Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 dic 2014

La decoración apropiada........................................................................... Boris Izaguirre

Debemos sentar en el sofá rojo del discurso de Navidad del Rey a doña Letizia, y con otro discurso en sus manos. Eso sí que sería un gran gesto de cambio.

Imagen de Felipe VI durante su primer discurso navideño. / casa de s. m. el rey

Todo el mundo ha emitido su opinión sobre el primer discurso de Navidad del Rey.
 Pero pocos han querido reconocer abiertamente qué sintieron al observar su decoración. ¿No parecía algo acorralado el Monarca en esa silla además pequeña para su estatura y tan cerca de la ventana?
 Y ese moderno árbol de Navidad detrás de su cabeza distraía de sus solemnes palabras y parecía crear un discurso alternativo.
 Más te fijabas en las vueltas que daban las luces que lo adornaban, más creías que eran una alegoría de las ideas que sobrevolaban por la cabeza de Felipe VI.
 Nervios ante el estreno y quizás un terco pensamiento retorciéndose entre las ramas del pino: QuedigosobremihermanaCristinalodigoonolodigoCristinaCristina…
No olvidemos esa amenazante flor de Pascua, cuyas hojas parecían crecer mientras se desarrollaba el discurso
. Parecía el monstruo de la corrupción o un dispositivo para ocultar al Pequeño Nicolás.
 Las cortinas tan blancas y tiesas que daban la sensación de haber regresado dos horas antes de un viaje exprés al tinte
. Y en el centro, el Monarca sentado.
 Siendo tan joven y apuesto, habríamos preferido disfrutarlo de pie, como hizo su colega holandés.
Sí, la decoración es muy importante, pero en la del discurso real, quizá por exceso de querer hacerla más familiar, se acabó cayendo en decisiones demasiado enfáticas.
 Tal vez la habitación parecía prestada, como una de esas estancias de todas las casas grandes a la que nunca se le ha encontrado un uso.
 Resultaba para muchos como si los muebles acabaran de ponerse
. La alfombra tenía buen aspecto, sólida, patrimonial, como de buena familia, pero todas las superficies de mesas y de sillas brillaban como si alguien tuviera miedo de que fueran a hacer la prueba del algodón en directo.
Hasta los marcos de las fotos parecían bruñidos unas horas antes.
 Es cierto que debe ser complicado encontrar un marco adecuado para el primer discurso navideño de un monarca nuevo.
  Delante de un tapiz de Patrimonio, demasiada ostentación.
 En un despacho dieciochesco, demasiada pompa.
 Pero seguramente existe, entre tantas, alguna habitación en La Zarzuela que tenga buen rollo, aquella sala donde sus padres se relajaban cuando era joven, por ejemplo.
 Y hubiera quedado más real o un poco menos calculado.
Algunas de las frases habrían resultado menos intensas si no hubieran estado acompañadas de esos gestos, a veces teatrales, del Monarca
. Acompañando en silencio, el otro verdadero protagonista del discurso fue el sofá rojo vacío donde miles de españoles por un momento creímos ver sentadas a la reina Letizia y sus hijas junto con Soraya Sáenz de Santamaría con su ipad
. Seguro que tuvieron acceso al borrador y aportaron sus buenas ideas. Es inevitable que en este primer discurso navideño el Rey haya preferido aceptar las sugerencias del partido de gobierno, que siempre necesita un empujoncito real.
 En futuros discursos ya lo hará con otras formaciones políticas. ¡Pero hay que hacer algo con ese sofá rojo!
 Provoca indignación y desencanto verlo sin nadie.
 Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones con esa idea de que el sofá siga así de vacío, y de presente, igual que nos ha pedido el Rey que hagamos con la corrupción.
 Debemos sentar allí y con otro discurso en sus manos a la reina Letizia.
 Eso sería un gran gesto de cambio.
 De regeneración democrática.
 Y resolvería el principal problema de esa decoración, su falta de personalidad.
 Su vacío. Y acabaría con ese incómodo fantasma que es la no presencia de la Reina.
El discurso, ¡cómo no!, lo vimos en familia, entre gambas y langostinos.
 Pero la gran familia catódica hizo todo lo posible por acompañar al Monarca con el máximo despliegue de sus figuras estelares. Los Simpson, a punto de cumplir 25 años, acompañados de toda una generación Simpson, animaron desde Antena 3. Ana Obregón y Ramón García volvieron a intentarlo en TVE, y en Telecinco, la Pechotes, esa amiga entrañable del Pequeño Nicolás
. Un mosaico, un repertorio perfecto de las primeras Navidades del reinado de Felipe VI. El tapiz que la Real Fábrica debería tejer para usar como decorado para próximos e ilusionantes discursos.
“Para que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo”, habría que producir un documental con los grandes escándalos del año, que será recordado por su capacidad de asombrarnos cada semana con un nuevo, jugoso y aplastante escandalete.
 Las tarjetas black de Bankia y las declaraciones exculpatorias de sus más importantes portadores.
 La familia Pujol enredada entre malos hábitos heredados de padres a hijos
. La crisis del ébola, con la rueda de prensa en la que Ana Mato parecía ida, la enfermera Teresa luchando por su vida y su pobre perro sacrificado ante el estupor de miles de españoles.
 La entrada a la cárcel de Isabel Pantoja, como si estuviera a punto de cantar sobre el escenario del Teatro Real.
 La aparición del Pequeño Nicolás en nuestras vidas y su brillante colada en la recepción de los nuevos monarcas
. Los ERE que no cesan de dar curva
s. Pero, sobre todo, la abdicación, que es por donde todo empieza y que vino a suceder justamente cuando el discurso de Navidad de Juan Carlos I al fin había conseguido su decoración más apropiada.

 

Richard Young, el fotógrafo de las noches más salvajes de los famosos.................................Verónica Marín

Bianca Jagger, Kate Moss, Diana de Gales, Madonna. Todos los nombres de la lista A han pasado por el objetivo del británico Richard Young.

 

Richard Young
John Galliano, Alexander McQueen y Annabelle Rothschild en el Sporting Club de Monte Carlo. Allí tuvo lugar la fiesta que Vogue y Laureus organizaron en el Festival de Cannes (2000)

A Richard Young no le tembló el pulso cuando hizo aquella foto escondido detrás de un árbol. El protagonista masculino de la imagen celebraba su 50 cumpleaños y la mujer que lo acompañaba le regaló un largo beso en los labios.
Eran Richard Burton y Elisabeth Taylor y la escena sucedió en el Hotel Dorchester de Londres, en 1975
. La prensa quería la confirmación de que el matrimonio peor avenido de la historia de Hollywood estaba de nuevo unido.
 Ese beso era la prueba y él la tenía. Young se coló en la fiesta privada de Burton vestido como uno de los músicos de la banda.
 Cuando Taylor se dio cuenta de que tenía una cámara, le gritó: «¡Lárgate de aquí ahora mismo!»
. Al día siguiente, la foto se publicó en el Evening Standard.
Dos semanas más tarde, la actriz lo llamó personalmente para pedirle una copia.
 Desde entonces y, hasta que ella murió en 2011, fueron amigos. 

Richard Young 
Kate Moss y Jo Wood, dos vaqueras en el 50 cumpleaños del guitarrista de The Rolling Stones, Ronnie Wood, en Richmond, Londres (1997).


«Ésa fue la primera imagen que vendí a un periódico.
 Sabía que tenía una exclusiva mundial
. Cuando la hice tuve el presentimiento de que mi vida iba a cambiar para siempre.
 Y así fue», cuenta Young desde su galería en Londres, donde acaba de presentar Nightclubbing, un libro que celebra sus 40 años de carrera, durante los cuales ha asistido a fiestas extraordinarias en los clubs más exclusivos: desde el Embassy en Londres al Regine’s del Hotel Puente Romano de Marbella.
Tras la venta de la instantánea de Burton y Taylor, Richard entró a trabajar como freelance en el Standard.
 Tenía 28 años y solo había participado en dos proyectos fotográficos casi por casualidad (uno de ellos fue registrar la visita a Londres del filántropo y multimillonario John Paul Getty III). Empezaron a invitarlo a fiestas a las que nunca había tenido acceso.
 Los 70 llegaban casi a su fin, el punk se había convertido en la única religión y los gays abrieron por primera vez las puertas de los armarios de Londres.
 «Nadie sabía exactamente quién era ni a qué me dedicaba.
 No había zona VIP, no te separaban del resto de invitados. Si estabas dentro, tenías libertad para moverte.
 Ahora los eventos están controlados por una legión de mánagers y relaciones públicas», lamenta.

 
Richard Young 
Liza Minelli, reina del baile en el Club Regine’s, de Londres (1979). Faltaban unos meses para que estrenara Arthur, el soltero de oro, un éxito de taquilla que le devolvió parte de la popularidad perdida..
 
Uno de los primeros encargos que recibió Young tras unirse al diario fue cubrir la gira Anarchy Tour de los Sex Pistols por Inglaterra en el año 1976. 
«Fue caótica. Les prohibían tocar en cada pueblo al que llegaban porque eran un escándalo nacional. Pasábamos casi todo el día emborrachándonos en habitaciones de hotel», recuerda. 
Y es que al final, entre el cazador y los cazados empieza a tejerse una red de cariño que permanece en el tiempo, asegura Young. «Madonnna y Kate (Moss) son mis amigas. 
Las he retratado muchas veces. Parece que les gusta, porque me siguen llamando», dice riéndose
. Él fue el único fotógrafo, por ejemplo, que recibió una invitación para el 25 cumpleaños que la top celebró en París. «Si Kate asiste a una fiesta, sabes que va a ser una de las buenas.
 Es muy divertida, siempre lo pasas bien a su lado», revela. 

Richard Young
 
 
Lucy Yeomans, Stella McCartney, Kate Moss y Tracey Emin en la gala benéfica Love Ball en The Roundhouse, Londres (2010).

 La fotógrafa Diane Arbus decía que una instantánea es un secreto sobre otro secreto: cuanto más te enseña, menos sabes.
El día que el padre de Richard le regaló una pequeña cámara Brownie cuando tenía 8 años, nunca pensó que su afición lo llevaría a guardar tantas confidencias.
 «Tengo algunas fotos en un cajón que nunca verán la luz.
Mis labios están sellados», señala con picardía.
Su mayor cómplice ha sido la agencia Rex Features, con la que ha trabajado durante más de 30 años. Fueron sus jefes en Rex los que le enviaron a Cuba a conocer a Fidel Castro y a Rumanía para seguir a Michael Jackson en su tour Dangerous de 1992. «Fidel tenía mucho poder.
 Estaba rodeado de guardias de seguridad y casi no me dejaron acercarme a él.
 Nuestro encuentro fue muy breve.
 Sin embargo, Michael (Jackson) me sorprendió, no era como me lo imaginaba
. De cerca era un hombre absolutamente encantador, bastante normal y muy compasivo.
 Visitamos algunos orfanatos en Rumanía y eso nos rompió el corazón. A él le afectó de verdad todo el horror que vimos», cuenta.

Richard Young 
 
 
Richard Young

El descenso secreto a los infiernos de una madre............................................................ Javier Cuartas

La mujer que abandonó a tres hijos en Oviedo fingía vivir en el extranjero.

 

La madre de los niños abandonados en Oviedo en los juzgados donde prestó declaración esta semana. / LUISMA MURIAS (CEDIDA POR LA NUEVA ESPAÑA)

Licenciada en Magisterio y en Filología Inglesa, y nacida en el seno de una familia acomodada y propietaria de varios pisos en Oviedo, la mujer que este viernes ingresó en prisión por haber abandonado una semana antes a tres hijas de corta edad en una vivienda de la ciudad, encarna un dramático caso de descenso a los infiernos de una persona de clase media y notable cualificación académica.
Cuando tras ser detenida, un policía le preguntó por qué había acabado en la marginalidad, la mujer, M. J. F. G., de 42 años, se encogió de hombros y musitó: “La vida es así”.
 Parece que una suma de errores, compañías, infortunios y fracasos la condujeron a una degradación progresiva, en una espiral que terminó por no poder controlar.
Ocultó su situación a su familia (su madre, con la que hablaba todos los días por teléfono, la creía viviendo en el extranjero desde hace años), se fue cargando de embarazos (5 con distintas parejas) y recurrió a lo que pudo para sobrevivir.
 En noviembre el fallecimiento de su último compañero estable extremó su situación.
La detenida llamaba a su madre cada día fingiendo estar en el extranjero
Para alimentar a sus hijos prestaba servicios sexuales ocasionales, según testimonios vecinales.
 En Pumarín, un barrio de gente trabajadora, también se le atribuyó relación con las drogas y el alcohol, pero en la comisaría no se le apreciaron síntomas de drogodependencia y, aunque aparentaba estar muy preocupada, nerviosa e incluso angustiada, tenía buen aspecto.
Es probable que la mujer nunca tuviese intención de dejar abandonados a sus hijos.
 Varios vecinos aseguraron haberla visto volver a casa esa noche y huir tras percatarse de la presencia de la policía.
La abuela desconocía la existencia de cuatro de sus cinco nietos
La mujer había sido vista por última vez esa tarde cuando se produjo un incendio en la cocina de la casa que compartía con sus tres hijas y varios vecinos la ayudaron a sofocar las llamas.

Desde hacía años había ocultado su situación a su madre y había inventado una realidad falsa, por lo que tampoco vio factible pedir ayuda a su familia.
 La madre, viuda, y que vive en una posición acomodada en Oviedo, desconocía que su hija residía en la ciudad.
 Se había quedado al cuidado del que creía que era su único nieto, un niño de siete años con el que reside en el barrio de La Corredoria.
 El pequeño está escolarizado y bien atendido. M. J. F. G. tiene otro hijo de cinco años, que vive con la familia de su padre en el extranjero.
Los otros tres hijos son los que la mujer dejó solos en un piso del barrio de Pumarín.
 Son tres niñas de tres años, año y medio y 27 días de vida.
 Se cree que son hijas de distintos padres. Las menores están registradas con los dos apellidos maternos con el orden invertido.
La vivienda del barrio de Pumarín es propiedad de la abuela materna de las pequeñas, quien, en la creencia de que su hija vivía en otro país, le había dado una llave para cuando visitara Oviedo.
 La propietaria apenas pasaba por la casa.
 Y la hija sólo la usaba, según residentes en la zona, para encuentros ocasionales y citas con las que obtenía recursos.
Hasta noviembre, la mujer vivía con las niñas y su último compañero en Latores, un núcleo rural cerca de Oviedo.
 Pero tras la muerte de su pareja por cáncer se trasladó con las pequeñas, incluida ahora una recién nacida, al piso de Pumarín.
La mujer no tiene antecedentes por abandono de sus hijos aunque a veces los dejaba solos durante unas horas para hacer compras o para lo que algunos vecinos consideraban como posibles prácticas ocasionales de prostitución a domicilio.
 No explicó por qué huyó en la madrugada del viernes 20 cuando al regresar al hogar vio a policías y ambulancias frente a su edificio.
 Sólo ante la juez, en una declaración vaga y bastante imprecisa, aseguró que se “puso nerviosa”.
Quizá temió que la estuviesen buscando por algunas de sus supuestas actividades, quizá creyó que podía haber ocurrido una desgracia en el hogar de mayores proporciones que el incendio de esa tarde y que le imputaran el abandono y desamparo de los menores o quizá entendió que toda la ficción que había tejido en torno a su vida para ocultarle la realidad a su madre se había desvanecido con la presencia policial y ya no quiso afrontar la situación o no se sintió con fuerzas para hacerlo.
Durante los seis días que estuvo oculta, la mujer permaneció en Oviedo y tuvo conocimiento de la repercusión del caso y de que el Gobierno de Asturias había asumido la tutela de sus hijas
. Es posible que se propusiera emprender una nueva vida.
 Pero acababa de dar un paso más hacia la marginalidad.
Ahora se la buscaba por un delito de abandono de menores.
La policía había acudido a su domicilio alertada por los vecinos.
 Desde las nueve de la noche oían el llanto de un bebé y nadie contestaba a las llamadas.
 Los agentes hallaron sobre una cama a la bebé, de 27 días de vida, llorando y aterida de frío.
 Uno de los policías utilizó la chaqueta de su uniforme para envolverla y darle calor. Bastó con abrigarla para que se quedara dormida.
En el salón, se encontraron con otra escena patética: una niña de año y medio, con una lata de cerveza vacía en la mano y golpeando su cabeza contra una pared, y otra, de tres años, sentada en un sofá, sumida en el silencio y con la mirada perdida y absorta.
Aunque se temió que la madre de las niñas hubiese fallecido o estuviera retenida, la investigación determinó que se movía por Oviedo cambiando de zona dos veces al día para dificultar su localización, había reemplazado la tarjeta de su teléfono móvil y no dormía más de una noche en el mismo sitio.
 Para pernoctar recurrió a pisos que alquilan habitaciones por horas para ejercer la prostitución y traficar con drogas.
El rastro telefónico permitió situarla en Nochebuena en el casco histórico de Oviedo.
 Por la mañana se hizo un rastreo pero la mujer, que ocultaba el rostro con un gorro y una bufanda, detectó la presencia policial y se zafó.
 Agentes no uniformados la detuvieron en un parque cercano.
Desde entonces, M. J. F. G. se pertrechó en el silencio y en las evasivas.
 Antes de comparecer ante la juez, se la vio preocupada, inquieta, con los brazos cruzados, a ratos cabizbaja y mordiéndose los labios.
 De media melena, muy morena y vestida de negro, mantuvo el semblante grave y la mirada pesarosa. El viernes ingresó en prisión.
 Afronta posibles penas de dos a cuatro años de cárcel.

Desaparece un avión malasio que volaba de Indonesia a Singapur.....................................Xavier Fontdeglòria

La nave de AirAsia transportaba a 162 personas y perdió el contacto con la torre de control una hora después de despegar.

El Destino es así de caprichoso, 160 personas que seguramente la mayoría nunnca se conocieron, no sabian que se irian juntos a la misma hora y el mismo dia de este mundo, y seguro que el lugar en medio de la nada tampoco sabrían que era su tumba.

 

Familiares de los pasajeros del QZ8501 esperan noticias en el aeropuerto de Surabaya. / JUNI KRISWANTO (AFP)

Un avión de la compañía malasia AirAsia con 162 personas a bordo que cubría la ruta entre la ciudad Indonesia de Surabaya y Singapur desapareció la mañana de este domingo de los radares.
 Las autoridades aéreas perdieron el contacto con el aparato, un Airbus A320-200, a las 7.24 hora local (1.24 hora peninsular española), unos 45 minutos después del despegue, mientras el aparato sobrevolaba el Mar de Java.
“AirAsia lamenta confirmar que el vuelo QZ8501 de Surabaya a Singapur ha perdido el contacto con la torre de control (…) No tenemos más información sobre el estado de los pasajeros y tripulantes a bordo”, confirmó la aerolínea en un comunicado a través de su página oficial de Facebook.
 La ruta es de 1.362 kilómetros y se cubre en unas dos horas.
El avión despegó del aeropuerto internacional de Surabaya a las 5.35 hora local y debería haber llegado a Singapur a las 8.37. Un oficial del Ministerio de Transportes de Indonesia, Hadi Mustofa, explicó a los medios locales que el piloto del avión, que volaba a 9.800 metros de altura, pidió permiso para subir hasta los 11.600 metros por problemas de visibilidad y las condiciones meteorológicas.
 La compañía, por su parte, ha informado en una nota que la aeronave había "solicitado un desvío debido a malas condiciones meteorológicas en la ruta antes de que la comunicación con el aparato se perdiera cuando aún estaba bajo el control aéreo indonesio". 

Las operaciones de búsqueda de la aeronave han comenzado de inmediato entre las islas de Kalimantan y Java, aunque han sido ya suspendidas por la caída de la noche hasta el lunes por la mañana
. Algunos medios locales apuntan que se han encontrado unos posibles restos de la aeronave al este de la isla indonesia de Belitung, una tesis que no ha sido confirmada ni por la compañía ni por las autoridades indonesias.
 El avión tenía combustible para volar durante 4 horas aproximadamente.
Airbus A320 de AirAsia antes de aterrizar en Kuala Lumpur en julio. / AHMAD YUSNI (EFE)
En el aparato viajaban 155 pasajeros, entre ellos 16 niños y un bebé, además de los dos pilotos y cinco miembros de la tripulación –cuatro azafatas y un ingeniero-.
 La mayoría de los desaparecidos son de nacionalidad indonesia (155), pero también tres surcoreanos, un malasio, un francés, un británico y un singapurense, según AirAsia.
 El piloto y el primer oficial contaban con 6.100 y 2.275 horas de vuelo respectivamente. El artefacto superó con éxito su última revisión el pasado 16 de noviembre.

Un aparato fabricado en 2008

Según una nota difundida por el fabricante aeronáutico europeo Airbus, el avión A320-200 de AirAsia desaparecido en Indonesia había salido de su planta de producción en octubre de 2008 y había acumulado unas 23.000 horas de vuelo.
El aparato, registrado como PK-AXC, está equipado con motores CFM 56-5B, y había realizado alrededor de 13.600 vuelos desde que finalizó su ensamblaje hace algo más de seis años, añade el comunicado.
 En configuración de clase única, el A320-200 puede transportar hasta180 pasajeros.
Las tareas de búsqueda del aparato las lidera la Autoridad de Aviación Civil de Indonesia con la ayuda del Ejército, que ha enviado un Boeing 737 de la Fuerza Aérea de Indonesia, seis buques y tres helicópteros, según explicó el ministro de Transporte de Indonesia, Ignasius Jonan.
 Un portavoz militar, Hadi Tjahjanto, explicó que los esfuerzos se concentran en el área alrededor de la isla de Belitung. Malasia y Singapur también han ofrecido la colaboración de sus ejércitos para localizar el aparato.
AirAsia tiene sede en Kuala Lumpur y está considerada como la mejor aerolínea de bajo coste del sureste asiático, con más de 100 destinos en 22 países de la región.
 Desde su estreno en 1996, nunca había sufrido un accidente. Su flota de aviones es de los más jóvenes, con un promedio de vida de tres años y medio.
 De hecho, el Airbus desaparecido se ensambló en octubre de 2008. El consejero delegado de la compañía, Tony Fernandes, se ha desplazado hacia el aeropuerto de Surabaya, donde se encuentran la mayoría de familiares de los pasajeros.
2014 ha sido un año desastroso para las compañías aéreas malasias.
 El suceso del domingo ocurre diez meses después que el vuelo MH370 de Malaysia Airlines desapareciera mientras cubría la ruta entre Kuala Lumpur y Pekín con 239 personas a bordo.
 El Boing 777-200 perdió el contacto con la torre de control en la madrugada del 8 de marzo y, según los expertos, cambió su rumbo y acabó precipitándose en algún punto del océano Índico.
 Sin embargo, por el momento no se ha encontrado ningún resto del aparato que confirme esta tesis ni se han determinado las causas del accidente.
 La desaparición del avión desembocó en una operación de búsqueda y rescate sin precedentes que se extendió desde el sur del Índico hasta Asia Central en la que participaron más de 24 países.
 Las tareas de búsqueda siguen a día de hoy lideradas por Australia y Malasia.
Cuatro meses más tarde, el vuelo MH17 que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur de la misma compañía fue abatido presuntamente por un misil cuando sobrevolaba Ucrania en una zona controlada por los rebeldes prorrusos.
Las 298 personas a bordo murieron en el suceso.
El primer ministro malayo, Najib Razak, que tuvo que volver antes de sus vacaciones para coordinar las tareas de socorro en las mayores inundaciones que ha sufrido Malasia en las últimas décadas, aseguró en un comunicado que la desaparición del vuelo QZ8501 es una noticia “muy triste” y que Malasia “ayudará en todo lo que haga falta”.