Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 feb 2016

Letizia, ropa de vanguardia para una feria de vanguardia.............................................. El País

La Reina escoge una atrevido 'look' para la inauguración de ARCO.

 

La Reina escogió un look un tanto audaz para comparecer este jueves en la inauguración de ARCO. Vestida con una chaqueta rosa fucsia, una camisa blanca y unos atrevidos pantalones de cuero negros anchos y tobilleros, que combinaba con unos zapatos de tacón de aguja sin medias y una cartera de mano igualmente fucsia, doña Letizia visitó la prestigiosa feria de arte. Casi todo el conjunto confeccionado con firmas de moda españolas.
Los pantalones de cremallera frontal son de Uterqüe (275 euros), una de las firmas del grupo Inditex; los pendientes de cuarzo verde y rubíes fueron diseñados por Tous y cuestan 650 euros; la cartera es de Adolfo Domínguez a juego con la chaqueta (99 euros) y la camisa de Hugo Boss (250 euros)
La Reina, en Arco. WireImage
Para la ocasión, la Reina se decidió por llevar el pelo recogido, opción que suele elegir para las grandes ocasiones. ARCO siempre ha sido uno de los escenarios preferidos por la esposa de Felipe
 VI para mostrar su estilo, un look de vanguardia para una feria de vanguardia.
Tras la celebración de la Semana de la Moda de Madrid algunos diseñadores como Roberto Verino han pedido públicamente a doña Letizia que se abra a otros creadores españoles, que no confíe su armario solo a Felipe Varela como viene haciendo desde 2004.
Días después Jorge Vázquez, uno de los triunfadores de la pasarela madrileña, ha contado que ha recibido una llamada del palacio de La Zarzuela. "Parece que quieren encargarme algunas cosas", ha dicho enigmático el diseñador.
 La Reina hasta ahora ha mostrado su preferencia por Varela al que ha elegido para todas las grandes ocasiones
. Pero su clienta más importante no estuvo el lunes en su regreso a la pasarela de Madrid.
 De hecho, el diseñador quiso que no hubiera una primera fila tradicional llena de famosas, optó por invitar a clientas anónimas. Los clientes de Felipe Varela buscan en él sofisticación, elegancia y sobriedad.
 Su página web es austera y hasta ahora no había vuelto a presentar en público sus colecciones.
 Se formó en París, en el Institut Français de la Mode y en la Escuela Internacional de Diseño Esmod, y ha trabajado para firmas como Kenzo, Dior, Lanvin o Mugler.

Entusiasmo por la censura................................................................ Javier Marías

Si algo caracteriza a nuestra época, es la pasión censora que domina a las sociedades.

 Franco estaría encantado, y todos los dictadores que en el mundo han sido, como lo estarán los actuales.

 Si algo caracteriza a nuestra época, es la pasión censora que domina a las sociedades: el afán de prohibir, de regularlo todo, de eliminar el pasado enojoso de la misma manera que Stalin hacía borrar de las antiguas fotografías a sus colaboradores caídos en desgracia, que fueron centenares. 

En esas fotos, una vez amañadas, se percibían inexplicables huecos, pero eso era preferible a que se viera al jefe soviético en compañías súbitamente indeseadas

. Hay que recordar que, al menos en España, la censura es inconstitucional desde 1978, pero eso le trae sin cuidado a demasiada gente.

 Carmena ya ha arremetido alguna vez contra la prensa, culpándola de impedirle llevar a cabo sus torpes y estrafalarios planes municipales.

 Podemos ya ha avisado que convendría ponerle freno y controlarla, como viene haciéndolo desde hace lustros el régimen chavista en Venezuela.

 El PP se ha quejado de la propaganda existente contra él en unos pocos periódicos y televisiones, mientras que nunca protesta de los muchísimos más medios que tiene a su favor, si no a sus pies y quién sabe si a sueldo.

 En Rusia, los periodistas críticos con el Gobierno caen a menudo abatidos por balas o acaban en una prisión más o menos siberiana, a la vieja usanza.

 En la Argentina kirchnerista, hasta hace tres días, la prensa insumisa se veía hostigada y amenazada.

 Y no hablemos de Arabia Saudí y otros países árabes, en los que a un bloguero le pueden caer mil latigazos. 

Ni de México, donde los reporteros que no son el complaciente y fatuo Sean Penn pierden la vida.

Pero todos estos son formaciones, Gobiernos o mafias con clara vocación represora y totalitaria. 

El problema mayor son las sociedades, el ánimo censor que se va adueñando del planeta. 

Ya escribí aquí hace tiempo sobre la pretensión de muchos estudiantes estadounidenses de suprimir en sus universidades toda opinión o discurso que a cada cual desazone u ofenda. Quieren que unos lugares que siempre fueron de cuestionamiento y debate, de confrontación de ideas, se conviertan en lo que llaman “safety spaces” o algo así, “espacios seguros” en los que nadie altere sus convicciones con inquietantes pareceres, y la única forma de conseguir eso es que nadie diga nada que pueda molestar a alguien, es decir, nada de nada.

 Hace unas semanas hablé del destierro al que el Rijksmuseum ha condenado a veintitrés vocablos, desaparecidos de los rótulos de sus cuadros. 

En la Real Academia Española recibimos sin cesar peticiones airadas para que se borre del Diccionario tal o cual acepción o término que al remitente le parecen reprobables.

 Lejos de abstenerse de usarlos o recomendar la abstención a sus conciudadanos, exige su ostracismo y que no quede rastro. Recientemente un alto cargo de la Compañía de Jesús ha solicitado la supresión de “jesuita” como “hipócrita, taimado”, y un representante del Gobierno del Japón lo mismo respecto a “kamikaze” como “terrorista suicida”. 

Ni estos señores ni tantos otros entienden que la gente es libre de utilizar las palabras como le venga en gana y que, si un uso se extiende, la Academia está obligada a consignarlo. Demasiadas personas no entienden ya la libertad, o no la desean para los demás. 

Ahora la Organización Mundial de la Salud propone que todas las pelícu­las pasadas o presentes en que aparezcan personajes fumando sean “no recomendadas para menores” (eso incluiría Siete novias para siete hermanos), igual que Franco y su Iglesia calificaban “para mayores” todas aquellas en las que se vieran un escote semigeneroso o besos apasionados.
 La OMS, en cambio, no toma medidas contra los millones de imágenes que muestran muertes violentas.
Según ella, el consumo de tabaco en la pantalla incita a la emulación, pero no los cuchillos, las pistolas, los fusiles de asalto ni los drones.
 Que lo pregunten en los Estados Unidos, donde no es difícil adquirir estas armas
. ¿Y el alcohol, las drogas, el maltrato, las torturas y las violaciones?
 A este paso todas las películas y series deberían ser para adultos maduros, porque ya ven lo pusilánimes que son los universitarios.
Hoy hay demasiados individuos a los que no les basta con no hacer esto o aquello: aspiran a que nadie lo haga.
 Los términos que nos hieren, sean prohibidos; los hábitos que desaprobamos, tórnense ilegales; las ideas que nos perturban, no sean emitidas; las escenas que juzgamos perjudiciales, no existan, no las vea nadie. (Quizá se hayan fijado en que ya no se ven caer caballos en las batallas cinematográficas: no basta con que se jure que ningún animal ha sido dañado en ningún rodaje, está vetada hasta la simulación de ese daño.)
 La libertad está hoy rodeada de enemigos, y no son los únicos los miembros del Daesh y los talibanes
. Poco a poco, y con subterfugios, se compite con ellos en nuestras sociedades.
 Las libertades arduamente conseguidas en ellas van cayendo, en abominable connivencia entre la derecha y la izquierda o lo que así se llamaba (claro que las actuales “izquierdas” suelen ser falsas, impostoras)
Hoy hay demasiados individuos a los que no les basta con no hacer esto o aquello: aspiran a que nadie lo haga.
  Las libertades arduamente conseguidas en ellas van cayendo, en abominable connivencia entre la derecha y la izquierda o lo que así se llamaba (claro que las actuales “izquierdas” suelen ser falsas, impostoras).
 Hasta Playboy ha renunciado a sacar desnudos en sus páginas, para acoplarse a la omnipresente censura, con frecuencia disfrazada: los desnudos están prohibidos para menores de trece años en Instagram y otras redes
. Si los suprime, Playboy podrá colgar sus fotos en estos sitios y hacer más caja.
 Castigar con la pérdida de ingresos es una de las formas más viejas y eficaces de imponer las prohibiciones. Franco y los demás dictadores estarían extasiados, al ver cómo sus enseñanzas han prosperado.

Más fuertes y mejores..................................................... Rosa Montero

En el dolor, en la ansiedad, en las esperas y las desesperaciones, si cuentas con una buena lectura estás al menos en parte protegido.

Mientras escribo estas líneas, puedo ver junto a mí los desalentadores montoncitos de libros que se empiezan a acumular, como torres truncadas, en el suelo de mi despacho.
 Ya no me caben en las baldas y no sé dónde meterlos.
 Aunque hace ya mucho que perdí el respeto reverencial a los libros y, después de leerlos, suelo desprenderme de la mayoría, la cantidad de volúmenes que tengo crece como la espuma, porque me regalan muchos y, mea culpa, sigo comprando bastantes (menos mal que existen las versiones electrónicas).
 A veces pienso que se están convirtiendo en una especie de virus invasor y hasta llego a detestarlos durante unos instantes.
 Luego, claro, se me pasa corriendo. ¿Qué haría yo sin libros?
 Son y siempre han sido mi mejor amuleto ante los desasosiegos de la vida.
 En el dolor, en la ansiedad, en las esperas y las desesperaciones, si cuentas con una buena lectura estás al menos en parte protegido
. Recuerdo perfectamente las obras que leí en algunos momentos especialmente penosos; en enfermedades propias, por ejemplo, o en esperas hospitalarias de enfermedades ajenas.
Son libros que me ayudaron a atravesar esos tiempos oscuros, los estrechos desfiladeros de la vida; a decir verdad, pienso en ellos como si fueran mis amigos.
Sé, por otra parte, que esto que me sucede a mí le ocurre a muchos.
 El grupo editorial italiano Mauri Spagnol y el Centro de Estudios de Mercado y Relaciones Industriales de la Universidad de Roma publicaron hace poco los resultados de una investigación curiosísima: estudiaron si la lectura tiene algún efecto en el bienestar de las personas.
Tomaron una muestra de 1.100 individuos, los dividieron en dos grupos, lectores y no lectores, y les aplicaron tres conocidos protocolos para calibrar el índice de satisfacción con la vida, según la autovaloración de los sujetos según la autovaloración de los sujetos.
En una escala del uno, lo peor, al diez, lo mejor, los 1.100 individuos se dieron, como media, una nota de felicidad por encima del siete
. Esto ya es sorprendente en sí, o al menos a mí siempre me sorprende que, cuando le pides a la gente que puntúe su nivel de felicidad, todos los estudios suelen dar unas notas bastante altas, de notable para arriba.
 Y es que el ser humano es una criatura vitalista, adaptativa y tenaz.
 Pero lo novedoso de esta investigación es que los lectores superaron a los no lectores en todos los apartados por cerca de medio punto: se sentían más dichosos y experimentaban más a menudo emociones positivas.
 Resumiendo: parece que leer te ayuda a ser más feliz. Cosa que desde luego no me extraña.
Siempre me han dado pena las personas que no leen.
 Las compadezco porque creo que viven mucho menos
Siempre me han dado pena las personas que no leen.
 Y no porque sean más incultas y menos libres, aunque es bastante probable que sea así.
No, las compadezco porque creo que viven mucho menos.
 Leer es entrar en otras existencias, viajar a otros mundos, experimentar otras realidades.
 Y además, ¡qué inmensa soledad la de quien no lee!
 Porque la literatura nos une con el resto de los habitantes de este planeta, nos hermana con la humanidad entera, más allá del tiempo y el espacio
. Podemos experimentar las mismas emociones que un escritor inglés del siglo XVI o que una autora contemporánea de la remota Nueva Guinea.
Y al fundirnos con los demás, al salir de nosotros mismos, salimos también por un instante de nuestra muerte, que nos espera enroscada en la barriga.
 Leer te hace inmortal.

Hay dos fotos antiguas en blanco y negro que me parecen maravillosas y que son un ejemplo de esa fuerza benéfica de la literatura.
 Una es de André Kertész y muestra una ancianita en camisón sentada en una cama de madera, un mamotreto viejo con dosel.
 La instantánea fue tomada en el asilo de Beaune (Francia) en 1929, así que la mujer era una asilada, probablemente sola, enferma y pobre, una vieja sitiada por la muerte
. Pero tiene un libro en las manos y está embebida en él. Lee, de perfil, con serena y perfecta placidez.
 Qué invulnerable se la ve, protegida por el gran talismán de la lectura. Toda ella luz dentro del barquito de su cama en mitad de un océano de tinieblas.
La otra foto es bastante conocida: la biblioteca de Holland House, en Londres, tras los bombardeos de 1940
. El techo del edificio se ha derrumbado pero las paredes, repletas de libros, se mantienen en pie. Aquí y allá hay tres hombres con abrigo y sombrero que, subidos a la inestable pila de escombros, miran los lomos de las estanterías u hojean algún volumen.
 A mí esta foto siempre me ha parecido un emblema de la esperanza, de la capacidad de supervivencia de los humanos.
 En lo más aterrador de la pesadilla nazi, cuando parecía que el infierno triunfaba, esos hombres buscaban en la hermandad lectora con el resto de la humanidad las fuerzas suficientes para seguir resistiendo.
 Esta es la magia de la literatura: nos hace ser más fuertes y mejores.


 

El poder de Idris Elba....................................................................... Rocío Ayuso

Para muchos en Hollywood, esta noche el actor debería estar entre los candidatos al Oscar por su papel en ‘Beasts of No Nation’.

 Foto: Grant Harder
Vestido con traje de tres piezas de Ermenegildo Zegna, Idris Elba bailotea en el centro de la pista. El brillo etílico de su mirada promete.
 Lo único que parece faltarle al actorazo con alma de disc jockey, que salió hace 43 años de una de las peores colmenas del barrio londinense de Hackney, es que le dejen pinchar la música de esta fiesta en el corazón de Hollywood.
Uno de los hombres mejor vestidos del planeta se despoja de la americana dejando relucir el chaleco más elegante visto últimamente por estos pagos.
 Saluda con un abrazo sin dejar de bailar. La noche va a ser larga en esta terraza de Los Ángeles (California).
 Acaba de conquistar dos galardones del Sindicato de Actores, como mejor intérprete de reparto por Beasts of No Nation y como mejor protagonista en una serie de televisión con Luther
. Se ha convertido en el primer intérprete masculino que logra tal hito
. Una descomunal bofetada al statu quo de una industria que se niega a aceptar lo que Idrissa Akuna Elba (nombre completo) lleva años diciendo: no hay actores blancos o negros.
 Solo hay actores.
 En su caso, buenos.
Será uno de los muchos ausentes en la ceremonia de los Premios Oscar que se celebra esta noche. Ríos de tinta han corrido por lo blancos que son en esta edición los galardones que representan el rostro de Hollywood.
 Nadie se explica cómo el trabajo de Idris Elba en Beasts of No Nation como sanguinario comandante de una guerrilla en un país africano fue pasado por alto en las candidaturas
. Un papel que se queda tanto en la piel como el indeleble recuerdo que dejó aquel otro secundario de lujo que interpretó en la serie The Wire.
Y su encarnación en Mandela
. Y el detective televisivo de Luther.
La actriz Helen Mirren se le acerca para hacerse una foto durante los premios del sindicato de actores. “Es tan guapo que nubla el sentido”
Envuelto en un aura de victoria, riendo junto a Ted Sarandos, el jefe de contenidos de ­Netflix, y dejándose fotografiar junto a varios de sus rivales en la ceremonia de los Premios del Sindicato de Actores
. En un arrebato de ternura, Idris se lanza a retratar entre los flases de los reporteros a su hija Isan
. Su compatriota Helen Mirren, ganadora del Oscar por su inolvidable papel en The Queen, tampoco quiere perderse la posibilidad de quedar deslumbrada ante la presencia de Elba
. “Tiene tanta sensibilidad…
 ¡Es británico!”, suelta la veterana actriz.
 “Claro que entiende las implicaciones de esta noche, parte de una conversación más amplia que está en boca de todos. Pero aquí está disfrutando del momento, sin postureos.
Y es tan guapo que nubla el sentido”.

 Foto: Grant Harder
Vestido con traje de tres piezas de Ermenegildo Zegna, Idris Elba bailotea en el centro de la pista. El brillo etílico de su mirada promete. Lo único que parece faltarle al actorazo con alma de disc jockey, que salió hace 43 años de una de las peores colmenas del barrio londinense de Hackney, es que le dejen pinchar la música de esta fiesta en el corazón de Hollywood. Uno de los hombres mejor vestidos del planeta se despoja de la americana dejando relucir el chaleco más elegante visto últimamente por estos pagos. Saluda con un abrazo sin dejar de bailar. La noche va a ser larga en esta terraza de Los Ángeles (California). Acaba de conquistar dos galardones del Sindicato de Actores, como mejor intérprete de reparto por Beasts of No Nation y como mejor protagonista en una serie de televisión con Luther. Se ha convertido en el primer intérprete masculino que logra tal hito. Una descomunal bofetada al statu quo de una industria que se niega a aceptar lo que Idrissa Akuna Elba (nombre completo) lleva años diciendo: no hay actores blancos o negros. Solo hay actores. En su caso, buenos.
Será uno de los muchos ausentes en la ceremonia de los Premios Oscar que se celebra esta noche. Ríos de tinta han corrido por lo blancos que son en esta edición los galardones que representan el rostro de Hollywood. Nadie se explica cómo el trabajo de Idris Elba en Beasts of No Nation como sanguinario comandante de una guerrilla en un país africano fue pasado por alto en las candidaturas. Un papel que se queda tanto en la piel como el indeleble recuerdo que dejó aquel otro secundario de lujo que interpretó en la serie The Wire. Y su encarnación en Mandela. Y el detective televisivo de Luther.
La actriz Helen Mirren se le acerca para hacerse una foto durante los premios del sindicato de actores. “Es tan guapo que nubla el sentido”
Envuelto en un aura de victoria, riendo junto a Ted Sarandos, el jefe de contenidos de ­Netflix, y dejándose fotografiar junto a varios de sus rivales en la ceremonia de los Premios del Sindicato de Actores. En un arrebato de ternura, Idris se lanza a retratar entre los flases de los reporteros a su hija Isan.
 Su compatriota Helen Mirren, ganadora del Oscar por su inolvidable papel en The Queen, tampoco quiere perderse la posibilidad de quedar deslumbrada ante la presencia de Elba.
 “Tiene tanta sensibilidad… ¡Es británico!”, suelta la veterana actriz. “Claro que entiende las implicaciones de esta noche, parte de una conversación más amplia que está en boca de todos. Pero aquí está disfrutando del momento, sin postureos. Y es tan guapo que nubla el sentido”.
Como repite a todo el que se acerca a felicitarle durante esta velada y él mismo escribirá en Twitter, en estos momentos vive una efervescencia similar a la que uno siente cuando espera el autobús y llegan dos.
Pero sigue cansado de tener que dar explicaciones por el cacareado papel de James Bond que nunca llega
. Otra evidencia más del racismo imperante en Hollywood. Bailando junto a Jamal, su guardaespaldas, el actor baja la guardia al calor de la música.
 “Claro que me gustaría hacer de Bond. Y lo llevaría a un estilo mucho más retro, una figura dañada, mucho más oscura.
 Pero es un color al que no sé si alguna vez podré acercarme”, dice bromeando.
Su parlamento dista mucho del que mantenía durante otro encuentro semanas atrás
. Entonces hasta se disculpaba antes de decir:
 “No puedo contestar a nada que tenga que ver con Bond porque lo que digo se queda y bastante circo hay ya formado”.
 Pero el circo lo montaron otros
. Los que hackearon los estudios Sony divulgando correos personales como el de la entonces jefa Amy Pascal, que dijo que “Idris debe ser nuestro próximo Bond”.
 O Jamie Foxx, cuando contó a la revista Rolling Stone su último encuentro con Elba
. Una conversación entre estrellas en la que Foxx le soltó: “¿Sabes que eres el cabrón de Bond?”.
 
Idris Elba en la serie 'The wire'. cordon press
Elba incluso soñó con ello.
 No en vano el agente especial 007 con licencia para matar forma parte de su cultura.
 Las películas de la saga son las que veía de pequeño en el cine Rio de su barrio en East London y forjaron su interés por la actuación.
 En esta polémica arreciaron aquellos para quienes resulta inconcebible la idea de un negro interpretando al héroe ideado en la imaginación blanca de Ian Fleming en 1953.
Son los mismos que se niegan a cambiar el color imperante en Hollywood.

El aludido aprende a ser cauto en el maremoto racial que le rodea. Evita los encuentros con la prensa desde que se anunciaron las candidaturas al Oscar. Ha preferido llevar su mensaje en favor de la diversidad a otros foros.
 De ahí su reciente discurso ante el Parlamento británico, donde exigió una “carta magna” que ofrezca más oportunidades a las minorías.
 Crítico también consigo mismo, afirma que dejó de ver la televisión porque nunca se ha sentido reflejado en ella.
Pero estamos ante alguien que ha pasado a la historia reciente del medio con su retrato del maquiavélico narcotraficante Russell Stringer Bell en la serie The Wire.
Asegura que se hizo un hombre a los 18 años, cuando se marchó de casa de su madre.
 Llevaba trabajando desde los 14 haciendo un poco de todo.
Y se marchó a Estados Unidos.
“Me considero actor desde que conseguí el carné del Sindicato de Actores”, dice sacando a relucir su verdadero acento londinense de barriada.
 Los segundos comienzos tampoco fueron fáciles. “No me gusta hablar mucho sobre este tema. Ya sabes, Nueva York, sin dinero… Todo lo que tenía se lo daba a mi hija porque habíamos decidido que mi esposa y ella se quedasen el apartamento”.
Con esto último se refiere a su separación de la actriz liberiana Dormowa Sherman, con quien se había instalado en la Gran Manzana en 1997 en busca del sueño americano.
El mismo del que se despertó mientras dormía en su furgoneta. “Tampoco me gusta hablar de ello. Era una furgoneta Astro de Chevrolet con cinco o seis asientos y se dormía de maravilla.
 Aquello solo se prolongó durante un par de meses.
Iba a las audiciones por la mañana y me ganaba algo pinchando música por la noche.
 Aquel periodo concluyó cuando me contrataron en The Wire”.

The Wire marcó un antes y un después.
 En la pequeña pantalla y en la vida de Idris Elba.
La aclamada creación de David Simon no llegó a encontrar al público durante su vida en antena, pero su visión en torno al crimen organizado en Baltimore a través de sus diferentes instituciones consiguió su lugar en la memoria colectiva, transformando a un desconocido como Elba en un actor imprescindible
. Llegó al papel desde la necesidad, en una audición donde, dada su talla, aspiraba a encarnar al narco principal de la trama: Avon Barksdale.
Como en muchas otras ocasiones, se quedó con el papel secundario, el de aquel otro narco aspirante a genio de las finanzas que trabajaba bajo la sombra de Avon ­Barksdale. “
Fue un excelente vehícu­lo para su lucimiento”, reconoció su creador, David Simon. “Lo mismo que Luther”.
Elba no esquiva los halagos
. Se encuentra cómodo entre ellos.
 En los últimos años, los piropos le llegan a mares.
“Yo mismo estoy asombrado, del trabajo, del afecto, del terremoto que me lleva sacudiendo y con el que sigo lidiando.
 Llevo trabajando en esto desde hace más de 25 años, disfrutando de grandes cimas, filmes que han cambiado mi vida, personajes como Luther, como Stringer Bell, como Mandela…
 De todos ellos, el de la serie Luther es mi bebé, por el que siento más pasión”.
Vestido hoy con una especie de chándal en tonos celestes, sin perder su estilo, pero con aire de andar por casa, resulta difícil imaginar el otro Idris con el que convive Elba.
 El de los momentos bajos como muchas de esas películas que quizá sea mejor no recordar.
 No tanto por su trabajo, sino porque de donde no hay no se puede sacar.
Títulos como Obsesionada, que sirvió de trampolín como actriz a Beyoncé y que no fue más que una versión negra de Atracción fatal.
 Detalles que le matan tras haber dado forma a papeles como Mandela desde el corazón, sin artificios. Contra las desilusiones o las obsesiones, Big Driis viene al rescate
. Ese es el nombre que utiliza en muchas ocasiones como disc jockey.
Su antídoto para los bajonazos está en un campo al que empezó a dedicarse antes que a la interpretación.
Habla de Ibiza con pasión y del lugar que se ha ganado en el mundo de la música house.
Lo hace mostrando mucho más orgullo que con sus recientes premios como actor.
“Me llevo mi pequeño equipo de disc jockey donde quiera que voy
. Son muchas horas de hotel en las que me conecto y busco nuevos beats”, explica este lobo solitario. Prefiere trabajar solo, lejos de su familia.
“No es fácil convivir con un actor”.
 En esas ocasiones más que nunca prefiere la compañía de su música.
 “Me relaja, sí. Pero se trata de un mundo muy competitivo
. Muchos no lo entienden y me critican porque se piensan que, si ya soy un actor, para qué quiero ir por ahí pinchando
. Pero mi primer amor es la música”.

Idris Elba en la película 'Beasts of No Nation', su papel más reciente.
Su forma de desconectar le ha facilitado otras conexiones.
El pasado año ejerció de disc jockey en Berlín, calentando a 17.000 personas antes del concierto de Madonna a petición de la artista.
Y ya tiene en el mercado un par de álbumes
. Un tema de nuevo cuño, titulado Murdah Loves John, está dedicado a su alter ego, John Luther, su personaje más querido.
El ritmo de Idris Elba también resuena en otros campos como el del vil metal.
 Su nombre destaca en una lista que encabeza Jamie Foxx y que engloba a las figuras negras más ricas del negocio del espectáculo.
 Un listado sesgado por colores, pero donde se constata que la fortuna de Elba supera los 13 millones de euros.
 La mitad del montante, gracias a la música.
 Con unos ingresos anuales de 1,25 millones de euros, de los que el ámbito de la moda le ha reportado 277.000. Jamal, su guardaespaldas, forma parte de su vida tanto como los viajes en jets privados que le brindan los estudios.
Reparte su vida entre Londres (donde están su madre y su oficina), Nueva York, Los Ángeles y Atlanta.
 En este último enclave atesora vivienda para poder estar más cerca de su hija.
 Tiene otro hijo, Winston, nacido en 2014 de su relación con Naiyana ­Garth.
 Y no duda en asegurar que el tiempo que pasa junto a Winston e Isan es el que más aprecia en su vida. “Pero mi carrera siempre es lo primero”.
“No hablo mucho de cuando dormía en una furgoneta. estuve un par de meses así, hasta que me contrataron en The wire
Hay algún otro cadáver en su armario que habla de una boda en Las Vegas en 2006, anulada 24 horas más tarde
. O de ese hijo que creía suyo y luego descubrió que era de otro.
Prefiere fomentar la imagen de alguien que ha roto las barreras raciales e incluso de género posando para Maxim (la primera vez que un hombre protagoniza la portada de esta revista).
La irresistible atracción que emana clava cada vez más hondo la espinita que tiene en su corazón de actor
. “Claro que busco papeles que trasciendan mi color, mi raza.
Soy un híbrido, alguien orgulloso de ser británico, pero que creció amamantado por la cultura africana.
 Al que le gusta celebrar los dos mundos.
 Tampoco entiendo por qué todavía nadie me ha ofrecido una comedia romántica
. No, no bromeo. Tengo que ingeniármelas para conseguir algo más ligero que los dramas que llevo años interpretando”.
Tendrá que esperar. Ni The Dark Tower ni The Mountain Between Us, sus próximos rodajes, son historias cómicas ni románticas
. Al menos, algo ha cambiado.
 Ambas iban a ser interpretadas por un actor blanco: Javier Bardem, en la adaptación de la novela de Stephen King; Charlie Hunnam, en la versión cinematográfica de la novela homónima de Charles Martin.
 El gran Big Driis ha conseguido, esta vez sí, que Hollywood baile a su ritmo.
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