Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 jun 2014

Resistir la tentación.................................................................. José Ignacio Torreblanca .

Valorar la abdicación del Rey Juan Carlos exige evitar dos tentaciones estrechamente relacionadas entre sí.
 La primera es la del panegírico acrítico. El Rey es una figura histórica y política, lo que supone que el análisis sobre su reinado debe hacerse desde supuestos racionales, no sentimentales
. En ese sentido, la trayectoria del Rey a lo largo de estos casi cuarenta años refleja muy bien tanto los puntos fuertes de nuestra democracia como los débiles.
Entre los primeros ha estado el consenso que hizo de la transición política un logro admirado por una inmensa mayoría dentro y fuera de España, poniendo fin a un pasado de trágicos enfrentamientos entre españoles
. Pero entre los segundos está también la construcción de una democracia demasiado cerrada y poco transparente, con unos políticos sumamente resistentes a imponerse límites externos y, a la vez, muy proclives a confundir los intereses personales con los de las instituciones que ocupan.
 Siempre se dice que, a la hora de diseñar sus instituciones, los padres fundadores de Estados Unidos prefirieron pensar en que los gobernantes serían demonios, no ángeles.
 De ahí la feroz separación de poderes, la rabiosa independencia de los tribunales y el más que férreo escrutinio de los medios de comunicación y la sociedad civil sobre sus políticos.
Si de algo ha adolecido la democracia en España en estos últimos años es de falta de transparencia y de controles, políticos, legislativos, judiciales o sociales, de ahí la combinación de la corrupción, ya de por sí mala, con algo mucho peor: la impunidad y la negativa a asumir responsabilidades políticas. Por desgracia, en este sentido, la Corona ha sido una institución más en una democracia generalmente opaca, anquilosada y de baja calidad, no una que estuviera claramente por encima de las demás y sus vicios
. Esta reflexión, seguramente incómoda para muchos, es esencial si queremos extraer las lecciones que nos permitan mejorar la calidad de las instituciones y, especialmente la Corona, en el futuro más inmediato.
Lo que nos lleva a la segunda tentación a evitar; la de descargar sobre el Príncipe Felipe la responsabilidad de gestionar el fin de un régimen y poner en marcha una “Segunda Transición”
. A primera vista, los elementos están todos ahí: la desafección de la ciudadanía con la política; el cuestionamiento del bipartidismo; la crisis en el modelo productivo; las tensiones identitarias y territoriales y la brecha social que está generando el desempleo masivo y el aumento de las desigualdades.
Sumados al argumento de la renovación generacional, con el que el Príncipe encaja perfectamente en un país donde la generación de la transición, mayor de 70 años, sigue al timón, el cóctel para replicar en la figura del Príncipe la narrativa heroica que encumbró a Juan Carlos al podio de la historia está servido
 Pero el Príncipe debería guardarse del papel de súper-héroe que le quieren adjudicar
. Reformar el sistema político, encauzar el independentismo catalán o recomponer el sistema productivo, por citar sólo alguna de las tareas más urgentes, no es una tarea que esté al alcance de una persona, y menos de un monarca constitucional en una democracia avanzada, cuyos poderes están lógicamente muy limitados, sino una tarea que la sociedad en su conjunto tiene que acometer.
La madurez de la sociedad española se juega pues en lograr convertir la sucesión y la figura del Felipe VI en un impulso más para el cambio, pero gestionar ese cambio por sí misma.



¿Esta va a ser nuestra Reina? A tiempo parcial o a tiempo total??
Felipe más que por él lo va a tener dificil, una Reina como su madre es dificil de encontrar.....y esta no es como la joven Reina de Holanda....no, esta solo quiere ser Reina con arreglos estéticos, conciertos de Rok y vaqueros que le tapen los tacones inmensos de sus botas......Si lo tiene dificil Felipe lo tendrá más por Letizia y sus vanalidades y prepotencia llena de caprichos....

Es

1 jun 2014

La sustituta de Rubalcaba......................................................... Boris Izaguirre

Chabelita, en un acto de promoción. / J. NAHARRO (GETTY)

Mientras el aparato del partido socialista se enreda en sus normas, hay una persona que está haciendo sus cosas bien.
 Y es Chabelita Pantoja, que a sus 18 años ya lucha por sus objetivos (ser madre), se ha alineado en la liga de las avispadas que someten su cuerpo a transformaciones (se operó, gratis, el busto esta semana) y se ha enfrentado a los más viles cronistas sin pantallas de plasma ni selección de preguntas previa.
 Tan solo protegida por su aparatosa masa capilar y una hilera de dientes tan blancos como claras son sus ideas.
 Ya no es la hija de la Pantoja, es la verdadera esperanza latinoamericana llamada a renovar Cantora y lo que haga falta.
Rubalcaba ha necesitado perder más de dos millones de votantes para darse cuenta de que su gestión política no detenía la fosilización de su partido. Sea quien sea quien le sustituya, estará obligado a observar lo que haga Chabelita
. Porque ella es una regeneradora nata. Mientras el bipartidismo se atasca, Chabelita está afianzando su pisada y candidatura. Isabel Pantoja debió intuirlo cuando la vio decidida a ser madre tan joven y fue imposible disuadirla, pero Chabelita tenía claro que ese no solo iba a ser su tique al estrellato, sino también la clave de su autonomía.
 Ahora ya es madre, tiene una familia que sacar adelante.
 Y sabe muy bien que la fama de ser famosa solo por serlo es una carrera que, bien trazada, puede echar kilómetros y kilómetros, de portada en portada.
Chabelita es ideal como candidata no solo porque la mayor parte de su vida la ha vivido como andaluza (y sabemos que el voto y la audiencia andaluzas son determinantes), sino porque conoce los mecanismos y los males que acarrea la corrupción, ha visto en primera fila los padecimientos que la relación con Julián Muñoz han provocado en su madre
. Ella puede además movilizar el voto de los nuevos españoles porque es uno de ellos a pesar de que su origen ha sido afeado repetidas veces por los periodistas. Chabelita reacciono citándolos a todos a ese encuentro donde no solo se los metió en el bolsillo, les convenció de que tiene programa y, sobre todo, sabe cómo llevarlo a cabo.
 Ha entendido que uno de los grandes logros de su madre ha sido alimentar a la prensa rosa con jugosos contenidos desde hace décadas, creando ese aparato de emociones y titulares llamado Cantora. Chabelita no le tiene miedo a ese liderazgo, quiere salir en todas las escenas, marcando terreno, con tantos argumentos como un político en campaña.
Si yo fuera Susana Díaz, organizo un pícnic con Chabelita, le encasqueto una medalla de Andalucía y le sonsaco estrategias y looks (Chabelita tiene muy claras las ideas en ese aspecto: lo de ella es mezclar melena de miss con cositas tomadas aquí y allá tanto a Victoria Beckham como a Kim Kardashian, bien licuadas en la Thermomix de lo latino)
. Cocinando así un proyecto ilusionante. ¡Ah!, y, por supuesto, las posturas, que es otro de los sellos made in Chabelita: ¡qué bien sabe posar!
 El día que Carme Chacón entienda todo lo que hay que aprender de Chabelita, ese día el PSOE será un partido grande, unido y, por supuesto, renovado.
Todos los aparatos, políticos, sociales o religiosos, parecen pedir a gritos renovaciones.
 El papa Francisco anda tonteando con abrir la mano, un poquito, al fin, del celibato obligatorio. Lo dejó claro esta semana sentenciando: no es un dogma, es una regla
. Ojalá los curas católicos puedan casarse en breve, incluso antes de que Rubalcaba deje de insistir en mover los hilos en su partido. Cuando los curas puedan casarse, entonces las mujeres podrán ejercer mayor poder dentro del aparato de la fe
. Pero ya hay gente que anda un poco asustadiza y va propagando eso de “Me preocupa el papa Francisco, ojalá no vaya a sucederle nada”.
 Porque, en el fondo, tanto en Cantora, el PSOE o en el Vaticano asumen esas esperanzadas ideas de renovación, pero hasta un cierto punto: cuando ven que la renovación adquiere visos de nuevo poder, siempre encuentran a mano una tisana bien cargada, una res asalvajada que embiste o un viejo líder que de pronto brama y frena el proceso hasta el siguiente batacazo electoral.
En todas las debacles, como en todas las cosas revueltas, siempre hay alguien que sale vencedor
. Esta semana le ha tocado a Raquel Mosquera, la más célebre peluquera televisiva, renovando la portada de la revista Interviú encorsetada y entaconada, pero ofreciendo sus portentosos senos al aire de los quioscos.
La foto nos devuelve esa ingenuidad pícara de la Transición, donde el erotismo y el descontrol estético iban felizmente de la mano. Enternece que detrás de Mosquera desnuda coloquen un secador de pelo del siglo pasado, como homenaje a su profesión, pero también como recuerdo de ese país bien peinado, simpático y creyente que fuimos antes de querer ser eurodiputados. El consuelo que tenemos es que la triunfadora señora Le Pen visite España estos días y que esa portada de la Mosquera orgullosa de sus tetas y curvas españolísimas fuera lo primero que viera de nosotros. Y quizás así entendiera que en Europa cada uno es como le da la gana de ser. No somos de dogmas, somos de reglas
. Y las reglas, divinamente, se pueden cambiar.

La zarzuela perdida de Bécquer............................................................................. Jesús Ruiz Mantilla

Sale a la luz ‘El talismán’, una obra inacabada con libreto del poeta y música de Joaquín Espín.

Gustavo Adolfo Bécquer.

Aparte de ensimismarse en Rimas con las que en un futuro encuadernaría tantas carpetas adolescentes y perderse con las Leyendas, Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870) tenía dos vocaciones más: la pornografía y la zarzuela
. De la primera, aunque algunos expertos no lo vean claro, nos legó un clásico clandestino firmado bajo el pseudónimo de SEM y trazado al alimón con su hermano Valeriano, pintor.
Se titula Los borbones en pelota y muestra a Isabel II en constante fornicio con los guardias de Corps. La segunda era alimenticia.
 Se dedicaba a ella junto a su amigo Luis García Luna, bohemio y caído en desgracia, como él, con quien colaboró también en obras de teatro.
 Pero existía una pieza inédita e inacabada que acaba de salir a la luz: El talismán, una zarzuela perdida que empezaron a escribir para el músico Joaquín Espín y Guillén.
Una de las teorías más probables es que lo empezara a hacer por amor. “Así parece”, confirma Víctor Infantes, coordinador de la publicación de la pieza junto a la partitura, que ha publicado Visor
. Fue verla en el balcón y caer seducido por su rostro moreno y su nariz aguileña.
 Se llamaba Julia Espín —hija de don Joaquín—, acabó dedicándose a cantar ópera antes de casarse con el político liberal Benigno Quiroga
. Aunque previamente mantuviera una relación con Bécquer que acabó inspirándole varias de sus rimas.
Aparte del deseo de acudir a la tertulia de los Espín, famosa por sus debates musicales no solo gracias al compositor, sino también a su esposa, Josefina Pérez, sobrina de Isabella Colbrand, primera mujer de Rossini, también había algo de alimenticio en el doble acercamiento a la familia.
 Había que fomentar las buenas relaciones
. Los versos no daban mucho de sí, cosa que Bécquer lamenta.
"La poesía lírica española sería de las primeras del mundo si con ella se comiese o a sus autores se les premiara de algún modo", escribe a un crítico que le echa en cara indirectamente utilizar seudónimos y dejarse llevar por los gustos franceses.
Firmaba alguno de sus libretos con otro nombre
. Cuando lo hacía junto a su amigo García Luna se fundían en Adolfo García
. Juntos escribieron La ventana encantadaLas distracciones o Tal para cual, entre otras.
 Y ambos concibieron esta pieza recién encontrada, que se desarrollaba en París y alrededores con un juego de enredos, despistes y disfraces dieciochescos.
Comenzaron titulándola La esmeralda, lo que produjo confusión entre los expertos que pensaron pudiera ser una adaptación de Nuestra señora de París, escrita por Víctor Hugo.
Poco o nada se sabía de El talismán. Salvo pistas difusas
. Hasta que el año pasado, en la Feria del Libro de Madrid, el impenitente bibliófilo Manuel Vázquez de la Plata le comentó no sin misterio a Infantes que poseía algo que podía interesarle:
 "No me ha contado dónde lo compró.
 Solo que lo encontró gracias a un librero viejo y que podía ser de Bécquer".
 Quedaron e Infantes se encontró ante el mamotreto de una partitura con unas cuartillas dentro.
 Las había de color azul -pertenecientes a García Luna- y otras blancas que Infantes supo reconocer del autor sevillano.
Para no equivocarse acudieron a Jesús Rubio Jiménez, de la Universidad de Zaragoza, gran experto en el poeta.
 Encargaron un peritaje caligráfico a Juan José Jiménez Praderas, que certificó la autoría. Así fue como llegaron a la conclusión de que se trataba de un hallazgo original de Bécquer dentro de un trabajo conjunto que no llegó a finalizarse.
La compusieron entre 1859 y 1860, pero tras esa fecha y hasta la muerte del poeta en 1870 -por tuberculosis, según unos, por problemas hepáticos, sostienen otros o por sífilis, argumentan algunos- no continúa el proyecto.
 Sin duda, la ruptura de su relación con la hija del compositor echa todo al traste
. Las fechas coinciden. "El milagro no es sólo que se haya conservado la partitura, sino que lo haya hecho con las cuartillas dentro", comenta Víctor Infantes.
Entre los múltiples trabajos que Bécquer tuvo que hacer para salir adelante tras instalarse en Madrid en 1854 estaban los encargos de comedias, el periodismo a céntimo la pieza antes de ser nombrado director de 'La ilustración', las adaptaciones de éxitos franceses a la escena…
 Su carrera literaria no acababa de arrancar, aquel proyecto de la Historia de los templos de España se truncó con un solo volumen. Había enfilado su vocación con ánimo maratoniano: "Comencé por donde comienzan casi todos: por escribir una tragedia clásica y algunas poesías líricas.
 Esto es lo que en lenguaje técnico llamamos pagar la patente de inocencia". La sombra del fracaso le acechaba en esos duros comienzos de la capital, lo mismo que a su compadre García Luna, que acabó muriendo en la más pura miseria.
Pero aun así, sabía encontrar el gusto y escarbaba en los intríngulis de la jugosa relación que siempre ha dado la música con la literatura
. Añoraba otro idioma para dar letra a las zarzuelas. Así lo deja patente en una carta recogida para el estudio de El talismán dentro de un artículo de Rubio Jiménez: "No puede negarse que la palabra musical dista mucho de sustituir con ventaja a los cantables del libro francés.
 Los pensamientos que en este idioma se pueden encerrar en un verso merced a sus modismos especiales, su manera de construir las oraciones, la brevedad y la ligereza de sus palabras, es casi imposible que los contenga un verso español de la misma medida.
Lo impide la licuación fastuosa y, por decirlo así, epopéyica, de nuestra lengua castellana".
Le preocupaba dicho maridaje
. Pero a juicio de Juan Antonio Tamayo, experto en la obra del poeta, lo logra, tal como señala Miguel Ángel Lama en otro artículo del volumen: "Domina la difícil técnica de adaptar la poesía a la música. Sabe elegir los metros adecuados a cada situación, sea cómica o dramática, y consigue los necesarios efectos aprovechando con evidente maestría el pie forzado que le da el ritmo de la partitura".
Una pena que ese ritmo no llegara a sonar nunca.
 Aunque anuncia Víctor Infantes que para la presentación del hallazgo en Madrid puede que escuchemos algún dueto.
 Será la mejor manera de certificar el nuevo descubrimiento.

 

¿Tarugos todos?............................................................. Javier Marías

Nunca he sido muy lector de biografías, y las películas llamadas biopics, que ilustran la vida de los grandes artistas, descubridores, cantantes e incluso políticos y militares, me parecieron desde la infancia aburridas
. Tengo la impresión de que antaño todas estas obras eran proclives a la mitificación, cuando no directamente hagiográficas
. Sigo sin prestar mucha atención a esos géneros, pero, por lo que leo en prensa o cae ante mis ojos a veces, no me cabe duda de que desde hace decenios la intención se ha invertido.
 Probablemente no se venda un ejemplar biográfico si no se pone a caldo al protagonista, o, en su defecto, se le descubren variados vicios y taras o se “demuestra” que sí, que tendría enorme talento en lo suyo, pero como ser humano era despreciable, odioso y despótico, cuando no un maltratador, un abusador de niños, un superdrogadicto, un pronazi, un esclavista o un borracho violento. Sin escándalo y vituperio no hay negocio, esa es la consigna. 
Y si el biografiado llevó una existencia normal y decente, entonces una de dos: o se queda sin libro y sin película o se tergiversan, manipulan y tuercen los hechos hasta convertirlo en un malvado, para lo cual basta con dar crédito a los testimonios de personas que le tenían inquina o a las que desdeñó, o que quieren sacarse dinero o fama fáciles presumiendo de lo mucho que conocían al ilustre (“Yo lo vi, lo viví; pocos lo saben, pero a mí se me confiaba”), haciendo revelaciones insólitas … por lo general incomprobables
. Pero no vayan a pedirle a un biógrafo de hoy que compruebe en exceso, o que ponga en entredicho los datos más “jugosos”.
Si las vidas de las personas, contadas de arriba abajo, tienden a resultar tediosas (a menos que sea la de un aventurero, pero apenas si quedan de éstos), de la actual proliferación de biografías, “autorizadas” o no, se puede extraer alguna conclusión o por lo menos síntomas.
 Uno intuye que hoy existe una especie de resentimiento global, alentado por la supuesta repercusión de las redes sociales, que no sólo alcanza a todo bicho viviente sino muriente, es decir, también a los bien muertos y enterrados.
 A los que se recuerda, claro, que son por fuerza los que destacaron
. Es como si esos numerosos resentidos universales encontraran consuelo si se les cuenta: 
“Sí, Fulano fue un genio, pero infeliz, un despojo
; Mengana maravillosa, pero estaba como una cabra y se acostaba hasta con animales; Zutano una celebridad, pero violaba a su mujer y tal vez a sus hijos”.
 Últimamente hay otra modalidad: “Perengano hizo obras maestras, pero se las debía a su mujer (o Perengana a su marido), a la que frustró y relegó a la sombra”.
 De hecho hay una escuela cerril-feminista que ha decidido que Bach compuso lo que le oía tararear al ama de llaves; que a Velázquez le pintaba los cuadros su señora; que Tolstoy sólo contaba lo que le había oído a su madre.
Parodio y exagero, pero con base.
 He visto la película Hitchcock y parte de The Girl, ésta sobre el acoso del director a Tippi Hedren. En ambas se presenta a Hitchcock como a un acomplejado, un enfermo, un salido, un impotente, un envidioso, un megalómano, un cerdo vengativo, un semimaniaco, un asesino en potencia que contuvo sus instintos sublimándolos en sus obra
s. Puede ser, todo ello. Estoy seguro de que algunos seres admirables y algunos genios dejaron mucho que desear como individuos, y fueron los miserables que hoy se dice que fueron.
 Pero ¿todos? ¿Y ninguno realizó lo que se le atribuye, sino que se lo copiaron o encargaron todos a su mujer o marido o a un discípulo o al vecino?
 En el caso de Hitchcock, de un tal Gervasi y con pésimo guión de un tal McLaughlin, el mensaje es claro y burdo: a la que se le ocurría lo brillante y audaz, la que de verdad valía y poco menos que “creaba”, era Alma Reville, la señora Hitchcock
. Él casi carecía de ideas o no sabía plasmarlas sin la guía de ella. Sin duda esa mujer colaboró con él, fue a veces guionista, le sirvió de grandísima ayuda, él le consultaría, como hace todo el mundo con su pareja de una vida.
Pero de ahí a otorgarle a ella el mérito de un montón de obras maestras va algo de trecho.
 Lo peor y más inverosímil de estas dos películas es que Hitchcock aparezca como un memo, un tarugo y un pelele.
 Puede que fuera cuanto antes he enumerado, pero desde luego no un idiota ni un frívolo. Pocos autores han explicado lo que habían hecho con tanta profundidad y conciencia (basta leer las conversaciones con Truffaut en El cine según Hitchcock)
. No era precisamente un intuitivo, ni un “buen salvaje” con un don, como ciertos pintores, músicos, poetas y hasta novelistas.
 Sabía perfectamente lo que hacía y por qué, hasta la saciedad incluso. En estas películas recientes es difícil decidir cuál de los actores que lo interpretan lo hace peor y está más chafarrinoso, si Anthony Hopkins o Toby Jones.
 El primero se limita a mirar al elevado vacío y deformar la boca cada vez que habla o no habla; el segundo es un fantoche grotesco (bueno, también Hopkins)
. En fin, pase que todos los mayores talentos que ha dado la tierra fueran unos depravados, desgraciados, psicópatas, tiranos, fatuos o aprovechados.
 Si eso reconforta a nuestro rencoroso mundo, y le permite dormir más tranquilo, bien está
. Pero, por favor, que no pretendan convencernos de que además eran imbéciles, de Homero a Newton, de Shakespeare a Einstein, de Cervantes a John Ford, del primero al último.
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