Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 jun 2015

Un cuento o una novela sin final







Los sueños castellanos

Los sueños castellanos

Margot Molina
Las disparatadas aventuras de Hermia y Lisandro han sido una constante tentación para los directores de escena.
 Muchos han soñado alguna vez con montar ‘El sueño de una noche de verano’ y  bastantes lo han conseguido pero, sin duda, uno de los sueños más dulces que la obra de Shakespeare ha tenido en castellano es la versión que Ur Teatro estrenó en 1992, mantuvo en cartel hasta 1998 y repuso en 2009.
Un sueño que arrastró a más de 400.000 espectadores al teatro. 
“Con este montaje nosotros abrimos un camino.
 Nuestra versión supuso una forma diferente de enfrentarse a un clásico en España desde una compañía privada”, apunta Helena Pimenta, fundadora y directora de Ur Teatro y responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) desde 2011.
Las claves del éxito de ‘El sueño…’ de Ur, además de la ternura y la inocencia con la que la compañía se enfrentó al texto, fueron varias.
 Helena Pimenta las analiza ahora, cuando Tim Robbins está a punto de estrenar en Almagro su visión de ese bosque en el que Puck y Titania hacen de las suyas.
 “Descubrimos que superponiendo una trama sobre otra podíamos desarrollar la obra con solo seis actores, que hacían cuatro personajes cada uno”, reflexiona la directora que actualmente está ensayando ‘El alcalde de Zalamea’ con la CNTC.
 “El resultado fue posible gracias a  la formación que veníamos haciendo en UR desde hacía varios años en clown y danza contemporánea, porque la obra tiene lenguajes muy distintos”, añade Pimenta.
 Y recuerda que después del éxito de ‘El sueño…’, por el que la compañía recibió el Premio Nacional de Teatro, pasaron “mucho miedo”. “Era como tener un agujero delante ante el que dudábamos si saltar o no”, precisa.
Durante su dilatada carrera Miguel Narros (Madrid, 1928-2013) se adentró en los vericuetos mágicos del mundo de las hadas en dos ocasiones con mucho éxito.
 La primera en 1986, en el Teatro Español, y en 2003 estrenó la versión que hizo de la obra Eduardo Mendoza y que protagonizó Verónica Forqué.
 Otro de los montajes del texto de Shakespeare que ha dejado huella en la dramaturgia española fue el de Morboria Teatro en 2008.

Tim Robbins: “El arte puede eliminar el monstruo que atrapa el cerebro”...........................Aurora Intxausti

El actor y director de cine y teatro presenta 'El sueño de una noche de verano' en Clásicos de Alcalá.

El actor y director de cine y teatro Tim Robbins, en Alcalá de Henares. / Samuel Sánchez
“Soy un hombre bendecido y afortunado”
. Lo dice con una gran sonrisa mientras fuma un cigarrillo en una terraza desde la que se divisan los edificios centenarios de Alcalá de Henares.
El actor, director y músico estadounidense Tim Robbins, bajo un sol de justicia solicita un café espresso y habla de su último proyecto teatral, A Midsummer Night´s Dream (El sueño de una noche de verano), de William Shakespeare, con el que lleva viajando un par de años.
 Hoy y mañana se representa en el Festival Clásicos en Alcalá y, del 3 al 6 de julio, en Almagro.
 Se intuye su entusiasmo por el número de veces que sonríe durante la entrevista, habla con respeto del trabajo artístico en el que están inmersos sus tres hijos, Jack, Miles y Eva, y se manifiesta orgulloso de los derroteros en los que está su carrera.
 Acaba de dar el salto a las series de televisión con The Brink, en la que interpreta junto a Jack Black y Pablo Schreiber a tres hombres que buscan cómo solucionar una crisis geopolítica que podría derivar en una Tercera Guerra Mundial.
“La forma de aprender es cometiendo errores.
 Esta obra teatral la elegimos durante los años de crisis económica y pensamos que teníamos que hacer algo que animara al espectador, que le sacara del ostracismo en el que estaba sumido.
Que disfrutara de la alegría y vitalidad que transmite Shakespeare en su texto”.
Series, espectáculos, películas y ‘folk’
Tim Robbins (West Covina, California, 1958), director artístico de The Actors’ Gang, compañía teatral creada en 1981, se muestra especialmente feliz por conocer un festival de obras clásicas como el de Alcalá de Henares.
 Anteriormente a El sueño de una noche de verano, Robbins se presentó en España con la adaptación de 1984, de George Orwell.
En su adaptación de la obra de Shakespeare, 12 actores de The Actors’Gang, dirigidos por Robbins y la codirectora artística Cynthia Ettinger, iluminan el bosque de Shakespeare, con música original de David Robbins, con expresión cinética y acercándose a la realidad y a la magia del lenguaje de la obra.
El montaje se representa en Alcalá esta noche y mañana, para luego viajar al Festival de Almagro (3, 4, 5 y 6 de julio).
El director de Pena de muerte patrocina programas educativos con The Actors’ Gang que ofrecen educación artística a estudiantes en Los Ángeles
. Este año hay cinco españoles.
 En los últimos cinco años esta compañía ha realizado talleres para los presos en las cárceles de California.
Se ha metido en televisión con la serie The Brink, cuyos personajes tratan de evitar una Tercera Guerra Mundial. Tras su disco Tim Robbins and the Rogues Gallery Band, prepara nuevas canciones.
Pregunta. ¿Qué tiene Shakespeare para que siga tan vigente entre nosotros?
Respuesta. El corazón y el entendimiento de la condición humana.
 En esta obra se hace referencia al caos que existe en el mundo, a las enfermedades, a las hambrunas que pasan los hombres y hay detrás un mensaje vitalista con el que descubres que si abres los ojos alguien te querrá y recibirás ese amor.
 ¿Qué otra obra de teatro puede transmitirte tanto entusiasmo? Esta pieza es un tesoro lleno de joyas que vas encontrando con el tiempo.
 Un actor cuando las encuentra se siente tremendamente complacido.
P. Empezó en la música para salir del hoyo en el que estaba sumido.
R. Cualquier tipo de arte es capaz de eliminar el monstruo que atrapa el cerebro. Mantener y sacar a flote el espíritu humano.
El entretenimiento sin arte puede destruir al individuo.
 Algunas veces las historias que crea tu mente pueden reforzar la violencia, el cinismo y el nihilismo. Puede producir lo negativo y también hacer crecer los aspectos más positivos del ser humano.
 Es más difícil tener que luchar cada día, levantarte y seguir adelante.
P. Ha triunfado en varias actividades artísticas: ¿se considera un hombre afortunado?
R. Muy bendecido y muy afortunado.
 Me siento afortunado de poder tener un lugar donde poder crear historias y hacerlo de la misma forma en que creaba mis películas: con integridad, con autonomía, sin jefes
. Prefiero hacer un trabajo puro y del que me sienta orgulloso para diez personas que algo corrupto y condicionado para cien.
P. ¿Es creyente?
R. Creo en el espíritu y el espíritu puede adoptar muchas formas diferentes.
P. ¿El éxito le ha hecho feliz?
R. Quizás al principio cuando descubres este mundo.
 Ahora, estar con mi hijo Miles cantando en un concierto en Lyon (Francia) una canción country que había compuesto él, con la compañía de teatro haciendo el coro y los espectadores tarareando la música, te llena de orgullo.
 En ese momento me giré en el escenario y vi a mi hijo con una cara de felicidad enorme y fue emocionante. En esos instante me di cuenta que esos segundos no tienen precio.
P. ¿Quién considera que es mejor músico: su padre, Gil Robbins, su hijo, Miles Robbins, o usted?
R. Sin duda alguna mi padre.
 Tuvo gran éxito a lo largo de su carrera y tocaba un tipo de música que me gusta.
 Mi hijo está en ello y mi hermano David es genial.
Es el compositor de la obra El sueño de una noche de verano y es espectacular verle tocar cualquier instrumento
. El peor de todos soy yo, pero no por ello voy a dejar de hacerlo. Me gusta componer y cantar.
P. ¿Puede haber un problema de egos en una familia como la suya?
R. He pensado en ello muchas veces. —Tarda en contestar, duda y frunce el ceño antes de dar una respuesta—. Todo depende de cómo te enfrentes al éxito.
 Yo sé que nunca podría hacer lo que logró mi padre, ni tampoco lo he intentado.
Mi trayectoria ha ido por otros derroteros y mis hijos tienen que encontrar su propio camino.
 Jack, mi hijo mayor, está haciendo cosas que yo no hubiera sido capaz de hacer con 26 años.
Ha rodado un documental fantástico sobre las gentes sin hogar, dos películas y ha montado una exposición sobre sus dibujos.
 Miles, con 23, tiene dos álbumes grabados y va por el tercero, y mi hija Eva lleva trabajando de actriz desde los 14.
 Los tres están haciendo cosas que sus padres no hicieron
. Ellos tienen que buscar su propia identidad y eso estoy seguro que les dará poder.
P. ¿Qué opina sobre reforma sanitaria de Obama?
R. Un miembro de esta compañía de teatro tiene a su madre enferma, sin esta ley tendrían que vender la casa.
Quiero una salud pública universal, pero para Estados Unidos es un gran logro.

 

Nabokov se las sabía todas............................................................... Javier Aparicio Maydeu

Las cartas del autor a su esposa, chófer, asistente y cómplice revelan su perfil camaleónico.

Véra Nabokov escribe al dictado de su marido, Vladímir, en su casa en 1958. / Getty Images

Las cartas del autor de Lolita a su adorada y explotada esposa, secretaria, lectora, chófer, asistente, mecanógrafa, editora y cómplice no tienen desperdicio, ya era hora de que se tradujeran, y constituyen una pieza clave del rompecabezas que contextualiza la vida y la idiosincrasia del impagable narrador ruso, ese malabarista de los juegos y las identidades, que manipulaba como bolas de colores sobre el fondo oscuro del exilio y de la supervivencia.
 Otras piezas esenciales son sus memorias falsas Habla, memoria (Anagrama. Barcelona, 1999) y el volumen de Stacy Schiff Véra. Señora de Nabokov (Alianza. Madrid, 2002), la biografía completa y aguda de la destinataria de las cartas que nos ocupan, el amour fou ma non troppo del bueno de Vladímir que, atlético como era, supo nadar siempre entre dos, tres y hasta cuatro aguas, no en vano cruzó el Atlántico.
Una de las misivas de Nabokov.
Se las sabía todas. Y en este epistolario, que traduce la edición de Penguin Classics publicada el pasado septiembre, como un artista capaz de actuar en varias pistas de circo a la vez, Nabokov revela su condición polifacética, camaleónica.
 Héroe romántico de novela del XIX. Coleccionista de fruslerías. Implacable observador del mundo, como le corresponde a un naturalista y cazador de mariposas.
 Entrañable dibujante de coches y trenes para su hijito Dmitri al final de la página. Chancero (“Cachorrilla, prométeme que nunca, nunca cenaremos salchichas”, le escribe en 1926 al sanatorio en el que Véra estaba interna, como lo estuvo en el de Wald en Davos la esposa de Thomas Mann). Adulador incorregible (“Te amo, mi minina, mi vida, mi vuelo, mi flujo, perrita”, le escribe en julio de 1926, como Humbert Humbert escribirá más tarde “Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, mi pecado, mi alma…”). Poeta, en versos que desperdiga a lo largo del epistolario, y en prosa: describe una taberna rusa de Marsella —“de la calle llegaba un frescor acídulo y el rumor sordo de las noches portuarias”— no como lo hubiese hecho Zola, sino confesándole a Véra enseguida que se sabe de memoria los poemas de Ronsard; y recurre a las imágenes como recurre un náufrago a una tabla, “hace sol y hiela, por lo que la nieve en los tejados parece una violácea capa de gouache”, escribe desde Praga en 1926.
Autor de crucigramas —que plantea moviendo las palabras como fichas en un tablero de su querido ajedrez— y de acertijos que los editores resuelven para el lector más curioso
. Políglota cosmopolita y un lenguaraz animal social (“Todo un éxito. Estaba Michaux. Me hice muy amigo de la editora de Joyce, una lesbianita petulante”, escribe en 1937 en un París todavía libre y libérrimo)
. Y un gigantesco egocéntrico, a pesar de que, con casi 40 años, le confiesa a Véra en febrero de 1937 su ilusión por ser recibido por fin en París por el gran Gallimard. El volumen de Cartas a Véra, que cubre sobre todo las décadas anteriores a su exilio americano, y que exhibe la impostura del artificio y cierto hedonismo lúdico, se adereza con un aparato de notas y textos complementarios entre los que destaca un preliminar del profesor Brian Boyd, el autor de los volúmenes Vladimir Nabokov. Los años rusos (Anagrama. Barcelona, 1992) y Vladimir Nabokov. Los años americanos (Anagrama. Barcelona, 2006), otras dos piezas imprescindibles para armar el puzle biográfico del temible burlón que escribió Pálido fuego y que ni siquiera siendo septuagenario dejó nunca de ser un joven vanguardista.
Fue Véra una mujer con arrestos, que parece que condujo alguna vez uno de los Ferrari de su hijo y que nunca estuvo para muchas lolitas y, sin embargo, se diría que en sus cartas Nabokov la convierte en un alma cándida… Y es que también las cartas privadas son un género de ficción en manos de un artista.