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Del material conque están hechos los sueños
29 mar 2018
Un Ejército aconfesional por la gracia de Dios................. Miguel González...
Defensa firma convenios con el Opus Dei y siete diócesis para reforzar a sus 83 capellanes castrenses.
Cospedal contempla a los legionarios levantando la imagen del Cristo de la Buena Muerte en Málaga.JON NAZCA (REUTERS)Atlas
Como cada año, la bandera española ondea a media asta desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección
en todas las unidades e instalaciones militares, en señal de duelo por
la muerte de Cristo. La decisión, contradictoria con el carácter
aconfesional del Estado y sin parangón en otras instituciones públicas,
la justifica el Ministerio de Defensa aludiendo a “la tradición secular
de los ejércitos”.
Cospedal contempla a los legionarios levantando la imagen del Cristo de la Buena Muerte en Málaga.JON NAZCA (REUTERS)Atlas
Se
apoya en una sentencia del Constitucional según la cual, “cuando una
tradición religiosa se encuentra integrada [...] en un determinado
colectivo, no cabe sostener que a través de ella los poderes públicos
pretendan transmitir respaldo a postulados religiosos”. El argumento
está traído por los pelos, pues la sentencia se refiere a un tema bien
diferente: la proclamación de la Vírgen como patrona del Colegio de
Abogados de Sevilla.
Pero la bandera a media asta y la participación de militares
en más de 200 actos religiosos, la mayoría procesiones, durante esta
Semana Santa (siempre, según Defensa, con carácter voluntario) solo son
la muestra más visible de la --esa sí, secular-- identificación de la
cruz y la espada en la historia de España. En 1999, una ley declararó a extinguir los Cuerpos
Eclesiásticos de los ejércitos y la Armada, disueltos por la II
República y restaurados por Franco en 1940, el último de cuyos miembros
en activo pasó a la reserva en febrero pasado. Paralelamente, se puso en
marcha el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas
(SARFAS) cuyos capellanes no son legalmente militares, aunque se
“asimilan” tanto, según la terminología legal, que resulta difícil
distinguirlos. Visten uniforme, lucen insignias y ostentan empleos
militares (de capitán a coronel). Su sueldo lo paga el Ministerio de
Defensa, aunque dependen jerárquicamente del arzobispo castrense, quien
recibe la “consideración” de general de división.
Como vestigio de otra época, es el único obispo cuyo
nombramiento propone el Rey, a partir de una terna pactada entre la
Nunciatura y el Ministerio de Exteriores. La presencia del pater, como se les llama
cariñosamente, en los contingentes militares desplazados al exterior se
ha hecho familiar e incluso insustituible, dada la imposibilidad de
asistir a oficios católicos en lugares como Afganistán o Irak. Más
discutible es que militares destinados en Madrid o Sevilla precisen una
asistencia religiosa diferente a la de sus comparroquianos.
Cinco indultos por Semana Santa y una medalla policial a la Virgen
El Ministerio de Defensa no es el único que hace suyas las
tradiciones de Semana Santa. El titular de Justicia, Rafael Catalá,
llevó el pasado día 16 al Consejo de Ministros cinco indultos a
propuesta de las cofradías de Jesús el Rico (Málaga), Jesús Nazareno
(Ponferrada), Cristo del Perdón (León), Ecce Homo (Gandía) y La Soledad
(Granada). Los indultados habían sido condenados a penas de hasta tres
años y medio de prisión por delitos contra la salud pública
(narcotráfico).
El portavoz de Compromís en el Senado, Carles Mulet,
cree que dar a las cofardías el privilegio de proponer indultos “nos
retrotrae al nacionalcatolicismo más negro”. En febrero pasado, el Tribunal Supremo avaló la sentencia de la
Audiencia Nacional que, por tres votos a dos, desestimó el recurso
presentado por dos asociaciones laicas contra la decisión del entonces
ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de conceder en 2014 la Medalla de Oro del Mérito Policial a la Virgen del Amor.
Actualmente hay 83 capellanes castrenses en activo, cuatro
menos que en 2008, según datos oficiales, aunque esta cifra no incluye a
los que están en la reserva ni a los curas colaboradores.
Tanto en respuesta a una pregunta parlamentaria como a
demanda de EL PAÍS, Defensa ha eludido informar del coste de sus
retribuciones. No obstante, tras consultar al Portal de Transparencia,
el diario.es publicó que Defensa gastó 2,75 millones en 2016 en pagar a
los capellanes y 231.000 euros más en el mantenimiento de la Catedral
Castrense (comprada por Defensa en 1979) y otros templos católicos,
además del seminario (donde se forman 14 capellanes). En enero pasado, el BOE publicó ocho convenios de
colaboración entre Defensa y otras tantas diócesis u órdenes religiosas. Uno de estos convenios, suscrito por vez primera en 2014 pero no
difundido hasta ahora, tiene como protagonista a la Prelatura de la
Santa Cruz y Opus Dei. Esta institución ha contado tradicionalmente con numerosos
miembros en la cúpula de las Fuerzas Armadas e incluso un ministro
(Federico Trillo), pero nunca había formalizado jurídicamente su
relación. Según Defensa, el acuerdo es “consecuencia de la dependencia
orgánica del sacerdote que se presta voluntario [a dar asistencia
religiosa] en el área de Colmenar Viejo [Madrid]”. En total, el
“estipendio” derivado de estos convenios suma 26.133 euros anuales. En cambio, no hay ningún convenio para prestar asistencia
religiosa a los militares musulmanes, judíos o evangélicos, aunque está
legalmente previsto desde hace ya 25 años. Defensa alega que “no se ha
recibido ninguna petición” para incorporar imanes o pastores a los
cuarteles.
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