Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 may 2013

La exdiputada conservadora confiesa su adicción al alcohol

Louise Mensch cuando aún era una diputada conservadora. / CORDON PRESS

Abandonó su escaño en el parlamento británico, pero Louise Mensch se resiste a dejar de generar los titulares
. Desde que se retiró de la política británica ha puesto en marcha un blog de moda, ha admitido que recurrió a la cirugía plástica y acaba de revelar que padece un trastorno de déficit de atención que le hacía beber más de la cuenta.
La exdiputada conservadora ha desvelado que un tratamiento para la hiperactividad le hizo darse cuenta de que había estado automedicándose con alcohol para aliviar “el estrés”.
 Actualmente ha abandonado la bebida casi por completo y desde su web Unfashionista advierte de los peligros de la cultura del consumo excesivo de alcohol que ella considera tan arraigada en su país natal. “Gran Bretaña es una cultura enamorada del alcohol. Si no bebes eres un raro y un aguafiestas
. El alcohol estaba arruinando mi vida aunque no fui plenamente consciente hasta que lo dejé.”, escribe en su blog.
En la página anima a las británicas a replantearse su consumo de alcohol, sobre todo esa copa que se toma al salir del trabajo, ya que “beber a diario no es lo correcto”.
 Asegura que la abstinencia les ayudará a dormir mejor, perder peso, ser más felices, y tener mejor cara.
Mensch fue diagnosticada de hiperactividad en Gran Bretaña aunque no empezó a recibir tratamiento hasta que se mudó a Estados Unidos el año pasado.
 Según ha declarado al Daily Telegraph, el trastorno de déficit de atención le hacía “ser buena en política” pero le impedía mantener ordenada su habitación.
Durante su etapa como miembro del partido conservador confesó que había consumido drogas duras durante su juventud, pero siempre se había negado a hablar sobre posibles intervenciones estéticas. Recientemente admitió que se sometió a una operación de lifting facial.
“No estaba avergonzada, simplemente me negué a responder a preguntas sobre el tema porque siempre se intenta trivializar a las políticas basándose en su apariencia”, dijo durante su intervención en un noticiario de la televisión británica. Mensch describió como “mantenimiento” su decisión de pasar por el quirófano:
 “Me gusta mi aspecto y quiero que siga siendo así”, remató en el programa.
La madre de tres hijos se ha adaptado con facilidad a la vida en Nueva York, donde se trasladó siguiendo a su marido Peter Mensch, representante de bandas de rock como Metallica y Red Hot Chilli Pepppers. Compatibiliza su vida casera con su rol de bloguera de moda y la escritura de columnas y reportajes.
 Al recibir la noticia de su retirada, el primer ministro David Cameron insinuó que le tenía reservado a un cargo en el gobierno.
 Por ahora la extory no ha mostrado ningún interés en volver a la política.

Unas fotos ponen contra las cuerdas a Oscar Pistorius

Oscar Pistorius, con la fallecida. / CORDON

La defensa del atleta Oscar Pistorius ha pedido explicaciones a la Fiscalía sudafricana por la filtración a los medios de comunicación de fotografías del lugar donde el campeón paralímpico mató a tiros a su novia Reeva Steenkamp el pasado 14 de febrero. Bryan Webber, uno de los abogados del deportista, calificó de "doloroso" el hecho de que las imágenes -publicadas por la cadena de televisión británica Sky News- sean de "dominio público", y aseguró que la Fiscalía debe aclarar lo sucedido con las fotos.
La defensa de Pistorius ha pedido al menos cinco veces fotos del lugar de los hechos a la Policía, sin que ésta se las haya facilitado hasta el momento, explicó Webber a la emisora de radio sudafricana Eyewitness News. Sky News divulgó varias fotografías de la casa de Pistorius de Pretoria en la que murió Steenkamp, en una de las cuales se pueden ver el retrete y el suelo del baño en el que murió la modelo ensangrentados.
En la imagen también aparece la puerta del baño a través de la cual Pistorius disparó a Steenkamp, según la propia confesión del atleta, en la que se aprecia dos agujeros de bala señalados con cinta adhesiva blanca por la Policía.
 La Policía sudafricana declinó comentar la filtración de las imágenes, y la Fiscalía tampoco se ha pronunciado al respecto hasta el momento, informa la prensa local.
Según Eyewitness News, las fotografías filtradas no serían imágenes hechas de manera oficial por los investigadores policiales, sino que estarían tomadas por agentes presentes en el lugar del crimen con sus teléfonos móviles.
La Policía sudafricana confiscó en abril 49 teléfonos móviles con los que los propios agentes del cuerpo tomaron fotos de Oscar Pistorius tras su detención.
El exinvestigador del caso, Hilton Botha, afirmó entonces que medios extranjeros le ofrecieron 50.000 dólares por una fotografía de la puerta del baño.
Por su parte, la corresponsal de Sky News en Sudáfrica, Alex Crawford, autora del material en el que aparecen las fotos de la escena del crimen, dijo hoy en una red social que el medio británico no pagó para obtener las instantáneas publicadas.
Oscar Pistorius comparecerá de nuevo ante los tribunales el próximo martes, 4 de junio, antes de que se inicie el juicio.
 De acuerdo con la prensa local, el Fiscal pedirá el aplazamiento de esta comparecencia para poder investigar más el caso. Un juez concedió la libertad provisional a Pistorius el pasado 22 de febrero, a cambio del pago de la fianza.
El cuerpo de la modelo de 29 años Reeva Steenkamp apareció con varios disparos de bala el pasado 14 de febrero en el domicilio de Pretoria del deportista, de 26 años.
 Pistorius fue acusado formalmente del crimen y será juzgado.
La fiscalía acusa a Pistorius de "asesinato premeditado", un cargo que podría costarle la cadena perpetua. Por su parte, el corredor asegura que disparó a su novia pensando que lo hacía contra un intruso que había entrado en su domicilio

De la libertad sin fronteras, a la sala de cuidados paliativos

La periodista Joana Bonet. / Samuel sánchez

Vivieron mejor que sus padres, pero son conscientes de que sus hijos difícilmente conseguirán batir ese frente. Estrenaron el bollycao y la pantera rosa; tuvieron que transportar entre dos voluminosos ordenadores; la Transición fue el patio de su recreo; y los dos rombos intentaron coartarles la libertad que estrenaron
. Entonces llegó la crisis.
 “Y el globo nos estalló en las manos, la lógica del tanto haces, tanto obtienes, se rompió”, explica Joana Bonet.
 La periodista y filóloga, directora general de Prisa Revistas (empresa editora de EL PAÍS) disecciona en Generación paréntesis. Radiografía de un tiempo cambiante, cómo los que nacieron entre los sesenta y setenta reaccionan ante las consecuencias sociales, culturales y económicas de una recesión que ya dura demasiado tiempo.
En forma de ensayo, pero sin ceñirse a los preceptos de la Academia, este libro está atravesado por la crónica periodística, las entradas de diario y el análisis sociocultural.
 “Una especie de crónica apasionada de la incertidumbre”, resume Bonet, que encontró en sus artículos publicados en prensa, un denominador común –y acicate- para escribir en tres meses el sentimiento que le rondaba desde hace cinco años
. Entre “la poética de la cotidianeidad y mirar por el ojo de la cerradura a esta generación”, la periodista despliega en tres partes las cualidades que dibujan la idiosincrasia de los padres de la generación perdida y los hijos putativos de la que llama la generación tapón:
 “Aquellos que nos preceden y que se siguen sentados en los consejos de administración”.
La contradicción se instala en las costuras de estos tiempos, con matices.
Bonet persigue a una sociedad apresurada, pero exhausta; videovigilada, pero con la necesidad de “sacar la patita del yo” en cualquier momento, en una entrega de la intimidad.
 “No vivimos las cosas, las fotografiamos y las compartimos en las redes sociales”, apunta.
 “La gente necesita autoafirmarse, que los otros les otorguen un lugar en la existencia”.
Y todo, en un bucle de búsqueda constante “por falta de una hoja de ruta”.
La lluvia fina de la crisis cala hasta los huesos de un colectivo que superó fronteras con trabajo y ahora debe aprender del esfuerzo y sacrificio de sus padres.
 “Muchos se han comportado como eternos adolescentes, alargando tal vez demasiado la juventud”, esboza uno de los puntos débiles de esta generación.
“Y creo que como padres no hemos sabido establecer de manera rotunda los límites a nuestros hijos, los hemos querido educar en el confort y ahora nos estamos quedando sin casas”.
Los desahuciados, los parados, aquellos a los que el sistema socioeconómico despoja de identidad de un plumazo, buscan refugio en los vínculos afectivos, opina la autora, en una nueva forma de cooperación que también se traduce en el lenguaje
. “¿Cuántas palabras empiezan ahora por co?”, plantea. “Existe una necesidad real de reavivar el sentimiento de comunidad, ampararnos y buscar refugio en los vínculos afectivos”.
 Deshaciendo de cualquier tipo de espiritualidad su argumento, Bonet describe las metaciudad, los no lugares por incidencia de la despersonalización que conducen a la guarida de la casa, el refugio donde hasta el sofá adquiere un nuevo significado.
El capital social se acota debido al estado de confusión y aturdimiento en el que Bonet encuentra al paciente. “Vivimos una gran desafección del ciudadano ante el sistema.
 La política, la economía o los gurús que antes eran demiurgos de nuestro tiempo, ahora han perdido su prestigio”.
Y aunque a través de este libro pretende exponer antes que resolver, la autora confía en que de la sala de cuidados paliativos su generación, y la sociedad en la que se desarrolla, consigan realizar “un autoexamen desde la tolerancia”.
 “Tenemos muchos motivos para rescatarnos y no dejarnos barrer por el derrotismo”.

EL PAÍS LIVE 72ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID » El reto: crear nuevos lectores

…Y en el origen estaba el principio del futuro del libro…
 En la vuelta a la necesidad de crear nuevos lectores y de fomentar la lectura está el porvenir de la creación literaria y de la supervivencia de un negocio que enfrenta su quinto año de crisis consecutiva por la caída de las ventas. Sin nuevos lectores no habrá compradores de libros, coincide media docena de escritores, editores, libreros y organizadores de la 72ª Feria del Libro de Madrid, que inauguró una nueva edición (hasta el 16 de junio) en el Parque del Buen Retiro de Madrid. Una idea que resume César Antonio Molina, director de la Casa del Lector, escritor y exministro de Cultura:
 “Hubo un equívoco al pensar que lo importante era que hubiera compradores de libros, aunque los libros no se leyeran.
 Un error garrafal. Lo que hay que crear es lectores y una vez que se creen, ellos comprarán libros”. La idea la comparten escritores como Javier Gomá, que dio la conferencia inaugural de la feria, Luisgé Martín y Guadalupe Nettel.
El vacío está creado. La enmienda se quiere empezar.
La euforia por las cifras millonarias de ventas de libros es recuerdo.
 Desde 2008 caen de manera imparable, mientras, paradójicamente, las encuestas señalan un aumento en la lectura que dice practicar ya el 63% de los españoles (quienes leen al menos una vez cada tres meses), y uno de cada tres españoles no lo hace nunca.
 ¿Y, aparte de vender libros, qué hace la feria por promover la lectura y crear nuevos lectores?
“Trabajar con los jóvenes y más pequeños en las actividades del pabellón infantil e involucrar a los padres de familia en esta tarea”, asegura Teodoro Sacristán, director de la feria.
La lucha por la reconversión de los hábitos de lectura se suma a la de la piratería. Si bien es cierto que entre quienes leen, el 58% lo hace, también, en formato digital —diez puntos más que hace dos años—, solo la tercera parte reconoce pagar por las descargas.
 Es decir, que siete de cada diez descarga gratuitamente los libros
. Otra paradoja es que a mayor oferta digital por parte de las editoriales, mayor piratería. “Se ha quebrado la dinámica de una parte de la cadena del consumo cultural y se pone en riesgo la creación”, advirtió hace unos meses Javier Cortés, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, al presentar el barómetro de Hábitos de lectura y compra de libros 2012.
Por eso, las expresiones que se escuchan estos días en la feria son del tipo:
—¡Esperamos un pequeño milagro!
—Debemos garantizar nuevos lectores…
—Hay que cuidar a los libreros…
—Confiamos en remontar…
—Hay que afrontar la crisis con entusiasmo e ilusión…
Peticiones y plegarias al dios de los libros en una cita que es un termómetro de lo que pasa en el sector cada año. Así es que más de 800 editoriales españolas, un sector que da trabajo a unas 30.000 personas, e incluso el Gobierno —la industria editorial representa el 0,7 por ciento del PIB (el año pasado facturó unos 3.000 millones de euros)— estarán atentos a lo que suceda en los próximos 17 días en las 353 casetas.
En 2012 la feria registró una caída en las ventas del 19% respecto al año anterior, que a su vez había sido del 10% menos respecto a 2010.
Con dios de los libros o sin él, los que sí estarán más presentes que nunca serán los escritores que cumplirán religiosamente su ritual de ir a firmar libros y encontrarse con sus lectores.
¿Más de 400 autores?¿¡Más de 500, o incluso 600!? Lo cierto es que será una apoteosis de escritores ofreciendo sus libros firmados; y no solo los fines de semana, también habrá muchos de lunes a viernes, y no todos con novedades literarias.
Todos con la misión de contribuir a las ventas. “Es una forma de agradecer a los lectores habituales y conquistar otros”, según Rodrigo Rivero, de la librería Lé y del comité organizador.
Con este panorama sembrado de incertidumbre otra arma para afrontarlo es con “más ilusión y optimismo, sin esto no existe la edición”, asegura Valeria Ciompi de Alianza. Para Pilar Reyes, de Alfaguara, una clave está en defender al librero, “el actor cultural más importante de la edición”, idea que Juan Casamayor, de Páginas de Espuma, refuerza:
“Hay que crear un plan estratégico nacional para apoyar la red de librerías”.
 Ello, además, de que cada uno dentro del sector dé lo mejor de sí, afirman Ofelia Grande, de Siruela, y Ángeles Aguilera, de Planeta.
Diecisiete días que serán vistos como las cabañuelas para lo que queda del año.