Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

30 ago 2018

El irreconocible rostro de Melanie Griffith en una sesión de fotos Imagen de la actriz estadounidense Melanie Griffith en un evento y de una sesión de fotos para la revista "InStyle". Fotos Facebook/Instagram Fotos Facebook/Instagram La actriz estadounidense, exmujer de Antonio Banderas, ha posado para "InStyle" y luce un rostro muy diferente al conocido hasta ahora.

La actriz estadounidense Melanie Griffith, exmujer de Antonio Banderas, cumplió 61 años el pasado 9 de agosto y ese mismo día vieron la luz unas imágenes suyas que están dando la vuelta al mundo por lucir un aspecto físico con el que resulta difícil reconocerla.

Estas imágenes corresponden a una sesión de fotos que ha realizado para el número de septiembre de la edición estadounidense de la revista "InStyle" y la propia Griffith compartió una de ellas en su cuenta de Instagram acompañada de este mensaje de agradecimiento a la directora de la publicación, Laura Brown:
 "Mi genial amiga Laura Brown me preguntó si quería formar parte del número de septiembre de la revista "InStyle" y también ha tenido la amabilidad de sacarla hoy por mi cumpleaños".
Esta imagen de Melanie Griffith sentada en un despacho, con una falda roja, un top negro y unos zapatos de tacón apoyados sobre la mesa viene acompañada del título de su reportaje "Boss Lady" y aunque aparece algo alejada, lo que más está llamando la atención es que luce un rostro muy diferente del conocido hasta ahora.
Pero este cambio físico es mucho más evidente en esta fotografía que ha compartido "InStyle" en su cuenta de Instagram en la que la actriz posa para la cámara de Robbie Fimmano, autor de esta sesión, con un vestido negro muy escotado.

El irreconocible rostro de Melanie Griffith en una sesión de fotos

Imagen de la actriz estadounidense Melanie Griffith en un evento y de una sesión de fotos para la revista "InStyle". Fotos Facebook/Instagram
Fotos Facebook/Instagram

La actriz estadounidense, exmujer de Antonio Banderas, ha posado para "InStyle" y luce un rostro muy diferente al conocido hasta ahora.


Esta imagen de Melanie Griffith sentada en un despacho, con una falda roja, un top negro y unos zapatos de tacón apoyados sobre la mesa viene acompañada del título de su reportaje "Boss Lady" y aunque aparece algo alejada, lo que más está llamando la atención es que luce un rostro muy diferente del conocido hasta ahora.
Pero este cambio físico es mucho más evidente en esta fotografía que ha compartido "InStyle" en su cuenta de Instagram en la que la actriz posa para la cámara de Robbie Fimmano, autor de esta sesión, con un vestido negro muy escotado.
Por el momento se desconoce si este aspecto físico tan sorprendente de Melanie Griffith es el resultado de haberse sometido a alguna intervención estética o son causas del retoque digital o del maquillaje, pero lo cierto es que está dando muchísimo que hablar y que no es la primera vez que ocurre.
 En febrero de este año sin ir más lejos, la actriz también llamó mucho la atención durante su presencia en el Baile de la Ópera de Viena pero en aquella ocasión, las hipótesis de su cambio de imagen también pasaban porque se había sometido a una operación quirúrgica para combatir un cárcel de piel.

Está soltera y no se volvería a casar

Además, InStyle también ha compartido una versión diferente a la imagen de Melannie Griffith en el despacho y ha acompañado ambas publicaciones de un texto en el que desvela algunos fragmentos de su entrevista.
Por un lado, se refiere al feminismo y a la campaña #MeToo y asegura que ella era "una tipa dura" que "no haría nada que no quisiera hacer. "Sabía que nunca jamás permitiría que alguien se aprovechara de mí. Y yo era estúpida. No digo que esas chicas sean estúpidas, pero yo estaba al tanto de que eso era posible", asegura la actriz de "Two much" o "Armas de mujer".
Y por otro, Melannie Griffith habla de su soltería pasados cuatro años de su divorcio con Antonio Banderas y reconoce que no le importaría conocer a alguien, pero que no se volvería a casar por quinta vez (se casó con Steven Bauer, con Don Johnson dos veces y con el actor español).
"Realmente no creo que (el matrimonio) vuelva a ser importante para nadie. Pero especialmente si tienes 60 años, tienes 4 hijos y estás viviendo la vida que siempre has querido. Entonces, ¿por qué casarse? Me encantaría enamorarme y tener un romance, una relación, pero no ha ocurrido. Sigo buscando. He tenido un par de amantes pero ninguna relación", ha declarado Melannie Griffith asegurando también que no va a buscar el amor en Tinder o similares porque lo ve "hortera" y cree que puede encontrar a alguien por sí misma.

El misterioso origen del ‘Salvator Mundi’, el cuadro más caro de la historia

Una nueva investigación pone en duda la procedencia del cuadro de Da Vinci, comprado por el Louvre Abu Dabi por más de 380 millones.

El cuadro "Salvator Mundi" en la casa de subastas Christie en octubre.
El cuadro "Salvator Mundi" en la casa de subastas Christie en octubre.
El Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, adquirido el pasado noviembre por el Louvre Abu Dabi por la cifra histórica de 450 millones de dólares (algo más de 380 millones de euros) vuelve a generar debate entre los expertos del Renacimiento.
 Según la revista especializada The Art Newspaper, una nueva investigación de Jeremy Wood, un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, ponen en duda la proveniencia del famoso cuadro.
Como lo explica la publicación, si bien la obra fue realizada para el rey de Francia Luis XII y su esposa Ana de Bretaña entorno al 1500, no volvió a aparecer hasta el siglo XVII en Inglaterra, en posesión del rey Carlos I.
 Los expertos siempre habían pensado que la adquisición del cuadro se hizo a través de su esposa, la princesa francesa Henrietta Maria, y que la obra se quedó en los apartamentos de la pareja real hasta su ejecución en 1649.
 Pero según las investigaciones de Wood, el Salvator Mundi en realidad no se encontraba en la propiedad de Greenwich sino en la residencia en Chelsea de James, tercer marqués —y futuro Duque de Hamilton—, entre 1638 y 1641.

Una versión que corrobora Margaret Dalivalle, citada por la revista: “Entendí inmediatamente de que se trataba de una obra de mayor importancia cuando leí la descripción del cuadro en el inventario de Hamilton (…) que lo describe con mucha precisión”. 
Y añade: “El cuadro estaba en una colección ligada casi incestuosamente a la colección real.
 El Rey, según un documento del 18 de octubre de 1638, quería tener la selección de pinturas compradas por Hamilton en Venecia, amenazando el pago de derechos de aduana, y la predilección del rey y la reina por Leonardo está documentada".
La especialista explica que no encontró la mínima prueba que confirme que Henrietta María trajo el cuadro, que fue registrado como parte de su dote en 1649, a Francia.

Según The Art Newspaper, las investigaciones de los especialistas del mercado del arte del siglo XVII se centrarán, a partir de ahora, en el examen de las obras que Hamilton compró a los coleccionistas venecianos y en el análisis de los cuadros que heredó de sus ancestros.
Hace unas semanas, Matthew Landrus, un especialista británico del Renacimiento, aseguraba que la obra, adquirida por un príncipe saudí en la subasta que organizó Christie en octubre 2017, y que el museo expondrá al público el próximo 19 de septiembre, no fue realizada por el maestro italiano sino por uno de sus alumnos: Bernardino Luini.
 “Ojalá se consiga resolver todas las incógnitas que rodean la obra antes de la exposición que el Louvre de Paris consagrará al pintor en octubre 2019”, concluye la publicación.
 


 

Los europeos piden a Bruselas el fin del cambio de hora por amplia mayoría

Los europeos piden a Bruselas el fin del cambio de hora por amplia mayoría.

 

Un 80% de los participantes en la consulta pública abierta por la Comisión Europea es partidario de eliminarlo.

Peatones, en la Reuters Plaza de Londres.
Peatones, en la Reuters Plaza de Londres. GETTY
Los europeos envían un mensaje a las instituciones comunitarias: deben poner fin a la política de cambio de hora que dos veces al año hace bailar las agujas del reloj. 
La Comisión Europea abrió el pasado 5 de julio una consulta pública para conocer la opinión de ciudadanos, empresas y asociaciones al respecto. 
Durante 43 días, 4,6 millones de personas completaron un formulario a través de Internet en el que además de votar si son partidarias de abolirlo, podían exponer sus argumentos por escrito. La participación ha superado ampliamente los registros de todas las consultas previas, una muestra del interés que despierta el asunto a pie de calle. 
Bruselas no ha hecho público aún el resultado del cuestionario, pero según ha desvelado el diario alemán Westfalen Post, un 80% opta por suprimir el sistema de cambios horarios y prefiere que siga invariable todo el año. 
la espera de que la Comisión desglose las estadísticas por países, el mismo periódico informa de que dos de cada tres participantes ha sido alemán, lo que resta cierta representatividad continental a la muestra.

Una vez conocida la voluntad popular, la discusión se traslada ahora a las altas esferas.
 La Comisión Europea debatirá hoy y mañana el asunto. 
Y para que haya acuerdo final es necesario un consenso también con el Parlamento y los Estados miembros, los que tienen la última palabra. 
El Ejecutivo comunitario dejó claro desde el comienzo que se trataba de un sondeo y no de un referéndum, por lo que la abrumadora victoria de los ciudadanos favorables a acabar con el cambio horario no tendrá como consecuencia su abolición automática. 
 La Eurocámara ha sido la gran promotora de las conversaciones: en febrero instó a la Comisión a que evaluara la posibilidad de eliminar el cambio horario.
 Una solución que reclaman países como Finlandia y Lituania.

El debate sobre los beneficios y perjuicios de esta práctica lleva años instalado en la sociedad europea. 
Las leyes comunitarias obligan a los Veintiocho a adelantar una hora los relojes el último domingo de marzo y retrasarla el último domingo de octubre para tener en cuenta la evolución de la luz diurna y aprovechar su disponibilidad.
 Entre los argumentos para hacerlo se esgrime el ahorro de energía, una mayor seguridad vial, contar con más tiempo para el ocio antes de que se haga de noche o simplemente la equiparación con los países vecinos y principales socios comerciales.
Bruselas cree que algunos de esos razonamientos se basan en conclusiones poco contrastadas o con un efecto mínimo sobre la economía.
 Los estudios consultados por la Comisión Europea indican que el ahorro de energía derivada del cambio de hora de verano es marginal, entre el 0,5 y el 2,5%. 
Tampoco está claro que disminuya el riesgo de accidentes de tráfico.
 Y advierten de que su impacto en los biorritmos humanos —en forma de cansancio o falta de concentración— podría ser más importante de lo que se suponía en un primer momento.
Entre tantos datos contradictorios, la única certeza es que permitir cambios horarios descoordinados entre los Estados miembros iría en detrimento del mercado interior. 
Si se pone fin a la obligatoriedad del cambio horario, cada país sería libre de elegir su zona horaria, pero Bruselas espera que sea cual sea la decisión final, los socios europeos no vayan por la vía unilateral y exista un marco común.
La controversia inmediatamente posterior sería en torno a la elección del huso horario. 
En caso de que dejara de aplicarse el cambio de verano y se mantuviera todo el año el de invierno, la hora seguiría intacta tras la modificación de octubre.
 Es decir, no habría que adelantar una hora los relojes en marzo; los días no serían tan largos en los meses estivales, ni amanecería tan tarde.
 Ello implicaría menos horas de luz veraniega y, por tanto, menos tiempo de ocio diurno. En el caso de España, el sol se pondría pasadas las ocho y media de la tarde en julio.
El horario de verano se generalizó tras la crisis del petróleo de 1973 como un método de ahorrar energía ganando horas de luz solar. Italia y Malta fueron los primeros países en Europa en adoptar el cambio y otros países se fueron sumando dentro y fuera de la UE —España lo hizo en 1977—. Bruselas intervino para armonizar los cambios en 1996, preocupada por la disparidad de criterios dentro de un mismo mercado interior. 
Y en el año 2001, una directiva impuso como obligatorio el salto adelante y atrás del reloj.
 En la Unión Europea existen actualmente tres husos horarios sin tener en cuenta las regiones ultraperiféricas.
 El de Europa Occidental, con Irlanda, Portugal y Reino Unido con una hora menos que en España. El de Europa Central en el que coinciden 17 países: Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Luxemburgo, Malta, Holanda, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, España y Suecia. Y por último el de Europa Oriental, donde el reloj marca una hora más que en España. 
En este horario están ocho países: Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania y Rumanía.

 

 

Para la historia nacional de la infamia........................ Juan Cruz

Adulterar algo que se dijo con el objeto de obtener de jueces belgas una impresión falsa debe sonrojar a la ciudadanía, también a la independentista.

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. AFP
El trapicheo de parchís que organiza el expresident Carles Puigdemont cuenta con cómplices adiestrados en burlar la verdad y producir las mentiras.
 Ese equipo aficionado a la distorsión adulteró una traducción para que esta dijera en francés algo muy distinto a lo que decía en español.
 Ahora, el que emplea a los abogados, el citado expresident, ha dicho que ese error será subsanado.
 
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. AFP
El trapicheo de parchís que organiza el expresident Carles Puigdemont cuenta con cómplices adiestrados en burlar la verdad y producir las mentiras. 
Ese equipo aficionado a la distorsión adulteró una traducción para que esta dijera en francés algo muy distinto a lo que decía en español.
 Ahora, el que emplea a los abogados, el citado expresident, ha dicho que ese error será subsanado.
El error no es menor, es gravísimo. 
Adulterar algo que se dijo con el objeto de obtener de jueces belgas una impresión falsa debe sonrojar a la ciudadanía, también a la independentista, a los abogados en general y a los traductores, cuya profesión es tan sagrada como imprescindible.

 Quien haya hecho esa traducción arriesga el prestigio de los profesionales dedicados a calcar hasta los suspiros del que se expresa en otro idioma.
 La trascendencia del documento procesal que implica a un juez español lleva a concluir que la infeliz ocurrencia solo puede provenir de la mala fe.


En este error insólito no hay inocencia alguna, no se puede limpiar con una fe de errores, ni siquiera se puede subsanar ahora cortando la falacia y sustituyéndola por la verdadera frase dicha.
 Lo que queda de manifiesto es una labor de ladrones de las palabras ajenas para buscar con el equívoco una decisión judicial que llene de regocijo al tramposo mayor y a los que coadyuvan a hacer eficaz y duradera la infamia.
 El objetivo es desacreditar la justicia española y, de paso, poner en entredicho no solo a un juez, sino, y esto no es menor, los mecanismos con los que se produce algo tan decisivo como la profesión del traductor.

El afectado por este peligroso enjuague es el juez español que entiende la causa contra independentistas como el citado Puigdemont, quien acudió con cartas trucadas a la justicia belga para que esta llame al orden al magistrado que le persigue. 
El argumento: que España es un Estado mezquino y opresor, incapaz de juzgar a los ciudadanos según las leyes dedicadas a salvaguardar la presunción de inocencia y, por tanto, a respetar y mantener el derecho de defensa.
Eso es mentira, pero en esa tesitura canta el expresident. 
  Rodea sus circunloquios de hechos falsos, con esa mezcla se engaña a sí mismo, luego engaña a los suyos y, finalmente, poseído de la locura a la que conduce la afición a distorsionar, llega a la desembocadura en la que entra esta última iniquidad: poner en boca de alguien, un magistrado español, lo que el propio Puigdemont hubiera querido escuchar para atraer a la justicia belga a su propia causa.
 Alrededor del expresident se festejó el hallazgo de lo que el juez había dicho (que no dijo) en el tono jocoso con que se celebran todas las derrotas de España.
 Así es en esta tertulia de vecindad en que se han convertido sectores de la política y del periodismo tuitero.
Los que se llevaron las manos a la cabeza por lo que dijo el juez, que resulta que no dijo, no han salido aún de sus mullidas cavernas a expresar estupor por sus precipitadas condenas. 
Y en el mundo independentista esto se salda como si fuera la consecuencia de un error de imprenta que se subsana de un soplido.
Tiempo de infamia cuando da igual decir mentira si el propósito es acentuar el lodo nacional en medio de las carcajadas de los que cometen indignidad simulándose tan puros.