cineasta tuvo un hijo, Ronan, y adoptaron otros dos, Moses y Dylan.
 La relación terminó cuando ella descubrió que el realizador mantenía una relación con Soon-Yi.
 Los otros cinco hijos restantes los adoptó Farrow ella sola: Tam, Isaiah Justus, Quincy, Frankie-Minh y Thaddeus Wilk. 

Woody Allen y Mia Farrow junto a sus hijos Moses (izq.), Ronan (en brazos de Farrow), Dylan (de la mano de Allen) y Soon-Yi Previn (medio) en 1988. 
Woody Allen y Mia Farrow junto a sus hijos Moses (izq.), Ronan (en brazos de Farrow), Dylan (de la mano de Allen) y Soon-Yi Previn (medio) en 1988. Cordon Press
Una extensa prole que se ha tenido que posicionar a favor o en contra de su madre en las distintas polémicas, como el supuesto abuso sexual de Allen a Dylan, la relación del cineasta con la hija adoptiva de su expareja y con la que se lleva 35 años de diferencia, el supuesto mal carácter de la propia Farrow, la supuesta paternidad de Frank Sinatra sobre Ronan o la muerte de tres de los hijos de la actriz, Tam, Lark y Thaddeus, un tema del que se desconoce casi todo.
Tam fue adoptada en febrero de 1992, en Vietnam. 
Era ciega y falleció en el año 2000, con 21 años de edad.
 En un principio la representante de la intérprete aseguró que su muerte era el resultado de una afección cardíaca, sin embargo, el pasado mes de mayo, Moses, otro de los hijos adoptivos de Farrow, apuntaba en su blog que su hermana se había quitado la vida tras una pelea con su madre. 
“Tam luchó contra la depresión durante gran parte de su vida, una situación acrecentada por el hecho de que mi madre se negó a ayudarla porque no creía en su enfermedad.
 Una tarde, después de una gran pelea que terminó cuando mi madre se fue de casa, Tam se suicidó con una sobredosis de pastillas. 
Mi madre le diría a todo el mundo que fue un accidente, que Tam no sabía qué pastillas estaba tomando.
 Pero Tam tenía buena memoria y sabía dónde estaban las cosas. Y, lógicamente, sabía contar”, escribió Moses.
Una historia que, según el joven, también podría haber verificado su hermano Thaddeus, si no se hubiera quitado la vida en 2016. Ese año se dijo que Thaddeus había fallecido por un accidente de tráfico, pero entonces ya circulaban los rumores sobre un posible suicidio, una versión que es la que también da de nuevo Moses en un extenso texto que publicó en su blog.
 “Trágicamente, Thaddeus ya no puede confirmar los detalles de la pelea entre Tam y Mia. 
Hace solo dos años, Thaddeus también se suicidó disparándose en su auto, a menos de 10 minutos de la casa de mi madre”, dijo sobre su hermano.
 Moses ha sido el único que, junto a Soon-Yi, que ha salido en defensa de Woody Allen sobre las supuestas agresiones sexuales a Dylan, y también ha afirmado haber sido víctima de maltrato por parte de su madre adoptiva. 
Según él, Farrow golpeaba regularmente a varios de sus hijos y no dudaba en arrastrarlos por el suelo y encerrarlos en un baño o en un armario.
 “Me duele recordar aquellos casos en los que algunos de mis hermanos, ciegos o discapacitados físicos, eran encerrados en un dormitorio o un armario.
 Incluso encerró a mi hermano Thaddeus, parapléjico por la poliomielitis, en un cobertizo al aire libre durante una noche como castigo por una tontería”, narró Moses en su blog.
Mia Farrow, junto a sus hijos: Thaddeus, Tam, Dylan, Ronan, Isaiah y Moses, en 1995.
Mia Farrow, junto a sus hijos: Thaddeus, Tam, Dylan, Ronan, Isaiah y Moses, en 1995. Cordon Press
Entre las fechas en las que ocurrieron las muertes de Tam y Thaddeus falleció Lark. 
También de origen vietnamita, fue adoptada en 1973. 
Estaba muy unida a su hermana Soon-Yi, quien aseguró en una entrevista que en casa ambas eran tratadas como “sirvientas a tiempo completo”. 
“Hacíamos la compra para toda la familia.
 Las dos hacíamos la lista de lo que se necesitaba, lo comprábamos y lo guardábamos en casa. 
Y, después, recogíamos a nuestros hermanos”, narró la mujer del cineasta. 
 “En Connecticut Lark cocinaba y limpiábamos los baños, lavábamos los platos…”, añadió Soon-Yi.
 Lark se independizó siendo muy joven, tuvo problemas con las drogas, contrajo el sida y murió en 2008.
 Ronan, además, acumula a sus espaldas otra polémica. 
Su gran parecido físico con Fran Sinatra y la amistad que la expareja conservó una vez se divorciaron, han hecho correr insistentemente los rumores de que el icónico cantante es el verdadero padre de Ronan.
 Una teoría que la propia Farrow alimentó cuando, en 2013, afirmó en una entrevista a Vanity Fair que nunca dejó de verse con el artista. 
El propio Ronan lo ha desmentido en más de una ocasión y una biografía de Sinatra publicada tras su muerte asegura que esa paternidad es imposible debido a que La Voz estaba convaleciente de una enfermedad en las fechas en la que Ronan tuvo que ser concebido. 



Mientras que Moses y Soon-Yi se han posicionado a favor del cineasta, Dylan, por su parte, se ha sentido protegida además de por su madre Mia, también por su hermano Ronan, el único biológico de Allen y uno de los periodistas que destapó el escándalo de Harvey Weinstein, antiguo socio de su padre. Los otros siete hermanos, de momento, siempre se han mantenido al margen.

 

Sexy y transparente..................................... Boris Izaguirre.

Las rivalidades nos une, ya sean las de las británicas Meghan Markle y Kate Middleton o las más cercanas entre Cristina Pedroche y Lara Álvarez mirando a la próxima Nochevieja.

Meghan Markle durante la entrega de premios de la moda británica el pasado lunes en Londres.
Meghan Markle durante la entrega de premios de la moda británica el pasado lunes en Londres. Getty
 
 

 

Anoche regresé a casa desde Río de Janeiro, una ciudad que dejé de visitar porque cada vez me desesperaba más despedirme de ella. Me devolvió a sus calles, al maravilloso dibujo de sus montañas y al espectáculo de vida de sus playas una mujer, Mónica Naranjo, en el empeño de reencontrarse a sí misma, tras un traumático año en que se ha divorciado y no ha renovado como jurado de Operación Triunfo.
 Naranjo me invitó a acompañarla por escuelas de samba iluminadas por el duro neón prestado por Petrobras. 
A conversar con una robótica empresaria de redes sociales de contacto entre desconocidos y a vivir, literalmente, en mi propio cuerpo, la tortura que es practicar pole dancing.
 Al hacerlo, descubres que te adhieres a esa barra de aluminio con tu piel, tu grasa, tus rollitos. 
Y duele. Mónica, que nació con tablas, imitó todos los pasos de la instructora, que nos dijo: 
“Empecé en el pole porque estaba harta de que mi exnovio me llamara gorda y fea. Ahora, gracias al pole,soy empoderada”.

Este ha sido el año de las mujeres. Mi deseo para el 2019 es que continúe siendo el año de las mujeres. 
Y también ha sido el año de Meghan Markle que, en su embarazo, se ha convertido en una noticia de la que no nos cansamos de devorar detalles.
 Esta semana, se despidió a otra asistente de Meghan, repitiendo ese término que la prensa inglesa no duda en emplear “hormonal”, usando el embarazo de la duquesa como arma arrojadiza. 
Eso ya lo hemos tolerado otras veces, pero Meghan es la royal en tiempos del Me Too y sin decir nada ella, que no puede porque las familias reales no hablan, provoca que nosotros señalemos que ese tipo de noticias, aparte de más o menos infundadas, son potencialmente machistas.
 Pero esa prensa no cede, Meghan vende sin parar y ahora se publica que las cuñadas duquesas, Meghan y Kate, no se llevan bien. Nada nuevo bajo el débil sol inglés.
Es como el histórico enfrentamiento entre The Beatles y The Rolling Stones.
 Una fórmula, la rentable rivalidad entre bandas y bandos ingleses que se reeditó con título en los años noventa: La Batalla del Britpop.
 Así se llamó la disputa en las listas de ventas entre Blur y Oasis. Meghan y Kate siguen ese juego, eso sí, en silencio, sin decir ni pio.
 Conscientes de la vieja argucia orientada a seguir vendiendo titulares para esa gran empresa que es la familia real inglesa.
 Y apalancando la monarquía , haciéndola más doméstica y pop que los vaivenes políticos tipo Brexit. 
Parece mentira, pero es lógico, las uñas de esmalte oscuro de Meghan y los cuellecitos de institutriz buena de Kate, igual que aquella carita tímida y el pelazo corte pamela de Diana de Gales, confortan más que los discursos de la desesperada Theresa May en el parlamento. 


Cristina Pedroche con el mono transparente que lució en la Nochevieja de 2017.
Cristina Pedroche con el mono transparente que lució en la Nochevieja de 2017.
Es la manera en que funcionamos, las rivalidades nos unen. 
Con las campanadas de fin de año en el objetivo, Lara Álvarez y Cristina Pedroche están calentando motores y parecen dispuestas a foguear otro gran debate nacional que los canales de televisión esperan capitalizar al máximo.
 Álvarez, que dará las campanadas en Telecinco, ha abierto el fuego al responder a la pregunta de cómo se iba a vestir para esa noche, con “ser sexy es una actitud, no una transparencia”, en clarísima referencia al estilo súper sexy que ha convertido a Pedroche en un adorno navideño imprescindible. 
No le quito ingenio comercial a la respuesta de Lara, pero todavía estoy en el bando nacional al que le divierten mucho los atuendos de espumillón y transparencias de Pedroche entre un polvorón y otro.
 Ya no me puedo imaginar una Navidad sin ellos y me encantaría ponerme uno para ir a cenar al restaurante del marido de Cristina, David Muñoz.
 O para estar en casa anfitrionando mi cena de año nuevo.
 ¿Por qué no? Con sus transparencias desbordadas y surrealistas, Pedroche ha reinventado un estilo.
 Y lo ha hecho justo a tiempo para envolverlo con el empoderamiento y la Navidad.
 Es algo que entendí junto a Mónica Naranjo en Río: Lo que te hace crecer y sentirte segura, siempre está reñido con algo.
No casa, pero libera y eso es lo que importa. 
Así que estas navidades, uñas negras como las que lleva Meghan, cuerpo rollizo como una bailarina carioca de pole dancing y transparencias estratégicas como la gran Cristina Pedroche.

13 dic 2018

Somos Masako................................... Luz Sánchez-Mellado

El estrés y la ansiedad son los males más extendidos y menos clasistas del globo.

La Princesa Masako a su llegada al Palacio Imperial el día de su 55 cumpleaños.
La Princesa Masako a su llegada al Palacio Imperial el día de su 55 cumpleaños. The Yomiuri Shimbun via AP Images / GTRES
Estos días, entre la avalancha de catástrofes naturales, hecatombes políticas, apocalipsis tuiteros y chorradas variopintas que constituyen la oferta informativa, me ha conmovido una noticia. Masako Owada, princesa consorte de Japón, ha cumplido 55 años y ha confesado su miedo en vísperas de su acceso al trono junto a su marido, Naruhito, en sustitución de sus imperiales suegros. 
El mal de Masako no es nuevo. 
 Sufre “problemas de ajuste debido al estrés” desde 2006, cuando la salud mental de esta economista y diplomática de élite se quebró, supuestamente, por no concebir un varón en un país que no permite reinar a las mujeres.
 A pesar de sus progresos, la heredera no está repuesta, sus médicos advierten de que un exceso de expectativas sobre su figura podría revertir el proceso, y ella admite su vértigo.
Masako no me da pena.
 Podría renunciar, quedarse en palacio, decirle a Naruhito ahí te quedas.
 Pero, salvando los abismos, la entiendo. Me lo confirmaban hace nada los médicos de un centro de relax para millonarios. 
El estrés y la ansiedad son los males más extendidos y menos clasistas del globo.
 Lo padecen desde poderosos con miles de esbirros a desposeídos sin nada que echarse al coleto, igualados por el pánico a levantarse del lecho.
 Luego se levantan. Y cuadran balances, y sellan acuerdos, y cortan cabezas.
 O ponen lavadoras, o le limpian el orto al padre enfermo, o se las buscan para comer caliente.
 Pero todos, pobres y ricos, sienten que no pueden con su vida.
 Se me dirá que esto no es nuevo y que me estoy yendo por los cerros de Tokio para no meterme en charcos más cercanos y cenagosos. 
Vale. Pero entre la impostura de nuestros políticos y nuestra realeza —ay, esos Eméritos posando cual pareja feliz, o pareja a secas, para felicitarnos las Pascuas—, la confesión de Masako se antoja un destello de verdad en medio de las mentiras que nos venden y les compramos. 

 

La hija secreta de Clint Eastwood que fue dada en adopción

Laurie Murray tiene 64 años y contactó con el actor 30 años atrás. 

Nació de la relación del cineasta con una mujer que le ocultó el embarazo.

Clint Eastwood, durante la premiere de 'The Mule', el pasado lunes.   

Clint Eastwood, durante la premiere de 'The Mule', el pasado lunes. Getty Images

La familia que rodea a Clint Eastwood es de las más numerosas de Hollywood.

 Con siete hijos —de cinco madres diferentes—, todos inmersos en el mundo del entretenimiento, el actor y director de 88 años se ha asegurado un legado en la meca del cine más allá de sus trabajos.

 Kimber Lynn (54 años) es productora de cine, Kyle (50) es músico y actor, Scott (32) es actor, Kathryn (30) es actriz y guionista, y Francesca y Morgan, 25 y 22 años respectivamente, también han optado por la actuación.

  Sin embargo, el clan Eastwood tiene un octavo miembro que ha salido a la luz el pasado lunes: Laurie Murray.  

La existencia de Laurie fue revelada por primera vez por Patrick McGilligan, el biógrafo del artista.

 Según detalla en sus escritos, la maestra de 64 años fue el producto de una relación entre el actor estadounidense con una mujer que residía en Seattle, en el momento en el que Eastwood estaba comprometido con su primera esposa, Maggie Johnson. Cuando la relación terminó, la mujer —cuya identidad no ha sido revelada— se enteró que estaba embarazada y decidió dar el bebé en adopción. 

Pasaron más de 30 años hasta que Murray decidió buscar a sus padres biológicos. 

"Laurie estaba muy interesada en descubrir quienes eran sus padres, por lo que contrató a alguien para que la ayudara", cuenta una fuente cercana a la familia a The Daily Mail. Cuando Murray se enteró que su progenitor era Clint Eastwood, una de las grandes estrellas de Hollywood, lo fue a buscar. 

Según detalla el diario británico, Eastwood no sabía de la existencia de Laurie, pero no dudó ni un minuto en recibirla y crear así una cercana relación de padre e hija. 

 "Obviamente fue un gran shock para Laurie, pero creo que Clint fue muy receptivo hacia ella y hacia su situación", añade la fuente. 

 

A partir de entonces la maestra ha compartido vacaciones, bodas y todo tipo de eventos familiares con el actor.
 De hecho, la identidad de su padre no era ningún secreto en su círculo interno. "Siempre nos preguntamos por qué no era algo de conocimiento público. [Incluso] él la llevó a los Oscar junto a su madre y su esposa Dina, cuando estuvo nominado por Mystic River [2004]", desvela la misma persona. 
El secretismo público fue quebrado el pasado lunes cuando el director la presentó ante las cámaras durante la premiere de su última película, The mule.
 En el evento también estuvieron presentes sus otros siete hijos, quienes no perdieron la oportunidad de retratar el momento con una foto de grupo. 
"Los 8 juntos. Como amo a mis hermanos y hermanas", escribió Francesa en su cuenta de Instagram.
 "No estoy segura si alguna vez hicimos una foto de los 8 juntos, pero aquí está", publicó Alison junto al hashtag #eastwoods


Hay pocos detalles que se conocen hasta ahora sobre la 'nueva' integrante de la familia.
 Según cuenta el periódico británico estudió en la Universidad de Washington tras lo cual pasó a enseñar en una escuela primaria privada.
 Lleva casada varias décadas con Lowell Thomas Murray III, con quien comparte dos hijos: Lowell Thomas IV y Kelsey. 
 "Él ha sido un gran padre para mi mamá y es maravilloso conmigo y con mi familia cada vez que nos vemos", cuenta Lowell Thomas IV. 
De hecho, la relación entre abuelo y nietos es tan fluida que ambos celebraron sus respectivos matrimonios en propiedades del actor. 
Y si bien Laurie tiene a su padre biológico en su vida por varios años ya, algo ha cambiado a partir del lunes.
 Desde ese día, la madre de dos hijos que vive en los suburbios de Washington, pasó a ser Laurie Eastwood —como ella misma se presentó a los medios—, la hija de una de las mayores leyendas de Hollywood, y la nueva integrante del clan familiar.