A las 6.24 horas ha comenzado la nueva estación en el hemisferio norte, que durará 93 días y 15 horas hasta el 22 de septiembre.
Aunque este año el inicio del verano no traiga aparejado la
llegada del calor, que ya lo estamos sufriendo como no se recuerda en
lustros de manera tan temprana, la astronomía da la bienvenida a primera
hora de la mañana de hoy a la nueva estación.
Si bien asociamos la jornada más larga del año, y la noche más corta, al día de San Juan, el próximo sábado, los solsticios de verano
ocurren siempre entre el 20 y el 23 de junio debido a los ajustes en
nuestro calendario gregoriano respecto a la rotación terrestre alrededor
del sol.
La palabra solsticio (del latín solstitium (sol sistere), significa “Sol quieto”) y son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.
En el solsticio de verano el Sol alcanza su altura máxima al mediodía y se corresponde con el día más largo del año, marcando el paso de la Primavera al Verano.
A partir de esta fecha los días comienzan a decrecer.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y hacia el Sur y la existencia de los solsticios está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita.
He aquí la explicación: la duración de una órbita terrestre es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (es decir, de días).
Con ese cuarto se explica en el calendario gregoriano la introducción cada cuatro años de un día extra: el 29 de febrero de los años bisiestos.
Sin embargo hay más correcciones para regularizar ese cuarto anual de rotación terrestre, y es que el calendario actual por el que nos regimos elimina tres días bisiestos cada cuatro siglos.
Por ese motivo cada año cambia el momento exacto del solsticio, porque la duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta, todos los parámetros físicos, no lo hacen, pero nuestro calendario sí por ese cuarto de más cada año.
De esta manera, cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia.
Como curiosidad del solsticio de verano hay que destacar que la sombra de cualquier objeto tendrá la componente longitudinal nula en dicha línea durante esta jornada.
Esto ocurre una sola vez al año, por lo que buscar sombras para no pasar calor será difícil hoy en los días posteriores en las horas centrales de luz.
Además, el 3 de julio, poco después del solsticio de verano, la Tierra se situará en el momento del año en que se encontrará más lejana del Sol, lo que se conoce como el día del afelio.
Esta estación es más larga que otras porque La Tierra se mueve más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano -según la conocida como segunda ley de Kepler- precisamente debido a este mayor alejamiento al Sol.
Asimismo, durante la estación veraniega se producirán dos eclipses, uno de Luna y otro de Sol, y varias lluvias de meteoros. Concretamente, el día 7 de agosto habrá un eclipse parcial de Luna que será visible en Australia, Asia, África y Europa, y que desde España se podrá ver sus últimas fases, aunque ni en las islas Baleares ni en el extremo oriental de la península no será visible.
Más tarde, el 21 de agosto, se producirá un eclipse total de Sol, que será visible en Estados Unidos, así como de manera parcial en el resto de América, África y, antes de la puesta de Sol, en Europa.
En España sólo se podrá observar a última hora de la tarde.
El verano también permitirá ver las lluvias de meteoros que se producen de manera ocasional en estas fechas, entre las que destacan la de las 'delta Acuáridas' cuyo máximo ritmo se dará alrededor del 30 de julio, y la más famosa del verano, la de las Perseidas, cuyo máxima actividad se dará alrededor del 12 de agosto con 150 meteoros cada hora, aunque con la Luna al 72% de iluminación será difícil la observación de este fenómeno.
Por otro lado, durante este verano el cielo a primera hora de la mañana estará dominado por Venus, y también por Marte desde mediados de agosto, mientras que en al atardecer serán visibles Júpiter y Saturno durante toda la estación.
La primera Luna llena del verano será el 9 de julio y le seguirán dos más, el 7 de agosto y 6 de septiembre.
La palabra solsticio (del latín solstitium (sol sistere), significa “Sol quieto”) y son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.
En el solsticio de verano el Sol alcanza su altura máxima al mediodía y se corresponde con el día más largo del año, marcando el paso de la Primavera al Verano.
A partir de esta fecha los días comienzan a decrecer.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y hacia el Sur y la existencia de los solsticios está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita.
He aquí la explicación: la duración de una órbita terrestre es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (es decir, de días).
Con ese cuarto se explica en el calendario gregoriano la introducción cada cuatro años de un día extra: el 29 de febrero de los años bisiestos.
Sin embargo hay más correcciones para regularizar ese cuarto anual de rotación terrestre, y es que el calendario actual por el que nos regimos elimina tres días bisiestos cada cuatro siglos.
Por ese motivo cada año cambia el momento exacto del solsticio, porque la duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta, todos los parámetros físicos, no lo hacen, pero nuestro calendario sí por ese cuarto de más cada año.
De esta manera, cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia.
Como curiosidad del solsticio de verano hay que destacar que la sombra de cualquier objeto tendrá la componente longitudinal nula en dicha línea durante esta jornada.
Esto ocurre una sola vez al año, por lo que buscar sombras para no pasar calor será difícil hoy en los días posteriores en las horas centrales de luz.
Además, el 3 de julio, poco después del solsticio de verano, la Tierra se situará en el momento del año en que se encontrará más lejana del Sol, lo que se conoce como el día del afelio.
Esta estación es más larga que otras porque La Tierra se mueve más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano -según la conocida como segunda ley de Kepler- precisamente debido a este mayor alejamiento al Sol.
Asimismo, durante la estación veraniega se producirán dos eclipses, uno de Luna y otro de Sol, y varias lluvias de meteoros. Concretamente, el día 7 de agosto habrá un eclipse parcial de Luna que será visible en Australia, Asia, África y Europa, y que desde España se podrá ver sus últimas fases, aunque ni en las islas Baleares ni en el extremo oriental de la península no será visible.
Más tarde, el 21 de agosto, se producirá un eclipse total de Sol, que será visible en Estados Unidos, así como de manera parcial en el resto de América, África y, antes de la puesta de Sol, en Europa.
En España sólo se podrá observar a última hora de la tarde.
El verano también permitirá ver las lluvias de meteoros que se producen de manera ocasional en estas fechas, entre las que destacan la de las 'delta Acuáridas' cuyo máximo ritmo se dará alrededor del 30 de julio, y la más famosa del verano, la de las Perseidas, cuyo máxima actividad se dará alrededor del 12 de agosto con 150 meteoros cada hora, aunque con la Luna al 72% de iluminación será difícil la observación de este fenómeno.
Por otro lado, durante este verano el cielo a primera hora de la mañana estará dominado por Venus, y también por Marte desde mediados de agosto, mientras que en al atardecer serán visibles Júpiter y Saturno durante toda la estación.
La primera Luna llena del verano será el 9 de julio y le seguirán dos más, el 7 de agosto y 6 de septiembre.
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