Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 mar 2015

El eclipse que recorrerá Europa...........................................................Alicia Rivera

La ocultación del Sol por la Luna, el viernes, solo será visible en su totalidad en el Atlántico norte, pero se verá parcial en todo el continente.

 

Eclipse de agosto de 1999, similar al del 20 de marzo. / ANTONIO DEL SOLAR (PLANETARIO DE MADRID).

El viernes 20, poco después de las nueve de la mañana en la península Ibérica, y si el tiempo lo permite —si está nublado, siempre queda Internet—, empezará un espectáculo celeste de primer orden que será visible desde toda Europa.
 La luna nueva cruzará por delante del Sol ocultando poco a poco el disco de la estrella: un eclipse solar.
 Unos miles de personas en dos archipiélagos del Atlántico Norte (las islas Feroe y las Svalbard) tendrán el privilegio de ver el Sol negro, la estrella completamente tapada por la Luna y su luz asomando blanquecina por los bordes, durante casi tres minutos en la mejor posición.
 Pero serán millones los que, en toda Europa, Norte de África, Oeste y Norte de Asia y Oriente Próximo (y en América solo en un extremo de Terranova), tendrán la oportunidad de presenciar un eclipse parcial, con la estrella del Sistema Solar más o menos tapada por el satélite natural de la Tierra.
 En el continente no se observará otro hasta 2026.
En esta ocasión, la ocultación total del Sol, que comenzará al sur de Groenlandia y terminará casi en el Polo Norte recorriendo una franja sobre la superficie terrestre de 462 kilómetros de ancho, acumula varias coincidencias, con la estrella en su máximo de actividad en el ciclo de 11 años
. “La morfología de la corona [solar] será simétrica, similar a la observada, por ejemplo, en el eclipse de Australia de 2012, y muy distinta de la del de Siberia de 2008, cuando el Sol se encontraba en un mínimo de actividad y la corona presentaba una asimetría muy acentuada”, explicó, desde las Feroe, Miquel Serra-Ricart, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y veterano cazador de eclipses.

Dos al año o más

Los movimientos de la Tierra alrededor del Sol y de la Luna en torno a la primera hacen que, al menos dos veces al año y hasta un máximo de siete, el satélite natural se interponga entre la Tierra y el Sol haciendo eclipses solares.
  • Al ser el Sol 400 veces mayor que la Luna y estar 400 veces más lejos, su tamaño aparente en el cielo es similar.
  • Si la órbita lunar no estuviese inclinada respecto al plano de la eclíptica, la Luna se interpondría exactamente entre la Tierra y el Sol en cada luna nueva, provocando un eclipse, dice el Planetario de Pamplona.
  • La pequeña inclinación (casi seis grados) de la órbita lunar basta para que la mayoría de las veces la Luna pase al norte o al sur del Sol. Solo hay eclipses totales de Sol con la luna nueva en la misma eclíptica o muy cerca.
  • En 2015 hay dos eclipses totales lunares y dos solares (uno parcial y uno total).
Además, la ocultación empieza 15 horas antes del equinocio de marzo que marca el inicio de la primavera astronómica en el hemisferio Norte, “con alta probabilidad de formación de auroras boreales”, añadía Serra-Ricart, con la esperanza de captar la imagen insólita del Sol negro y esas espectaculares luminiscencias del cielo
. Precisamente en los días pasados se ha registrado una intensa actividad geomagnética que ha permitido ver auroras incluso en latitudes más bajas, como las de Escocia o el norte de EE UU.
Y el jueves, un día antes de la ocultación solar, la Luna esta, en su órbita, en uno de los puntos más cercanos a la Tierra este año, aproximándose hasta 357.583 kilómetros del planeta (cuando el eclipse se produce con la luna nueva alejada, es anular y, se ve la circunferencia oscura con un anillo de Sol radiante alrededor).
Se produce un eclipse Solar cuando se cruza la Luna entre la estrella y la Tierra proyectando su sombra sobre una franja del planeta.
 Como, desde la superficie terrestre, el Sol y La luna tienen casi el mismo tamaño aparente en el cielo (la segunda es mucho más pequeña pero está mucho más cerca), los discos de una y otro se ven solapados casi exactamente en el caso de elipse total.
 Eso es lo que verán en las Feroe y en las islas árticas de Svalbard, mientras que incluso a miles de kilómetros de la franja de totalidad, se podrá ver un trozo de la Luna cubriendo una parte del Sol. El viernes, la máxima duración de la totalidad se verá al norte de las Feroe, donde, en un barco que cuente con la buena suerte del cielo despejado, se observará el Sol cubierto por completo durante dos minutos y 47 segundos.
El eclipse arranca alrededor de una hora antes de alcanzar la totalidad.
 En la península Ibérica, cuanto más al norte, más Sol se verá cubierto por la Luna: en A Coruña, un 76%, en Madrid, casi el 67% y en Barcelona, el 64%, (según informa el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, que invita a todos los aficionados a observar el fenómeno desde su sede de Alcobendas, en Madrid). En Londres el 87% del Sol se tapará, y en Escocia, el norte de Suecia, de Noruega y de Finlandia, el 97%.
A las 9.04, hora peninsular española, visto desde Madrid, el disco oscuro de la luna nueva empezará a morder el disco solar, informa el Planetario de Madrid, que organiza la observación del eclipse (junto la Obra Social la Caixa) en sus instalaciones.
 El disco lunar irá “avanzando desde el borde superior derecho del Sol, ocultando, según pasan los minutos, una mayor cantidad del disco solar”, adelantan los expertos.
“A las 10.08, acontecerá el máximo, instante en el que el área que nuestro satélite ocultará del disco del Sol será del 66,5%”.
Para quienes presencien la ocultación total en el Atlántico Norte será un espectáculo extraño, con el Sol tapado por la Luna justo cuando terminan los meses de invierno en los que la estrella casi no se ha paseado por el cielo.
 En las Feroe, la estrella se elevará 18 grados sobre el horizonte, y en Svalbard, menos aún: 12 grados (la altura del puño cerrado que uno proyecta hacia el cielo). Un observador situado justo en el Polo Norte, vería el Sol negro rozando la línea de cielo y mar.
Los expertos no se cansan de repetir que allá donde las nubes no impidan el espectáculo, cualquier observador del eclipse, parcial o total, deben utilizar gafas especiales para evitar el riesgo de sufrir daños graves en los ojos y que no valen todos los recursos caseros que se pasan de boca en boca, como película fotográfica, gafas de sol o un CD, todas ellas protecciones insuficientes.
Para mayor seguridad, los interesados pueden acudir a alguna de las muchas observaciones abiertas al público organizadas por centros científicos, museos, planetarios y asociaciones astronómicas.
 Hay que contar con que la meteorología no es favorable para ver un eclipse en Europa en esta época del año, por lo que igual hay que recurrir a la transmisión del fenómeno desde lugares como aviones, ya sea por Internet o en los centros de divulgación científica.
Es muy probable que tampoco acompañe la meteorología en las Feroe (no se ve un eclipse allí desde 1612) ni en las Svalbard. Pero para evitar el cielo nublado algunos privilegiados se han apuntado a la alternativa de los vuelos chárter organizados para la ocasión, que pueden gozar de cielo despejado para tomar y transmitir las imágenes del Sol eclipsado.

Satélites alerta

Ilustración de un satélite de la serie Proba observando un eclipse de Sol. / ESA
Tres minisatélites de la serie Proba, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), todos ellos dedicados a pruebas de tecnologías, pero con instrumentos de observación a bordo, estarán pendientes del eclipse del 20 de marzo.
  • El Proba-2, lanzado en 2009 para estudiar el Sol, está en órbita a 820 kilómetros de altura. Lleva un equipo que toma imágenes de la superficie de la estrella en ultravioleta extremo y otro que mide los niveles de radiación Solar. El día 20 observará dos períodos (de una docena de segundos) del eclipse.
  • El Proba-1, lanzado en 2001, utilizará su cámara de alta resolución para fotografiar la sombra proyectada por la Luna sobre la superficie de la Tierra.
  • El Proba-V, lanzado en 2013, también fotografiará la sombra lunar, pero captando toda la zona de totalidad en una única i

18 mar 2015

Confesiones de una ‘zaradicta’.............................................................. Luz Sánchez-Mellado


Zara
Interior de una tienda de Zara. / EFE

Hola, me llamo Luz María del Mar, tengo cuarenta y equis años —tampoco es cosa de entrar en detalles accesorios—, y soy adicta a Zara.
 El caso es que, después de la última sobredosis navideña, que me dejó el armario como un agujero negro y la tarjeta en números rojos, dije hasta aquí hemos llegado.
 Me estaba quitando yo sola, sin ayuda profesional ni nada.
Llevaba casi un mes sin consumir, desde que desapareció de las tiendas el último pingo pisoteado de las rebajas de invierno, exactamente, y me las prometía muy felices.
Creía que tenía el mono controlado, hastiada de tanto paño oscuro, tanta parca con capucha de peluche, y tanto jersey de punto gordo. Ilusa
. Fue irse la penúltima ola de frío, salir el sol por Antequera, ponerse el mercurio a 25 grados, y recaer en el vicio hasta las cejas.
 Porque, a ver, una puede ser fuerte y poner todo de su parte
. Pero si te tientan con las nuevas rayas marineras, el nuevo rollo africano y los nuevos vestidos blancos o sea, lo de siempre pero versión 2015, a ver quién es la heroína que no reincide
. Ese, y no otro, es el secreto del éxito del imperio Inditex, Zara y sus Hermanas para las iniciadas. Saben lo que quieres, o lo que deseas fervientemente aun sin saberlo.
 Lo producen antes que nadie. Te lo meten por los ojos expuesto como alhajas en sus salones dos veces por semana.
 Y pasas por caja quieras o no quieras.
Dicen que Amancio Ortega ingresará este año su mayor dividendo histórico con cargo a los beneficios del grupo: 961 millones de euros, concretamente.
 No me extraña nada. Solo con lo que me he dejado yo en esa cadena desde que, siendo adolescente, abrió el primer Zara de la calle Carretas de Madrid, y todo cambió para todas, podría haber liquidado mi hipoteca hace ya unos lustros.

Lo de Zara con sus esclavas fue amor a primera vista.
 Ofrecían lo nunca visto anteriormente en un país dividido entre las boutiques pretenciosas, los locales de firma prohibitivos y las tiendas de barrio llamadas Modas Mari Puri.
 Ropa bonita, buena y barata. Bueno, seamos realistas.
La segunda y la tercera be fluctúan bastante, dependiendo de la oferta y la demanda, supongo, como fluctúa la belleza de las prendas según lo que hayan decidido que tenemos que ponernos los gurús de la moda cada temporada.
Lo que permanece indeleble es la discutible amabilidad y eficiencia de las dependientas, que dependen, como su propio nombre indica, de múltiples variables.
De la cantidad de adeptas que abarroten ese templo del consumo.
 Del volumen de la montaña de trapos que tengan que doblar a destajo en ese preciso momento.
 Y, sobre todo, de si, en el instante crítico en que las abordas tan impertinentemente, están comentando con una compañera alguna incidencia del cuadrante de turnos de la semana.
 Entonces, date por contenta si te dignan a contestarte con un definitivo: “solo queda lo que hay colgado” a cualquiera de tus preguntas.
El caso es que nos da lo mismo.
 Un mal día lo tiene cualquiera. Por eso mismo, para consolarse de los malos días, semanas o décadas, caemos muchas en la Zaradependencia.
 Tú te levantas con mal pie, te dejas caer por el imperio, te pruebas media tienda, te compras un top de 9,95 ideal aunque sea para devolverlo mañana, y sales de allí tan ancha.
 Lo malo es cuando te llega el saldo de la tarjeta Affinity, de afinidad con la marca, obviamente, hay nombres bien puestos
. Entonces vienen los madres mía.
 Y eso que Internet ni me lo trabajo, porque me tengo bloqueada a mí misma.
Para mí Zara.es es como la metadona virtual para una yonqui analógica.
 Te consuela de momento, pero luego te dan unas ganas locas de consumir el producto original ya mismo, en vivo y en directo.
 Así llevo el maletero del coche: lleno de bolsas con fulares que alguna vez creí que no podía vivir sin ellos y que ahora tengo pendientes de cambio.
 Otra cosa igual: son tan ladinos, que te obligan a ir al lugar del crimen a que te devuelvan el dinero, y así no hay quien pueda desengancharse.
Una cosa te digo, Amancio, cuidado conmigo que con mi fondo de armario zarista podría vestirme hasta el último día de mi existencia, calculando mi esperanza media de vida en los 90 años según las últimas proyecciones del INE.
 Además, pasada la novedad de la primavera-verano, me quito de tu droga cuando quiera.
 Yo controlo.

El rey Juan Carlos y la infanta Cristina se reúnen en Barcelona

La cita se ha producido en el Club Náutico de la capital catalana y ha durado 45 minutos.

El rey Juan Carlos
El rey Juan Carlos, el pasado 27 de octubre en Madrid. / Pablo Cuadra (Getty Images)

El rey Juan Carlos ha viajado este martes a Barcelona, donde mantuvo una reunión de 45 minutos con su hija, la infanta Cristina, en el Real Club Náutico de Barcelona.
 La infanta Cristina está procesada en el caso Nóos por un supuesto delito fiscal cometido como propietaria de la empresa Aizóon, en la que su marido, Iñaki Urdangarin, ingresó los fondos que conseguía como miembro del consejo de administración de una decena de empresa
s. Urdangarin declaró este dinero a través de su empresa, y se dedujo gastos no atribuibles a la actividad que desempeñaba, por lo que pagó muchos menos impuestos de los que correspondían. Aunque la Agencia Tributaria sostiene que la responsabilidad penal por el supuesto delito fiscal solo es atribuible a Urdangarin, el juez instructor del caso, José Castro, sostiene lo contrario.
 En el juicio que se celebrará por el caso Nóos solo una acusación popular, la representada por Manos Limpias, pedirá penas de cárcel para la Infanta. Ni la Abogacía del Estado ni la Fiscalía Anticorrupción acusan a doña Cristina.
 El Rey viajó en AVE desde Madrid —donde coincidió con el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo—, comió en el Club Náutico con su amigo Josep Cusí y después se encontró a solas con su hija, que pasa estos días en la capital catalana y gestiona la venta de su casa del barrio de Pedralbes.
Fuentes de la inmobiliaria explicaron a Europa Press que los duques de Palma y la parte compradora de la casa han alargado “de mutuo acuerdo” el plazo para formalizar la compra, que sigue en pie.
El juez José Castro, que dictó el embargo de las propiedades del matrimonio Urdangarin en el curso de la instrucción del caso Nóos al no poder hacer frente a la fianza impuesta a Urdangarin por 6,2 millones de euros
. Hace varias semanas, el instructor del caso Nóos levantó ese embargo para autorizar la venta de la vivienda por 6.950.000 euros. Urdangarín y la infanta Cristina invirtieron en esa propiedad casi 10 millones de euros entre la compra y las obras de reforma.
El juez Castro dictó un auto en el que autorizaba a liquidar, con parte del dinero cobrado por la venta del inmueble, de la hipoteca pendiente: 4,39 millones de euros.
El resto del dinero obtenido por la venta: más de dos millones y medio de euros, no lo podrá utilizar Urdangarín, como pretendía, para liquidar el pago de 253.000 euros de impuestos al ministerio de Hacienda y abonar otra deuda de 437.000 euros que mantienen con La Caixa, una especie de seguro de crédito agregado a la hipoteca de 2004.
Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina deberán ingresar en el juzgado esos 2,5 millones de euros que les quedan tras liquidar la hipoteca pendiente por la adquisición de la vivienda de Barcelona.

 

Elena, Celia y otras modernas............................................................. Javier Rioyo

No salieron del armario, pero Elena Fortún y Matilde Ras supieron sortear tiempos adversos.

La periodista Matilde Ras (izda.) y Elena Fortún, creadora de Celia.

Cuando en los años sesenta fuimos adolescentes, muchos quisimos ser Tintín, algunos todavía lo queremos.
 Ser como ese joven periodista tan cosmopolita, educado, valiente, aventurero y “moderno”.
 Muchas chicas, las que más me gustaban, querían ser como Celia: lista, independiente, guapa, curiosa, sentimental y nada cursi.
 Ninguno de los dos se parecía al modelo oficial de los jóvenes crecidos en aquella dictadura que sufrimos sin merecerlo ni despeinarnos.
Justo antes de desmelenarnos, de soltar el lastre del franquismo.
Eran dos fugas en colores de un tiempo en blanco y negro
. Dos maneras de escaparnos de la moral oficial sin consciencia de éticas ni yugos, ni flechas.
 Un tiempo, un país, el de nuestros mayores que estaba empedrado de miedos y silencios.
 El mismo tiempo en que muchos de nosotros crecimos leyendo los episodios nacionales, e internacionales, de dos jóvenes a los que deseábamos parecernos
. Tintín marcó mi existencia y mis oficios. Celia fue esencial para los pensamientos y las vidas de las que más me gustaban.
 Sobre todo de una.
Los dos llegaron a nosotros por editoriales que superaron la Guerra Civil y la mezquina posguerra. Los dos se escaparon de los censores
. Los dos, Tintín y Celia, fueron culpables de nuestra educación sentimental.
 Deuda y reconocimiento a aquellos editores que supieron navegar en procelosos tiempos; a esas editoriales, Juventud y Aguilar, que con su transversalidad fueron capaces de sacarnos de las cursiladas en masculino y femenino.
Una joya para reivindicar algunas de nuestras modernas, a una estirpe de mujeres que se adelantaron muchas décadas
Una de las responsables, Elena Fortún, ahora es noticia por un esencial libro que acaba de publicar la Fundación Banco de Santander: Elena Fortún y Matilde Ras: el camino es nuestro
. No solo es un imprescindible resumen de dos vidas extraordinarias y atípicas, es además un libro que nos ayuda a conocer dos ocultamientos, dos modernas españolas que no consiguieron vivir como desearon aunque consiguieran vivir con una dignidad que nos admira.
 No pudieron salir del armario, quizá no quisieron, pero nada las impidió ser dos modernas, dos mujeres libres que supieron sortear tiempos adversos
. Dos damas muy serias. Dos ejemplos de mujeres crecidas en la dificultad de ser como hubieran deseado ser.
 Dos liberales, regeneracionistas, republicanas, católicas, racionales, soñadoras, cultas en las que “su ciudadanía íntima es tan importante como su ser público”.
De Elena Fortún sabíamos bastantes cosas, no tanto de su tendencia sexual, pero sí de su obra más conocida, Celia.
 Uno de los mayores éxitos editoriales de la literatura juvenil española desde los años treinta hasta casi nuestros días.
 Un referente, un “modelo” de chica independiente en nuestro idioma así que pasen décadas, guerras, dictaduras o transiciones.
 Católica, republicana, sentimental, exiliada y vuelta para morir cerca de donde su alter ego, Celia, creció y se hizo más madura y sensata
. Aún mejor de lo que aquella encantadora, sensible y pequeñoburguesa nunca fuera, desde sus inicios de niña bien del barrio de Salamanca hasta la “madrecita” que nunca fue o la “roja” que nunca quiso ser.
De su amiga, de esa relación de amistad amorosa, de bisexualidad rota por exilios y disimulos, de esa desconocida llamada Matilde Ras, periodista, quijotista, grafóloga y autora de una notable y desconocida obra, confesamos no tener noticia hasta la aparición de este revelador libro
 Una joya para reivindicar algunas de nuestras modernas, a una estirpe de mujeres que se adelantaron muchas décadas en su ejemplo de que este país podría haber sido mucho mejor si la historia trágica se hubiera podido reescribir.
Vidas ejemplares que nos pueden enseñar cómo en tiempos de guerra, según receta de Fortún, se puede hacer una tortilla sin huevos ni patatas, chuletas sin carne o croquetas sin leche ni harina.
 O cómo vivir con la melancolía de lo que no pudimos hacer, como escribe Matilde Ras: “Mis deseos eran como bandada de pájaros.
 Volaban. Se dispersaban. Iban lejos.
 ¡Oh, si hubiera podido seguirlos!”.