Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

30 mar 2018

María Magdalena en clave feminista..................... Manuel Vicent...

Hay teorías en las que Jesús huye con su amante a la India y tiene hijos.

Rooney Mara, en un fotograma de la película 'María Magdalena', de Garth Davis.
Rooney Mara, en un fotograma de la película 'María Magdalena', de Garth Davis.

En los patios de luces de toda España dejaba de cantar Concha Piquer y en los andamios ningún albañil osaba arrancarse por soleares.

 En aquella Semana Santa del franquismo se prohibía cantar, silbar y jugar a las cartas;

 los tambores sustituían a las campanas y en la radio solo se oía música clásica y polifonías de Palestina entre las voces de algún famoso orador sagrado que predicaba el sermón de las Siete Palabras.

 Lo demás era un silencio morado con el rumor de algún viacrucis: perdona a tu pueblo, Señor —cantaban los penitentes—, mientras al amanecer piaban los pájaros, los únicos seres que parecían libres de pecado.

 Las señoras provincianas con teja y mantilla, tacones de aguja y medias negras con costuras visitaban los monumentos de Jueves Santo dejando atrás un rastro de colonia Heno de Pravia.

 El oficio de tinieblas se concitaba en las tahonas con el hondo aroma de las torrijas. 

Durante la Semana Santa de entonces solo se ponían películas de judíos y romanos. 

En aquel marzo de 1954 en Valencia La túnica sagrada en cinemascope inauguró el cine Lys. 

Aún llevo asociada la figura de Victor Mature en el papel del esclavo Demetrio con el olor a cera e incienso mezclado con colonia barata y sudor labriego que llenaba el ámbito de la iglesia del pueblo. 

En el cine Metropol ponían Quo Vadis, con Robert Taylor, Peter Ustinov y Deborah Kerr en el papel de Ligia, que llenó de erotismo a toda una generación de adolescentes.

 Luego llegaría Ben-Hur con Charlton Heston y Stephen Boyd. Las películas de la Pasión llenaban todas las carteleras de Semana Santa y al llegar la televisión, en 1956, la pequeña pantalla comenzó a devorar procesiones, documentales religiosos y sermones de toda índole, unos melifluos y otros llenos de cólera sacra. 

Rey de reyes, de Nicholas Ray, de 1961, se había rodado en España bajo el imperio de Samuel Bronston, y el Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, de 1964, y La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese, de 1988, añadieron una visión contestataria cuando la Semana Santa había comenzado a diluirse en ese tiempo en un espacio de vacaciones de primavera y las procesiones producían atascos y las cremas solares de las playas comenzaron a hacer la competencia a la cera de los cirios de los templos.

Ahora, medio siglo después, en plena revolución de las mujeres, ha llegado a las carteleras la película María Magdalena, una versión feminista de este mito religioso-erótico con el duro Joaquin Phoenix en el papel de un blando Nazareno. 
De María Magdalena se dice que fue la adúltera salvada de la lapidación por Jesús, quien le sacó siete demonios del cuerpo.
 El papa Gregorio I, en el año 591, la proclamó oficialmente prostituta y santa, el oxímoron perfecto; de hecho fue la protagonista de la Pasión, puesto que estuvo al pie de la Cruz y fue la primera a quien se le apareció el Resucitado. 

Algunos exégetas creen que fue hermana, esposa o amante del Nazareno;
 otros la confunden con otra María de Betania que le ungió los pies al Maestro, con perfumes y se los secó con sus cabellos. 
Existen otras teorías, por ejemplo, que el Maestro no murió en la cruz, sino que fue salvado por su amante con la que huyó a la India, donde tuvieron hijos que se han perpetuado hasta hoy.
En el refectorio menor del convento de San Marcos, en Florencia, hay un fresco pintado por Doménico Ghirlandaio de la Última Cena.
 El Maestro tiene a sus discípulos alineados a derecha e izquierda detrás de la mesa con un bello Juan dormido en su regazo, a quien parece estar acariciando con mano dulce sus rizos de oro. ¿Se trata de Juan o de María Magdalena? 
Todos los cenáculos pintados en el quattrocento, incluido el de Leonardo Da Vinci, contienen un enigma.
 En la pintura de Ghirlandaio resulta evidente que el tercer discípulo contando por la derecha es una mujer tocada con un manto rojo, lo mismo que san Juan es también una figura ambigua envuelta en delicados tonos azules.
 En el evangelio apócrifo de Tomás hay una referencia a la Magdalena extremadamente machista.
 Dice Simón Pedro: “¡Que se aleje Mariham de nosotros! Pues las mujeres no son dignas de la vida’. 
Dijo Jesús: ‘Mira, yo me encargaré de hacerla macho de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a nosotros los hombres, pues toda mujer que se haga varón entrará en el reino de los cielos”.
 En la película de Garth Davis, basada en el Evangelio apócrifo de María Magdalena, ella aparece por primera vez como una líder espiritual feminista, en realidad como la única entre los discípulos que creyó en el Cristo resucitado. 
No me toques —le dijo el Maestro fuera del sepulcro— cuando la Magdalena quiso abrazarlo.
 En efecto, esta mujer fue la primera en saber que el espíritu es intangible y así comenzó a predicarlo.

 

Faraday........................................................ Boris Izaguirre.

Tamara Falcó entrevista a Vargas Llosa y aporta un grado de ternura.

Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa  y Tamara Falcó el pasado noviembre en Madrid.
Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa y Tamara Falcó el pasado noviembre en Madrid.

 

Esta Semana Santa me marcho un pelín triste de la insuperable Europa camino a ese subcontinente más soso, incluso aburrido, que es Estados Unidos.
 Según muchos de los miles de venezolanos que se exilian en Madrid, el “sueño americano” pasó y ahora lo que se lleva es el sueño español.
Es que en esta parte del mundo no dejan de suceder cosas.
 El indigesto borchst con los espías rusos ha hecho recuperar una sala sin escuchas en la embajada de España en ese país que recibe el romántico nombre de Faraday.
 “Anoche soñé que volvía a Faraday”, podríamos decir y sentirnos de nuevo en esa cápsula peligrosa y al mismo tiempo fascinante de la cercanía de espías en nuestro entorno.
Con mi nombre tan ruso, siempre quise ser espía. 
Y encima, David Bustamante se proclama como el primer varón que pide el divorcio antes de que se lo pidan.
 Y, para dejarnos casi sin aire, Tamara Falcó entrevista a Mario Vargas Llosa para la revista Vanity Fair.
Europa es lo más y además, siempre lo ha sido.
 No entiendo por qué no me quedo, tengo que aprender a despojarme de alguna contradicción o dos. 
 Entretanto, me alegra ser contemporáneo al fenómeno Tamara, a quien definí en el programa de Bertín como “un libro abierto”. 
Que es una de las razones por las que gusta tanto, sea entrevistadora o entrevistada, porque pareciendo alguien que controla todo tipo de filtros, su peculiar filtro es carecer de ellos.
 La espontaneidad de Tamara la quisiéramos muchos y seguramente ella la destila con exquisita medida.
 Siempre sientes que queda algo más que saber de ella. 

Al entrevistar a Vargas Llosa, se presenta como “enchufada” y consigue aportar un grado de ternura a la entrevista que se evapora cuando le pregunta al escritor por qué eligió a Albert Rivera como presentador de su nuevo ensayo sobre el liberalismo. 
Tamara, como muchas mujeres que admiro, no da puntada sin hilo. Y atrapa. 
Y crea controversia: así como hay seguidores, también hay detractores.
 Pero en la era de los likes, esa es la mayor medida de un fenómeno: Tamara ha pasado del like al efecto. ¡Bravo!
David Bustamante ha intentado otro golpe de efecto.
 En trece páginas de ¡HOLA!, se sincera sobre su temor a la soledad, pero también notifica que está convencido de que fue él quien decidió divorciarse.
 Impacta porque existe una cierta estadística de que son las mujeres quienes asumen esta responsabilidad.
 Los hombres, al parecer, somos más pasivos en este tema porque hemos sido mal educados por el machismo a que las mujeres tengan siempre la última palabra.


Pero Bustamante es diferente, siempre lo fue, incluso en la Academia de Operación Triunfo, donde lloraba desconsolado cada vez que uno de sus compañeros era expulsado por la audiencia.
 Y él permanecía, acariciando ser uno de los elegidos.
 En la entrevista de esta semana sorprende que reconozca sus problemas de peso y de alimentación ansiosa.
 Se deja llevar por los nervios y come sin parar.
Paula Echevarria y David Bustamante en Ibiza en julio de 2015.  
Paula Echevarria y David Bustamante en Ibiza en julio de 2015.

A mí me pasa lo mismo, pero mi marido tranca la nevera y yo respiro hondo.
 Creo que aquí Paula, que es divina en todo, incluso en lo de salir con un futbolista que era amigo de su ex, ha fallado un poquito. Gracias a ella, David tuvo unos años de tío bueno que fueron gloria para todos.
 Yo creo que esas fotos de Bustamante en bañador estampado y abdominales y esa dentadura de triunfador, deberían ponerlas en las escuelas y salimos adelante y hasta agradecemos a Guindos que baje el impuesto de las entradas del cine.

También estoy convencido que Madrid va a salir ganando con la trama de los espías rusos.
 Estos atacan en Londres, pero la que va a conseguir ser escenario cinematográfico de esta nueva peripecia internacional, será Madrid. No solo por sus magníficos escenarios, sino porque en ella es donde se ha reabierto el búnker sin escuchas denominado Faraday.
¡No hay nada más romántico que un lugar a prueba de escuchas con un nombre que suena espacial o de ciencia ficción!
 No entiendo cómo no lo han empleado para un bar, un restaurante o unas buenas memorias. 
Deberían abrir esa sala a las visitas, previo pago, y a lo mejor se recupera un buen dinero para luchar contra el espionaje.
 O incentivarlo. Porque me voy haciendo a la idea de que una de las más seguras demostraciones de que salimos de la crisis es que tengamos espías
. Y que Tamara lo entreviste en Faraday.

29 mar 2018

Un Ejército aconfesional por la gracia de Dios................. Miguel González...

Defensa firma convenios con el Opus Dei y siete diócesis para reforzar a sus 83 capellanes castrenses.

 

Cospedal contempla a los legionarios levantando la imagen del Cristo de la Buena Muerte en Málaga. Atlas
Como cada año, la bandera española ondea a media asta desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección en todas las unidades e instalaciones militares, en señal de duelo por la muerte de Cristo. La decisión, contradictoria con el carácter aconfesional del Estado y sin parangón en otras instituciones públicas, la justifica el Ministerio de Defensa aludiendo a “la tradición secular de los ejércitos”.

Cospedal contempla a los legionarios levantando la imagen del Cristo de la Buena Muerte en Málaga. Atlas

Se apoya en una sentencia del Constitucional según la cual, “cuando una tradición religiosa se encuentra integrada [...] en un determinado colectivo, no cabe sostener que a través de ella los poderes públicos pretendan transmitir respaldo a postulados religiosos”.
 El argumento está traído por los pelos, pues la sentencia se refiere a un tema bien diferente: la proclamación de la Vírgen como patrona del Colegio de Abogados de Sevilla.

Pero la bandera a media asta y la participación de militares en más de 200 actos religiosos, la mayoría procesiones, durante esta Semana Santa (siempre, según Defensa, con carácter voluntario) solo son la muestra más visible de la --esa sí, secular-- identificación de la cruz y la espada en la historia de España.
En 1999, una ley declararó a extinguir los Cuerpos Eclesiásticos de los ejércitos y la Armada, disueltos por la II República y restaurados por Franco en 1940, el último de cuyos miembros en activo pasó a la reserva en febrero pasado. 
Paralelamente, se puso en marcha el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas (SARFAS) cuyos capellanes no son legalmente militares, aunque se “asimilan” tanto, según la terminología legal, que resulta difícil distinguirlos. 
Visten uniforme, lucen insignias y ostentan empleos militares (de capitán a coronel).
 Su sueldo lo paga el Ministerio de Defensa, aunque dependen jerárquicamente del arzobispo castrense, quien recibe la “consideración” de general de división.

 Como vestigio de otra época, es el único obispo cuyo nombramiento propone el Rey, a partir de una terna pactada entre la Nunciatura y el Ministerio de Exteriores.
La presencia del pater, como se les llama cariñosamente, en los contingentes militares desplazados al exterior se ha hecho familiar e incluso insustituible, dada la imposibilidad de asistir a oficios católicos en lugares como Afganistán o Irak. Más discutible es que militares destinados en Madrid o Sevilla precisen una asistencia religiosa diferente a la de sus comparroquianos.

Cinco indultos por Semana Santa y una medalla policial a la Virgen

El Ministerio de Defensa no es el único que hace suyas las tradiciones de Semana Santa. 
El titular de Justicia, Rafael Catalá, llevó el pasado día 16 al Consejo de Ministros cinco indultos a propuesta de las cofradías de Jesús el Rico (Málaga), Jesús Nazareno (Ponferrada), Cristo del Perdón (León), Ecce Homo (Gandía) y La Soledad (Granada).
 Los indultados habían sido condenados a penas de hasta tres años y medio de prisión por delitos contra la salud pública (narcotráfico). 

El portavoz de Compromís en el Senado, Carles Mulet, cree que dar a las cofardías el privilegio de proponer indultos “nos retrotrae al nacionalcatolicismo más negro”.
En febrero pasado, el Tribunal Supremo avaló la sentencia de la Audiencia Nacional que, por tres votos a dos, desestimó el recurso presentado por dos asociaciones laicas contra la decisión del entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de conceder en 2014 la Medalla de Oro del Mérito Policial a la Virgen del Amor.
Actualmente hay 83 capellanes castrenses en activo, cuatro menos que en 2008, según datos oficiales, aunque esta cifra no incluye a los que están en la reserva ni a los curas colaboradores.

Tanto en respuesta a una pregunta parlamentaria como a demanda de EL PAÍS, Defensa ha eludido informar del coste de sus retribuciones.
 No obstante, tras consultar al Portal de Transparencia, el diario.es publicó que Defensa gastó 2,75 millones en 2016 en pagar a los capellanes y 231.000 euros más en el mantenimiento de la Catedral Castrense (comprada por Defensa en 1979) y otros templos católicos, además del seminario (donde se forman 14 capellanes).
En enero pasado, el BOE publicó ocho convenios de colaboración entre Defensa y otras tantas diócesis u órdenes religiosas.
 Uno de estos convenios, suscrito por vez primera en 2014 pero no difundido hasta ahora, tiene como protagonista a la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei.
Esta institución ha contado tradicionalmente con numerosos miembros en la cúpula de las Fuerzas Armadas e incluso un ministro (Federico Trillo), pero nunca había formalizado jurídicamente su relación. 
Según Defensa, el acuerdo es “consecuencia de la dependencia orgánica del sacerdote que se presta voluntario [a dar asistencia religiosa] en el área de Colmenar Viejo [Madrid]”. 
En total, el “estipendio” derivado de estos convenios suma 26.133 euros anuales.
En cambio, no hay ningún convenio para prestar asistencia religiosa a los militares musulmanes, judíos o evangélicos, aunque está legalmente previsto desde hace ya 25 años. 
Defensa alega que “no se ha recibido ninguna petición” para incorporar imanes o pastores a los cuarteles.

Qué fatiga la virtualidad, qué inmenso tedio la última de Spielberg

En 'Ready, Player, One' un acelerado , interminable y vacuo viaje, plagado de referencias a mitológicas criaturas del cine y del cómic, existe algún momento que me saca del letargo.

 
 

Deben de convivir armónicamente múltiples personalidades en ese individuo proteico llamado Steven Spielberg, pero a veces debe de ser complicado que el productor y el artista tengan claro el trabajo, las aspiraciones y los resultados que le corresponden al uno y al otro. 
El primero sabe que estar al frente durante casi cincuenta años de la maquinaria más poderosa e influyente de la historia del cine exige poseer un olfato infalible para detectar lo que precisa la taquilla, inventarse modas, minimizar los riesgos, no olvidar jamás la regla de oro del gran negocio.
 El segundo cuenta historias que le salen del cerebro y del corazón, anhela que sus creaciones sean perdurables, no utiliza caminos convencionales ni facilones para provocar un universo de sensaciones en los receptores.
 La capacidad de trabajo, la imaginación y el conocimiento del marketingque acumula este hombre deben de ser espectaculares. Financiando proyectos ajenos y colocándose detrás de la cámara.
En esa producción ingente que lleva su firma hay películas del artista Spielberg que mantienen su fascinación y su gozo después de haberlas revisado muchas veces en el curso del tiempo.
 Son El diablo sobre ruedas, Tiburón, E.T. El extraterrestre, La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan, Munich, Lincoln, El puente de los espías y Los archivos del Pentágono. 
 Otras que respeto o contienen atractivo (lastradas por finales obligatoriamente felices) y algunas que me resultan indignas de alguien con tanto talento.
 Pero está claro que el visionario y el magnate Spielberg descubren anticipadamente lo que desea el gran público, se inventan filones inagotables, revitalizan géneros, imponen gustos.
 Le ocurrió con el escualo asesino, los encuentros en la tercera fase, los poltergeist, los goonies, los dinosaurios, las aventuras de Indiana Jones, los Transformers, y ahora los videojuegos en Ready Player One.
  E imagino que ese olfato le permite ser más rico que Craso, pero lo que me enamora en su cine son otras cosas, no su jefatura absoluta del mercado.
“No critiquéis aquello que no podéis comprender”, aconsejaba Bob Dylan en su canción sobre los tiempos cambiantes.
 La última película de Spielberg está protagonizada por los juegos de ordenador, las consolas, la realidad virtual.
 Nada de eso forma parte de mis distracciones ni de mis adicciones. Mi ignorancia sobre estos temas es absoluta, no conozco su mecanismo ni donde reside su presunta magia, pero después de asistir al exhaustivo homenaje que les hace Spielberg sigo sin constatar su encanto.
 Desconocer las claves de los videojuegos tal vez no me legitime para criticar la historia que narra Spielberg, pero sí puedo quejarme del inmenso tedio que me procura una película frenética y llena de ruido, persecuciones y combates entre avatares. 
Y tampoco tiene el menor poder de conmoción la gente real, encabezada por un chaval melancólico y deprimido cuya vía de escape ante su realidad es participar en una carrera virtual cuyo premio es heredar la fortuna del fallecido dueño de una esplendorosa empresa informática. 

En este acelerado, aparatoso, interminable y vacuo viaje, plagado de referencias mitológicas a criaturas del cine y del cómic, existe algún momento feliz que me saca del letargo, como el ingenioso y elaborado tributo a personajes y situaciones de El resplandor. 
 Poco más. Ni siquiera te puedes consolar con la impresionante música que siempre ha aportado el habitual John Williams al cine de Spielberg. 
Aquí lo ha sustituido por el olvidable Alan Silvestri.
 Y habrá muchos espectadores (líbreme el Altísimo de considerarles friquis) que fliparán con el nuevo invento de Spielberg.
 Cómo envidio su éxtasis.