Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 abr 2017

El torero Palomo Linares sigue hospitalizado tras una operación de corazón

La Fundación Toro de Lidia, que había informado de la muerte del diestro, admite que se trataba de un error.

Palomo Linares
Sebastián Palomo Linares, en una imagen de archivo.
El torero Sebastián Palomo Martínez, conocido como Palomo Linares (Jaén, 1947) continúa ingresado en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y no ha fallecido, como había informado la Fundación Toro de Lidia en su perfil de Twitter.
 La fundación se ha retractado posteriormente, aduciendo que se había hecho eco de informaciones publicadas en otros medios, tras admitir que la familia lo había desmentido.
 El torero ha pasado varios días hospitalizado tras una operación de corazón. 
El pasado viernes, el torero fue sometido a una intervención quirúrgica en el Hospital Gregorio Marañón y, tras la operación, pasó a la unidad de cuidados intensivos.
 Desde el pasado sábado, el torero se encuentra sedado y con ventilación mecánica tras haber sido sometido a un doble baipás aortocoronario.
 Con un pronóstico "reservado", el hospital destacaba en el último parte que la operación había transcurrido "sin incidencias".
 

 

Alejandro Sanz y su cruzada en la Red contra Nicolás Maduro

El cantante utiliza sus redes sociales para mostrar su apoyo a la oposición venezolana y condenar la represión del presidente contra las manifestaciones.

Alejandro Sanz, en los Premios Cadena Dial.
Alejandro Sanz, en los Premios Cadena Dial. Cordon Press
Venezuela vive días amargos tras tres semanas de protestas, escasez, inseguridad… 
La oposición venezolana se ha apoderado de las redes sociales y miles de fotos, vídeos y mensajes en contra del Ejecutivo de Nicolás Maduro han dado la vuelta al mundo.
 Y las voces de famosos que condenan la represión del Gobierno no han dejado de solidarizarse con la oposición. 
 Uno de los más activos ha sido Alejandro Sanz. “La sangre de Carlos José Moreno (17 años) está en tus manos Maduro. Cobarde”, ha escrito el cantante madrileño en sus redes sociales en el mensaje que acompaña la trágica imagen del cuerpo de un joven que yace sin vida en Caracas.
El interés del artista, de 48 años, por la política venezolana no es nuevo.
 En 2007 las autoridades del país sudamericano le vetaron un concierto en Caracas debido a unas declaraciones que había hecho en contra de Hugo Chávez. Ocho años después volvía a posicionarse.
 Durante una entrevista en México reprobó el hostigamiento y la represión que vive la oposición venezolana.
 “Venezuela se merece a un presidente que mire por su país y no por él y su partido”, decía a la periodista Adela Micha.
 Desde hace más de tres semanas sus más de dos millones de seguidores en su cuenta de Instagram y 15,9 millones en Twitter han sido testigos de una serie de publicaciones de Sanz que van desde instantáneas que inmortalizan las marchas a banderas venezolanas, testimonios de algunos usuarios y hasta un vídeo que recuerda “el caracazo” de 1989 con la voz de Hugo Chávez de fondo.
 Este post compartido el pasado domingo se ha reproducido más de 145.000 veces y tiene comentarios agradeciendo su apoyo. “Esto es terrible @alejandrosanz ustedes son eco de nuestro secuestro, somos un país secuestrado, sin medios que difundan la verdad... 
Gracias a Dios las redes sociales nos ayudan a alzar un poco nuestra voz... Mil gracias por el apoyo”, “Gracias Alejandro por mostrar lo que pasa en mi país” o “Libertad para Venezuela” son algunos de ellos.

 

Bomarzo, cuando el escándalo compone................... Jorge Fernández Guerra

Prohibida por “indecente” en los sesenta en Buenos Aires, la ópera en dos actos de Alberto Ginastera se estrena este lunes en el Teatro Real.


Una escena de 'Bomarzo'.
Una escena de 'Bomarzo'.
"Quiero saber quién es el responsable de haber puesto esa indecencia”, se cuenta que dijo el general Juan Carlos Onganía, dictador de Argentina desde 1966, tras una Consagración de la primavera , de Stravinski, en versión del coreógrafo Óscar Araiz. “Mi mujer y mi hija tuvieron ayer que ver las indecencias de estos bailarines semidesnudos, ¡tras lo cual hoy hemos debido ir a confesarnos!”. 
Lo cuenta Esteban Buch en su libro The Bomarzo Affair. Ópera, perversión y dictadura.
El casto enfado del general se convirtió en prohibición del ballet, además de El mandarín maravilloso, de Bartók, o la película Blow Up, de Antonioni, sin atender que la película estuviera basada en un cuento de Cortázar.
 Pero faltaba la guinda. 
Dos días después se estrenaba en Washington la ópera Bomarzo con un gran éxito que, a la postre, fue fatal. 
La prensa y la crítica, entre elogios, deslizaron comentarios sobre episodios “eróticos”. “Porno im Belcanto”, escribió el crítico Rolf Gaska. ¿Era para tanto?
Ni el libreto de Manuel Mujica Lainez ni la partitura de Alberto Ginastera, que cobrarán vida en el Teatro Real entre el 24 de abril y el 7 de mayo, parecen reclamar excesos. 
Y las alusiones escabrosas por las que pasa el personaje principal, el duque Pier Francesco Orsini, no van más allá de lo que sucede en Wozzeck, Tannhäuser, Carmen o Salomé.

 

Viaje de autor: Paul Bowles, el cronista de la huida

Por Isidoro Merino

El autor de 'El cielo protector' hizo del desplazamiento y el desamor su materia literaria.

Viaje de autor: Paul Bowles, el cronista de la huida
"Casi todas las noches suenan los tambores.
 Nunca me despiertan; los oigo y los incorporo a mi sueño como las llamadas nocturnas de los muecines. Aun cuando en el sueño esté Nueva York, el primer Allah akbari borra el telón de fondo para trasladar lo que sea a África del Norte, y el sueño sigue...". 
Viajero permanente, anfitrión en Tánger de William Burroughs y Jack Kerouac, personaje esquivo y mítico de la generación beat, el escritor y compositor Paul Bowles supo encarnar como nadie el "sueño de Tánger".

De izquierda a derecha, Emilio Sanz de Soto, Carleton, Capote, y Jane y Paul Bowles.
De izquierda a derecha, Emilio Sanz de Soto, Carleton, Capote, y Jane y Paul Bowles. EL PAÍS
Nacido en Nueva York en 1910, Bowles viajó a Marruecos a los 21 años, aconsejado por la escritora estadounidense Gertrude Stein, para recopilar y catalogar las diferentes músicas del país.
 Como también le ocurriera a Lawrence Durrell con la ciudad de Alejandría, no tardó en caer cautivo del oscuro magnetismo del norte de África.
 "Los turistas van y vienen, los viajeros llegan a un lugar y permanecen en él hasta que parten en busca de otro", dice por boca de otro de sus personajes en una frase que ya se ha convertido en tópico. 
Viajero por América (vivió en México más de cuatro años), Europa y Asia, no se instalaría definitivamente en Tánger hasta 1952, y apenas la abandonó salvo para adentrarse en el Sáhara y en otros lugares de Marruecos, o viajar a Nueva York y Madrid para recibir tratamiento médico o escuchar su música en concierto.
 Recluido en Marruecos, lejano en su nomadismo interior a la dura realidad del país, Bowles había renunciado a la brillantez de la vida literaria y musical de Nueva York para seguir el aforismo de Kafka, uno de sus escritores favoritos:
 "A partir de un cierto punto, ya no hay posibilidad alguna de retorno. Ése es el punto que es preciso alcanzar". 
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La ansiedad del viaje

Esta actitud vital tiene paralelismos con los personajes que aparecen en sus novelas y cuentos cortos. 
Tema recurrente en sus historias son esos turistas o viajeros occidentales que se adentran demasiado profundamente en una sociedad que no conocen; el periplo va a menudo acompañado —como en el caso de Ulises o de Orfeo— de un descenso a los infiernos.
 El fatalismo, la implacable imparcialidad del paisaje, de unos territorios reales o ficticios que Bowles dibuja con precisión fotográfica, dirigen el rumbo de un viaje iniciático que corre paralelo a su propia destrucción. 
En algunas de sus narraciones, este maestro en sugerir la ansiedad y el miedo abre la puerta a lugares en los que, una vez dentro, ya no hay posibilidad de dar marcha atrás.
 El lector se ve convertido en testigo impotente de los acontecimientos, narrados con el desapego y frialdad del informe de una autopsia; de ahí que resulten tan desasosegantes. 
Tanto en Delicada presa como en Un episodio distante, dos de sus relatos más representativos, el horror se muestra ante el lector de una forma no predeterminada, provocando en él la misma perplejidad que produciría la imagen de un asesinato real emitido por televisión.
Viaje de autor: Paul Bowles, el cronista de la huida
Algunos han querido ver en Kit y Port, la pareja protagonista de El cielo protector, al mismo Paul y a Jane, su esposa, amiga y también escritora, que murió en España en 1973. Resulta difícil aproximarse desde fuera a la ambigua relación, destructiva y al mismo tiempo fructífera, que mantuvieron.
 Las cartas que Jane le escribió desde el hospital de Málaga donde fue ingresada tras sufrir una embolia cerebral (Bowles siempre afirmó que fue envenenada por Cherifa, la codiciosa criada-amante marroquí con la que Jane se obsesionó), han hecho que algunos intérpretes viesen en ella a una víctima de la indiferencia de su esposo.
 Pese a la distancia con que Bowles se sitúa respecto a sus personajes, las pistas de ese extraño amor se pueden rastrear en Parada en Corazón, narración de dolorosa lectura, donde la relación entre la pareja protagonista, de viaje por un país latinoamericano, deriva hacia el desencuentro, el engaño y el abandono.


Viaje de autor: Paul Bowles, el cronista de la huida

Bibligrafía en español

Alfaguara y Seix Barral son las dos editoriales españolas que más atención han dedicado a la producción narrativa de Paul Bowles. El cielo protector (1949), la novela emblemática y probablemente la obra maestra de Bowles, fue editada por Alfaguara en 1992, al calor de la popular adaptación cinematográfica realizada por Bernardo Bertolucci e interpretada por Debra Winger y John Malkovich (con una breve aparición del propio Bowles)
. La novela cuenta el viaje de un matrimonio norteamericano, Kit y Port, y un amigo llamado Tunner al profundo sur de Marruecos. Bowles describe magistralmente la dureza y la belleza del Sáhara mientras narra el hundimiento total de las vidas de los protagonistas. 
 En 2006, Seix Barral publicó una nueva traducción de la obra más emblemática de Paul Bowles, con prólogo del autor inédito hasta entonces en español.