Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 jul 2017

No saber y no ganar................................ Iñigo Domínguez

La colocación de Rajoy, no ante la ley, sino en un aparte, fue decisiva para que desdramatizara el momento y tomara la sala por un estudio de la tele.

 

Mariano Rajoy, declara en una esquina de la sala, junto al tribunal del juicio Gürtel. Foto: AFP. Vídeo: ATLAS
Mariano Rajoy ha apareció esta mañana en la sala del juicio Gürtel como uno de esos personajes joviales y atolondrados de Wodehouse que entran en el primer acto, se quedan mirando a todo el mundo y dicen: “¿A alguien le apetece una partidita de tenis?”. Decir que apareció no es una forma de hablar, es que nadie le vio llegar al edificio –entró por el garaje- y se personificó en una transmisión en directo.
 Le sentaron de cara a la sala, no al tribunal, entre unos y otros, de modo que, efectivamente, pasó la mañana mirando a izquierda y derecha, como en un partido de tenis.
 Esto le dio un aire de cierto despiste que le distrajo y le vino muy bien, porque el resto de acusados y testigos tienen delante al tribunal como si fuera el juicio final, se ven rodeados. 
 Inmersos en un asunto grave, en un lío de narices.
 Pero Rajoy casi llegaba a pasar en algunos momentos por uno más. Hoy, cuando había bronca, el testigo podía llegar casi a pensar que se olvidaban de él, como una lámpara colocada en una esquina
O un florero, que nunca se enteró de nada.
 Pero lo que allí estaba colocado era el presidente del Gobierno, que seguramente de adorno se sentiría razonablemente bien, como suele decir, en la política como en la vida.
 Es decir, la escenografía preparada cumplió su cometido: no estuvo ante la ley como los demás ciudadanos, él estaba en un aparte.

Rajoy, de todos modos, no iba a eso, a esconderse, porque se notó enseguida que quería despejar cualquier ambigüedad. Semánticamente, fue el rey de los adverbios contundentes: me acuerdo perfectamente, es absolutamente falso, nunca, jamás.
 Nada de no me consta y no me acuerdo, frases prohibidas para no perder puntos. 
Era un juego que se disputaba principalmente para la galería, y lo cierto es que, sin desdeñar al resto de España, al fondo de la sala había un público que resultó bastante participativo.
 Lo componían solo 16 personas, colocadas detrás de los 30 periodistas, pero llegaron y se fueron en grupo, casi como si se conocieran o vinieran del mismo casting, y uno hasta preguntó al final si por favor podía saludar al presidente.
 A armar lío precisamente no iban. Rajoy empezó serio y rígido, y hubo pronto altercados con el abogado de la acusación particular de ADADE, Mariano Benítez de Lugo, pero enseguida probó a soltar una bromita y funcionó: se oyeron carcajadas.

Todo fue obra de esa colocación estratégica y privilegiada, contra la que protestó el abogado de ADADE, que quería evitar también la foto habitual de los declarantes, con los acusados detrás.
 Ayer al final solo fue uno, Guillermo Ortega, exalcalde de Majadahonda, pero nunca se sabe.
 La imagen del presidente le retrataba en un encuadre neutro de maderas nobles, podía estar examinándose de una oposición. 
O en Saber y ganar. Y lo cierto es que a menudo se lo tomó así, recitaba de memoria y al acabar su respuesta, sonreía satisfecho, tamborileando con los dedos en la mesa, porque esa se la había sabido.
 En la visión que tenía España, y en las fotos, faltaban y faltarán su ceño fruncido cuando escuchaba, sus caras divertidas ajenas al escándalo y sus titubeos ante preguntas peligrosas: el montaje no le mostraba cuando intervenían otros. 

El abogado de ADADE, ligeramente consciente de su protagonismo histórico, interrogaba con un gesto clásico, las dos manos agarrándose la toga, como Gregory Peck de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor.
 Pero Rajoy enseguida le perdió el miedo y hasta le soltó alguna ironía irreverente: “No sé si se ha confundido de testigo”.
 O: “No parece un razonamiento muy brillante”. 
Se relajó tanto y sonreía tan a destiempo que su tono en ocasiones sonó equivocado, llegó a chirriar con la gravedad de lo que estaba ocurriendo, un presidente del Gobierno español que se sentaba por primera vez ante un tribunal.
 Como si realmente quisiera convencer a los demás de que no sabía por qué estaba allí, siendo una ficción que ya dura demasiado, ocho años.
No convenció a nadie de nada, y a estas alturas probablemente ni lo pretenda, pero la verdad es que nunca le pillaron. 
Hasta se ventiló el delicado detalle del encuentro de despido con Bárcenas, cuando le dejaron coche, despacho y 719.000 euros sin trabajar, como una cosa menor que se habló “en la última parte de la reunión, en 30 segundos”.
 O sea, ya cuando se iban, una tontería camino del ascensor. “Bueno, nos pareció razonable”, dijo.
 Pero al final llegó uno de esos momentos suyos en los que se lía, para engrosar su top ten personal de YouTube, y le sale una frase absurda. 
No fue casualidad que ocurriera cuando le preguntaron por sus SMS con Luis Bárcenas, concretamente por qué quería decir cuando le escribió: “Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos”. 
“No tiene ningún significado ninguno”, respondió a la primera, despertando ya su talento innato para el retruécano.
 Y cuando le apretaron ya se le fue la pinza: “Significa lo que exactamente significa lo que significa hacemos lo que podemos”.

Rajoy pegaba la lengua al paladar, su tic más delator de nervios. Sabía que la estaba fastidiando y luego en las teles le sacarían solo eso.
 El silencio en la sala era total, solo se oía el tableteo veloz de los teclados de los periodistas. 
Pero enseguida llegó otra discusión de tribunal y las partes que le salvó del trance.
 Y justo entonces terminó el turno de los letrados de la acusación.
La fiscal apenas duró cinco minutos y el líder del PP supo que aquello estaba hecho.
A partir de entonces si le preguntaban alguna cosa que consideraba respondida abría los brazos con desmayo.
 Los interrogatorios ya bajaban a niveles de detalles que ni se molestaba en disimular que le parecían una chorrada. 
Lo último que le preguntaron era que si conocía a un señor que era nada menos que el segundo del ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón.
 Cuando se cumplían casi dos horas le dieron permiso para irse, se abrochó la chaqueta y se fue. 
Solo le queda por delante alguna reunión peñazo y algún acto institucional, y luego a leer el Marca en la playa en Sanxenxo.
 Al final hasta se lo pasó bien. Ni siquiera tuvo que ser fuerte.

Carlos Falcó y Esther Doña, boda en secreto

El marqués de Griñón y su pareja, que iniciaron su relación en 2016, celebraron una íntima ceremonia civil el pasado sábado.

Esther Doña y Carlos Falcó, marqués de Grión, el pasado abril en Madrid. 
Esther Doña y Carlos Falcó, marqués de Grión, el pasado abril en Madrid.

Ya habían anunciado su intención de casarse, pero no que lo harían en secreto. Carlos Falcó, marqués de Griñón, y Esther Doña se casaron en una ceremonia civil el pasado sábado por la mañana. 
El matrimonio entre Falcó y Doña se celebró en la intimidad en los jardines de su residencia del Palacio El Rincón (Aldea del Fresno, Madrid) y el oficiante fue el alcalde de la localidad, Guillermo Celeiro, que es amigo de los contrayentes, según un comunicado remitido a la agencia Efe. 
El mismo sábado por la tarde los recién casados iniciaron su luna de miel, “un viaje a diversos destinos del continente africano”, añade el comunicado.

Según informa la revista ¡Hola!, solo cinco personas estuvieron presentes en la ceremonia: los novios estuvieron acompañados por dos testigos (el abogado del marqués y su esposa) y por el oficiante ya que decidieron que fuera un momento para la pareja.
 Solo informaron de las buenas noticias a sus allegados tras intercambiar las alianzas.
 Así que el marqués de Griñón no estuvo acompañado por ninguno de sus cinco hijos.
 La pareja ha dado la exclusiva de su enlace a la revista, en la que hoy aparece en su portada e informa de que la novia escogió para el día un mono blanco y el marqués de Griñón optó por un traje claro.

 

Carlos Falcó, de 80 años, ha estado casado en tres ocasiones. Primero con Jeannine Girod (de 1963 a 1971), y con quien tuvo dos hijos, Manuel (el heredero del título de marqués de Griñón y Sandra). 
En 1980 se casó con Isabel Preysler, el matrimonio sería padre de una única hija, Tamara Falcó, y se separó en 1985. 
 Ocho años después, volvería a pasar por el altar con Fátima de la Cierva, con la que tuvo dos hijos (Duarte y Aldara) y de la que se divorciaría en 2011.
El marqués de Griñón y la que se ha convertido ahora en su cuarta esposa iniciaron su relación a finales de 2015 tras conocerse en una cata de vinos y en mayo de 2016 formalizaban su relación, que no siempre ha sido aprobada por el entorno de Carlos Falcó, al inscribirse en el registro civil como pareja de hecho.
Esther Doña y Carlos Falcó, en la Mercedes-Benza Fashion Week Madrid en septiembre de 2016.
Esther Doña y Carlos Falcó, en la Mercedes-Benza Fashion Week Madrid en septiembre de 2016.
 Carlos Falcó es marqués de Griñón, Grande de España, Marqués de Castelmoncayo, descendiente del Gran Capitán, cofundador del Club Siglo XXI, ingeniero agrónomo, presidente del Círculo Español del Lujo Fortuny y empresario (entre otras cosas elabora vinos y aceites). 
 La malagueña Esther Doña, de 39 años, hizo carrera como modelo. La nueva marquesa de Griñón, según informa la revista de cabecera de su hoy marido, ya está en conversaciones con la firma de novias Rosa Clará para el vestido que lucirá el próximo septiembre en la fiesta de celebración de su boda con familiares y amigos.

Las 17 frases de Rajoy en su declaración como testigo por el ‘caso Gürtel’

"Lo siento mucho pero las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran".

 

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa.
Mariano Rajoy ha afirmado, en su declaración como testigo del caso Gürtel, que no conocía, porque nunca se ha ocupado de ellos, los asuntos económicos del Partido Popular. 
"El presupuesto [de las campañas electorales] se elabora por los servicios económicos.
 El director de campaña se dedica única y exclusivamente al aspecto político", ha señalado para aclarar que no tenía conocimiento de los asuntos económicos.
Estas son otras frases que deja la declaración de Rajoy:

Cobrábamos un sueldo de diputado y bastantes personas tenían un complemento que abonaba el partido y que se declaraba a Hacienda. Cuando entramos al Gobierno dejamos de cobrarlo porque no se podía hacer 



Si lo recuerdo perfectamente es que sucedió así



Todos los vicesecretarios de facto no ejercíamos ninguna función en Génova



No parece un razonamiento muy brillante



Jamás me he ocupado de asuntos económicos en el partido



'Hacemos lo que podemos' significa que no hicimos nada



Lo siento mucho pero las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran



Correa era un proveedor del partido. Los proveedores reciben dinero a cambio de servicios. Es de sentido común



Iba a Génova y veía que había obras





Yo podría enseñarle decenas y decenas de cartas que me tutean y que ponen delante 'Excelentísimo señor presidente' porque alguien se lo ha dicho; yo creo que es bastante entendible



Las respuestas tienen que ser gallegas, no van a ser riojanas



Me pareció legal y honesto decir que la inmensa mayoría, por lo menos lo que se refería a mí, era absolutamente falso


No conozco absolutamente nada de eso por lo que usted se interesa



Al cabo del día puede tener más de diez o doce reuniones y me queda lo que considero fundamental






¿Alguien en sus cabales puede pensar que yo sé quién ha organizado el acto del PP en Bilbao?



Estábamos en otro contexto temporal al de ahora. Respondí a Bárcenas porque tengo la costumbre de responder a la gente

Rajoy asegura en el juicio de Gürtel que desconocía la gestión económica del PP

El presidente del Gobierno rechaza que recibiera sobresueldos y donativos opacos.

Mariano Rajoy, durante un momento de su declaración. EFE Video: ATLAS
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado este miércoles en su declaración como testigo en el juicio del caso Gürtel que su partido “jamás” recibió donativos en efectivo de empresarios y ha reiterado hasta en siete ocasiones que nunca se ha ocupado de cuestiones económicas de la formación conservadora, sino únicamente de las políticas. 
El jefe del Ejecutivo ha negado también los sobresueldos en b que el extesorero del partido Luis Bárcenas apuntó a su nombre entre 1990 y 2004.
 “Son absolutamente falsos: cobrábamos un sueldo de diputado y bastantes personas tenían un complemento que abonaba el partido y que se declaraba a Hacienda; cuando dejamos el Gobierno dejamos de cobrarlo porque no se podía hacer”, ha reconocido.
La sesión número 101 del juicio del caso Gürtel, la que más expectación ha suscitado de toda la vista oral, comenzó casi puntual a las 10.05 y ha terminado a las 11.56. 
El único acusado, de los casi 40, presente es Guillermo Ortega, exalcalde de Majadahonda, ya que Luis Bárcenas decidió finalmente no acudir a la vista oral.
 Rajoy, sentado en los estrados entre el tribunal y la tarima de los abogados defensores, salió con una idea clara en mente: no dar la imagen de que se escudaba en la desmemoria: “lo recuerdo perfectamente”, ha señalado en numerosas ocasiones.

Al principio del interrogatorio al jefe del Ejecutivo se le ha visto ocupado en llevar la iniciativa del debate, rozando en algún caso la descortesía.
 “No parece de un razonamiento muy brillante”, le ha dicho al abogado José Mariano Benítez de Lugo, de la asociación ADADE, después de que este le preguntara si había recibido sobres después de haber negado los sobresueldos.
 "Las respuestas tienen que ser gallegas, no van a ser riojanas", le ha replicado a un abogado inquieto por la inconcreción de sus contestaciones.
Rajoy se hace el listo cuando quiere y el tonto cuando no le queda remedio, que un Presidente de Gobierno sea del PP y no sepa las gestiones económicas que lleva su partido no es ya de hacer el idiota, que también sino ser un insulto para todos. No sabe o no cntesta, pues que le caiga la multa y dimita......son tan pretenciosos que eso de dimitir ni se lo plantean los peperos. 
El presidente del tribunal, Ángel Hurtado, trató de atajar estas réplicas y anuló por impertinentes algunas preguntas más volcadas en lo político que en el objeto del juicio.
 La actuación de Hurtado este miércoles, pese a la atención mediática y a que consideraba que la testifical de Rajoy no era necesaria, ha sido similar a la mostrada en las 100 sesiones anteriores.
Uno de los pasajes en los que el político de Pontevedra ha hacho alarde de memoria ha sido al recordar la reunión que mantuvo con Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, en 2010, cuando este dejó el cargo de senador tras ser imputado en el caso Gürtel.
 En esa reunión estuvo presente Javier Arenas, ex secretario general del partido y entonces líder del PP andaluz.
“Se produjo a mitades de 2010, no sé si por mediación del señor Arenas o a petición propia cuando Luis Bárcenas había abandonado el puesto de tesorero y dijo que quería tener una reunión para despedirse; llevaba trabajando 30 años en la casa y me pareció razonable. 
Fue después de haberse dado de baja y abandonar el cargo de Senado, nos dijo que estaba en una situación difícil y que iba a dedicar tiempo a defenderse y a los abogados”, rememoró Rajoy.
Sobre las prebendas —coche, despacho y secretaria— que el partido le dio tras su salida, el presidente del Gobierno también las ha atribuido a la situación de Bárcenas: 
“Fue al final de la reunión durante unos 30 segundos; dijo que tenía necesidad de una salas para sus documentos que se los llevaría y que necesitaba coche del partido.
 Nos apareció razonable hacerlo”.
En la documentación bancaria sobre las cuentas de Luis Bárcenas en Suiza, figura el nombre de Mariano Rajoy como avalista de Bárcenas.
 El abogado del Partido Socialista del País Valenciano, Virgilio Latorre, le ha preguntado si autorizó a dar su nombre: “En absoluto”, ha dicho. “No sé nada de las cuentas, lo supe cuando se publicaron en los medios, y no puedo aportarle nada, no sé nada de ese asunto, francamente”, ha señalado.

Los SMS: "No tienen significado ninguno"

La actitud a la ofensiva de Rajoy y un punto displicente hacia los abogados se ha atenuado notablemente tras un receso por motivos técnicos, que el presidente ha aprovechado para reunirse con sus asesores. 
Uno de los momentos más complicados para Rajoy ha sido a la hora de explicar los famosos mensajes SMS que se cruzó con Bárcenas después de que se conocieran las cuentas en Suiza de este:
 “Luis nada es fácil pero hacemos lo que podemos”, rezaba uno de ellos 
“¿Qué estaba usted haciendo?”, le ha preguntado Wilfredo Jurado, abogado del PSOE de Madrid. 
“Estábamos en otro contexto temporal, y tengo costumbre de responder a los mensajes y tiene mi teléfono, podía haber usado esa frase u otra cualquiera, no tiene significado ninguno”, ha respondido.
 Ante la insistencia del letrado, ha añadido: “Hacemos lo que podemos significa exactamente hacemos lo que podemos, significa que no hicimos nada que pueda perjudicar a ningún proceso”, ha dicho.
Otro SMS de Rajoy decía: “Luis se fuerte, mañana te llamaré?”. La respuesta de Rajoy al abogado socialista ha sido esta: “No le llamé. No hice absolutamente nada [en beneficio de Bárcenas] hasta el punto que no lo llamé”.

Temas políticos, no económicos

Rajoy fue director de las campañas electorales del PP entre 1994 y 2000. 
El presidente del Gobierno ha afirmado que ese puesto es de carácter estrictamente político –redactar los programas, confeccionar las listas, elegir los temas y territorios prioritarios– y no económico. 
 “La parte económica no la conocía en absoluto”, ha señalado hasta en siete ocasiones.
Este desconocimiento lo ha extendido a la supuesta caja b elaborada por Bárcenas.
 El abogado Benítez de Lugo le ha preguntado si recibió al menos algún rumor sobre ella. “Absolutamente ninguno; jamás me he ocupado de ninguna cuestión de contabilidad, lo único que me preocupaba en que el Tribunal de Cuentas diera los informes positivos y punto, no me ocupaba de la contabilidad”, ha afirmado.
Sobre las empresas de Francisco Correa, líder confeso de la trama corrupta, Rajoy ha asegurado que en 2004 dio la orden al entonces tesorero Álvaro Lapuerta de cortar las relaciones con sus empresas. “El tesorero me dijo que había unos proveedores del partido que usaban indebidamente el nombre del PP en Ayuntamientos de la Comunidad de Madrid, y le pregunté si había algo que no se ajustara a derecho.
 Me dijo que no tenía pruebas, pero que no le gustaba, y le dije qué me proponía y me propuso dejar de trabajar con ellos, y le dije que sí, que lo dejara”.

"No conozco a Correa"

El presidente del Gobierno y del partido ha negado incluso que conozca a Correa.
 “No vino a mi despacho ni acudió a ninguna reunión y discusión, porque yo no tenía que ver con cuestiones económicas, sino que me dedicaba a cuestiones políticas. 
Si lo conocía era de saludarlo en actos de partido y aun así no puedo asegurarlo de forma nítida”.
El peso del interrogatorio ha recaído sobre las acusaciones populares.
 La fiscal Concepción Sabadell, secundada por el fiscal jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, presente en la sala, se ha limitado a plantear cuestiones de mero trámite sobre las campañas electorales que dirigió y las actividades de Bárcenas en el PP. Rajoy siguió por su senda de decir que él sólo se ocupaba de asuntos políticos.

Rajoy accedió al edificio judicial en coche a través del garaje, lo que evitó el paseíllo a pie del jefe del Ejecutivo delante de las cámaras de televisión apostadas frente a la Audiencia.
 El vehículo del presidente del Gobierno ocupaba el lugar central de una comitiva de tres automóviles. 
El coche de escolta delantero casi ha impedido a los medios gráficos mostrar el acceso del vehículo presidencial.
 En el interior del edificio, Rajoy ha sido recibido por cortesía institucional por el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro.
La presencia de Rajoy en la Audiencia Nacional ha transcurrido en medio de medidas de seguridad extremas. 
Las comisarías de la Audiencia y de La Moncloa se han coordinado para blindar el perímetro de la sede judicial, ubicada en un polígono industrial de San Fernando de Henares, en el límite con Torrejón de Ardoz.
 Los más de 300 periodistas acreditados para la sesión han debido superar hasta tres controles de seguridad.