Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 jul 2014

María Antonia Iglesias, la pasión por el periodismo........................................... José María Izquierdo

María Antonia Iglesias, en 2003. / LUIS MAGÁN

Llevaba mucho tiempo el corazón de María Antonia Iglesias amenazando con darnos el último disgusto, que ya nos había asustado en otras ocasiones.
Y la noticia final llegó anoche desde Vigo.
 Ahora, tras su triste marcha, ganará su figura y la gran periodista —y persona— que fue, quizá obtenga, aunque no las tengo todas conmigo, el reconocimiento que se merece.
 Nunca fue esta madrileña de nacimiento y gallega de sentimiento, una periodista que pasara desapercibida. Había nacido el 15 de enero de 1945
. Comenzó su trabajo periodístico en el desaparecido Informaciones, y allí pude trabajar con ella. Nos conocíamos de antes, porque en aquella época de la Transición —ella fue siempre una profesional volcada en el periodismo político— era casi obligado el contubernio entre los periodistas, sin importar para qué medios trabajábamos.
Y allí, en Informaciones, pronto nos dimos cuenta todos de con quién nos jugábamos los cuartos.
Fuerte de carácter, entera de ánimo, necesitó toda la energía del mundo para sobrellevar con una soltura envidiable una vida personal no exenta de complicaciones, que supo combinar con una carrera profesional de primer nivel, en la que tuvo que aguantar los despiadados ataques de toda la extrema derecha que tanta y tanta presencia tiene en la política y los medios de comunicación.
De aquel diario, tristemente desaparecido en 1979, pasó a colaborar en los años ochenta en medios escritos como Triunfo, Tiempo o Interviú, además de participar en las primeras tertulias políticas que se escucharon en la cadena SER.
Pero quizá fue su etapa en RTVE la que la catapultó al primer escalón del periodismo.
 Comenzó en 1984, como informadora política, con José María Calviño como director general de RTVE, y Enric Sopena, como director de los servicios informativos.
 Pronto empezó a colaborar en Informe semanal, programa que dirigió entre 1989 y 1990.
 Ahora, ante el desastre de una gestión vergonzosa, convendría recordar la importancia —y la audiencia— que tuvo aquel gran programa de TVE, uno de los mejores a lo largo de su historia. Y María Antonia, por supuesto que con otros cientos de profesionales, colaboró en elevar el nivel de aquel semanal.
Sufrió la virulencia de una derecha montaraz y tuvo broncas con el PSOE
Y es entonces, en 1980, cuando Ramón Colom la propone para dirigir los Servicios Informativos de TVE, cargo que ocupó hasta mayo de 1996, cuando Aznar ganó las elecciones.
 Su salida era obligada.
 Nadie como ella sabía hasta dónde podía llegar la virulencia de una derecha montaraz que la hizo blanco de sus insultos y ataques sin cuento.
 No era fácil, en cualquier caso, ser directora de los informativos de la entonces todopoderosa TVE, con Felipe González cabalgando en un Gobierno que se tenía que enfrentar un día sí y otro también a escándalo tras escándalo.
 Sus broncas con la derecha, pero también con el PSOE, que las hubo y notables, dan fe de las dificultades.
Se reinventó María Antonia en EL PAÍS, a partir de 1997 —de nuevo volvíamos a trabajar juntos— con una larga serie de entrevistas extraordinarias, muchas de ellas afortunadamente recogidas en el libro Cuerpo a cuerpo. Cómo son y cómo piensan los políticos españoles, editado por Aguilar en 2007.
 Sus entrevistas eran, simplemente, magníficas.
 Por eso, sin duda, soportábamos en la redacción el martirio de tener que cortar aquellos gigantescos textos, que siempre sobrepasaban en varios folios el encargo que se le había hecho.
 Y además, escritos a máquina, y a un espacio: desconocía qué cosa era un ordenador.
Pero si su trabajo como periodista, continuado con gran éxito popular en las tertulias radiofónicas y sobre todo televisivas —magnífico ring para una púgil que nunca se arredraba— es bien conocido, también es obligado recordar algunos de sus libros.
 Además del ya citado, me gustaría destacar dos títulos a mi modestísimo juicio de una calidad extraordinaria. La memoria recuperada. Lo que nunca han contado Felipe González y los dirigentes socialistas, Editorial Aguilar, 2003, una colección de largas entrevistas a quienes se cita en el título, y que en ocasiones son auténticas confesiones con material nunca antes sabido
. Permítanme destacar, también, Maestros de la República, los otros santos, los otros mártires, de La Esfera de los Libros, 2010, uno de los testimonios libros más emocionantes que se han escrito sobre aquella machacada etapa de la historia española.
Fue siempre una mujer de izquierdas. María Antonia Iglesias tenía, y estaba orgullosa de ello, ideología. ¿Pasa algo?, le hubiera espetado con su fiereza habitual nuestra amiga a cualquier petimetre que en público o en privado le afeara esa condición.
La queríamos mucho y muchos.
 Echaremos de menos su inteligencia y su corazón.
 Débil, sí, pero enorme. Eva lo sabe
. Seguro que la esperan en el cielo de los católicos, porque para acabar el retrato, María Antonia, además de roja, era creyente.

Argentina solo cuenta con el día de hoy para evitar la suspensión de pagos.................................Francisco Peregil


El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, llega a las oficinas del mediador Daniel Pollack, el martes por la tarde en Manhattan. / DON EMMERT (AFP)

Argentina esperó hasta el último día del mes de gracia con que contaba para evitar la suspensión de pagos. 
El ministro de Economía, Axel Kicillof, viajó el martes de forma sorpresiva a Nueva York para encabezar la delegación de tres miembros de su equipo que ya se habían reunido por la mañana con el abogado Daniel Pollack, el mediador asignado por el juez Thomas Griesa para interceder entre el Ejecutivo argentino y los fondos de inversión.
 En la cita estuvieron presente los representantes de los fondos litigantes, también llamados holdouts y fondos buitre
Y finalmente, Kicillof pudo dialogar por primera vez frente a frente con ellos. Kicillof salió a la medianoche de una reunión de cuatro horas y media y anunció que las negociaciones se prolongarían hasta el día siguiente, este miércoles 30 de julio.
 “Seguimos trabajando. Con toda la seriedad que tiene la cuestión. Como ustedes entenderán no puedo dar informaciones”, señaló
.Muy normal entre los Argentinos, reuniones donde hablan y hablan, y cuando creen que ha terminado toda su economia se va por la barranquera...la otra vez fue así y apareció el corralito, aunque todos los argentinos, por supuesto, todos son megasuper-ricos....
Había razones para albergar esperanzas de que estaba más cerca que nunca un acuerdo que evitase la suspensión de pagos. Pero tras las declaraciones de Kicillof, el mediador Daniel Pollack emitió un comunicado donde decía: "Los temas que dividen a las partes permanecen sin resolverse"
. Con lo cual, todo queda pendiente de lo que se discuta hoy miércoles.
Nadie desea la suspensión de pagos. No la quiere el juez -que ya advirtió a los abogados del Gobierno argentino que los principales perjudicados sería la gente real y no los buitres-. No le beneficia tampoco a los “fondos buitre”, porque podrían ver cómo se postergaba sine die su objetivo de cobrar 1.500 millones de dólares en litigio.
 Y no la quiere el Gobierno argentino. Porque por más que esta suspensión de pagos no fuese tan traumática como la que sobrevino tras la crisis de 2001, siempre sobrevuela la amenaza de que se sabe cómo se entra en una suspensión pero nunca cómo se sale
. Y en el mejor de los caso, agravaría los problemas de una economía que ya se encuentra en recesión y con serias dificultades para conseguir inversión extranjera.
 Nadie la quiere, pero tal vez nadie quiera esforzarse demasiado en evitarla.

Conforme avanzaba la reunión de Kicillof con el mediador, la mayoría de los medios argentinos informaba de que el ministro de Economía viajó a Nueva York con una propuesta bajo el brazo: la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba) ofrecía a los fondos litigantes 250 millones de dólares en garantía.
 Así, los “fondos buitre” podrían pedir una moratoria al juez para que postergue su sentencia hasta enero de 2015.
 Bajo esa tesis, todo el mundo saldría ganando: los fondos buitres ganarían dinero -250 millones de los 1.500 que reclaman- y el Gobierno ganaría tiempo. 
Tiempo hasta enero de 2015, cuando expira la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers), firmada por los acreedores que aceptaron reducciones en el cobro de sus deudas durante las reestructuraciones de 2005 y 2010.
 Esta cláusula permitiría a esos inversores exigir las mismas condiciones de cobro que los buitres -es decir, el pago íntegro de las deudas que contrajo el Gobierno con ellos- si el Gobierno les pagase antes de enero de 2015, que es cuando expira esa cláusula.
 Pero Kicillof no desmintió ni confirmó nada.. Estaría en una clínica de estética y no querrá que le vean los apaños, eso si ella es riquisima.
Que no vengan más argentinos a España después de todo aquí somos muy pobres y tampoco lucirían con el ritmo de vida argentino, tangos y todo a media luz porque está muy caro. Además aquí ya no podemos recibir más emigrantes latinos, ni de otros continentes......Australia es buen sitio para ir....
Kicillof había viajado de forma sorpresiva desde Caracas a Nueva York. El ministro se encontraba el martes por la mañana en Venezuela junto a la presidenta, Cristina Fernández, en la cumbre del Mercosur que celebró  en Caracas. Mientras tanto, tres miembros de su equipo habían iniciado una reunión en Nueva York al mediodía con Daniel Pollack.
Los temas que dividen a las partes siguen sin resolverse
Daniel Pollack, mediador asignado por el juez Thomas Griesa
La reunión se interrumpió a las 15:00 (16:00 en Argentina). Y a las 18.35 llegaba Kicillof a las oficinas con que cuenta  Pollack en Manhattan. Acompañaban al ministro los tres funcionarios que habían negociado durante la mañana. Era una de esas situaciones en la que todo el mundo pretende infundir tranquilidad pero cada vez resuena con más estruendo el tictac del reloj. Y el reloj seguía avanzando hacia la medianoche del miércoles 30 de julio, cuando expira el mes de gracia concedido para lograr un acuerdo entre el Gobierno y los fondos litigantes.
El viaje de Kicillof a Nueva York auguraba un final feliz. Pero también había indicios que hacían pensar en lo contrario. Así, horas antes de que Kicillof aterrizase en Nueva York, Cristina Fernández criticaba al juez desde Caracas. "¿Qué idea tenemos todos acerca de un juez? De alguien que es imparcial entre dos partes y es neutral frente a las partes y decide de acuerdo a Derecho. Esto no es lo que está sucediendo".
El Gobierno ha apurado hasta el límite los 30 días de periodo de gracia para lograr un acuerdo. Los líderes de la oposición no se mostraron especialmente disconformes con la estrategia del Gobierno. Sin embargo, algunos analistas expresaron su asombro ante la naturalidad con la que el país afrontaba una situación tan delicada. Ese fue el caso de Jorge Fontevecchia, el director del bisemanario Perfil, quien en su edición del sábado 26 de julio escribió: “Quizás el jueves 31 todo se arregle y la inflexibilidad de Griesa, el Gobierno y los holdouts “[fondos buitre] o de alguno de ellos, haya sido solo una forma de negociar. En cualquiera de esos casos, quien más tenía para perder es la Argentina, lo que demuestra un carácter nacional temerario del que en alguna medida todos somos parte. No debe ser casual que el país que enfrentó dos hiperinflaciones pueda ser el mismo que corra el riesgo de enfrentar dos defaults [suspensión de pagos]”. Fontevecchia aludió al “alto umbral de tolerancia a la angustia forjado a lo largo de muchas crisis terminales” padecidas por Argentina. “En el fondo es nuestro estado más normal y en el que hemos sobrevivido durante décadas”, señaló.
Cristina Fernández aumentó su imagen positiva en el país a medida que fue tensando la cuerda de sus declaraciones contra "los buitres". La mayor parte del país se puso de su lado. Sin embargo, algunos consultores económicos, como Dante Sica, se mostraron partidarios de cumplir con los compromisos contraídos: “Si aceptaste la regla y el árbitro, ahora tienes que acatar la decisión del juez”, afirmó Sica en varias ocasiones. Y en ese sentido se pronunció también esta semana el director del diario económico El Cronista, Fernando González: “Si la opción es el default (clásico, táctico o como quieran bautizarlo), las consecuencias se irán aún peores porque volverán a ubicar a la Argentina en un club que nos llevó a triplicar los niveles de pobreza: el club de los países que no respetan sus compromisos”.

29 jul 2014

Esos soldados y esa soldada

Esos soldados y esa soldada

Cada año, con morboso deleite, espero la aparición del cartel del Día de las Fuerzas Armadas como otros esperan que en el Rocío salten la verja. Y nunca defrauda, oigan.
 Se supera a sí mismo. 
Como dispararle a la gente -ocupación principal de toda fuerza armada, porque en otro caso sería fuerza desarmada- es propio de malos rollos y de fascistas, y como por otra parte unas fuerzas armadas desprovistas de armas, aparte de un disparate, serían absurdas cuando el enemigo sí las tiene, los del cartel las pasan putas para resolver la contradicción, atando año tras año esa mosca por el rabo.
 Para darnos, en fin, una imagen simpática, amable, dicharachera, tierna, incluso pacifista -que ya es rizar el rizo-, de las mujeres y hombres a los que confiamos la defensa de los valores que todos defendemos, etcétera. De nuestros solidarios, simpáticos, democráticos, soldadas y soldados. 
No hubo desilusión, ya digo.
 El cartel se ajustó al más ortodoxo canon de la gilipollez castrense, también definible como la puntita nada más o no me tomen por lo que no soy.
 No vayan a decir, por Dios, que los militares españoles estamos para darle al gatillo.
 Al contrario. ¿Qué es un gatillo?, parecen preguntar, seductores, los tres guapos militares que aparecen a la derecha del cartel. Por supuesto, ella, la soldado -esta vez una marinero, con ese bonito uniforme que prohíben llevar por la calle, para no provocar-, está en primer plano.
 A la izquierda tiene a un piloto guaperas y a la derecha a un cachas de la Brunete, o de por ahí.
 Por supuesto, los tres sonríen. Se ven sanos, limpios, tan bien alimentados que dan ganas de alistarse. Y como era de esperar, no hay a la vista un fusil, ni nada que dispare. 
Nada antidemocrático
 Como mucho, al fondo, difuminado, se ve un helicóptero. Pero ojo. Que nadie piense mal.
 Se entiende que ese helicóptero vuela cargado de medicinas y leche condensada, lucha contra algún incendio o, lo más probable, cuida de que la patera más próxima llegue sin problemas a Tarifa. Porque si ese helicóptero estuviera en misión de guerra -palabra inexistente para nuestro ministerio de Defensa-, dando o recibiendo candela, achicharrando a terroristas islámicos o a piratas somalíes, no salía en la foto ni harto de sopas. 
La parte más entrañable del cartel es la de la izquierda.
 Allí, encarnando los valores que todos defendemos, hay un padre con su bebé en brazos y detrás dos niños -uno de ellos negro, bonito detalle- jugando a la pelota.
 Es una pena que el diseñador del asunto no haya puesto, en vez de un papi con niño, a un soldado varón de uniforme -pintura de camuflaje en la cara molaría mazo- dándole un biberón a la criatura. Y entre los dientes, en vez de cuchillo de comando, un clavel reventón.
 Así que lo sugiero para el año próximo.
 Desaconsejando, cuidado con eso, que metan a una mujer soldado en vez de a un mílite varón con el lactante. 
Desprendería un tufillo machista, y de ahí a una interpelación en el Parlamento y a una tormenta en las redes sociales sólo habría un paso. O menos. 
Algún lector militarista y fascista objetará que en esos carteles nunca aparecen los soldados que pintó Ferrer-Dalmau en su cuadro La patrulla: los que se la juegan y a veces mueren.
 Ésos que cada gobierno español utiliza para reforzar su prestigio en los foros internacionales -prestigio del que allí todos se tronchan- pero luego esconde para que nadie crea que le parece bien que existan; pues eso contradice el concepto de unas absurdas fuerzas armadas desarmadas, en plan oenegé, que desde hace tiempo se empeñan en meternos con calzador.
 Dirán algunos lectores psicópatas que, puestos a tener soldados, prefieren gente dura y mortífera, que cause tanto respeto al enemigo que éste se acojone cuando la vea.
 Y que, puestos a pegar tiros -en las guerras siempre ocurre, tarde o temprano-, es preferible que quienes más y mejor matan estén de tu parte.
 Otra cosa es que, consecuentes con la estupidez oficial, negándonos a ejercer legítima violencia cuando ésta sea inevitable, nos sentemos en las plazas y encendamos mecheritos hasta que los malos -aunque sea flaquito y desnutrido, el malo siempre es el que te dispara- se retiren conmovidos por nuestro pacifismo ejemplar.
 O, para reducir trámites, nos rindamos directamente.
 Aunque hay posibilidades más enérgicas, como disolver las fuerzas armadas y subcontratar a tipos acostumbrados a trabajar para gente seria
. A los marines gringos, por ejemplo, que no se cortan ni al afeitarse. O a los paracas franceses, que se mueven por África y el Pacífico como Pierre por su casa.
 O a los yihadistas sirios, que últimamente han cogido mucha práctica

In Memoriam....
 
. O a Putin, a quien se la refanfinfla todo. Cualquier cosa menos seguir haciendo el payaso. 
6 de junio de 2014

Gente será, mas gente empoderada................................................................ Santos Juliá


Cartel de Podemos, en la asamblea celebrada en mayo pasado en Rivas Vaciamarid. / Samuel Sánchez

En su Curso urgente de política, Juan Carlos Monedero se detiene ante uno de los desastres de Goya y en una pirueta audaz traslada su mirada a todas las esquinas del planeta para dibujar, con gesto de pantocrátor a punto de dictar el juicio final, sentados a la derecha, a los globalizadores, […]los flexibilizadores, los desreguladores, los comerciantes de agua, los vendedores de armas, los turistas sexuales, las empresas transnacionales, los chantajistas de la deuda.
 Y a la izquierda, los globalizados, los que reclaman su identidad, los hambrientos reducidos a piratas o terroristas, los que pasan sed, los desplazados, los desahuciados… la gente decente.
La gente, tal es el nombre del nuevo sujeto político que llena con su presencia dos conversaciones mantenidas por Jacobo Rivero con Pablo Iglesias.
 Aunque, bien mirado, esto no es conversar, esto es plantear una serie de preguntas bien ordenadas para que el líder de Podemos se explaye a gusto, sin jamás ser repreguntado, sin que su entrevistador le ponga nunca en dificultades ni insinúe la más mínima objeción a sus relatos
. Y si las preguntas están preparadas con esmero, y con un excelente aparato de citas y referencias, las respuestas dan la impresión de haber sido revisadas antes de darlas a la imprenta.
 Estamos, pues, ante el auténtico pensamiento del primer responsable del fenómeno político más resonante de los últimos años: Podemos.
“Podemos es la gente, no soy solo yo”, admite su líder, un yo que ha captado como nadie la ventana de oportunidad abierta por la gente al salir a la calle y encontrarse en las plazas
. La Puerta del Sol de Madrid, espacio de poder que durante el siglo XIX y hasta 1931 presenció tantas veces al pueblo en revolución, fue en esta ocasión lugar de acampada de la gente que se identificaba no tanto por lo que pretendía, como por aquello contra lo que se sentía indignada.
 Un sentimiento suficiente para construir un nuevo sujeto colectivo capaz de alzarse como un “nosotros” al tiempo que manifiesta su indignación contra “ellos”
. No nos representan, dicho desde una plaza llena de gente acampada señala una presencia y marca una ausencia, la de alguien a quien con su voto eligieron pero que ya, ahora, nada representa.
El primer acierto de Podemos fue dar nombre a ellos: la casta
. Si, mientras estuvo acampada, la gente no supo más que mostrar su indignación, una vez nombrado el sujeto que les había impulsado a salir a la calle, solo faltaba que un grupo de lo que Iglesias llama buenos comunicadores, expertos en el uso de la Red, bien dotados para la “presencia mediática”, construyera una visión del mundo en la que la gente, convertida en comunidad, pudiera sacar la consecuencia de que si ellos están en el poder es sólo porque nosotros los pusimos, y que ahora, que ya no nos representan, podemos echarlos, por mangantes, por corruptos, por vividores, porque al traicionar el mandato de representación se han convertido en escoria.
 Dar cauce a la indignación transformándola en “empoderamiento” tras infundir en los reunidos la ilusión, “ingrediente imprescindible” en un proceso de cambio político, eso es Podemos.
De ahí la cuidadosa reconstrucción del mundo como una serie de dicotomías: gente contra casta se reduplica en nueva política contra viejos políticos, sentido común contra ideología, espacios de decisión frente a lógica de partidos, país real frente a país de élites, democracia contra oligarquía, mayoría social contra minoría de privilegiados.
 Hasta aquí, puede sonar a ya visto, sobre todo en España, donde hace nada menos que un siglo, en marzo de 1914, un joven de treinta años llamado José Ortega convocó a la gente nueva con el encomiable propósito de acabar con la vieja política.
 Los discursos no son tan diferentes como las personalidades de sus emisores haría sospechar: también una España oficial y un régimen corrupto, también unos partidos —dos— que no les representaban, también una llamada a la acción: si se superpone la conferencia pronunciada por Ortega en el teatro de la Comedia con el texto de esta conversación de Iglesias producido cien años después, sorprenderá hasta qué punto los relatos se confunden y los marcos de interpretación de la realidad se repiten.
Con una diferencia: los líderes de Podemos, como Iglesias se encarga de recalcar, son políticos, no intelectuales.
Por supuesto, han leído lo suficiente como para destilar una serie de ideas (que suenan livianas, a mero ejercicio literario en Monedero: la patria es como el barco que nos lleva desde la eternidad pasada a la eternidad futura, escribe) con el evidente propósito de trasmitirlas a la gente en todos los medios de comunicación posibles: la lucha por la hegemonía, de Gramsci; la razón y la mística del populismo, de Laclau; algo de Lenin y mucho de Carl Schmitt, por quien sienten ambos un gran respeto no exento de fascinación.
 Pero todo esto es puramente instrumental
. Lo que importa, lo que les diferencia radicalmente del Ortega de Vieja y nueva política es que, además de denunciar al poder, trabajan por alcanzarlo y cuentan con la experiencia de haber servido como asesores a líderes poderosos sostenidos en movimientos populistas.
 Tal vez por eso, los correlatos negativos del voto y del capitalismo brillan por su ausencia.
 Del voto, porque no ven otra forma de llegar al poder; del capitalismo, porque el socialismo realmente existente, o sea el comunismo en la URSS, “no era bonito” o, peor aún, “era muy feo” y, más todavía, “era horrible”, como dice Iglesias en un alarde de elaboración teórica al servicio de la práctica.
No, Podemos no es una nueva izquierda anticapitalista, ni propone una nueva versión incontaminada de socialismo o comunismo.
 Nada de eso. El programa de Iglesias consiste en empoderar a la gente. Lo que quiera decir con este gran designio en términos de organización y estrategia no queda claro ni el entrevistador hace nada por aclararlo.
 Como Iglesias repite una y otra vez: cada cosa a su tiempo, y ahora, organización, estrategia y metas finales no toca.
 Ahora lo que toca es multiplicar espacios de debate y decisión, “espacios de empoderamiento”, los círculos, que, de momento, ya han mostrado su poder enviando cinco diputados al Parlamento Europeo y votando la lista cerrada y bloqueada presentada, para preparar su primera asamblea, por sus “atractores sociales”, esos líderes amables “que gozan de mucho reconocimiento y que son capaces de lograr que cada cual baje su bandera para que se vea la bandera compartida”, como escribe Monedero, tan literato siempre
. Luego, cuando la gente se sienta ya empoderada y comparta una sola bandera, será el momento de lanzar un proceso constituyente que arramble con la vieja política, sus instituciones y sus actores. Para poner ¿qué? Ah, eso, ahora, no toca.
A quien ya haya visto muchas banderas arriadas ante la única bandera compartida, al terminar este curso y al finalizar esta conversación, lo primero que se le ocurre es que nunca han perdurado los sóviets sin vanguardias ni los pueblos sin caudillos
. Es cierto que gente no es clase obrera ni pueblo.
 Gente es otra cosa; es un nuevo sujeto colectivo, al que, si mantiene el espíritu de comunidad ilusionada y se empodera, pertenece el futuro. “El mañana es nuestro”, concluyó Iglesias en su primera soflama en el Parlamento Europeo
. Y no es posible, al oírlo, que no venga a la memoria el recuerdo de aquel hermoso muchacho alemán, de pie sobre una mesa, cantando transido de emoción Tomorrow belongs to me.
Curso urgente de política para gente decente. Juan Carlos Monedero. Seix Barral. Barcelona, 2013. 243 páginas. 15 euros (electrónico: 9,99 euros.
Conversación con Pablo Iglesias. Jacobo Rivero. Epílogo de Pablo Iglesias. Ediciones Turpial. Madrid, 2014. 151 páginas. 13,89 euros.