Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 jul 2017

Dos generaciones que se dan la espalda................ Jordi Pérez Colomé Kiko Llaneras

La brecha entre el voto de los jóvenes españoles y sus mayores es más amplia que nunca. Un abismo político y económico les separa y condiciona sus opiniones.

Dos generaciones que se dan
la espalda
Antes de salir para una manifestación en 2007, Pablo Padilla recibió la advertencia de su padre:
 “Pablo, ten cuidado, que yo sé qué pasa en las manis”. Su padre había corrido delante de los grises en los 70, cuando era estudiante de Caminos. 
Pablo, de 28 años, es hoy diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, y su padre acabó trabajando en Telefónica.
 Sus experiencias políticas en la juventud fueron diferentes, pero marcan de manera similar a sus generaciones: los jóvenes de la Transición y los millennials
El profundo interés por la política de la generación que forman los menores de 34 años, según constatan los datos del CIS y diferentes encuestas de Metroscopia, hace prever más novedades para el futuro, además del fin del bipartidismo.
 Igual que ocurrió con la Transición.

“Se ha roto el momento referente político en España que era la Transición. 
Ese momento ya no es inédito.
 Ahora hay otro. Se ha replicado con otros canales, con otra estructura política”, dice Paco Camas, analista de Metroscopia.
 La Transición duró solo unos años, pero su legado es profundo. María José Estrada, madre de Padilla, recuerda cómo su interés por la política decayó a finales de los 80: 
“Todos nos conformamos con supuestos grandes logros. Luego descubres que no es verdad. 
Creí que construía un futuro que no ha cuajado”, dice.
María José Estrada, pedagoga de 55 años, y su hijo, Pablo Padilla, de 28 años, diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid. María José Estrada, pedagoga de 55 años, y su hijo, Pablo Padilla, de 28 años, diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid.

A pesar de que ese futuro no ha cuajado, España es hoy el país que la Transición diseñó.

 Los que eran jóvenes en aquella época, hoy ven que no todo va bien, pero aún sienten cierto afecto por su obra colectiva.

 Los millennials, en cambio, no se sienten vinculados a algo que se han encontrado y que no cumple su cometido, tal como ellos creen que debe hacerlo:

 “La generación actual ya se ha encontrado las instituciones de la Transición y no sienten el apego de otras generaciones. Además, contaban poco, se les había tenido algo olvidados. Piden sentirse representados”, dice Berta Barbet, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona. 

Dos generaciones que se dan
la espalda
Antes de salir para una manifestación en 2007, Pablo Padilla recibió la advertencia de su padre: “Pablo, ten cuidado, que yo sé qué pasa en las manis”. Su padre había corrido delante de los grises en los 70, cuando era estudiante de Caminos. Pablo, de 28 años, es hoy diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, y su padre acabó trabajando en Telefónica. Sus experiencias políticas en la juventud fueron diferentes, pero marcan de manera similar a sus generaciones: los jóvenes de la Transición y los millennials. El profundo interés por la política de la generación que forman los menores de 34 años, según constatan los datos del CIS y diferentes encuestas de Metroscopia, hace prever más novedades para el futuro, además del fin del bipartidismo. Igual que ocurrió con la Transición.
“Se ha roto el momento referente político en España que era la Transición. Ese momento ya no es inédito. Ahora hay otro. Se ha replicado con otros canales, con otra estructura política”, dice Paco Camas, analista de Metroscopia. La Transición duró solo unos años, pero su legado es profundo. María José Estrada, madre de Padilla, recuerda cómo su interés por la política decayó a finales de los 80: “Todos nos conformamos con supuestos grandes logros. Luego descubres que no es verdad. Creí que construía un futuro que no ha cuajado”, dice.
María José Estrada, pedagoga de 55 años, y su hijo, Pablo Padilla, de 28 años, diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid.
María José Estrada, pedagoga de 55 años, y su hijo, Pablo Padilla, de 28 años, diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid.
A pesar de que ese futuro no ha cuajado, España es hoy el país que la Transición diseñó.
 Los que eran jóvenes en aquella época, hoy ven que no todo va bien, pero aún sienten cierto afecto por su obra colectiva.
 Los millennials, en cambio, no se sienten vinculados a algo que se han encontrado y que no cumple su cometido, tal como ellos creen que debe hacerlo: 
“La generación actual ya se ha encontrado las instituciones de la Transición y no sienten el apego de otras generaciones.
 Además, contaban poco, se les había tenido algo olvidados. Piden sentirse representados”, dice Berta Barbet, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona.



Tradicionalmente, los jóvenes siempre se han interesado poco por la política. 
En España eso cambió hace unos años: desde 2014, aquellos que tenían entre 18 y 24 años igualaron, e incluso superaron, el interés por los asuntos políticos de la media nacional: la crisis fue la responsable de ese aumento entre toda la población, pero especialmente en esa franja de edad.
Esa politización de los jóvenes trajo la ruptura con los partidos tradicionales. 
En 2011, la edad no era un buen predictor para saber a quién votaban los españoles.
 El PP y el PSOE tenían casi los mismos apoyos entre personas de 18, 34 o 55 años.
 La edad tampoco fue determinante en las elecciones de 2008, de 2000 y de 1996, y tampoco en las de 2004, en las que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero derrotó al PP.
El cambio llegó en 2015: la edad se convirtió en un factor importante para explicar el voto
. Importa más que la clase social, el origen o la renta: los más jóvenes votan más a los partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos. Los mayores, sin embargo, apoyan a los dos grandes partidos tradicionales (PP y PSOE).
“La brecha generacional es insólita y no se le ha prestado la atención que merece.
 Yo ya lo dije antes del 15-M, pero no me hicieron caso”, afirma Belén Barreiro, directora del instituto de opinión MyWord, expresidenta del CIS y autora de La sociedad que seremos.
 La profecía de Barreiro se ha cumplido: había espacio para otros partidos con un aire nuevo.
A pesar de que Podemos y Ciudadanos ya están en el Congreso, nada les asegura, de momento, que su posición sea fija: “Para generar mayorías sociales, necesitas jóvenes y mayores.
 No se puede hablar solo a los convencidos, si los jóvenes lo son. Habrá que ver qué pasa en 2020”, dice Padilla, diputado de Podemos.
 Los datos dicen que los adolescentes que han entrado en la vida adulta marcados por el interés político ya no lo abandonan.


Sin embargo, desde finales de 2016, el interés por la política de los más jóvenes ha vuelto a decaer.
 Esa brecha también puede abrirse, según la ciencia política: “Es más improbable que la generación más joven que viene después mantenga estas dinámicas de interés político que el que la generación afectada no las mantenga en su vida adulta”, dice Barbet.
 Los jóvenes que vivieron la crisis quedarían como una generación particularmente política, más que la anterior y también que la siguiente.
El gusto por el multipartidismo es una de las grandes brechas entre milliennials y pensionistas.
 Otras cosas que los diferencia es que los jóvenes son menos religiosos, creen que hay que reformar la Constitución, piensan que Podemos y Ciudadanos son renovadores, opinan que la riqueza está mal repartida, apoyan la eutanasia, sostienen que España no es tolerante y que su democracia no funciona bien.




Las 5 pruebas demoledoras de Belén Esteban contra Toño Sanchís

Era una de sus entrevistas más esperadas.
 Belén Esteban llegó al plató dispuesta a poner los papeles sobre la mesa y aportar todo tipo de pruebas que demostraban que Toño Sanchís se quedó con parte de su dinero.
 La sentencia ha sido clara pero Belén ha sido... ¡Demoledora! La audiencia estuvo de su lado y arrasó con un 22,2% de share y más de dos millones de espectadores, otorgando récord histórico a 'Sábado deluxe'. 
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1. Todo el dinero que le debe Toño, euro a euro
Así ha empezado el ‘Deluxe’ más esperado de Belén Esteban. Lleva 19 meses esperando para hablar y por fin podemos escuchar su voz alta y clara. Bolos, el libro, anuncios, colaboraciones… Belén relata una a una todas las cantidades de dinero que se ha quedado su ex representante Toño Sanchís sin su consentimiento. Las cifras hablan, los papeles también… 
 ¡La cantidad final es asombrosa!
 ¡Ni más ni menos! Este es todo el dinero de Belén que se ha quedado Toño.  
2. La firma falsificada de Belén para abrir cuentas bancarias
Es una de las claves en todo este proceso judicial. La firma falsificada de Belén Esteban para crear cuentas bancarias al margen de la colaboradora ha consternado a todos los seguidores de Belén. En ‘Sábado Deluxe’ mostramos las firmas de la discordia. 
Las imágenes hablan por sí solas pero, por si acaso, el informa es claro y contundente.
Al inicio del programa, Belén Esteban ha enumerado euro a euro todo el dinero que su ex representante Toño Sanchís se apropió de la colaboradora.
 En su conversación con Jorge Javier Vázquez, éste ha llegado a una conclusión y ella le ha dado la razón: cuando más dinero le quito fue mientras estuvo enferma. 
Las palabras del presentador tras esta confesión es más demoledora que nunca.  

 
 

Una foto hecha en Cádiz para ilustrar el falso asesinato de nueve niños en Acapulco


Un bulo sobre el hallazgo de los cadáveres de menores usa la imagen de una 'perfomance' de 2016.

Foto de la 'performance' organizada por Sara Cantos y José Sánchez Hachero y usada para difundir el bulo.
Foto de la 'performance' organizada por Sara Cantos y José Sánchez Hachero y usada para difundir el bulo.
“Los cuerpos tienen fuertes golpes en la cara y en sus extremidades, que son signos de que primero fueron maltratados hasta la muerte y posteriormente arrojados al mar”.
 Así comienza una falsa información sobre el hallazgo de nueve cadáveres de niños en una playa de Acapulco (México). 
El bulo, difundido desde principios de junio por varios portales mexicanos y compartido por lectores asustados en Facebook, está ilustrado con una fotografía que muestra supuestamente los cuerpos de algunos de los menores. 
Pero la imagen está descontextualizada: fue tomada un año antes en Cádiz para retratar una performance que denunciaba la muerte de miles de refugiados en su intento de cruzar el mar Mediterráneo para llegar a Europa.

La información, que ya ha sido desmentida y borrada de algunos medios que la habían publicado, pretende en todo momento pasar por cierta, tanto por los detalles que ofrece sobre el supuesto asesinato como por la referencia a organismos oficiales.
 Alude, por ejemplo, al “Servicio Médico Forense”, que, según el texto, se ha hecho cargo de los cuerpos. 
Describe, además, el estado en el que fueron hallados los cadáveres, especifica que se trataba de cinco niños y cuatro niñas y menciona que la principal hipótesis de la investigación es que los menores fueron secuestrados y sus familias no pagaron el dinero que les demandaban los raptores para el rescate.

Y para dar mayor realismo, el bulo incluye la supuesta fotografía del crimen. 
Pero la propia imagen esconde la primera pista que lleva a deducir que la información es falsa.
 El texto indica de forma expresa que “se prohibió totalmente acceder a la escena de los hechos”. ¿Y cómo obtuvo entonces el medio una foto de los cuerpos?
 La imagen carece de pie de foto y no se explica cómo se consiguió, si ha sido facilitada por las autoridades o si la filtró alguien cercano a la investigación.
La verdad es que la fotografía fue tomada el 6 de junio de 2016 en la playa de Santa María del Mar de Cádiz durante una perfomance que pretendía ilustrar la tragedia de los refugiados que pierden la vida en el Mediterráneo cuando intentan cruzar el mar para arribar a Europa.
 Los periodistas gaditanos Sara Cantos y José Sánchez Hachero, con la ayuda de 50 extras, intentaron recrear así la muerte de 117 migrantes que acaban de perder la vida en un naufragio y cuyos cuerpos habían aparecido en la costa de Libia. 

Sin embargo, más allá de la imagen, la mentira tiene otro elemento que la desenmascara: el ya manido recurso del miedo que emplean los bulos. 
 No solo describe con crudeza las atrocidades que sufrieron los niños, sino que en un intento de ser viral concluye con una petición de difusión de la supuesta noticia para proteger a otros menores:
 “Si su indignación es sincera, comparta esta información”.
 

 

 

La pinza quirúrgica............................. Juan José Millás

COLUMNISTAS-REDONDOS_JUANJOSEMILLAS
EN EL FONDO, a mí me parece que no nos gusta que nos den la razón. 
A quienes sufrimos de complejo de inferioridad, al menos, nos fastidia.
 Inseguros como estamos de nuestras opiniones, nos desa­sosiega que alguien venga a apoyarlas. 
Yo he pronunciado conferencias cuyo éxito me ha amargado la noche. 
Me recuerdo ahora en la cama de un hotel de una ciudad cualquiera, cubierto hasta la coronilla con la sábana, preguntándome adónde va la humanidad cuando aplaude las sandeces que se le ocurren a un tipo como yo.
Catalonia's regional President Carles Puigdemont poses with a pro-independence supporter with a Catalan Estelada flag outside the Palau de la Generalitat, the regional government headquarters, in Barcelona
Eso es un problema de ­autoestima.

—Lo que usted diga.
Pero vamos al grano: yo no sé si Puigdemont tiene complejo de inferioridad ni si, en caso afirmativo, está justificado.
 Ahora acaba de pronunciar un discurso para anunciar la convocatoria de un referéndum (de momento, ilegal) que se celebrará el 1 de octubre. 
Al dejar la tribuna desde la que se ha dirigido a la prensa y al público, se le ha acercado el señor que vemos a su izquierda portando una estelada.
 El señor se quiere fotografiar con él, a lo que Puigdemont, lógicamente, accede.
 Ahora bien, observen la falta de entusiasmo con la que sus dedos sostienen el borde de la bandera, como si, en lugar de una tela, se tratara de una víscera.
 Esos dedos actúan más como una pinza quirúrgica que como el extremo de una mano amorosa. Trasmiten la impresión de no querer comprometerse. 
Si a ello le añadimos una sonrisa de circunstancias, nos dan ganas de asegurar que al president le revienta que ese individuo haya venido a darle la razón.
 Con frecuencia, hace menos daño que te la quiten.