Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 ago 2011

Recorrer el mundo en busca de un reto

Los viajeros del siglo XXI abrazan el globo buscando una meta que no entiende de fronteras .
Tres meses después de empezar su viaje por el mundo Kepa Acero despertó en la cubierta de un barco pesquero, en algún punto entre Java y Sumatra.
Se dirigía a la pequeña isla de Panaitán, una reserva natural donde "no hay nada ni nadie".
 A su lado, dos pescadores de la zona.
 Al frente, la ola que llevaba meses buscando por todo el mundo.
Este vizcaíno de 31 años lo describe como uno de los momentos álgidos de su experiencia en Five Waves, un proyecto que le llevó a dar la vuelta al mundo en busca de la ola prefecta.







Tres mitos alpinos tumbados en un verano


En busca de algo más que surf




 Kepa Acero no sabe cuántos países ha visitado.
 Lleva viajando desde los 15 años, cuando recibió su primera beca para surfear en EEUU y en Australia.





Los hermanos Pou están en los Alpes y en las próximas semanas se irán a Brasil. Antes han estado en Madagascar, Australia, Pakistán... así hasta 70 nuevas rutas, muchas de ellas inexploradas


Kepa Acero no sabe cuántos países ha visitado. Lleva viajando desde los 15 años, cuando recibió su primera beca para surfear en EEUU y en Australia. De su etapa como surfista profesional guarda amigos, buenos recuerdos y títulos como el de campeón de Europa sub-18.
Pero había algo que no acababa de convencerle.
 "Tenía la sensación de viajar por todo el mundo y no conocer nada. Ibas 20 minutos de competición a una sola playa y de ahí a tu hotel" recuerda Acero en conversación telefónica.






Así que un día decidió hacer lo que siempre había hecho, pero alejado de los circuitos profesionales.
"Cogí la mochila y las tablas y decidí conocer las tierras andando, desde las raíces" De eso hace ahora dos años.
 Diferentes proyectos como Five Waves o La Ruta Norte le han llevado por los rincones más escondidos del mundo.
 Para financiarlos necesita la presencia de un patrocinador, pero de momento las expediciones de Acero han levantado el suficiente interés como para que alguien se los financie.
La que está preparando ahora, La última frontera, le llevará hasta los círculos polares.
Un destino cuanto menos exótico para un surfista. "Es la exploración pura. Para eso tienes que irte a sitios muy salvajes, esa dificultad tiene el encanto y el romanticismo que estoy buscando". El próximo 21 de agosto Kepa Acero partirá hacia lo desconocido. Primero irá al norte, a cazar olas a Alaska hasta que desaparezcan los días y empiece la noche polar.
 Luego pondrá rumbo al sur, a la Patagonia en busca de sol, persiguiendo un verano que tiene una temperatura máxima de 10 grados centígrados.






Kepa Acero habla a trompicones, vomita palabras con precisión de ametralladora, callándose a veces en busca de munición. Tiene las cosas claras. No siempre fue así. Cuando empezó esta aventura estaba perdido. "Tenía las ideas sin ordenar" recuerda Acero de aquella época. Les dio forma en una conversación con Eneko e Iker Pou. Los hermanos Pou acababan de finalizar con éxito un proyecto similar al de Acero, solo que en lugar de viajar buscando olas, ellos buscaban paredes que escalar. Dieron la vuelta al mundo en vertical. Pasaron el día de Navidad del 2007 escalando en la Antártida. Un día y una hora para coronar The Three Pigs, la última pared que les separaba de conseguir completar su ambicioso proyecto, Siete Paredes Siete Continentes.






La familia Pou está acostumbrada a su ausencia. Cada año, desde hace doce, estos dos hermanos pasan entre seis y ocho meses fuera de casa. Iker y Eneko se llevan tres años (tienen 37 y 34 años respectivamente) y siempre han tenido aficiones en común. El montañismo ha sido una de ellas. "En el 2003 idee el proyecto Siete continentes, siete paredes porque quería hacer algo bonito con mi hermano" cuenta Eneko en su página web www.pouanaiak.com . Desde entonces hasta ahora han recorrido todo el mundo en pos de un nuevo reto que confiesan es cada vez más difícil de encontrar. Es una vida nómada e inestable, que depende en gran medida de la financiación de un sponsor. Pero de momento no les faltan marcas que patrocinen sus escaladas. Ahora mismo están en los Alpes y en las próximas semanas se irán a Brasil, probablemente a Río de Janeiro aunque aún no lo tienen decidido. Antes han estado en Madagascar, Australia, Pakistán... así hasta 70 nuevas rutas en otras tantas paredes del mundo, muchas de ellas inexploradas hasta su paso, como la española del Naranjo de Bulmes, considerada la pared más difícil a nivel mundial.






Pero el reto no solo espera en las empinadas paredes o en la cresta de la ola. Para llegar hasta la Antártida, los Pou zarparon de un pequeño velero desde Ushuaia y surcaron el traicionero Mar de Drake. Para cabalgar olas namibias rodeado de focas, Kepa Acero tuvo que recorrer el desierto con un pequeño golf blanco. "En esos momentos de soledad tu cabeza da muchas vueltas y te sientes muy pequeño" recuerda Acero de su travesía por el desierto." Te acuerdas de lo que has hecho bien lo que has hecho mal... A veces lloraba por las noches. Es como si tu vida se parara y pudieras observarla. Luego continúas, pero igual habiendo aprendido algo más de ti mismo."






Nick Risinger hizo más de 37 mil fotos de su viaje por Norteamérica y Sudáfrica. Este estadounidense aparece en ninguna de sus instantáneas. Tampoco hizo ninguna foto de la gente que conoció a lo largo del año que pasó viajando por varios desiertos. Sus fotografías tenían un único objetivo. El cielo.






Risinger no es un deportista de élite como Kepa Acero y los hermanos Pou. Tiene 28 años, lleva gafas y le gustan el cine y la astronomía. Pero por perseguir su sueño corrió un destino muy similar al de estos tres vascos. Decidió dejar su trabajo como director de marketing en Seatle, EEUU, para dedicarse en cuerpo y alma fotografiar el firmamento. Se metió en el cuerpo 72.500 kilómetros por aire, y casi 25.000 por tierra para cazar estrellas. Para hacer miles de fotografías del cielo y después juntarlas en un complicado collage celestial. Lo hizo acompañado de Tom, su padre. "No fue una decisión fácil" recuerda Risinger en conversación con EL PAÍS. Pero ha sido una experiencia "maravillosa y enriquecedora".






Para realizar sus fotografías, Risinger tuvo que viajar a los rincones más inhóspitos de EEUU, a los desiertos más profundos, donde la luz de la noche no viene de las farolas sino de las estrellas. Nevada, Oregón, Texas y Colorado fueron algunos de sus destinos. Después cogió sus seis cámaras sincronizadas, cogió su trípode que gira al compás de la rotación de la tierra. Risinger cogió su maleta y se fue a Cabo Septentrional, una región semidesértica que pasa por ser la más despoblada de Sudáfrica. Tenía que hacerlo para retratar las estrellas visibles desde el hemisferio sur. Allí pasó tres semanas, en el refugio de unos campesinos locales. La vida, la gente, el paisaje tanto celestial como terrestre de Sudáfrica, es el mejor recuerdo que guarda de sus viajes por los desiertos americanos y las estepas africanas.






También recuerda las largas horas en la carretera, el peregrinaje continuo en busca de un lugar sin contaminación lumínica. Y las noches enteras sin dormir, viendo como sus seis cámaras no paraban de fotografiar el cielo (hasta 2.000 instantáneas podían tomar en una noche) mientras su padre dormía en el coche.






El pasado enero, Risinger terminó su trabajo de campo y se encerró en su piso de Seattle. Después de unos meses tenía montada la fotografía final. Había conseguido su objetivo después de recorrer más de dos veces la longitud del ecuador terrestre. Había puesto fin a su viaje. A principios de mayo colgó el resultado final en su página web www.skysurvey.org. Es una macrofotografía de 5.000 megapíxeles, un mapa interactivo de las estrellas, en el que el usuario puede acercarse y explorar todas las constelaciones visibles desde la tierra. "He pasado infinidad de horas mirándolo" confiesa Risinger, "y justo cuando creo que no hay nada más que ver, me sorprende un nuevo descubrimiento."






Su trabajo ha recibido el reconocimiento de la comunidad científica, además de conseguir más de dos millones y medio de visitas a su web."Me pagué esto de mi bolsillo, no tenía intención de hacer dinero con ello, pero igual ahora puedo aprovechar la oportunidad" comenta Risinger desde su apartamento en Seattle. De momento no tiene planes de volver a abandonar su ciudad. Quiere rentabilizar su proyecto y no hay nada ahí afuera que le llame la atención lo suficiente.






Mientras tanto, en Bizkaia, Kepa Acero continúa planeando rutas, investigando en Internet. Preparando un viaje que le llevará de Alaska a la Patagonia, en busca de nuevas olas, de nuevos lugares.
El mar, a diferencia de las estrellas, es cambiante y siempre ofrece nuevos retos.
"Cada uno tiene un sueño" concluye Acero pensativo.
 "Este es el mío, y no voy a dejarlo por las imposiciones de la sociedad. Tienes que luchar por aquello que te gusta. Pero a la vez soy realista, sé que llegará el día en que tenga que dejarlo, pero ahora no pienso en ese momento", sentencia. Y su discurso vuelve a las olas, a las nuevas culturas por conocer, a los rincones olvidados. Ahora no piensa en ese momento.
Ahora piensa en Alaska.

1 ago 2011

Y el primer ministro se sirvió su café ...La Rebelión de las Camareras....

Una camarera se negó a llevar dos capuchinos y un café a David Cameron y su esposa a la terraza en la que charlaban, durante sus vacaciones en la Toscana .
La camarera de una cafetería se ha convertido en la protagonista del inicio de las vacaciones del primer ministro británico.
David Cameron pidió dos capuchinos y un café. Ella se los debía llevar a la terraza de la cafetería en Montevarchi, la localidad de la Toscana en la que se aloja con su familia. La camarera respondió: "Llévelos usted". Fue la respuesta que dejó sorprendido a Cameron, que junto a su esposa, Samantha, sus hijos y unos amigos, disfrutan de dos semanas de ocio en esa zona italiana.





Cameron celebra en Granada el cumpleaños de su esposa


El bebé de David Cameron les pilla de vacaciones


Los Cameron repiten vacaciones en España


El incidente ha acaparado las portadas de los principales diarios británicos.
 La fotografía de la camarera, Francesca Ariani, de 27 años, ha ocupado la foto principal de la edición impresa de The Daily Telegraph y de otros diarios como el Mail Online.



El primer ministro británico comenzó sus vacaciones este pasado fin de semana en Villa Petrolo, en una residencia que cuenta con piscina y pista de tenis.
 La estancia costará nada menos que 11.000 euros a la semana, pero Cameron ha decidido compartir el sitio con otras dos familias, por lo que el precio final deberá asumir será de 5.800 euros, según informa la agencia Efe.



Junto al incidente con la camarera, los medios británicos también continúan haciéndose eco de una eventual reunión entre Cameron y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, algo que hasta ahora Downing Street no ha querido confirmar.



Lujos, en medio de la crisis económica



Aunque estas son las primeras vacaciones del primer ministro en Italia, Cameron ha sido cuestionado fuertemente por diversos medios de comunicación por alojarse en una villa de lujo en momentos de crisis económica, otros sectores británicos consideran un "alivio" que al menos pague por ello.




Desde que llegó al poder en mayo de 2010, David Cameron ha visitado de manera privada a España en dos ocasiones.
 La primera visita fue en abril pasado, cuando viajó en una aerolínea de bajo coste a Granada para celebrar el cumpleaños de su esposa, y luego en junio pasó unos días en Ibiza.
El año pasado, Cameron pasó sus vacaciones en Cornualles (al sur de Inglaterra) donde su mujer, que estaba en un estado muy avanzado de su embarazo, dio a luz a una niña, la tercera del matrimonio.
 El primero de sus hijos, falleció en febrero de 2009 los seis años de edad a causa de una deficiencia psíquica.

Por favor, no anuncien comida

.Por qué los anuncios de comida y bebida hechos por famosos son tan malos? Sé que las promociones televisivas en las que aparecen suelen dar pena, salvo que estas sean personajes del medio o actores capaces de salir más o menos airosos del trance. Sin embargo, hay algo en los de productos de alimentación que los hace especialmente vergonzantes.




Repasemos algunas joyas recientes. ¿Qué me dicen de Eduardo Punset llegando como por arte de magia a casa de tres tipas, con un paquete de Bimbo debajo del brazo? El divulgador científico tiene todo el derecho a vendernos como natural un pan sin ninguna pinta de serlo, y más si sus honorarios van destinados a una fundación.
 ¿Pero no se podía haber pensado una situación menos imposible? ¿Y por qué ese "aaaaay" final que suena como el orgasmillo de un nonagenario?






El bad romance de los futbolistas con los lácteos industriales continúa. Último caso, el de Iniesta y Kalise.
 El jugador del Barça no puede sonar más soso y menos convencido elogiando helados o natillas de la marca, y queda claro que no le ha llamado Dios por el camino de la interpretación.
Un guión con humor cómplice habría ayudado, como en el anuncio que grabó con un oso para GolT.
 Respecto a la desinteresada colaboración de Carmen Lomana con Burger King, poco se puede añadir a lo ya dicho en Sálvame, Enemigos íntimos y los 25 programas más en los que la ecológica Telecinco recicla sus deshechos.
 Aunque aprecio la factura técnica, el punto friqui y la loable capacidad de Lomana para reírse de sí misma, la empresaria parece una versión pija y aseñorada de Ramsés II.






Ramoncín también se autoparodia un poco en su anuncio para Trina. El cantante, ligado en el pasado a la SGAE, pregunta a un camarero si el CD que está a punto de poner es "el original".
Este le dice que sí y Ramoncín se queda tranquilo. Hasta ahí, todo bien: un guiño inteligente al espectador llevado con dignidad y una prueba de coraje por parte de la marca al apostar por una bestia negra de la Red como prescriptor.
Pero entonces empieza una incomprensible parodia de Vacaciones en el mar en la que no sabemos qué pinta el exrey del pollo frito, con unos personajes menos graciosos que un capítulo de Vida loca y un absurdo final en una playa con un montón de gente bailando. Mal.






Con el anuncio del sofrito de bote de Loles León tengo sentimientos encontrados. Por un lado, nadie más adecuado que ella para transformarse en tendera de un mercado, y más con un eslogan tan kitsch como el de "trabajo que te quito". Por otro me pregunto qué puede llevar a una vendedora de verduras a un suicidio comercial como el de recomendar a sus clientas que pasen de todo y compren un producto así.






En definitiva, el nivel medio es bajo tirando a abisal, y lo ha sido desde los tiempos del Tulipán.
Mi teoría al respecto: a la torpeza actoral de los famosos se suma el hecho de que, en casi todos los casos, aconsejan la compra de alimentos de consumo masivo.
Por desgracia, muchas veces las marcas identifican "gran público" con "público de encefalograma plano", y a base de querer llegar a todo el mundo acaban idiotizando sus mensajes.
Prefiero pensar que es por eso y no porque los publicitarios crean que los potenciales compradores de estos productos -jóvenes y mujeres- son intelectualmente inferiores al resto de los humanos.
 Aunque todo es posible.

Notas para una estancia caótica

El cierre del Chelsea Hotel, que acogió decenas de músicos famosos, es el último capítulo de la controvertida relación entre estrellas y hoteles .

No se estaban buscando ni mucho menos. De hecho, cada uno iba a lo suyo. Pero por casualidad acabaron en el mismo ascensor.
Menos casual fue que acabaran, unas plantas más arriba, en la misma cama.
Leonard Cohen quiso recordar esa noche que empezó con un paseo por el recibidor y la esperanza de encontrarse con Brigitte Bardot y que terminó al lado de Janis Joplin con una canción. "Te recuerdo claramente en el Hotel Chelsea. Eso es todo, no pienso en ti a menudo", recitaba Cohen en Chelsea Hotel #2.






Había pocos lugares en el mundo donde Cohen pudiera salir en busca de Bardot y acabar con Joplin.
 Pero en el Hotel Chelsea tampoco era tan extraño.
La lista de músicos celebres que pasaron sus noches en ese edificio rojo construido en 1884 y ubicado en la calle 23 de Nueva York, entre la 8ª y la 9ª avenida, incluye nombres como Bob Dylan, Jimi Hendrix, Patti Smith, Edith Piaf y Dee Dee Ramone de Los Ramones.
 Sin embargo, al menos de momento, el libro de firmas no acogerá otros autógrafos celebres.
 El hotel cerró el pasado sábado y hasta una fecha de momento desconocida, según publica The New York Times.
Joseph Chetrit, el más que probable nuevo dueño del Chelsea, quiere llevar a cabo unas obras que tardarán al menos un año.
Entre tanto, no se aceptarán visitantes.



De todos modos, al menos a juzgar por el pasado, las estrellas del rock sabrán encontrar otros hoteles donde desatar su creatividad.
Deben de saberlo los clientes que se encontraban en la recepción del Continental Hyatt House (hoy Andaz West Hollywood) aquel día de mediados de los setenta en que John Bonham, batería de Led Zeppelin, hizo irrupción en la sala a bordo de su moto. El mismo hotel tuvo el privilegio de acoger los pasatiempos de Keith Richards.
El guitarrista y cantante de The Rolling Stones lanzó un televisor por la ventana de su habitación, la número 1015.



Como modernos atilas, decenas de grupos rock han ido sembrando destrucción en los cuartos que pisaban. Rolling Stones, Gun's and Roses y Kiss escribieron largos capítulos del romance entre músicos y hoteles. Se dice que Ace Frehley, guitarrista de The Kiss, llegó a pegar los muebles al techo de su habitación. El rockero argentino Charly García en cambio optó por retomar el juego de Richards, aunque llevó las olimpiadas del lanzamiento un paso más adelante: se tiró él mismo por la ventana. Despegó del noveno piso, en un hotel de Mendoza (Argentina), y aterrizó 20 metros más abajo, en la piscina. Era el año 2000 y el balconing todavía no era la (peligrosa) moda del verano. Aún así, García no se dio por satisfecho. Años después quiso volver a demostrar su pasión por los hoteles (y por Mendoza). En 2008 tuvo que ser trasladado al Hospital Central de la ciudad tras destrozar su habitación y provocarse heridas múltiples en el cuerpo.



No solo de destrozar habitaciones viven las estrellas. Las ventanas de los hoteles también han hallado su espacio en la historia de la música. La del Adlon de Berlin debe su fama al rey del pop, el fallecido Michael Jackson. En 2002 el excéntrico músico respondió al saludo de los dos centenares de fans que se habían reunido debajo del edificio sacando a su hijo Prince Michael II, que tenía entonces nueve meses, por la ventana de su quinto piso. Durante unos instantes los aficionados contuvieron el aliento, temiendo que el bebé se cayera. Finalmente no fue así.



Una ventana de hotel y supuestamente un cóctel fatal de heroína y cocaína marcaron el trágico epílogo de la vida de uno de los más grandes jazzistas de la historia, el trompetista estadounidense Chesney Chet Baker. Fue un mayo de 1988 en Ámsterdam y Baker tenía 58 años. Las circunstancias del fallecimiento desataron todo tipo de hipótesis, desde el suicido hasta el homicidio. Una vez más, la relación entre música y hoteles se teñía de misterio y exageración.



En esta trama el Chelsea Hotel siempre fue protagonista. Aunque sus páginas y sus cuartos también experimentaron el olor de la sangre. Allí terminó sus días el 2 de febrero de 1979 Sid Vicious, bajista de Sex Pistols.
Una sobredosis de heroína se llevó a uno de los iconos del movimiento punk.
Un año antes y en el mismo escenario, había aparecido muerta la novia de Vicious, Nancy Spugen.
 El músico fue acusado de su asesinato y detenido.
 Salió esposado por la puerta del Chelsea Hotel, ante los focos de los fotógrafos y las miradas de los curiosos.
Cuando él también murió se llegó a hablar de los Romeo y Julieta modernos. El enésimo cuento famoso entre las páginas del Chelsea Hotel.