Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 dic 2017

Zapatero, a tus zapatos................................. Boris Izaguirre

Me asombra la capacidad de la corona británica, y de sus empleados, en encontrar momentos históricos hechos a base de azúcar para contrarrestar errores tan amargos como el Brexit.

Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, en un evento filantrópico en Nottingham.
Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, en un evento filantrópico en Nottingham. WireImage

He perdido la cuenta de cuántas bodas reales he visto. 
Pero me llega el recuerdo de ver la de Diana y el príncipe Carlos, junto a mi madre en Caracas. 
Estaba a punto de cumplir 16 años y había estado en Londres junto a mi hermano, aprendiendo inglés y descubriendo el sabor de los besos de un chico italiano que decía ser bisexual. 
Los ahorros de mis padres no me pudieron subvencionar más tiempo en el primer mundo y volví al tercero.
 Para curar mis heridas, mi mamá madrugó para que viéramos juntos esa boda, con ese vestido de novia interminable y todo ese cuento de hadas convulso y excesivo que terminó con Diana muerta en París 16 años después.
No intuimos nada de eso esa mañana de julio de 1981, aunque mamá me dijo: “Qué horror que para una mujer el matrimonio siga siendo la manera de ser alguien”.

 Tenía razón, a pesar de que en ese momento sentí que sus palabras eran pelín anticlimáticas.
 No sé qué pensaría hoy del compromiso del hijo menor de Diana, el príncipe Enrique, con la actriz estadounidense Meghan Markle, pero no habría estado muy feliz de que yo ande tan interesado con el tema.
 Me asombra la capacidad de la corona británica, y de sus empleados, en encontrar momentos históricos hechos a base de azúcar para contrarrestar errores tan amargos como el Brexit.
 Con esta boda todos volvemos a soñar y a saborear una tregua en forma de soufflé.
  En América no dejan de comparar a Meghan con Grace Kelly y Wallis Simpson, otras dos norteamericanas que cambiaron de nacionalidad y vida por amar a un príncipe europeo.

 Lola Moreno, mi productora ejecutiva, no está de acuerdo con esa comparación. 
“Grace y Wallis se casaron con príncipes herederos, futuros soberanos. 
Meghan lo hace con el quinto en la línea de sucesión. Hay menos presión”. También es cierto que Grace tenía detrás suyo un carrerón hollywoodense, varios “clásicos” en su haber y un Oscar, y Meghan no tiene ese lustre.
 Y que Wallis no era una belleza al estilo de Markle sino más bien una mujer que seducía por su estilo e inteligencia a pesar de que simpatizara con los nazis.
 Todo esto es historia. Porque el rollo de los Windsor es vida familiar trufada de historia.
Enrique y Meghan son como el príncipe que despierta a la Bella Durmiente y quebranta el hechizo. 
O también como el príncipe y la corista. 
Él la descubrió a ella viéndola en televisión, como Felipe a Letizia. Y se comprometieron asando un pollo para cenar.
 Todo esto permite a la reina Isabel cerrar un ciclo con una nueva ilusión.
 Eso gusta, es decorativo.
 Y me habría encantado vivirlo con mi madre.
Diana de Gales, el día de su boda con Carlos de Inglaterra, el 29 de julio de 1981.
Diana de Gales, el día de su boda con Carlos de Inglaterra, el 29 de julio de 1981. cordon press
 
Otro golpe de efecto fue la inauguración de la exposición en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid dedicada al zapatero Manolo Blahnik.
 La edición española de Vogue se calzó una espléndida cena con unos canelones y merluza tan españoles como la voz de Estrella Morente que interpretó Ojos Verdes para homenajear al diseñador. 
Blahnik es canario, pero en realidad del mundo y muy de Londres, que con Nueva York son las dos capitales que han forjado su peculiar personalidad y trabajo, y su contagiosa ironía, evidente en su estilo.
 Cinéfilo, melómano, dibujante, Blahnik es un zapatero que supo transformar el oficio en marca y terminar de coserlo a su personalidad.
 En su discurso de agradecimiento recordó su vital relación con Vogue y sus míticas editoras, desde Diana Vreeland hasta Anna Wintour y Grace Coddington. 
 Pero también se refirió a varias damas entaconadas que le acompañaban en su mesa.
 Carolina Herrera, Paz Vega, Maribel Verdú y Naty Abascal, representando sus pasiones por el cine, la moda y la sociedad. 
De todas, Herrera es la más vinculada. 
Juntos empezaron sus carreras en el Nueva York que despertaba de Studio 54 mucho antes de convertirse en el gran parque Disney que es hoy día.
 “Manolo ha tenido siempre una fe enorme en sí mismo. Por eso es lo que es”, me comentó Carolina la semana pasada. 
 Hay una escena en Blow-Up (Deseo de una mañana de verano), el clásico de Antonioni, donde Blahnik aparece junto a un grupo de modelos hacia el final. 
“Mi único gran papel”, me confesó jocoso hace años en el desaparecido restaurante La Brioche.
 Blahnik merecía esa exposición desde hace tiempo, pero al final llegó en el momento justo. 
Como la boda de Meghan y Enrique. 

 

Manolo Santana, al borde de la red............................ ANTONIO J. MORA

El gran campeón de tenis, a los 79 años, cede su puesto como director del Open de Madrid entre rumores sobre su estado de salud.

Manolo Santana y su esposa, Claudia Rodríguez, en el Mutua Madrid Open del pasado mayo
Manolo Santana y su esposa, Claudia Rodríguez, en el Mutua Madrid Open del pasado mayo

 Manolo Santana (Madrid, 1938) publicó su autobiografía en 2004, Un tipo con suerte.

 Memorias de un jugador de tenis.

 Ya entonces, el extenista reconocía sin complejos sentirse una persona afortunada y reafirmaba esa entrega por el deporte que tantas alegrías le dio.

 Un deporte en el que comenzó como recogepelotas siendo un niño y en el que hoy es una leyenda. 

“El tenis ha sido y sigue siendo su día a día”, aseguran quienes lo conocen.

 Y es que, poco más de medio siglo después de hacer historia en Wimbledon, sigue viviendo por y para el tenis pese a que su estado de salud haya estado en entredicho en varias ocasiones. La última, hace unas semanas, cuando su exmujer Mila Ximénez aseguró en el programa de televisión en el que colabora que Santana no pasaba por su mejor momento. 

“Tiene una inmovilidad tremenda, no coordina y hay cosas de las que no se acuerda de un día para el otro”, dijo quien fue su esposa tres años (1983-1986) y tuvo una hija.

A punto de cumplir los 80 años, Santana se resiste a soltar la raqueta.
 Su entorno más cercano asegura que “se le ve bien”, incluso él mismo reconoció en mayo que estaba “muy bien”. 
“El tenis le mantiene en forma y con ilusión”, aseguran conocidos. Casado con la colombiana Claudia Rodríguez, 20 años más joven, el veterano deportista vive desde hace algo más de dos décadas en Marbella, a donde llegó cuando la ciudad comenzaba a recuperar el esplendor de antaño. 
 Tras retirarse de la competición, ha estado vinculado al tenis como entrenador, promotor de torneos o jugador del circuito sénior.
 Fue incluso capitán del equipo español de Copa Davis en dos ocasiones.
 En los últimos años, ha compaginado la actividad en el club de tenis que puso en marcha en tiempos del desaparecido Jesús Gil con la dirección del torneo Mutua Madrid Open.
 "Disfruta mucho formando a jóvenes en su club, descubriendo a nuevas promesas del tenis... 
Va y viene de Madrid por compromisos y por la organización del Mutua. 
Viaja a los grandes torneos, le falta tiempo para ir a los de Londres o Nueva York… el tenis es su vida", añaden quienes lo conocen.


Manolo Santana (Madrid, 1938) publicó su autobiografía en 2004, Un tipo con suerte. Memorias de un jugador de tenis
 Ya entonces, el extenista reconocía sin complejos sentirse una persona afortunada y reafirmaba esa entrega por el deporte que tantas alegrías le dio.

A punto de cumplir los 80 años, Santana se resiste a soltar la raqueta. 
 Su entorno más cercano asegura que “se le ve bien”, incluso él mismo reconoció en mayo que estaba “muy bien”. “El tenis le mantiene en forma y con ilusión”, aseguran conocidos.
 Casado con la colombiana Claudia Rodríguez, 20 años más joven, el veterano deportista vive desde hace algo más de dos décadas en Marbella, a donde llegó cuando la ciudad comenzaba a recuperar el esplendor de antaño. 
Tras retirarse de la competición, ha estado vinculado al tenis como entrenador, promotor de torneos o jugador del circuito sénior. 
Fue incluso capitán del equipo español de Copa Davis en dos ocasiones.
 En los últimos años, ha compaginado la actividad en el club de tenis que puso en marcha en tiempos del desaparecido Jesús Gil con la dirección del torneo Mutua Madrid Open. "Disfruta mucho formando a jóvenes en su club, descubriendo a nuevas promesas del tenis... 

Pero no lo es tanto el mundo empresarial.
 En junio de 2011 el ganador de cuatro torneos del Gran Slam puso a Rodríguez al frente de la sociedad Racquets Club Marbella SL, que administra el club de tenis marbellí.
 La empresa, en la que ella figura como administradora única y él como apoderado, no presenta cuentas desde 2012, cuando las pérdidas superaban levemente los 35.000 euros.
 Dos años después de este nombramiento, Santana se casó por cuarta vez con Rodríguez y abrió una nueva etapa en su vida personal tras tres fracasos sentimentales, una hija extramatrimonial y, cómo no, 72 torneos ganados.
 La pareja contrajo matrimonio en Marbella, una ceremonia a la que no acudieron ninguno de los cinco hijos del extenista y que despertó las dudas sobre la relación de estos con la nueva esposa del deportista.
Desde su llegada a la Costa del Sol, ha mantenido una estrecha relación con la ciudad. 
"Siempre ha colaborado en todo lo que se le ha pedido", señalan fuentes municipales, que resaltan, por ejemplo, su reciente apoyo a la candidatura de Marbella para acoger la primera eliminatoria de la Copa Davis del próximo año.
 Incluso en 2014 participó en un vídeo musical para promocionarla como destino turístico. 
 Tal es su implicación, que el pleno del Ayuntamiento acaba de aprobar su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad. 

Feliciano López, tras ser nombrado director adjunto del Mutua Madrid Open, junto a Manolo Santana el pasado jueves.
Feliciano López, tras ser nombrado director adjunto del Mutua Madrid Open, junto a Manolo Santana el pasado jueves. EFE
Pero tras una vida plagada de victorias y de acaparar portadas, Santana ha dado esta semana un paso al lado en su pasión por el tenis. 
El pasado jueves, con traje gris y corbata corinta, el deportista anunciaba que el próximo Mutua Madrid Open será su último torneo como director.
 Santana compartirá el cargo en 2018 con Feliciano López, una etapa de transición antes de ocupar al año siguiente la presidencia de honor y seguir, como siempre ha intentado, unido al tenis.

 

Los hijos de los presidentes de EE UU, unidos en defensa de su intimidad

Los vástagos de Tump, Omaba y Clinton cierran filas en torno a su privacidad y se apoyan frente a la presión mediática.

 

Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en un evento en noviembre de 2014, en Nueva York. 
Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en un evento en noviembre de 2014, en Nueva York. Getty Images

1 dic 2017

La evolución de dos años de alzhéimer, reflejada en 14 piezas de ganchillo

De tapetes cuadrados y coloridos a una maraña de hilo de un solo color.

 

En dos años.
 La estadounidense Sara Wuillermin publicó el pasado 29 de noviembre una fotografía en Reddit con diferentes piezas de ganchillo elaboradas por su madre, enferma de alzhéimer.
 Son 14, ordenadas de más antigua a más nueva, y en ellas queda reflejado el avance de la enfermedad.
 La fotografía ha tenido un gran impacto en el foro, donde ha superado los 4.000 comentarios en menos de un día. 
Muchos de ellos son de personas que cuentan una experiencia similar con un familiar. 
"Por un lado, me ha reconfortado comprobar que no estoy sola y que otras personas saben lo que he vivido. 
Pero, por otro, es desolador saber cuánta gente sufre este mismo dolor", explica Wuillermin a través del teléfono.
"Para asombro de muchos, vive 12 años después"
A pesar de que en solo dos años sus habilidades con el ganchillo se habían deteriorado completamente, la mujer sigue con vida, explica Wuillermin.
 "Para asombro de muchos, incluidos sus médicos, vive 12 años desde su diagnóstico", cuenta en Reddit. 
"No puede comunicarse ni cuidarse de ninguna manera (comer, bañarse, vestirse, caminar sin supervisión...), pero físicamente todavía está relativamente sana, más allá de los problemas que resultan de su deterioro mental".
Según un estudio publicado por la Academia Estadounidense de Neurología, realizar actividades manuales y creativas como dibujar o hacer ganchillo puede retrasar los efectos de las enfermedades que provocan una pérdida de memoria
También son recomendables entre los que ya sufren estas enfermedades. 
 La asociación Alzheimers Disease International, publicó el pasado septiembre una guía especial de asociaciones que organizan este tipo de actividades en diferentes países para ayudar a mantener a los enfermos integrados.
Sara Wuillermin no recuerda exactamente cuándo dejó su madre de hacer ganchillo.
 "Es una afición que tenía de antes, pero comenzó a hacerlo a diario cuando los médicos le comentaron que era bueno para su mente", explica a Verne por correo electrónico.
 Primero hacía cuadrados, después círculos, luego pequeñas piezas, hasta que llegó al punto en que solo paseaba las agujas y el hilo en su bolso. 
"No dejó de hacerlo de forma intencionada".
Uno de los testimonios que han surgido en Reddit a raíz de la publicación de Wuillermin recupera un antiguo mensaje en el foro en el que recopilaba dibujos de su padre. 
 Se apuntó a clases de dibujo tras saber que padecía la enfermedad.  "Ha sido un viaje difícil, pero leer historias como la tuya me recuerda que no estamos solos", escribe el usuario
Uno de los testimonios gráficos más célebres sobre cómo el alzhéimer afecta a las actividades manuales creativas es, precisamente, una serie de dibujos: los autorretratos de William Utermohlen
 Este artista estadounidense fue diagnosticado de alzhéimer en 1995, cuando tenía 65 años.
 Desde el momento del diagnóstico, la mayor parte de su producción artística se centró en la realización de autorretratos, primero al óleo y, desde el año 2000 al 2002, a lápiz, pues ya no era capaz de manejarse con los pinceles. 
Falleció en el año 2007.
A la derecha, un autorretrato de William Utermohlen 1967, antes de padecer alzhéimer. En el centro, uno de sus últimos autorretratos al óleo, de 1999. A la derecha, uno de los hechos a lápiz, en el año 2000