Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 may 2009

Orgullo

poesía de la verguenza

Orgullo

No voy a ocultar las cosas que me duelen, soy tilde puesta en mala sílaba, la palabra que me describe se rompe por moléculas inestables que no logran hacer amistades entre sí, no voy a ocultar lo que me duele, el grito atroz disimulado con agujas, la ausencia que se pide y se presta para los días de lluvia que nunca llegan,
así las cosas no tienen sentido, se descosen, hay que hilvanarlas de nuevo en una procesión interminable de remiendos, tengo el corazón remendado una y otra vez al infinito, no recuerdo haber tenido el corazón entero alguna vez, ni en el vientre de mi madre. Nací despedazada, cortada por una mitad cuyo sentido o dirección nunca he encontrado.
Tampoco puedo decir que he sufrido demasiado, es que no sentirse entera nunca es doloroso en sí misma, es una búsqueda convertida en la hazaña de mi vida. Es algo corporal, denuedo histórico de mi ser quemado en cada parte cicatriz sobre cicatriz, amalgama feroz de sobrevivencias insistentes, de no querer quedarme en el camino sin mi búsqueda, sin eso que soy yo en cada instante y me avergüenza, y me castiga.

No voy a ocultar las cosas que me duelen, ni las rotas avestruces de mi jardín, talladas por el jardinero con esmero del arbusto.

No voy a ocultar lo que me duele porque quizá ya era de hora de decirlo, de lloverme sobre mí misma con descaro, no voy a cambiarme por otra porque esta que soy yo es lo único que tengo y lo defiendo, no voy a permitirme tratar de devolver el cuerpo sino es a mi propia resistencia de la historia.
No hay nada más que tenga que decir, porque ya no hay nada en la tabuco de mi vida, queda todo expuesto entonces, para que vengan los perros de la vida y destrocen lo poco que perdura.
Así enfrento yo a la adversidad, con el pecho abierto porque aunque frágil es lo más resistente que me queda.

Nadie se cruza en tu vida por azar

LA REINA DEL SUR


Puedo afirmar, y afirmo sin ningún tipo de duda, que uno de mis escritores “favoritos” que hay en mi vida es Arturo Pérez Reverte. Empecé con su genial “La Tabla de Flandes”, continué con el fabuloso “Club Dumás” y culminé, en el colmo de su efervescencia, “La piel del tambor”. Con las aventuras del Capitán Alatriste, disfruté. Y me leí el Maestro de Esgrima que no me gustó tanto, tengo que decirlo pese a ser una lectora "fiel" de sus obras.

“La Reina del Sur” es un mundo aparte. Desde el comienzo, utilizando ese perfecto argot, casi recién salido de Ciudad Juarez o Culiacán, es imposible meterse de lleno en la historia. La protagonista: una mujer que se hizo a sí misma. Alcanzar la gloria, en todos los aspectos de la vida, tiene sus claroscuros.

La historia de Pérez-Reverte nos sumergirá en un México desconocido, a un paso de lo criminal y de lo santo, para introducirnos, después, en un mundo de pateras y lanchas motoras en nuestro archiconocido estrecho.
Y sobre todo nos mete en un mundo de donde la vida se hace canción :Los Narcocorridos.

Lo mejor del libro, sin duda, la figura del Santo Malverde…
[http://puntosdefuga.blogspot.com/2006/12/el-santo-malverde.html]

Les animo a leerlo. No conozco a nadie al que le haya defraudado.(O por lo menos no me lo ha dicho dado que no dejo que lo critiquen ante mi.)

Downloads: [http://rapidshare.com/files/138493798/Arturo_Perez_Reverte_-_La_reina_del_Sur.pdf]

LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y:::::


“La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” es la segunda parte de Millenium, la trilogía (¿inconclusa?) de un señor noruego llamado Stieg Larsson que llevó, durante toda su existencia, unos hábitos de vida un tanto peculariares y nocivos. El Sr. Larsson, por si alguien no se ha leído la pequeña biografía del escritor en sus libros, murió pocos días después de haber entregado el manuscrito del tercer libro de la trilogia Milenium, “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, todavía inédito en español. Todavía no había salido al mercado su primera novela. Trágico. Recuerda a Van Gogh.

El primer libro de Larsson, “Los hombres que no amaban a las mujeres” dejó el listón exquisitamente alto. Imaginaba que con la segunda entrega de la serie la emoción bajaría. Sin embargo puedo decir, sin reparos, que me ha gustado este segundo libro, aún más, si cabe, que el primero. Como su predecesor, me da la sensación de que es un libro muy trabajado. Larsson tuvo que echarle muchos cafés. Los personajes están increíblemente trabajados, la intriga se mantiene hasta el final, la telaraña de suspense y misterio está desarrollada magistralmente. Es una delicia leerlo.

Pero más allá de lo bueno que es el libro, lo que engancha y lo mucho que lo recomiendo, quisiera destacar de esta trilogía un personaje que no me atrevería a decir que es uno e los mejores de la literatura mundial, pero, que a mí, me sublima: Lisbeth Salander. Es genial. Totalmente contrapuesta a su compañero de viaje, Mikael Blomkvist -chico bueno, triunfador, adorado por las mujeres-, Salander, con todos su defectos, se convierte en uno de los mejores personajes que he tenido la oportunidad de conocer. Está tan bien descrita, que parece que no fuera una invención noruega, sino que fuera mi vecina de al lado, mi compañera de trabajo. Dicen en la wikipedia que el personaje de Lisbeth Salander es un intento de Larsson por recrear cómo hubiera sido la vida adulta de la pequeña Pippi Calzaslargas. Sin reglas, sin identidad sexual, extremandamente libre y salvaje, pero con un gran sentido del honor y la justicia. En fin, merece la pena leerse el libro sólo por hacerse amigo de Lisbeth.

Totalmente aconsejable. Esperemos que la tercera entrega no se haga esperar, sin embargo, ya me da hasta nostalgía saber que esa será la última oportunidad de disfrutar con los libros de Larsson.