Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

26 may 2011

Nada me extrañaría que una de las canciones incluidas sea La estatua del jardín botánico, de Radio Futura. No creo que abunden, fuera del ámbito de los cantautores, canciones como ésta:

La estatua del jardín botánico, de Radio Futura.



Un día más me quedaré sentado aquí

en la penumbra de un jardín tan extraño

Cae la tarde y me olvidé otra vez 









de tomar una determinación









Esperando un eclipse









me quedaré









Persiguiendo un enigma









al compás de las horas









Dibujando una elipse









me quedaré









entre el sol y mi corazón









Junto al estanque me atrapó la ilusión









escuchando el lenguaje de las plantas









Y he aprendido a esperar sin razón









Soy metálico en el Jardín Botánico









Con mi pensamiento sigo el movimiento









de los peces en el agua


































Carla Bruni, centro de atención en el G-8

Un amigo íntimo de Nicolás Sarkozy declara a la prensa belga que el supuesto bebé que espera la primera dama francesa es un niño .- La primera dama centra las miradas en la cumbre de líderes mundiales .
Las mujeres de los líderes mundiales han posado hoy para la foto de familia en Deauville (Francia) durante la cumbre del G-8 que se celebra en la localidad. Sin embargo, el centro de las miradas está siendo Carla Bruni-Sarkozy.
Su protagonismo no se debe a que sea la anfitriona del resto, sino a que en las imágenes ya queda más que confirmado su embarazo.







Carla Bruni, ante la prueba del algodón


Francia da por hecho el embarazo de Carla Bruni


Carla Bruni no irá a Cannes "por motivos personales"


El padre de Sarkozy confirma que Carla Bruni está embarazada


Bruni ha aparecido para las imágenes vestida con un vestido corto, blanco y muy veraniego y un abrigo negro abierto.
 Y esta vez no ha podido ocultar su incipiente barriguita, que no hacía más que tocarse.
De hecho, varias de las esposas de los mandatarios mundiales miraban y sonreían a la primera dama mientras se tomaban las imágenes. Sin embargo ni Bruni, ni Sarkozy, ni fuentes del gobierno francés han confirmado la noticia.






Además, ayer un íntimo amigo del presidente francés, Nicolás Sarkozy se convirtió en el último protagonista del culebrón del supuesto embarazo de Carla Bruni. Jacques Séguéla ha declarado a la prensa belga que la primera dama espera un niño.
Séguéla, que es director de una de las agencias de publicidad más grandes de Europa, fue quién presentó a la pareja durante una cena en su casa.





Los rumores de embarazo comenzaron a principios del mes de mayo. La revista francesa Voicì publicaba que estaba embarazada de gemelos. Las últimas fotos tomadas de Bruni alientan estos comentarios. La primera dama se deja ver con ropa suelta, con abrigos de entretiempo y abusa de colores oscuros más que nunca. Incluso se sabe que ha dejado de fumar.






Días después, en una entrevista realizada por los lectores del diario Le Parisien no quiso contestar de forma clara a las preguntas sobre el tema.
"Si me lo permite, no responderé a todas esas preguntas de familia", le explicó Bruni a la lectora del diario francés que se atrevió a preguntarle acerca del que sería el primer hijo de la pareja presidencial.
 Sin embargo, no cerró del todo el tema: "Si estuviéramos en un café las dos, se lo diría francamente".
Según relataron los asistentes a la entrevista, Bruni estuvo jugueteando constantemente con un pañuelo para taparse la barriga.






Y cuando "el secreto de estado" parecía a buen recaudo, Bruni decidió no acudir a la presentación de su última película en Cannes, pese a rodar Medianoche en París bajo las órdenes de Woody Allen. Así lo aseguró en la emisora de radio francesa RML, donde explicó que no acudiría "por motivos personales", aunque también "por razones profesionales".
 "Soñaba con ello (...) y lo lamento", dijo Bruni, de 43 años. Su marido, Nicolás Sarkozy volvió a confirmar hace poco que Bruni no puede viajar en avión.



Este sería el primer embarazo en común de la pareja, aunque tanto Carla Bruni como Nicolas Sarkozy ya tienen descendencia de sus relaciones anteriores.
Ella, uno de 10 años del filósofo Raphael Enthoven, y él tiene tres hijos, dos de 26 y 24 años (que le hicieron abuelo en enero de 2010), fruto de su matrimonio Marie-Dominique Culioli y uno de 14 con su segunda mujer, Cecilia Ciganer-Albeniz.

Viento sur en la Filarmónica de Viena

En el espectacular desfile de grandes orquestas de visita por Madrid en las dos últimas temporadas de Ibermúsica, por su 40º aniversario, no podía faltar la Filarmónica de Viena.
 Se presentó el lunes con una imagen insólita: una mujer como concertino.
En una formación integrada tradicionalmente por una mayoría aplastante de hombres, la presencia en un puesto de tanta responsabilidad de la violinista búlgara Albena Danailova era, como mínimo, impactante por inusual.
Bien es verdad que uno de los concertinos habituales, Rainer Honeck, era el solista del concierto para violín de Alban Berg. Ambos estuvieron espléndidos.








Una de las señas de identidad de la Filarmónica de Viena es que no tiene un director titular fijo. En la actual gira, en la que visita también Saarbrücken los días 26 y 27, y Leipzig el 28, dentro del Festival Internacional dedicado a Mahler, se ha puesto al frente Daniele Gatti, uno de esos directores italianos que, como Claudio Abbado, Fabio Luisi o Riccardo Chailly, están fascinados por el repertorio centroeuropeo y lo han incorporado a sus trayectorias en lugar preferente.
Tal vez quieren aportar a la música más seria un concepto emocional asociado al sur.






Daniele Gatti es un director voluntarioso, cuidadoso del detalle, brillante e irregular. Con un mecanismo de relojería tan preciso como el de la Filarmónica de Viena puede arriesgar, pues, al fin y al cabo, tiene una impresionante belleza de sonido asegurada y una respuesta artística sin fisuras.
 El peligro de Gatti es que se guste a sí mismo excesivamente, y se adorne innecesariamente perdiéndose en continuidad y tensión global lo que se gana en exquisitez de matices. Hubo, en cualquier caso, dos movimientos excepcionales en los conciertos del lunes y martes que, dadas las circunstancias de búsqueda permanente del ideal sonoro, se pueden situar como plenamente conseguidos.
Uno fue el vitalísimo Allegro con brio de la Tercera sinfonía de Beethoven, por su incontenible alegría rítmica, y otro, quizá la cumbre estética de estos conciertos, el adagio final de la Novena de Mahler, llevado con una intensidad expresiva de las que cortan la respiración.

El resto de movimientos se mantuvo a un notable nivel, pero sin llegar a alcanzar la redondez de estos momentos privilegiados.



Recibida con frialdad en las dos sesiones -en casi todas las salas de conciertos europeas se recibe con aplausos a la totalidad de los músicos, y no a los 12 primeros como en Madrid-, la Filarmónica de Viena volvió a sentar cátedra por la belleza del sonido, la maestría de la cuerda, la delicadeza del viento-madera y, en general, la manera de hacer música en conjunto, con un diálogo entre secciones verdaderamente deslumbrante.
El primer día obsequiaron al público con un vals de Strauss y en la sala se llegó al delirio. En el segundo, con el adagio mahleriano final no procedía ningún añadido. La emoción estaba en el ambiente.

La neoyorquina que se enamoró de Dostoievski

. .Esta es la historia de una chica neoyorquina de un metro ochenta de altura y origen turco que convirtió su loca pposeídos. y las personas que los leen, de Elif Batuman (Nueva York, 1977), es una mezcla de memoir, ensayo literario y crónica que publicó hace un año en EE UU (ahora lo hace en España de la mano de Seix Barral) con unas viñetas en la portada que resultaban desconcertantes porque ponían frente a frente dos mundos aparentemente contrarios: el humor y la literatura rusa. "Fue un gran acierto", asegura la autora desde Estambul, donde hace meses que imparte clases en la Universidad de Koç y además desconecta del éxito de Los poseídos. "
Aventuras con libros rusos asión por la literatura rusa en una sorprendente primera novela.
 Los
Venir aquí ha sido una buena idea, lo necesitaba".






Los poseídos es un libro escrito por Batuman pero ideado por el que era su editor en Farrar, Straus & Giroux, Lorin Stein.
"Fue él quien pensó que tenía que convertir en libro los ensayos que había publicado en diferentes revistas sobre literatura rusa.
Y fue él quien pensó que con este título y esta portada la literatura rusa dejaría de ser un asunto intimidante".
Stein (hoy editor de la revista Paris Review) recuerda que la primera vez que leyó a Batuman estaba en Veselka, ese restaurante del East Village que abre toda la noche cuya carta está dedicada a Europa del Este.
 A las tres de la madrugada -"y eso es muy tarde en Nueva York", recuerda Stein-, frente a un chucrut, abrió un nuevo número de n+1 y se topó con el ensayo Bábel en California, en el que Batuman narraba una hermosa y a la vez disparatada historia relacionada con sus estudios dedicados al escritor Isaak Bábel.
Aquel texto, que hoy abre Los poseídos, viajaba con pasmosa naturalidad de King Kong a Beria y de Stanford a Moscú.
"No pude detenerme. Solo sé que al día siguiente le escribí una carta a Elif pidiéndole que, fuera cual fuese su primer libro, quería publicarlo. Escribía como un ángel, con esa mezcla de ironía, humor autocrítico, empatía, aprendizaje profundo y emoción contenida. Y, por encima de todo, estaba su tono, que nunca yerra, por lejos que vague (¡y vaga hasta tan lejos!), hacia sus lecturas, su vida amorosa o su infancia. Cada vez que leo una frase suya, comienzo a sonreír".



Efectivamente, Los poseídos va mucho más allá de su hábil portada, porque su autora ejemplifica de manera brillante ese binomio entre vida y literatura que rompió Don Quijote y que ella convierte en una pasión única en busca de la verdad y la belleza. Por todo esto, la crítica la ha definido como una criatura singular, digna de la cópula entre Janet Malcolm y Woody Allen (The New York Times), Susan Sontag y Buster Keaton (Los Angeles Times) o Borges y Borat (Slate Magazine).
"¡Ya! A mi madre no le hace mucha gracia que todos me vean como hija de otros", bromea ella. "Me dice: '¿Es que nuestros genes no son lo suficientemente buenos?' Pero la crítica de libros se ha contagiado de las fórmulas de la crítica musical. Solo es eso".
Mientras mantiene sus colaboraciones con The New Yorker prepara su segundo libro: "Una reflexión sobre el amor y el matrimonio, una novela gótica sobre Charlotte Brontë, que antes me parecía solo una escritora para chicas y se ha convertido en mi nueva obsesión".