Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 nov 2017

En el punto de Mila El padre de la Bordiú tiene una biografía con tintes oscuros Mila Ximéne

En el punto de Mila

El padre de la Bordiú tiene una biografía con tintes oscuros

Carmen Martinez Bordiú hizo en el Deluxe, lo que me mejor sabe hacer: Se sentó, habló de todo, no perdió la sonrisa ni su buena educación. 

Y nos dejó a todos con un olor amable.

 Carmen tiene ese encanto de balancearse con maestría entre el glamour y la plebe.

 No tiene miedo en las escaladas, siempre y cuando durante estas el corazón le galope hasta la asfixia. 

Cualquier riesgo es bueno con tal de sentir la vida en sus pulmones. Pero más que hablar de Carmen. Quiero hablar de su padre. 

 Cristobal tiene una biografía con tintes oscuros. Sin embargo, yo le recuerdo con cariño. 

Era regio en público, pero parte de culpa la tenia ese séquito de chupones y pelotas que tenia a su alrededor.

 Conmigo en cambio, era cercano y divertido. 

Tal vez, porque me veía rebelde ante tanta coba.

 Es cierto, que era más Franco que la familia, y más Borbón que su yerno, que ya es decir.

  Pero cuando estaba a salvo de su corte, sacaba esa parte pandillera y libre que ha heredado Carmen.

Una pena que ambos se perdieran un tiempo de sus vidas en silencios enconados, que estoy segura les produjo un gran dolor a ambos, aunque ninguno se lo mostró al otro.

 Como he dicho, ambos se parecían demasiado. Y eran dos combatientes fuertes en la lucha.

 Me consta que se adoraban, y les separó lo que más tenían en común: la libertad. 

Es cierto que Cristobal la practicaba y sin embargo se convirtió en el juez más severo cuando lo hizo su hija.

Este cariño salió a flote el mismo sábado.
 Al terminar el programa, recibí un mensaje de Carmen, dándome las gracias por las palabras que tuve con su padre
 Me sorprendió y me emocionó. Carmen Martinez Bordiú, no vive en el rencor ni se acoda a los malos tiempos
 La vida le ha hecho sufrir muchas pérdidas, y muchos nos hemos preguntado alguna vez, cómo ha podido superarlo con tanta entereza.
 Es fácil. Ella prefiere acariciar los recuerdos sin permitir que le golpeen. 
Si, no puedo evitar sentir cierta fascinación por ella, cuando la alejo de lo que la etiqueta.
 En eso es idéntica a su padre

 

Vidas propias 'Sálvame', al igual que nuestra sociedad, también está en crisis Jorge Javier Vázquez

Vidas propias

'Sálvame', al igual que nuestra sociedad, también está en crisis









 El viernes por la tarde y por primera vez en la historia de ‘Sálvame’ la madre de todas las cúpulas entró por teléfono para explicar su posición ante los posibles despidos de Lydia Lozano y Terelu. 
 La parafernalia, como todo lo que rodea a ‘Sálvame’, transitó entre la solemnidad y el frikismo más absoluto.
 Yo, que tengo el culo pelado de performances similares, no pude evitar emocionarme mientras escuchaba el mensaje de uno de los dos componentes de la megacúpula.
 Por cierto uno de mis íntimos, junto al otro miembro. Lloré al recordar los inicios del programa. 
Alocados, divertidos, asombrosos también porque en muy poco tiempo conseguimos conectar con el público y hacernos un hueco.













Siempre digo que el éxito del ‘Sálvame’ tuvo que ver con la crisis económica que azotaba al país. La audiencia encontró en las tardes un lugar en el que acomodarse y olvidar el día a día. Funcionábamos porque acompañábamos.  
Ahora el país vuelve a estar en crisis, esta vez emocional. Y nuestro programa, al igual que nuestra sociedad, también está en crisis.




Nos cuesta mantener la sonrisa cuando contemplamos lo que sucede en Catalunya, cuando comprobamos que cada día todo se complica un poco más y la solución parece más lejana.
 Lo dije el viernes en directo: Tengo la sensación de que somos como los protagonistas de ‘Ay, Carmela’. 
Fuera del plató están metiendo a gente en la cárcel y nosotros seguimos con nuestro teatrillo ambulante
 Y quizás tenga que ser así porque de vez en cuando la mente necesita evadirse y enfrascarse en historias que no le provoquen sufrimiento. 
Para todos aquellos que busquen distracción nosotros vamos a seguir ofreciéndosela. Estamos en crisis, es cierto. Pero también es verdad que el primer paso para salir de ella es reconocerlo. Y pese a que llevamos más de ocho años juntos queremos seguir otros ocho más –como mínimo– acompañando a todos aquellos que nos dejen hacerlo.Sálvame 7

En enero don Juan Carlos cumple 80 años y no saben cómo celebrarlo

No es por maldad

En enero don Juan Carlos cumple 80 años y no saben cómo celebrarlo


Pilar Eyre

Juan Carlos y Sofía¡Zarzuela echa humo! ¡El próximo 5 de enero don Juan Carlos cumple 80 años y no saben cómo celebrarlo! Su colega el rey Harald de Noruega, que cumplió los ochenta en febrero, organizó una fiestón impresionante que duró dos días y contó con la asistencia de una docena de reyes, entre los que estaban Juan Carlos y Sofía, el gobierno rendido a sus pies y el pueblo en la calle aclamándole.
Y a don Juan Carlos, aunque ya no esté en activo, le haría ilusión que esa fecha se conmemorase en España de manera decorosa, con alguna celebración oficial. 
 Lo animan sus amigos, que creen que es el momento de rendirle el homenaje que sus largos años de reinado y sus muchos aciertos merecen “no nos quedemos solo con los últimos tiempos o con sus desavenencias con la reina, debemos explicar de qué forma modélica pilotó la difícil transición”.
Sin embargo, la intención de don Felipe sería que esta efeméride trascurriera lo más desapercibida posible, limitándola solo al ámbito familiar, lo que para su padre representaría tal humillación que se plantearía pasar su emblemático cumpleaños en el extranjero. Veremos.
 

La vía mística de Fray Junqueras............................ Rubén Amón

El líder de ERC convierte la cárcel en una celda religiosa y encubre todas sus fechorías en la resignación y candor cristianos.

Oriol Junqueras a su llegada a la Audiencia Nacional.
Oriol Junqueras a su llegada a la Audiencia Nacional. REUTERS
Conmueve la resignación cristiana de la experiencia carcelaria de Junqueras.
 La ha convertido el exvicepresidente de la Generalitat en un ejercicio de piedad y de vocación.
 Más que estar preso, se halla Oriol Junqueras de clausura.
 Escribe cartas a la sombra de un crucifijo. Las recibe con ademanes de consejero espiritual.
 Pasea por el patio de Estremera como si recorriera el claustro de la catedral de Girona y se deslizara con los vuelos de un hábito franciscano. 

Y debe confortarle el ejercicio de la fe, pero también le está sirviendo para encubrir sus fechorías y delitos.
 Se ampara en la doctrina de la no violencia para renegar, abjurar, de toda beligerancia callejera, aunque es Fray Junqueras el autor intelectual y hasta factual de la temeraria trama independentista. 
Suya ha sido y es la arquitectura del procés.
 De sus mandamientos, de sus órdenes, han surgido los desafíos, los desplantes, los pucherazos, las perversiones al Estado de derecho, los peligros de un clima social incendiario.
La amnesia antepone ahora el ejercicio de la bondad. 
Junqueras ha sido un agitador, un líder subversivo, de tal forma que esta prosaica actitud de meapilas únicamente despierta incredulidad, embarazo y estupefacción.
 Le viene grande a Junqueras el disfraz de mártir religioso. 
No, no es propio de los hombres de Dios sembrar el odio, incitar la discriminación, predicar la pureza étnica, levantar el muro identitario.
Acaso debería matizar la tonsura, recortarse la coronilla para adquirir el aspecto ortodoxo del fraile.
Consume Junqueras sus días de recogimiento y aislamiento de libertad como si el tormento político que se le hace expiar fuera una manera de alcanzar al Altísimo.
 Ha sido Junqueras un hombre de fe.
 Y ha parecido más aún una figura cardenalicia que escruta los susurros entre los muros vaticanos.
 Cínico y oscuro. Seductor con la palabra.
 Implacable con los hechos.
Debe sentirse Fra Savonarola en el presidio antes de que lo enviaran a la hoguera.
 Un hombre de hábitos espartanos y de oronda imagen renacentista, Junqueras, que ha encontrado en las limitaciones de la cárcel el desafío a su propia severidad o de impostura de eremita.
Viene a decirnos Junqueras que su reino no es de este mundo y que no le afectan las contingencias terrestres, razones oportunistas para definir ahora la independencia como un ideal político, como una fórmula poética y simbólica a la que puede llegarse con una escalera de versos endecasílabos.
 Vive sin vivir en él, Junqueras.
Y sufren los demás exconsellers porque les asfixian los barrotes y el aliento de los presos comunes.
 Y porque extrañan las comodidades del mundo exterior.
 Y abjuran del independentismo. 
Abrazan la Constitución como el libro de los salmos. 
Serían capaces de tatuarse el 155 en la nuca.
 Accederían a agitar la bandera española en la grada de los ultra sur.
Junqueras no.
 El padre Junqueras, monseñor Junqueras, su excelencia Junqueras o su eminencia, entiende que la prisión de Estremera es un camino de expiación que va a terminar liberándole, incluso proporcionándole una visión mística de la tierra prometida.
Pero también es débil fray Junqueras.
 La carne es débil, así es que redacta con tinta china un recurso con el que aspira a salir de su retiro espiritual.
 Un ejercicio de ambigüedad retórica que define su personalidad de político bizantino y jeroglífico.
 No está claro si acata o no acata el artículo 155.
 No queda claro si Junqueras quiere salir o quedarse.
 Y no existe mejor lugar para exponer la represión del Estado español que la cárcel ni mejor oficina de campaña que su celda mística, pero Junqueras el espiritual y el gandhiano combate con el hombre en su soledad y en su conciencia, sabiendo, como sabe, que los estigmas de sus manos son más falsos que la sangre del fantasma de Canterville.