Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 jul 2013

“¿Cómo quiere que me calme? Con lo que he provocado, prefiero morir”

El maquinista se sinceró ante el comisario jefe de la Brigada Judicial de A Coruña

Descartó que la catástrofe hubiera sido causada por un atentado o sabotaje.

No añadamos nosotros una víctima más.Y el maquinista tiene un nombre, que se dirijan por él. Las Víctimas de ese accidente ya les da igual que se llame Pepe o Juan pero si en todo somos respetuosos ante tanto dolor, no le hagamos verdugo sino otra víctima de la tragedia que aún no hay datos de otros fallos no humanos.

El maquinista, momentos después del accidente, conducido por un policía. / óscar corral

El contenido del atestado policial y del sumario del accidente del tren de Santiago, al que ha tenido acceso EL PAÍS, reconstruye los trágicos momentos que se vivieron en el lugar del siniestro.
 Y muestra a un maquinista, Francisco José Garzón Amo, destrozado.
 El comisario jefe de la Brigada Judicial de A Coruña fue de los primeros en hablar con Garzón
. En ese momento ardían dos de los vagones y uno de ellos se había elevado “seis o siete metros por encima de la vía”
. El comisario ordenó instalar un puesto de mando desde el que coordinar los servicios y evitar el caos.
 En ello estaba cuando se le acercó un antidisturbios con otra persona
. “Es el maquinista del tren accidentado”, comentó el agente. El comisario cuenta: “Al ver que tenía una herida en la cara, le invité a sentarse en un banco del puesto de mando”
. El comisario le preguntó por su salud. “Estoy herido leve. Pero yo no soy lo importante, lo importante son los pasajeros”, le respondió Garzón.
Y este añadió en tres ocasiones: “La he jodido”. El comisario entonces le inquirió: “¿Qué ha ocurrido?” Y Garzón respondió. “Pues que circulaba a 190 kilómetros por hora”.
El maquinista, inquieto, le preguntó al mando policial: “¿Ha muerto alguien”. El comisario prefirió ocultarle la verdad, al ver sus heridas y su nerviosismo: “No se preocupe ahora de eso”.
 “¿Pero cómo quiere que me calme? Con lo que he provocado, prefiero morirme”.
 Lo repitió en cuatro ocasiones. Poco después, los servicios de emergencia se lo llevaron.
 El comisario ordenó “que fuera acompañado” por policías para “preservar sus seguridad y ulteriores indagaciones”.

Diálogo con dos policías. Antes de hablar con el comisario, Garzón dialogó con varios agentes que le ayudaron a salir de la cabina.
 Uno de los policías que acompañó a Garzón al hospital le preguntó si accedía voluntariamente a extraerse una muestra de sangre, para descartar algún tipo de bebida alcohólica.
 Garzón, según este agente, dijo que no había bebido, y que no tenía ningún problema en someterse a la analítica. Quedó ingresado en la habitación 301 del Hospital Clínico.
 Presentaba varias heridas: fractura de varias costillas y neumotórax.
Un pasajero: “No noté nada raro”. Alfonso Manuel Lecandatiene 33 años y viajaba en el asiento 9º del vagón número 5.
Era la primera vez que iba en un tren de alta velocidad.
“Durante el trayecto no noté nada, hasta que en un momento dado se produjo una inclinación del tren”.
 Salió del tren por una ventanilla. Y más tarde se le acercó una persona que decía ser el maquinista. Sangraba por la cabeza.
 Se arrodilló y dijo: “Soy el maquinista. Yo tenía que haberme quedado ahí debajo”.
El estruendo. Evaristo Iglesias trabajaba en un campo cercano cuando oyó un estruendo. Era el impacto del tren.
 Se acercó corriendo para ayudar.
 Al llegar a la locomotora, vio al maquinista con varios policías.
Cuando lo trasladaban hasta el hospital de campaña, le oyó decir: “Me quiero morir, me quiero morir, no quiero ver esto. Hubiera sido mejor que hubiera muerto yo antes de ver esto”.
Trayecto normal. Juan José Diz era la primera vez que montaba en un tren así.
 “Nada me llamó la atención en el trayecto, hasta que en un momento determinado mi cuerpo se desplazaba más de lo normal hacia un lado, y fui consciente de que el vehículo llevaba más velocidad de lo normal para estar en una curva.
 Noté un pequeño salto, que asocié a que la rueda del tren se había salido de la vía. Al ver que el vagón empezaba a volcar, me protegí la cabeza con un brazo y con el otro me agarré al asiento delantero.
 Tras el golpe, me quedé muy aturdido y dolorido. Salí por la parte trasera del vagón”.
También viajaba en el tren Anxo Núñez con su novia. Iba desde Madrid a Santiago, en el coche número 7. “Durante el trayecto, el único detalle anormal fue que durante la proyección de las películas funcionaban de forma irregular. La película se reiniciaba a los pocos minutos de haber empezado. Así ocurrió con cada película tres o cuatro veces
. Antes del accidente, noté que el tren se tambaleó. Una persona se movió y de repente llegó el gran impacto”.
El interventor. Antonio Martín Marugán, interventor de Renfe, señaló que iba en el tren Alvia Madrid-Ferrol.
 En el accidente sufrió heridas leves. Señaló que en la estación de Ourense el tren cambió de conductor y se puso al frente Francisco José Garzón.
La tripulación, dijo, la componían “el maquinista, los camareros, el compareciente y un vigilante de seguridad (este ocasional, porque venía de coger otro tren para volver a Ourense)”. Martín dijo que conocía desde hace años al maquinista.
 Añadió que ese día habló con él en una ocasión, cuando se subió al tren en Ourense, y que fue porque “tienen obligación de comunicarse por protocolo para darse novedades, y que no le señaló ninguna”. Durante el trayecto no entró en la cabina. La policía le preguntó al interventor si notó en algún momento un exceso de velocidad.
 “No, ya que se trata de una vía nueva y de alta velocidad y no hay sensaciones de velocidad”.
¿Cómo fue el accidente?, le preguntaron los agentes.
“Yo iba en el vagón 3, asiento 2b, acompañado del vigilante de seguridad llamado Celso.
 Me puse de pie porque ya quedaba poco para llegar a Santiago, y caí a la derecha repentinamente.
Cuando el tren se paró, todo estaba deshecho, y busqué luz para salir, lo que conseguí entre los coches 2 y 3. Luego intenté ayudar al resto de personas.
 Rompí ventanas con un pico que no sé si era de un bombero o de un vecino del lugar”.
El vigilante de seguridad. El testimonio de Celso Castor González, de Prosegur, que es la encargada de vigilar la seguridad de Renfe/Adif, es el siguiente:
 “El día 24 inicié mi servicio en la estación de Ourense
. Sobre las 20.40, el convoy, tras la salida de un túnel, ya cerca de Santiago, descarriló”.
¿Conocía al maquinista? “Sí, de forma profesional. He coincido con él en varias ocasiones. Yo iba en el vagón número 3.
Desde el lugar donde me encontraba, se podía ver el exterior, a través de una ventanilla
. A la salida del túnel aprecié que la velocidad era más elevada que en otras ocasiones.
 Todo fue muy rápido. Tras el accidente hablé con el maquinist
a. Coincidí con él en las vías.
 Y me preguntó por el estado del interventor y del otro maquinista que iba en el tren”.
“Ya lo tengo denunciado”. Julio Santiso Rielo, de 34 años, vecino de Angrois, relata que estaba en su casa y oyó el estruendo del descarrilamiento.
 Acompañó al maquinista Garzón hasta el primer puesto de socorro. Declara que mientras caminaban, Garzón iba diciendo frases como:
 “Esto ya lo tengo yo denunciado. No se puede circular por esta vía a esta velocidad sin un protocolo”, “si pillo al de seguridad, lo mato”, “no quiero ver esto”, “cuánta gente muerta... ¿por qué no habré muerto yo?”.
Ni sabotaje ni atentado. Dos policías, con carnés profesionales 88075 y 80398, trasladaron a Garzón al Hospital Clínico inmediatamente después del accidente.
 Durante el trayecto, el maquinista les comentó que “la vía donde se produjo el siniestro está habilitada para circular a 200 kilómetros por hora, si bien es de elección del conductor reducir la velocidad en ese punto, al circular por una vía libre, sin señal que limite o indique que ha de reducir la velocidad, indicando que pudo haberse despistado, circulando a velocidad excesiva”.
 Durante el camino al hospital, Garzón aseguró a los agentes que lo ocurrido “no había sido causado por un atentado o un sabotaje”, a la vez que se lamentaba continuamente
: “Si me muriera yo... ¡Qué desgracia! ¿Qué acabo de hacer?”.
Señor Garzón usted mismo lo dijo: Somos Humanos" y en toda su vida no podrá deshacerse de esa "Mochila" llena de Dolor que todos intentan ponerle. Si es usted culpable, la Justicia lo dirá aunque si no lo es siempre tendrá esa vsión desgarradora....pero confie en la ayuda médica que todos en esos casos necesitamos.

 

29 jul 2013

360 grados en Gran Canaria


Las vistas abarcan desde las montañas de la vertiente meridional de la isla hasta las dunas de Maspalomas.
Una estancia en el nuevo hotel Bohemia Suites & Spa de Playa del Inglés debería empezar sin check in. Directamente en la piscina grande, 25 por 15 metros de aguas verde turquesa en medio de una exuberante vegetación.
 El viajero se tumbará sobre una hamaca de uno de los reservados del jardín
. Recibirá al poco una toallita refrescante
. En el agua podrá ejercitarse en la zona de nado a contracorriente. Si bucea escuchará relajante música oriental.
Él no lo sabe todavía, pero la música bajo el agua lo prepara para el Siam Spa.
 Es una de las joyas de este cinco estrellas con siete meses de vida construido sobre el viejo hotel Apolo de la urbanización turística del sur de Gran Canaria.
 En el spa equipado con mobiliario tailandés y productos únicos del país asiático ofrece, desde 99 euros, 22 tipos de masajes y tratamientos, todos llevados a cabo por masajistas nativas. Un ejemplo: el balinés con aceite de mandarina.
El Bohemia (67 habitaciones) solo conserva del viejo Apolo solamente la estructura y la recia barandilla de madera color miel de la escalera principal
. Desde fuera destacan las formas geométricas de inspiración africana que adornan sus balcones.
 Son ocho plantas en un entorno congestionado que debería seguir su modelo de rehabilitación.
 En todas las habitaciones predomina la sofisticada madera de olivo a juego con muebles vanguardistas de tonos amarillos, terracotas y morados.
De ellas, 29 son suites. Y de estas, dos sky suites, de 105 metros cuadrados y bañera clásica de diseño en medio de la estancia.
Todas disponen de wi fi gratis. Sorprenden los múltiples gadgets repartidos por la estancia.
 La habitación más económica con media pensión cuesta 240 euros.
 No se admiten niños menores de 14 años.
Además del spa y otra piscina exterior con jacuzzi, este hotel boutique dispone de pool-bar (en la piscina, con servicio de bebida y comida de 11 a 19 horas), gimnasio y zona wellness
. Pero el Bohemia aún no ha descubierto su mejor carta.
 La esconde tras la estructura negra semicircular que asoma en lo más alto de su fachada color vainilla como una defensa antiaérea. Es el restaurante 360º abierto, como el spa, a clientes de fuera del hotel. Se accede directamente a través del ascensor panorámico exterior.
Entrar al 360º es conquistar el sur de Gran Canaria.
 Sus vistas abarcan desde las montañas de la vertiente meridional de la isla hasta las 430 hectáreas de las dunas móviles de Maspalomas.
 Son inolvidables por la mañana y al atardecer.
 Está divido en dos zona. El lounge ofrece cócteles al aire libre en sofás y mesas de madera iluminados con lámparas de led azules y rojos.
 En la zona cubierta, la estancia se convierte en un espectacular mirador con suelo de tarima, mesas de madera y atrevidas sillas de cuero lila y naranja
. La iluminación tenue crea un ambiente distinguido.
Un somelier propone al viajero los vinos para cada plato elegido.
¿Qué tal una sopita thai de coco con aire de chile y crujiente de langostino? ¿O merluza confitada con espárragos verdes salteados, vinagreta de piñones y risotto blanco de tomate con aceitunas verdes?
 Al fondo, la luna se despereza sobre las quebradas ennegreciendo el cielo malva.
 Los puntos de luz van extendiéndose hasta el infinito por la urbanización turística.
 La noche se anuncia distinta a cualquiera. Frank Sinatra canta Fly me to the moon.
  ¿Qué mejor voz para poner la banda sonora de este momento?

Tu casa ahora.....................de Jose Carlos Cataño

Tu casa ahora

Tu casa ahora es la celeste,
El cielo desplomado bajo el agua,
Casa del padre que apenas ha sido,
Sólo un puñado de reflejos
Traídos y llevados por el aire,

Todo el cielo amansado,
Por encima y por debajo del cielo,
Tu imagen en las olas que se vierten,

Todo el mar en silencio,
Las olas deshojadas, sin volumen,
Todo el mar sin sabor,
Entero, ignorándose.

Enséñame la luz,
Enséñame el valor de la luz, tú, que no sabes.

De "En tregua" 2002

La Catedral de Santiago celebra el funeral oficial por las 79 víctimas del tren

Los Príncipes de Asturias y la infanta Elena presiden la misa por los fallecidos en el accidente

Miembros del Gobierno y de la oposición también asisten al oficio.


"Signos de luz en el misterio de la muerte".
 Así es como ha calificado el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, la ayuda de los vecinos y servicios de emergencia que atendieron a los más de 200 pasajeros que viajaban en el tren estrellado que tenía como destino Ferrol. 79 de ellos han fallecido ya, la última, una ciudadana estadounidense lo hizo ayer mismo. 69 continúan hospitalizadas, 22 de ellas en estado crítico.
Monseñor Julián Barrio ha admitido que "no es fácil comprender y aceptar" que hayan perdido la vida tantas personas, "cuando tantos proyectos y esperanzas llenaban su quehacer diario", pero ha apelado a "no malgastar el dolor"
También, ha hecho mención a las 39 víctimas del accidente de autobús producido en Campania, Italia.
A su llegada a la plaza del Obradoiro, los Príncipes de Asturias han sido recibidos por un multitudinario aplauso.
 La famosa explanada quedó acordonada al dar comienzo la ceremonia religiosa que se ha podido ver también desde la plaza de la Quintana, muy próxima a la Catedral.
El líder de la oposición, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ministros y 12 presidentes de diferentes comunidades autónomas, han asistido también al funeral.
Al finalizar, los Príncipes se han acercado a los bancos donde se encuentran los familiares y allegados de los fallecidos como consecuencia del descarrilamiento del tren para presentar su pésame.