Los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades y la Administración de Alimentos
y Medicamentos aconsejan que el país deje de usar el fármaco, que han
recibido siete millones de personas
Los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados
Unidos (CDC, en sus siglas en inglés) y la Administración de Drogas y
Alimentos (FDA, ídem) han recomendado
que se suspenda el uso de la vacuna monodosis de Janssen, una de las
tres que se administran en el país, tras haberse registrado seis casos
de un tipo de coágulo sanguíneo “raro y grave”, han comunicado este
martes las autoridades sanitarias federales, según ha adelantado el diario The New York Times.
Después de asistir a la inauguración del edificio que albergará su museo,
su laboratorio y su sala de exposiciones, los 600 invitados —entre los
que figuraban Tom Cruise, Tina Turner, Janet Jackson, Lauren Hutton,
Glenn Close, Sophia Loren o Pierce Brosnan— cruzaron una calle que no
solo se había cerrado al tráfico, sino convertido en un jardín, para
presenciar en el Teatro Armani un desfile retrospectivo en el que
participaron 179 modelos.
En la fiesta posterior, Antonia Dell’Atte, que fue su modelo y su musa en los años ochenta, le dijo con aire pícaro al primer ministro italiano, Matteo Renzi: “Giorgio no solo saber vestir a las mujeres, sino también desnudarlas”.
El actor Pierce Brosnan.
Dicen los colaboradores de Armani, y corrobora él, que su ansia de perfección lo lleva a controlar personalmente cada detalle,
algo que no debe de ser tan fácil en un emporio que cuenta con 4.700
empleados, casi 8.000 millones de euros de ingresos y una producción que
va de la alta costura a los hoteles
pasando por la moda joven, las gafas, la ropa infantil, los perfumes,
el maquillaje o los restaurantes.
De todos los ejemplos, uno de los que
más llama la atención tiene que ver con el teatro en el que el jueves se
desarrolló el desfile.
Fue diseñado por el prestigioso arquitecto
japonés Tadai Ando sobre una antigua fábrica de chocolate y consta de
628 asientos alrededor de un rectángulo de luz.
En octubre de 2001,
cuando el teatro ya estaba terminado pero aún faltaban unos días para la
inauguración, Giorgio Armani apareció y se sentó en cada uno de los
asientos para comprobar que la visión era perfecta desde todos los
ángulos. Solo entonces dio su visto bueno.
La gran fiesta en Milán reunió las tres características que, tal vez,
marcan la exitosa carrera del diseñador nacido en Piacenza el 11 de
julio de 1934.
La primera es su manejo del tiempo, del de sus
colecciones y del suyo propio.
Visitando su museo, al que ha llamado
Silos, se percibe claramente que casi cualquiera de sus creaciones sigue
siendo actual, llevable.
Hasta Glenn Close
lo subrayó durante la fiesta:
“Tengo mi armario lleno de hermosos
trajes de Armani, incluido el primero que compré, allá por 1985. Y
todavía me los sigo poniendo de vez en cuando”.
La clave tal vez esté en
que la apuesta del diseñador italiano nunca fue por el asombro. “No me
gusta la moda cuando propone creaciones buenas solo para la pasarela o
para las revistas”, explica en declaraciones a EL PAÍS, “para mí, el
oficio del diseñador tiene que ser el de vestir a la gente”.
Roberta Armani, Leonardo DiCaprio, Tina Turner y Giorgio Armani, durante la celebración.
También en lo personal, si no con el diablo, Giorgio Armani tiene un
pacto con el tiempo
. De hecho, algunas de las celebridades que
asistieron a su fiesta —entre ellas Leonardo DiCaprio, cuya actual figura se hace difícil de imaginar haciendo equilibrios en la proa del Titanic— parecen empeñadas en demostrar que nadie se cuida como Armani, siempre en forma y con aspecto de llegar de la playa.
Otra de las características de Armani es la de su negativa absoluta a
dejar el timón.
La pregunta de si se va a retirar se la han hecho mil
veces, al derecho y al bies, pero la respuesta es siempre la misma: “No”.
En una ocasión le preguntaron si, al menos, no se le había pasado
alguna vez por la cabeza, y la contestación fue lo suficientemente
explícita como para dejar el asunto zanjado para siempre. “Sí”, dijo un
Armani no exento de retranca, “algunas mañanas lo pienso, sí.
Visitaré
mis casas, navegaré en mi barco, iré al campo, pasearé a mis perros y
compraré picassos. Pero eso sería el fin, porque mi vida es el
trabajo.
Mi vida estaría vacía. ¿Qué haría? No podría viajar con gente
de mi edad, porque no siento ninguna inclinación por pasar el tiempo con
viejos.
Prefiero tener jóvenes a mi alrededor que me supongan un reto.
Me mantienen despierto y en contacto con lo que ocurre. Por eso
continúo”.
En cualquier caso, y por si en los últimos meses hubiese
cambiado de opinión, se lo volvimos a preguntar. ¿Ha pensado en
retirarse?: “Honestamente no. No podría prescindir del trabajo”.
No me gusta la moda cuando propone creaciones buenas solo para la pasarela o las revistas”
Una de las cosas con la que más orgulloso está Armani —además de haber ocupado en una ocasión la portada de Time—
es la de no haberse vendido a las multinacionales.
La globalización de
la economía, unida a la fuerte crisis que viene sufriendo Europa en
general y los países del sur en particular, ha provocado en los últimos
años una desamortización de la marca Italia. Un
gran número de los productos italianos por excelencia —ya sea en la
gastronomía, la moda o la automoción— ya solo lo son de nombre.
Tras
el lujoso escaparate de un tiempo que se fue se esconden accionistas
chinos, árabes o estadounidenses
. El diseñador se niega en redondo: “La
independencia es el único valor al que no puedo y no quiero renunciar
.
Todo lo que he construido se ha basado en mis decisiones autónomas, a
veces incluso arriesgadas y temerarias
. Decisiones que, si formase parte
de una multinacional, no podría tomar. Pienso además que el poder
excesivo de las finanzas no le viene bien a la moda”.
Dice Antonia
Dell’Atte que entre el mundillo que pivota alrededor de Armani también
existe una cierta preocupación en ese sentido. “Hay que tener en
cuenta”, dice la exmodelo, “que él es el único que es él mismo y no una
multinacional.
Todos estamos rezando que sea como Mathusalem, que siga
otros 100 años al frente.
El día que nuestro querido Giorgio se vaya…
No, no lo quiero pensar, espero que sea eterno, porque todos estamos
preocupados por qué pasará con sus empresas.
Pero, dejémoslo, ahora
vivimos el momento”.
“La
vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al
supermercado. Eso no puede ser. Esa vida no es humana”, afirmaba, antes
de la pandemia, el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, en una muy difundida entrevista. En el libro La vida cotidiana en tiempos de la covid
(Catarata, 2021), el doctor en Antropología Social Alberto del Campo,
profesor en la Universidad Pablo de Olavide, ha reunido una docena de
estudios que permiten cuestionar esa afirmación al evidenciar cómo esas
rutinas formaban parte de la vida y cómo sus limitaciones por la covid
han generado inesperadas consecuencias, hasta el punto de que esa
cotidianeidad se ha convertido en algo anhelado, en privilegios o en
objeto de deseo. Empleados que sueñan con volver a sus puestos, madres
trabajadoras desbordadas por la desarticulación de sus redes de apoyo,
jóvenes que cambian sus formas de gestionar las relaciones sexuales y
afectivas o personas que desean levantarse sin temor cada mañana son
solo ejemplos de las otras secuelas de la pandemia.
“Más allá de las cifras de enfermos, fallecidos o parados, la pandemia
implica también una crisis en la vida cotidiana, en nuestras formas de
relacionarnos, comunicarnos, divertirnos, viajar, estudiar, dividirnos
las tareas domésticas; en definitiva, en cómo estamos, pensamos, nos
sentimos y actuamos en el día a día”, afirma Del Campo.
El antropólogo social percibió esta realidad y pidió
colaboraciones de expertos en su campo y otros relacionados para dar luz
a circunstancias que quedan enterradas por la emergencia del día a día,
pero que son relevantes y, en su opinión, harán que la sociedad que
surja tras esta crisis sea diferente.
Estas son algunas
de las principales secuelas de la pandemia, según los estudios reunidos
por el antropólogo, quien concluye: “El coronavirus no solo es solo un
agente de impacto sino también un activador, un revulsivo para el
cambio”.
Añoranza de la rutina
Tras
una encuesta sobre efectos y cambios sociales generados por la covid y
en la que participaron 3.000 personas, los sociólogos de la Universidad
de Granada Ángela Mesa-Pedrazas, Ricardo Duque-Calvache y José Manuel
Torrado han observado algo singular. Las palabras más repetidas en los
comentarios sobre necesidades, anhelos y esperanzas son: salir, amigos,
familia, pasear, hacer o poder. “Nos resultan muy interesantes dos
categorías que expresan una cierta nostalgia por una cotidianidad
prepandémica, como son la rutina y la tranquilidad. La rutina, que en
otros contextos tiene connotaciones negativas, cercanas al aburrimiento y
la monotonía, es añorada. La ciudadanía está cansada de vivir tiempos extraordinarios
e interesantes”, destacan los autores. También resulta curioso que las
limitaciones de movilidad, de acuerdo con el estudio, se han percibido
como “más soportables” durante la fase de encierro absoluto que durante
las fases menos limitadas.
“Es como si esta movilidad mínima despertase el apetito
reprimido durante semanas por realizar desplazamientos mayores”,
explican.
Los sociólogos resaltan la importancia de esa,
antes, denostada rutina. “Nuestra realidad se desenvuelve día a día
marcada por los pequeños acontecimientos que configuran los tiempos
individuales y sociales. El grueso del tiempo lo ocupamos en prácticas
que, aunque no siempre tienen un horario establecido, nos permiten
seguir funcionando en sociedad, como las tareas domésticas, los
desplazamientos, la jornada laboral o las reuniones con nuestras
familias y amistades. Asumimos tales tiempos y actividades como parte
rutinaria de la vida, de una cotidianidad que no es sino el conjunto de
acciones que realizamos de manera más o menos periódica. Muchas de estas
acciones implican, además, la relación con otras personas, y todas las
realidades individuales tienen esto en común: el contacto social”.
"Absolutamente ninguna noticia, por lo menos yo no la tengo", ha dicho la titular de Exteriores, Arancha González Laya.
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha asegurado este martes que el Gobierno no tiene ninguna noticia de que el rey emérito Juan Carlos I se esté planteando viajar a España para pasar la Navidad.
"Absolutamente ninguna noticia, por lo menos yo no la tengo", ha dicho la titular de Exteriores, Arancha González Laya.
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha asegurado este martes que el Gobierno no tiene ninguna noticia de que el rey emérito Juan Carlos I se esté planteando viajar a España para pasar la Navidad.
"Absolutamente ninguna noticia, por lo menos yo no la tengo", ha dicho la titular de Exteriores en una entrevista en la Cadena Ser a la pregunta de si el Ejecutivo tenía constancia de que Juan Carlos I planeara regresar a España por navidades.
La
ministra ha respondido así sobre un posible regreso de Juan Carlos I
después de las informaciones que en los últimos días han avanzado la
decisión del rey emérito de presentar una declaración voluntaria para regularizar su situación fiscal ante la Agencia Tributaria.
Según el diario El País, el rey Juan Carlos quiere regularizar más de 500.000 euros procedentes de fondos opacos supuestamente gastados en tres ejercicios diferentes,
entre 2016 y 2018, cuando ya no estaba protegido por la inviolabilidad.
Al parecer, y según este periódico, el equipo jurídico de don Juan
Carlos se reunió con responsables de Hacienda para trasladarles una
propuesta de regularización fiscal de los fondos ajenos, procedentes del
empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, amigo del emérito.
El mismo diario apunta este martes que el banco donde Corinna Larsen recibió 65 millones de euros
de Juan Carlos I cuestionó el origen del dinero. Sobre un posible
regreso a España del rey emérito, el alcalde de Madrid y portavoz
nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, ha afirmado que le
corresponde a él "decidir si quiere volver o si no quiere volver" o si
"quiere hacer algún tipo de regularización", y ha apuntado que "conviene
no olvidar" su papel "esencial" para "traer" la democracia a España.
Gastos de los nietos Froilán y Victoria Federica
"Al
margen de las actuaciones que están siendo investigadas, al margen de
que en su caso se pueda producir una regularización, desde luego lo que
yo no voy a dejar de apreciar y valorar el extraordinario
trabajo que en circunstancias muy difíciles para España hizo el rey
emérito, una de las piezas clave de nuestro sistema constitucional", ha
dicho Martínez-Almeida en una entrevista en Onda Cero.
También este martes, El Confidencial publica una información en la que asegura que los nietos del rey usaron las tarjetas 'black' para abonar desplazamientos en Uber, compras en el Corte Inglés y clases de piano.
"Nadie se cree que la práctica de Juan Carlos I de regar de dinero turbio a la familia real para que disfrutasen de una vida de viajes, fiestas y lujos empezó en 2016. Recordemos la luna de miel de medio millón de dólares de los actuales reyes en 2004", ha afirmado.
El rey emérito, que salió de España el pasado agosto y reside desde entonces en Emiratos Árabes Unidos como huésped del jeque Mohamed Bin Zayed,
está pendiente de que el fiscal Juan Ignacio Campos, que dirige las
tres investigaciones abiertas por el Ministerio Público sobre sus
actividades financieras, archive las investigaciones o presente una
querella.
Según este digital, "Froilán y Victoria Federica
fueron quienes más recurrieron a esta línea de financiación". A esta
información se ha referido el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso,
Pablo Echenique, en Twitter.