La policía catalana inicia los trabajos de identificación de los cuerpos.
Los Mossos d'Esquadra han informado esta mañana que han localizado
dos cadáveres en el pantano de Susqueda (Girona). La policía catalana ha
iniciado los trabajos de identificación de los cuerpos, encontrados en
una zona donde buscaban a los dos jóvenes de la comarca del Maresme (Barcelona) desaparecidos desde el pasado 24 de agosto. Según ha informado hoy la policía catalana, la Unidad Acuática de los
Mossos d'Esquadra ha localizado dos cadáveres en el interior del pantano
y ahora se han iniciado los protocolos de trabajo para identificarles. Los Mossos d'Esquadra buscaban en esta zona a Marc H.L, de 23 años y
vecino de Arenys de Munt (Barcelona), y a Paula M.P., de 21 años y
vecina de Cabrils (Barcelona), tras su desaparición el pasado 24 de
agosto.
Los jóvenes, que estaban de vacaciones, tenían previsto visitar
Tamariu, en Palafrugell (Girona) y el Montseny y hacer una excursión en
un kayak, propiedad del chico, por el pantano de Susqueda. El kayak
inflable del joven con el que, al parecer, pretendían hacer una
excursión apareció en el agua -en una zona próxima a la que se encontró
el coche, el llamado coll Palomera- medio desinflado. A pesar de que los
jóvenes salieron a hacer su ruta el jueves, no fue hasta la tarde del
sábado cuando sus familiares, extrañados por no tener noticias de ellos,
pusieron la denuncia en la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) de
Premià de Mar. El coche de la pareja de jóvenes desaparecidos hallado hundido en el
pantano de Susqueda "no cayó por accidente", sino porque "alguien lo
empujó", según desveló en agosto el consejero de Interior, Joaquim Forn. "La evidencia más grande es que el coche no cayó por accidente, que el
coche fue a parar al pantano porque alguien lo empujó, alguien lo llevó. Esta es la mayor evidencia que tenemos", aseguró Forn. Los agentes
también localizaron una nota con anotaciones, aunque se ha determinado
que no era ni de despedida ni expresaba una intención de suicidio, sino
que sólo incluía reflexiones de la chica, según fuentes de la
investigación.
¿Fue un crimen pasional el asesinato de un sacerdote a manos de un joven rumano?
¿Qué ocurrió la noche del domingo 15 de julio en la vivienda del cura
Tomás Pérez Escudero? Es la pregunta que ronda por la comarca cordobesa
del Alto Guadalquivir. El párroco, una de las dos personas que podrían
responder a esa cuestión, amaneció el lunes tirado en el suelo de su
habitación entre la mesilla de noche y su cama. En mitad de un charco de
sangre y con la cabeza destrozada por los golpes recibidos con un
radiador de aceite.
Este cura de 75 años de edad llevaba unas cuantas horas muerto cuando
el sacristán de la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de
Villafranca de Córdoba descubrió su cadáver. A las 19.50 horas de ese
lunes la policía detuvo en Madrid a Vasile Tudose, un joven rumano de 22 años al que se le acusa de estar, presuntamente, detrás de la muerte del sacerdote.
La reconstrucción de las últimas horas del párroco es el final de una
historia plagada de medias palabras, de miradas que se posan en el
suelo cuando se pregunta demasiado, de "se dice" y "se cuenta", de
rumores... "Nadie estaba" allí es el perfecto resumen del caso que hace
una fuente policial. El pasado domingo se celebraba la festividad de Santa Marina de Aguas
Santas en Villafranca de Córdoba. En este municipio de unos 4.000
habitantes llevaba viviendo el sacerdote 32 años. Era el párroco,
precisamente, de la Iglesia de Santa Marina, situada delante de su casa
de la calle Alcolea y a unos metros del Ayuntamiento del municipio. Tomás Pérez ofició por la mañana misa en la parroquia. Ese día almorzó en un hotel de la localidad con los miembros de una
de las cofradías de Villafranca. Luego, sobre las 17.00 horas, partió de
nuevo hacia su casa. Por la tarde tuvo tiempo de desplazarse hasta la
localidad de Montoro, donde asistió al velatorio de otro sacerdote,
Pedro Zurita. Ofició una misa más pasadas las ocho. La última vez que se
vio al cura con vida fue cerca de las 12 de la noche. Acudió a la casa
de una vecina para pedir un poco de pan porque iba a cenar con un joven
rumano que, según la policía, trabaja para él. Se trata, presuntamente, de Vasile Tudose. Este joven llegó a España
hace unos tres años con su padre y su tía. Recalaron en Montoro y
subsistieron gracias a la recogida de la aceituna. Su familia
actualmente reside en otro municipio de la comarca: Bujalance. A Tudose lo vieron durante todo el fin de semana los vecinos de
Villafranca a bordo de uno de los tres automóviles del sacerdote (un
Toyota Corolla, un Mercedes y un todoterreno). Se paseaba solo o
acompañado del cura. Unos minutos antes de que el sacerdote llamase a la puerta de su vecina
para pedir algo de pan la noche del domingo, Tudose entró en el pub
Sound. Saludó al camarero y pidió un cubata. Pero no le dio tiempo a
tomárselo allí porque le llamaron por teléfono. El joven cruzó un par de
palabras con su interlocutor, colgó y pidió al camarero que le pusiera
la copa en una vaso de plástico para marcharse. Ese local está a unos
metros del domicilio del párroco. Lo que ocurrió dentro de la casa del sacerdote es un misterio. Los
investigadores sostienen que la muerte del cura se produjo alrededor de
la una de la madrugada. Respecto al móvil del asesinato, las fuentes
policiales consultadas sostienen que "todas las hipótesis están
abiertas". Sin embargo, la Guardia Civil
descartó en un principio el robo. La puerta verde del domicilio del
sacerdote no estaba forzada. En el interior de la casa "ni un cajón
estaba revuelto". Y, según el primer análisis visual, lo único que
faltaba eran las llaves del Toyota Corolla del párroco, en el que Tudose
presuntamente huyó hasta Madrid, donde fue detenido por la policía en una estación de autobuses el lunes. El joven pasó el martes en una comisaría madrileña. El miércoles el titular del Juzgado de Instrucción 17 de Madrid
lo interrogó y decretó su ingreso en prisión y su traslado a Córdoba.
Ante la titular del Juzgado de Instrucción 2 de Montoro fue cuando
empezó a hablar de aquella noche. El acusado mantuvo que la víctima y él
solían mantener "relaciones sexuales", según fuentes del caso. La
policía además afirma que el joven podría trabajar en una finca
propiedad del sacerdote.
Sobre el desencadenante del presunto homicidio nada ha trascendido. Sólo que ambos mantuvieron una discusión, según Tudose. El viernes,
cuando la juez de Montoro le tomó declaración y mantuvo la prisión
preventiva, se ordenó que le fuera practicado al acusado un examen
forense. El detenido tenía algunas marcas en su cuerpo que podrían ser
fruto de esa discusión con el sacerdote. Del motivo de la riña nada se
conoce por el momento ya que la juez ha ordenado el secreto de sumario. En la comarca nadie se atreve a hablar abiertamente de las relaciones
que trababa el sacerdote. Dicen los vecinos que le gustaba la noche y
departir con la gente joven, pero todos sostienen que es imposible
afirmar que se tratara de algo más que relaciones de amistad. Sin
embargo, fuentes conocedoras del caso, afirman que hace menos de una
década la Guardia Civil
investigó al sacerdote por este asunto. Fue a raíz de una denuncia
presentada contra el cura por la madre de un chaval de la zona. Aquella
investigación no llegó nunca ante los jueces. Si la hipótesis del "crimen pasional" es una de las que manejan los
investigadores, otra también apunta a que pueda haber algún tema
pecuniario de fondo. El sacerdote, además de ser el dueño de tres
automóviles, también era propietario de una finca a las afueras de
Villafranca. Un cortijo con alberca y embarcadero en el Guadalquivir que
el sacerdote alquilaba para la celebración de banquetes de bodas. Son muchas las incógnitas. Y no se terminarán de despejar hasta que
se celebre el juicio, previsiblemente con un jurado popular. Hasta ese
momento el caso del cura de Villafranca seguirá siendo un misterio.
Cuando me decidí a ir al psicólogo no sabía lo que me iba a
encontrar. Llevaba tiempo pensando que lo necesitaba, pero tardé en dar
el paso. Un familiar me recomendó un profesional conocido y me facilitó
la búsqueda de terapia, pero aun así antes de mi primera sesión me invadían muchas dudas. ¿Qué iba a tener que hacer en la terapia con el psicólogo?
¿Debía empezar a contarle mi problema o me preguntaría él? ¿Cómo
funcionaría el proceso? ¿Cuánto tiempo podría tardar en mejorar? ¿Qué
iba a pasar si me costaba abrirme y coger confianza? Es por eso que he decidido escribir respuestas a todas esas preguntas
que nos hacemos antes de empezar una terapia psicológica. Esto es lo
que a mí me hubiese gustado leer para asumir con tranquilidad mi primer
día en el psicólogo.
Los errores de la terapia
#1.- Dar el paso de acudir a un psicólogo es fundamental, pero el trabajo está por hacer. La terapia psicológica tiene por objetivo mejorar el bienestar
emocional y conseguir pautas y estrategias para gestionar las emociones
de la forma más eficaz posible. Sin embargo, este proceso implica
abrirse y supone retos, ya que se atraviesan y analizan situaciones
dolorosas.
#2.- En la terapia no hay un punto decisivo en el que se hace “clic”.
A lo largo de las sesiones te vas encontrando mejor y asimilas formas
de actuación y de pensamiento más adaptativas que las que usabas antes,
pero no hay un momento clave en el que entiendas todo y aparezca la
solución milagrosa que explica lo que te ocurre.
#3.- El psicólogo no va a decirte lo que tienes que hacer.
Las conversaciones con tu psicólogo te servirán para estudiar con más
detalle las situaciones que vives o plantear de forma realista las que
van a ocurrir, pero no esperes obtener unas pautas concretas de
actuación. No te dará soluciones pero sí la orientación para que seas
capaz de alcanzarlas por tu cuenta.
#4.- Tu psicólogo no va a leerte la mente ni te va a prescribir medicación. Estas son dos cosas que no siempre se tienen claras. La terapia se basa
en un trabajo de evaluación y en una profunda entrevista diagnóstica,
no en técnicas de adivinación. Por otro lado, en caso de que los
síntomas presentados alerten de un problema mayor, derivaría a un
psiquiatra que determine si el tratamiento farmacológico es necesario o
no.
#5.- La terapia no tiene que durar el resto de tu vida.
Es necesario que sepas que al empezar el proceso tu psicólogo te
ayudará a establecer unos objetivos. Esto hace que puedas ir analizando
los avances y sepas si estás preparado para dejar la terapia, según se
hayan ido cumpliendo las metas propuestas.
#6.- Tu mejor amigo no puede ayudarte igual. Tener
amistades en las que confías para contar tus problemas es algo muy
positivo, pero el repertorio de “frases para amigos” se agota pronto y
no es comparable a la ayuda de un profesional. Entre otras cosas, ese apoyo no es suficiente porque la objetividad no es la misma y los consejos parten de una base distinta.
#7.- No pierdas tiempo decidiendo si “crees o no crees” en la psicología.
La psicología es una ciencia, los psicólogos se forman en el estudio
del comportamiento humano y los procesos mentales y emocionales se
estudian siguiendo un método científico. Que tu
psicólogo sepa cómo puedes actuar en cierta situación no es magia, es
conocimiento de la conducta y experiencia en establecer hipótesis sobre
el comportamiento.
#8.- No hay un único modo de llevar a cabo la terapia.
La forma de realizar la terapia es única en cada psicólogo, aunque es
cierto que se encuentran características comunes en el modo de funcionar
dentro de una misma orientación. Existen diversos métodos: psicólogo online
o presencial, sesiones de una hora o de dos, individual o grupal… lo
que está claro es que la imagen del paciente tumbado en el diván no se
corresponde con la manera de intervenir en la mayoría de los casos.
#9.- La mejor cura NO es el tiempo. Es posible que
si te encuentras mal anímicamente o si no te ves capaz de mantener tu
ritmo de vida de una forma adecuada, el consejo de “el tiempo lo cura
todo” no haga más que empeorar tu estado. El tiempo es un factor
fundamental en el progreso de la terapia, pero por sí solo y sin ayuda
puede cronificar la situación.
#10.- Ir al psicólogo no es señal de debilidad ni de locura, sino todo lo contrario.
Ser capaz de analizar que necesitas un apoyo externo para conseguir una
vida mejor es un acto que expresa lo opuesto a fragilidad.
La actriz
murió hace 24 años pero su aura sigue brillando.
Sus hijos han decidido
vender la colección de su madre, que incluye vestidos con historia o la
boquilla que utilizó en la película ‘My Fair Lady’.
El próximo miércoles, día 27, se subastarán en Christie’s de Londres unos 500 lotes de objetos que pertenecieron a Audrey Hepburn, la actriz británica nacida en Bélgica, protagonista de títulos inolvidables del cine como Sabrina, Vacaciones en Roma, Historia de una monja, My Fair Lady o Sola en la oscuridad, entre otras. Los hijos de Hepburn, según informa la agencia AFP, han sido quienes han decidido sacar a subasta esta colección, la más personal de la célebre estrella de Hollywood
cuyo recuerdo ha conseguido vencer la frontera del tiempo y seguir
vigente entre los amantes del cine, 24 años después de su muerte,
acaecida en 1993 a causa del cáncer que acabó con su vida cuando tenía
63 años. "Todo lo que se podrá ver estaba en el desván de nuestra casa
en Suiza. Mi madre no era una coleccionista”, ha dicho Luca Dotti, uno
de los hijos de la actriz, “pero conservaba algunos objetos por motivos
sentimentales porque le traían recuerdos". Entre los artículos en venta se encuentra la maltrecha maleta con la
que viajó a Londres en 1948 para probar suerte como actriz; así como
varios guiones originales de trabajo con anotaciones a mano, entre ellos
el del mítico filme Desayuno con diamantes (1961), que incluye escenas suprimidas en la película, o Charada (1963).
Los artículos más codiciados serán, sin duda, los vestidos negros, pañuelos o sus gafas, artículos que formaban el vestuario de Hepburn,
una estrella famosa por su elegancia. Entre las prendas de este tipo
por las que se podrá pujar está el vestido de cóctel de satén azul que
diseñó para ella Hubert de Givenchy, diseñador de quien fue musa, o los
vestidos de Valentino, que según el hijo mayor de la actriz, Sean
Hepburn Ferrer, tienen una cintura tan fina que pocas mujeres podrían
vestirlos. También están en venta la gabardina beis de Burberry que
Hepburn llevó en Desayuno con diamantes o la boquilla que utilizó en My Fair Lady (1964). La subasta incluirá asimismo objetos especialmente íntimos, como la obra My garden flowers,
un cuadro que la actriz pintó cuando estaba embarazada de su segundo
hijo, Luca Dotti, o la pequeña cámara personal con la que le gustaba
grabar imágenes de sus familiares y amigos. A pesar de lo valiosos que
son estos objetos desde el punto de vista personal, aún quedan recuerdos
de los que sus descendientes no han querido desprenderse, como algunas
fotografías, sobre todo las de su madre de niña, o los premios que
recibió a lo largo de su carrera, entre los que está incluido el Oscar
que ganó por su papel en Vacaciones en Roma. “Yo
particularmente, prefiero recuerdos de sus inicios, su vida cuando
todavía no era Audrey Hepburn estrella”, ha dicho uno su hijo Luca
Dotti.
Audrey Hepburn nació en Bélgica el 4 de mayo de 1929 y se trasladó a los Países Bajos con su familia después del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Durante su éxodo pasaron todo tipo de penurias para sortear a las
tropas nazis. Hepburn debutó en el cine en 1948, interpretando a una
azafata en Dutch in Seven Lessons. Su primer papel protagonista llegó en 1953 en la película Vacaciones en Roma,
donde interpretó a una noble europea que se enamora de un periodista
estadounidense, papel que corrió a cargo del actor Gregory Peck. Hepburn estuvo casada dos veces,
primero con el actor estadounidense Mel Ferrer, con quien contrajo
matrimonio en 1954 y tuvo a su primer hijo Sean; y la segunda vec con
Andrea Dotti, un médico italiano, de cuya unión nació su hijo Luca. A partir de 1967, y muy volcada en su labor altruista a favor de los
niños —fue embajadora especial de UNICEF—, solo participó en películas
de forma ocasional. Su último papel llegó en 1988, en la película Always, dirigida por Steven Spielberg, donde daba vida a un ángel.