Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 jun 2017

¿Programa de citas? ¿Magacín de cotilleo? Te explicamos de qué va esta cosa nueva de Risto

 

Antonia Dell'atte también ha querido pasar por 'All you need is love... o no', el show patricio del presentador.

All you need is love o no
All you need is love… o no, el último vehículo televisivo al servicio de Risto Mejide, es un programa antipático ya desde el título. ¿Cómo que “o no”? ¿Cómo que puntos suspensivos?
 Los puntos suspensivos en los títulos son un cascabel que suena a repelente niño Vicente, a graciosete de codazo en las costillas. Tampoco suelen ser un buen augurio para presentadores que estrenen programas tratando de demostrarse algo a sí mismos: cuando Javier Capitán, la parte menos graciosa de El Informal, quiso volar en solitario, lo hizo con un late night que duró pocas semanas en antena.
 ¿Su nombre? Ya es viernes… o no.
¿De qué va esta cosa nueva de Risto? ¿Qué es? ¿Un talk show patricio de personajes anónimos? ¿Un dating a lo Jesús Puente? ¿Un formato de entrevistas a famosos? ¿Un magacín de cotilleo más o menos blanqueado?

Pues tiene un poco de todo eso y no acaba de saber a nada. 
El Risto Mejide jurado, aquel papel de secundario robaescenas que encarnaba en sus inicios televisivos, y cuya identidad se coloreaba con insultos fácilmente recordables, diría que un programa imposible de resumirse en cinco segundos es un programa abocado a que nadie lo vea más de cinco minutos. 
Yo no quiero ceñirme a eslóganes absolutistas que hagan esa cosa tan tentadora y peligrosa de sonar bien, de quedarse mariposeando alrededor de nuestra corteza prefrontal, que es donde reside la memoria, gracias a su viveza de aleteo, sin dejar por ello ningún poso de verdad.
 Un buen programa, como un buen libro o un buen plato de lentejas, puede ser eso, bueno, de muchas maneras distintas.
 Tratar de condensar la receta del éxito o del fracaso en un ingenio verbal es un arte vistoso pero totalitario.
 Risto vs. Antonia Dell’Atte o La madre de Zoolander Risto vs. Antonia Dell’Atte o La madre de Zoolander

Mi rechazo a All you need is love no se adscribe a mi rechazo a Risto, porque de su otro juguete, ese Chester que ahora calienta con alivio de trono recuperado, no se puede decir que flaquee. Lo vea yo o no en mis ratos libres, es una evidencia que gusta, genera titulares y hace que la tele se mueva, generando expectativas sobre qué dirán quién y todos esos rudimentos del engranaje mediático.

 Hasta ahora, el titular más cacareado de All you need is love pasa por esto que dijo Risto en su conversación con Bárbara Rey

 No sé. Ya hay que tener el ego nutrido para que, presentando un programa sobre vaivenes sentimentales, y teniendo enfrente a una vedette de bagaje romántico, digamos, majestuoso, acabes hablando de tus propios polvos.

 En términos, además, tan grimosetes. 

Que ésa es otra. ¿Por qué Risto va de este palo ahora? ¿Por qué se ha instalado en la impudicia feliz de una segunda pubertad? Presenta dos programas con la palabra “love” en el título, vende exclusivas al Hola y retransmite su vida de pareja con cibereuforia. Hasta hace poco, yo creía que estábamos ante un caso de ingenuidad trastornada; que, en tres o cuatro años, el publicista tomaría conciencia de Todo Lo Que Ha Hecho y se llevaría las manos a la cabeza, derretida ya para entonces en un cuadro de Munch.
 Fue la ilustradora Camila Viéitez la que me hizo cambiar de opinión.
 Cuando le conté mi teoría del Risto devorado por la crisis de los cuarenta, ella me dijo:
—No me creo nada.
 Es todo una maniobra para hacerse el humano. Está creando marca.

Risto entrevistando a personas entrañables
Risto entrevistando a personas entrañables
Fue una de estas conversaciones aparentemente intrascendentes que se tienen con una copa en la mano y que poco a poco van creciendo hasta arañar el límite de la neurosis.
 Las enérgicas explicaciones de Camila, que tenía el tema muy estudiado, encendieron sobre mi cabeza una bombilla rabiosa, que poco a poco extendía su luz sobre toda la trayectoria del ex merendador de triunfitos.
 Es verdad. Risto será lo que sea (y yo, desde luego, creo que es algunas cosas, incluso diría que muchas cosas, pocas de ellas agradables), pero es un hombre con discurso, algo que no está al alcance de cualquiera. ¿Tiene Jaime Cantizano un discurso? ¿Lo tiene Jorge Fernández? Risto es su propia marca. 
Que yo recuerde, defiende esta línea de pensamiento desde que llamaba productos a los concursantes de OT. “Sé tu propio spot”, les decía.
 “Tienes el privilegio de contar con tres minutos para ti en prime time, úsalos, véndete.” Bla, bla, bla, ristadas. Cháchara de publicista. Pero es una cháchara coherente con quien la suelta porque él, sí, es su propia marca, y me temo que la estamos comprando todos. Yo el primero por escribir estas líneas. Hablamos de un hombre obsesionado por el impacto fácil y pegadizo. 
Televisivamente, nunca renunció a deconstruirse.
 Pasó de jurado canallita a presentador canallita.
 No funcionó del todo y volvió a juradear.
 Su gran momento llegó cuando supo adaptar ese personaje de provocateur faciloncillo al formato más viejo del mundo: las entrevistas.
 El Chester fue un éxito inesperado que inauguró la fiebre conversadora que vivimos ahora.
 La resurrección de Bertín no hubiera tenido lugar sin la resurrección de Mejide, casi como un eco cultural del efecto mariposa, la teoría del caos, las catástrofes seriales del Pacífico o las admoniciones de Moisés y Aarón.
También supo inventarse una faceta como escritor de autoayuda de ésos que se dicen “de antiayuda” para tener algo jejeable que poner en la faja.
 Su primer libro, recuerdo, estaba paginado al revés para que el lector no se agobiara y supiera que cada vez le quedaba menos por leer (Risto siempre fue un abanderado de la honestidad y hay que admitir que éste fue un gesto bastante honesto consigo mismo, ya que asumía desde el primer minuto el tipo de lectores que iba a tener). 
Después publicó otros títulos crípticos, en plan X, “ooh, qué será”. Y mantiene desde hace años una columna de prensa de estilo taquigráfico y tendente a la enumeración lírica de baratillo. 
 Como se le lee mucho, a quienes le cuestionan no tarda en demostrarles, elegancia mediante, que el complejo de superioridad es una vía de dos carriles en permanente y freudiana comunicación. Y como se le sigue mucho, cada una de sus enganchadas en las redes sociales suele activar ese automatismo de “incendiar las redes” que tantos titulares copa.

Risto sabe exactamente cómo adaptarse a los tiempos. Ahora nos ofrece un hombre sensible donde antes había un abusón, pero es que antes en Twitter lo petaban las cuentas cáusticas con avatares del Dr. House y ahora se lleva más el rollito de ofendido militante. Por eso ha contestado a su última polémica con una especie de lamento desgarrado por el mucho sufrimiento que generan los chistes sobre parejas de distintas edades
 Tal vez esté a punto de liderar un nuevo grupo de oprimidos: a los sexodiversos y neurodiversos están a punto de sumárseles los generatiodiversos de Risto Mejide y Laura Escanes.
 El All you need is love (a veces me olvido de poner el “o no”, perdón) de este lunes empieza con relatos melodramáticos de personas muy castigadas.
 Van allí a compartir testimonios y decir que el amor les ha salvado. Que si drogas, que si enfermedades. 
Uno repite hasta tres veces que se metía cocaína para dormir y suena la música de Forrest Gump (de nuevo, honestidad).
 La receta es siempre la misma, claro: el amor.
 Luego entrevistan a Antonia Dell’Atte, que detalla su feud ya superado con Ana Obregón, que interviene por teléfono.
 ¿Por qué se reconciliaron? Pues por amor. Ya en la parte final hablan de sexo, le hacen preguntas garrulas a Amarna Miller y sientan a una muñeca sexual hiperrealista en la mesa a la que no le hacen preguntas menos garrulas.
Todo el formato es una proyección tridimensional de cojines de San Valentín parlantes. 
Risto nos vende amor como ayer nos vendía misantropía y mañana nos venderá otra cosa. 
Y nosotros lo compramos hasta cuando tenemos la necesidad de enarbolar una bandera ridícula para proclamar que no, eh, que no lo compramos, que nosotros estamos por encima de eso, porque pocos traficantes del ruido mediático han sido tan hábiles como él a la hora de gestionar sus haters.
 Este artículo, como todos los artículos “en contra” de Risto Mejide, es un fracaso, el reverso necesario de un spot polémico del que habla todo el mundo. Mis jijis y vuestros jajas son a Risto lo que los chistes de Twitter fueron a la campaña de Loewe de los hijos tontos: casito, imagen y marca.
Diseccionar a Risto Mejide desde la postironía es un ejercicio estéril porque no es el villano que necesitamos para autoafirmarnos, sino el que nos merecemos por caer una y otra vez en la trampa de seguir dándole cuerda, ya sea en su faceta de malote o en su metamorfosis cupidesca.

Y sin embargo aquí estamos, mientras él ríe.
Qué mal, ¿eh?


 

Carlota Casiraghi: “Mi vida está hecha de acontecimientos tristes”

La hija de Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi confiesa el dolor que le ha acompañado por la temprana muerte de su padre y su pasión por la filosofía.

Carlota Casiraghi, en Mónaco, en junio de 2016.
Carlota Casiraghi, en Mónaco, en junio de 2016. GTRESONLINE

 Carlota Casiraghi, la princesa más bella de Europa ni reina ni lo hará nunca en su Principado de cuento de hadas, pero sí podría recibir corona de soberana de las revistas del corazón. No ha habido acontecimiento, sonrisa, amor, fiesta o desgracia de su historia que haya pasado desapercibido para la prensa del corazón.

 La vida de la segunda hija de Carolina de Mónaco y el empresario italiano Stefano Casiraghi ha desfilado por las páginas de las revistas más glamurosas del mundo desde que nació el 3 de agosto de 1986. 

Pero la imagen que se tiene a través de los medios de esta mujer de 30 años vuela de fiesta en fiesta y de amor en amor.

 Ella escatima declaraciones públicas tanto como derrocha fotogénicas sonrisas y pocas veces se hace hincapié en su pasión por la filosofía, especialidad en la que cursó un grado en la Universidad de la Sorbona de París, su ciudad fetiche.

Promotora desde hace dos años de los Encuentros Filosóficos de Mónaco, la joven se ha sentido más libre en este entorno y ha confesado algunas de sus inquietudes vitales en unas declaraciones publicadas en el l’Observateur de Mónaco. 
“La ansiedad y la angustia forman parte de la vida de todos”, ha dicho Carlota Casiraghi. 
Mi experiencia personal se ha hecho de acontecimientos triste, como la temprana muerte de mi padre, pero estas cosas nos suceden a todos, no importa de dónde vengas”, reconoció.
 Stefano Casiraghi murió a los 30 años de edad, cuando Carlota tenía apenas cuatro años, mientras disputaba el Campeonato del Mundo de Offshore en aguas del principado de Mónaco.
Carlota ha estado imbuida desde la infancia en el arte y la cultura, y a principio se inclinó hacia la poesía. 
“Gracias a mi madre, he tenido la oportunidad de acceder pronto a la cultura y la literatura y esta situación me ha permitido forjar mi gusto por la crítica”, ha manifestado la joven. 
El traslado junto a su familia a la localidad francesa de St. Remy de Provence y Fontainebleau tras la muerte de su padre, le hizo desarrollar una fascinación por los poetas franceses Baudelaire y Rimbaud quienes despertaron en ella la pasión por París y “el misterio de la ciudad”.
Carolina de Monaco y su hija Carlota en el Baile de la Rosa celebrado el pasado mes de marzo.
Carolina de Monaco y su hija Carlota en el Baile de la Rosa celebrado el pasado mes de marzo. GTresOnline
Aunque los demás se preocupen de sus estilismos, ella se identifica más inmersa entre libros. “El papel es mi mundo. Escribir es mi medio. Es un espacio de libertad que me reafirma y me hace resistir”.
 También confiesa que se sintió adolescente prematuramente y que la tendencia a la soledad le inclinó hacia la introspección y el análisis. 
 Devoró a Sartre, Nietzsche y Freud y en la escuela secundaria estudió filosofía con Robert Maggiori, crítico literario del diario Libération, quien ha llegado a afirmar que ha sido la mejor alumna que ha tenido en sus cuarenta años de carrera. 
Parecía que estaba abocada a la enseñanza y la investigación, pero tras su licenciatura y cuando se lanzaba a conseguir el doctorado, necesitó parar. 
“Soy muy perfeccionista y me sentí demasiado presionada durante los exámenes. Necesitaba un descanso”, ha afirmado analizando lo que ocurrió en aquel momento. 
“En cualquier caso lo que más deseo no es acumular conocimientos sino compartirlos. 
Y ese ha sido el germen de la idea de crear el premio de filosofía Robert Maggiori”.

Al final su pasión por la filosofía se ha traducido en un proyecto para Mónaco. “A veces me siento todavía en la universidad”, ha declarado Carlota Casiraghi, 
“En los dos años que llevan las Jornadas de Filosofía he conocido a los más brillantes filósofos académicos y he leído muchos libros”, concluye. 
Mientras su vida sigue y “combina experiencias”. Es imagen de Gucci y Montblanc, colabora con la Fundación François-Xavier Bagnoud con un programa sólido para la erradicación de la pobreza en el mundo, disfruta de su hijo Raphael, nacido de su relación con el actor Gad Elmaleh y se entrega a su nuevo amor, el productor de cine Dimitri Rassam, hijo de la actriz Carole Bouquet.
Carlota Casiraghi y el productor Dimitri Rassam en Nueva York el pasado mes de abril.
Carlota Casiraghi y el productor Dimitri Rassam en Nueva York el pasado mes de abril. GtresOnline
Pero en estas declaraciones no toca hablar de la parte glamurosa de su vida.
 Prefiere finalizar insistiendo en su preocupación por las mujeres: “Debemos ayudar a las mujeres en peligro, darles condiciones materiales dignas a sus hijos. 
Un niño que carece de atenciones maternas estará más expuesto a la violencia.
 Es una prioridad de primer orden”, concluye Carlota Casiraghi.

 

Solsticio de verano: el día con más horas de luz del año............ Alberto López.

A las 6.24 horas ha comenzado la nueva estación en el hemisferio norte, que durará 93 días y 15 horas hasta el 22 de septiembre.

Solsticio de Verano 
La puesta de sol en un campo cerca de Gordes, al sur de Francia. AFP
Aunque este año el inicio del verano no traiga aparejado la llegada del calor, que ya lo estamos sufriendo como no se recuerda en lustros de manera tan temprana, la astronomía da la bienvenida a primera hora de la mañana de hoy a la nueva estación.


Si bien asociamos la jornada más larga del año, y la noche más corta, al día de San Juan, el próximo sábado, los solsticios de verano ocurren siempre entre el 20 y el 23 de junio debido a los ajustes en nuestro calendario gregoriano respecto a la rotación terrestre alrededor del sol.
La palabra solsticio (del latín solstitium (sol sistere), significa “Sol quieto”) y son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.
En el solsticio de verano el Sol alcanza su altura máxima al mediodía y se corresponde con el día más largo del año, marcando el paso de la Primavera al Verano.
 A partir de esta fecha los días comienzan a decrecer.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y hacia el Sur y la existencia de los solsticios está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita.
He aquí la explicación: la duración de una órbita terrestre es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (es decir, de días). 
Con ese cuarto se explica en el calendario gregoriano la introducción cada cuatro años de un día extra: el 29 de febrero de los años bisiestos.
 Sin embargo hay más correcciones para regularizar ese cuarto anual de rotación terrestre, y es que el calendario actual por el que nos regimos elimina tres días bisiestos cada cuatro siglos.

Por ese motivo cada año cambia el momento exacto del solsticio, porque la duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta, todos los parámetros físicos, no lo hacen, pero nuestro calendario sí por ese cuarto de más cada año.
 De esta manera, cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia.
Como curiosidad del solsticio de verano hay que destacar que la sombra de cualquier objeto tendrá la componente longitudinal nula en dicha línea durante esta jornada. 
Esto ocurre una sola vez al año, por lo que buscar sombras para no pasar calor será difícil hoy en los días posteriores en las horas centrales de luz. 
Además, el 3 de julio, poco después del solsticio de verano, la Tierra se situará en el momento del año en que se encontrará más lejana del Sol, lo que se conoce como el día del afelio.
Esta estación es más larga que otras porque La Tierra se mueve más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano -según la conocida como segunda ley de Kepler- precisamente debido a este mayor alejamiento al Sol.

Asimismo, durante la estación veraniega se producirán dos eclipses, uno de Luna y otro de Sol, y varias lluvias de meteoros. Concretamente, el día 7 de agosto habrá un eclipse parcial de Luna que será visible en Australia, Asia, África y Europa, y que desde España se podrá ver sus últimas fases, aunque ni en las islas Baleares ni en el extremo oriental de la península no será visible.
Más tarde, el 21 de agosto, se producirá un eclipse total de Sol, que será visible en Estados Unidos, así como de manera parcial en el resto de América, África y, antes de la puesta de Sol, en Europa.
 En España sólo se podrá observar a última hora de la tarde.
El verano también permitirá ver las lluvias de meteoros que se producen de manera ocasional en estas fechas, entre las que destacan la de las 'delta Acuáridas' cuyo máximo ritmo se dará alrededor del 30 de julio, y la más famosa del verano, la de las Perseidas, cuyo máxima actividad se dará alrededor del 12 de agosto con 150 meteoros cada hora, aunque con la Luna al 72% de iluminación será difícil la observación de este fenómeno.
Por otro lado, durante este verano el cielo a primera hora de la mañana estará dominado por Venus, y también por Marte desde mediados de agosto, mientras que en al atardecer serán visibles Júpiter y Saturno durante toda la estación.
La primera Luna llena del verano será el 9 de julio y le seguirán dos más, el 7 de agosto y 6 de septiembre.


 

20 jun 2017

El último show de la banda.......................... Iñigo Domínguez..

El grupo de pesos pesados de la cúpula de Aznar se junta en una sesión decadente del juicio Gürtel para no decir nada

Javier Arenas, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes, Gerardo Galeote y Rodrigo Rato durante su declaración como testigos en el juicio de la trama Gürtel.
Javier Arenas, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes, Gerardo Galeote y Rodrigo Rato durante su declaración como testigos en el juicio de la trama Gürtel. EFE
Este martes se reunió la cúpula del PP de José María Aznar, pero en la sala de espera de los testigos de Gürtel. Arenas, Acebes, Mayor Oreja y Rato eran como viejos rockeros en el camerino antes de un último concierto. 
Un revival triste: el grupo ha vuelto a juntarse, pero obligado.
 Ya nada es lo que era, en cuatro horas nadie mencionó a la estrella de la banda, José María Aznar; Luis Bárcenas quedó reducido a chico de los recados y la culpa de todo fue del extesorero Álvaro Lapuerta, apeado del banquillo por demencia sobrevenida
 Ya nadie odia a Bárcenas: ha puesto patas arriba el PP, pero al final les ha llamado de testigos y han venido como corderitos a decir que todo fenomenal.
Ninguna enemistad con él, eso dijeron los cuatro.

Quién sabe de qué hablaban al verse allí sentados: con lo que hemos sido y ahora aquí. 
Tenían ya canas, gafas de cerca, achaques y algunos renqueaban. El más entero fue Javier Arenas y los abogados le pillaban del lado de la ceja buena, que se encrespaba como siempre. 
Luego con la fiscal ya se puso graciosete. 
¿Las campañas electorales? "Complicado asunto. En España hay 7.000 ayuntamientos". ¿Hay otro Javier Arenas en el PP? "Pregunta compleja. Seremos 800.000 militantes".
 En los momentos de decir "jamás" o "desconocimiento absoluto" alzaba la voz con poderío. 
El clímax llegó con la expresión "desconocimiento absolutísimo". El pasaje más interesante fue al tocar la famosa reunión con Bárcenas de 2010, tras su imputación, en la que estaban ellos dos, Rajoy y la mujer del tesorero. 
"Mire usted, reunión semejante a esa no recuerdo con nadie", dijo con retranca.
 Le dijeron que podía disponer de una salita para dejar sus cosas y allí es donde luego destrozaron sus ordenadores a martillazos. También le comentaron que si alguna vez necesitaba "el auxilio de un vehículo del partido", que lo pidiera.
 Bien podía estar aparcado en la puerta y que los cuatro testigos hubieran venido todos juntos en él.
Al volver a la sala de los testigos y abrir la puerta se oyeron risas y qué tal te ha ido.
 Pero entonces salió Acebes muy serio y fuera bromas. 
 Estaba igual, igual de enfadado que la última vez, pero con pelo blanco. 
 Habló poco y transmitía tal tensión que si se hubiera puesto a lanzar sillas nadie se hubiera sorprendido
. Pero no pasó nada: no sabía nada de nada. Todos siguieron un guion con idénticas respuestas.
 En medio de este declive anímico apareció Mayor Oreja y lo multiplicó por cien.
 Con los ojos vidriosos y aire profundamente apesadumbrado es que ni tuvo la curiosidad de leer los papeles de Bárcenas en el periódico:
 "Prácticamente no, no he tenido ningún interés".
 Con la que se ha armado y al final nadie los ha leído. 
"Sí, he visto referencias en prensa", le secundó luego Rato.
 Parecía medio despistado, quizá ya no sabía ni en qué juicio estaba
. El mejor fue Gerardo Galeote, exparlamentario europeo, con padre y hermano imputado en distintas piezas de la causa, que repitió tres veces una frase algo contradictoria:
 "No me reconozco en las anotaciones y no conozco el sentido de las mismas". 

Hubo un breve epílogo en esta mustia sesión de aire decadente con un testigo menor, de la defensa de Jesús Sepúlveda:
 "Nos conocemos desde el colegio, desde los ocho años". 
Daba cierta pena, un vértigo de vida torcida y extraviada.
 Eran dos niños jugando en el patio, y ahora aquí.