Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 abr 2020

Elogio de la cana:

Elogio de la cana: cómo hemos pasado de ocultarlas a presumir de ellas (ahora más que nunca)

O por qué las melenas plateadas ya no son motivo de esclavitud y rechazo. 

 

Elogio de la cana: cómo hemos pasado de ocultarlas a presumir de ellas (ahora más que nunca)
Sarah Harris, la editora británica con la melena blanca más fotografiada de la moda. Foto: @ Getty Images
Es un hecho que la relación entre mujeres y canas ha sido siempre un tanto esclava.
 Se suele decir que mientras los hombres se ponen interesantes (silver fox, los llaman) en el momento en que los cabellos grises hacen su aparición en las mujeres, estas no envejecen sino que se hacen rubias (tinte mediante).
 Sin embargo, algo está cambiando. De un tiempo a esta parte la primera cana se empieza a considerar motivo de satisfacción: existen movimientos de oda a la cana con cientos de miles de seguidores, como el perfil de @Grombre
(«una celebración radical del fenómeno natural del cabello gris» creada por una mujer que se descubrió la primera cana a los 14 y que dejó de teñirse a los 24, Martha Truslow Smith) o la etiqueta #greyhairdontcare en Instagram, que están favoreciendo la aparición de nuevos referentes estéticos de mujeres jóvenes y canosas, disociando la idea de que las canas significan necesariamente vejez. 
Este orgullo está dando paso a cierta mitificación de la melena gris femenina y ya hace un tiempo algunas mujeres del ámbito de la moda, el cine o el arte comparten en las redes sociales sus inicios en el mundo de la cana.
En general, las celebridades asoman tímidamente a la tendencia (de la Reina Letizia a Katie Holmes o Kate Middleton suelen dejar ver algunos cabellos grises sueltos) pero ha sido en la red social donde anónimas y microinfluencers han encontrado un lugar de elogio y acercamiento.
 Mujeres como Elizabeth Collins, que se descubrió su primera cana a los 13 años y que con 29 decidió abandonar la exigencia mensual del tinte (su transformación la ha documentado a través de su perfil @young_and_gray29, que siguen más de 13.000 personas) o Nicole Andrus, una estadounidense que lanzó su propio perfil @nic_went_gray al abandonar el tinte recién estrenada la treintena. Y como ellas, muchas más.


Elogio de la cana: cómo hemos pasado de ocultarlas a presumir de ellas (ahora más que nunca)
 
 “La vuelta a la naturalidad en todo (pero también en la belleza, donde ahora no se tapa nada sino que se realza lo natural) ha dado un giro de tuerca a esta tendencia y en ese volver a los básicos la cana femenina es motivo de celebración”, añade este estilista.
 A las españolas nos llevará más tiempo abrazar la cana, añade, “porque el cabello mediterráneo prototipo, que no es liso ni rizado, tiene una base más oscura que el de otras europeas”, con lo que no resulta tan fácil convertir los cabellos grises en un efecto mecha natural. Él nos explica cómo hacer la transición a la cana lo más rápida e indolora posible.

Cortar o decolorar: no hay otra

Solo hay dos maneras de hacer la transición al pelo cano: cortar muy cerca de la raíz o tirar de decoloración
“Si decides cortarlo corto y quieres que solamente se vea la cana, tendrías que dejarlo previamente dos o tres meses sin teñir, para que tenga un largo mínimo de tres centímetros. 
Esta opción es más dramática porque aúna cambio de color y cambio de corte, así que aunque es el camino más directo, no es el más fácil”, nos cuenta.

“La otra opción es adaptar el color gradualmente al tono de la cana
 Si el pelo está previamente teñido, no hay otra manera de aclarar el tono que con decoloración, y lo mismo ocurre si el color natural es muy oscuro, aunque no esté teñido.
 Las melenas más claras pueden ir jugando con mechas, pero al final sea cual sea tu color natural, el objetivo es el mismo: enfriar el tono con mechas o reflejos y acercarse poco a poco al tono de la melena natural canosa”, añade este experto. 
Solo entonces se corta lo que quede de color artificial.
Para evitar que la cana amarillee “lo que necesitas, sí o sí, es un champú violeta. 
Hay muchísimos, los de marcas como Wella y Schwarzkopf son muy buenos.
 Recomiendo utilizarlos siempre que se lava la cabeza pero en combinación con el otro champú habitual. 
Es mejor hacerlo así porque si bien son muy efectivos matizando reflejos cálidos, no tienen las mismas bases levantes que un champú hidratante, antiencrespamiento o antigrasa, por ejemplo. Otra opción es mantener el champú habitual e incorporar un acondicionador violeta”, puntualiza Luciano Cañete.
 Si la cana ya está amarilla (algo que puede suceder por la exposición a factores ambientales o por la propia melanina de cada una) no es necesario cortar, dice, siempre y cuando se repita este rutual con constancia: 
“Utilizamos estos champús incluso para controlar el matiz dorado o rojizo de un tinte, así que realmente funcionan”. 

Un corte y un peinado que quitan años

Una de las preocupaciones más habituales para dejarse las canas es pensar que el pelo gris envejece
“Esto no tiene por qué ser así. Todo depende del estilo de quien la lleve, de si tiene rollo”, añade este estilista.
 A la hora de elegir un corte, “diría que hay dos opciones: o apostar por algo muy tendencia que llame más la atención que las canas visibles (ahora que vuelve el punk, es momento de probar un mullet o un corte con capas), o ir a líneas clásicas en el sentido de geométricas: una melena bob, una midi que roce la clavícula…”. 
Y propone una idea que nunca falla: un flequillo siempre rejuvenece.
  No importa si es largo, o más o menos abierto, “muchas mujeres, cuando se lo cortan, les parece volver a la niñez. El flequillo tiene algo de infantil, e incluso con canas a la vista, el resultado es muy rejuvenecedor”, añade. 
Lo que sí ocurre cuando una se lanza a dejarse las canas es que “empieza a necesitar pintarse los labios, utilizar un colorete con rubor o marcar las pestañas”, reconoce.
 Añadir un toque de color al rostro para compensar el tono claro del pelo.
La raya no tiene por qué ser ningún problema (“si te gusta llevarla en el medio, sigue siendo una buena idea”), y de hecho jugar con su posición permite camuflar mejor la transición: 
“Las canas suelen salir más en la primera línea del cabello, en sienes, nuca y zona de la raya: si vas jugando a peinarte de un lado y de otro descubrirás dónde tienes más y donde tienes menos, con lo que te permitirá controlar mejor el proceso”.


 

 

«Mi novio me regaló mi primer móvil para controlarme»: Naomi Campbell recuerda con Cindy Crawford su relación tóxica

La supermodelo más conflictiva comienza su programa en línea de entrevistas con su compañera y amiga rememorando sus comienzos. ¿Ocupará el puesto de Oprah Winfrey gracias a la cuarentena?.

«Mi novio me regaló mi primer móvil para controlarme»: Naomi Campbell recuerda con Cindy Crawford su relación tóxica
Cindy Crawford y Naomi Campbell en una fiesta en Nueva York en 1992. Foto: getty
En pleno 2020, y con la cuarta ola feminista batiendo todavía con fuerza, queda cada vez más claro qué relaciones son sanas y cuáles no.
 Si cuestiona tu ropa, tus amistades o tus salidas y quiere saber qué haces, dónde estás y con quién a cada momento, las alarmas saltan.

 En los años 90, sin embargo, el amor romántico no se situaba en el punto de mira constante. 

Si a día de hoy, según el CIS, todavía uno de cada cuatro jóvenes españoles ve como normal el control constante en una pareja, se puede imaginar las cifras entonces, cuando todavía no se estudiaban estas percepciones.

«Mi novio me regaló mi primer móvil para controlarme»: Naomi Campbell recuerda con Cindy Crawford su relación tóxica

La supermodelo más conflictiva comienza su programa en línea de entrevistas con su compañera y amiga rememorando sus comienzos. ¿Ocupará el puesto de Oprah Winfrey gracias a la cuarentena?

«Mi novio me regaló mi primer móvil para controlarme»: Naomi Campbell recuerda con Cindy Crawford su relación tóxica
Cindy Crawford y Naomi Campbell en una fiesta en Nueva York en 1992. Foto: getty

De esas concepciones erróneas no escapaba nadie.
 Ni siquiera las celebridades. Así lo demuestra la experiencia de Naomi Campbell. En la primera edición de su programa de entrevistas en red No filter with Naomi, la supermodelo invitó a su amiga y compañera de profesión Cindy Crawford a compartir una charla en la que recordaron sus comienzos en la profesión.
La conversación parecía banal en todo momento, hablando de su relación con los fotógrafos de entonces (Richard Avedon, Helmut Newton) o con los diseñadores. 
Hasta que llegaron al tema de los móviles.
 Ocurre justo después de que Cindy cuente a Naomi los tres consejos que le ha dado a su hija, la también modelo Kaia Gerber, para ejercer como tal. 
«Sé puntual, estudia el porfolio de los fotógrafos con los que trabajes para saber qué te van a pedir y deja el móvil a un lado en el backstage. 
 Conecta con quienes te maquillan y peinan, porque probablemente serán tus amigos».
Naomi añade que ellas no tenían móviles, y el contacto personal importaba.
 Cindy aprovecha para recordar a su amiga que ella fue la primera en disponer de uno. «Sí, mi novio me regaló mi primer móvil para saber dónde estaba en todo momento y localizarme», confiesa la supermodelo entonces.
 Cindy sigue con el tema, y rememora lo que le costaba a Naomi prestar su teléfono cuando alguien se lo pedía. «Era tan caro llamar», opina. 
Pero se equivoca en su conjetura sobre por qué su amiga no compartía el móvil.
 Naomi se lo aclara:
 «Sí, costaba mucho. Pero también estaba aterrorizada por si justo llamaba mi novio y no me encontraba u otra persona lo cogía. No sabía qué podía pasar».
  Tras esta confesión, la maniquí se apresura a zanjar el tema para continuar con la charla distendida.
 «Sea como fuese, eso ya se acabó».

El rechazo a su lunar y el derroche noventero

Antes de llegar a la confesión de Naomi sobre la relación tóxica que mantuvo, Cindy se sinceró sobre otro aspecto: su famoso lunar. De niña lo odiaba, y por tanto no se enfadó cuando, en Chicago, empezó a moverse para trabajar como modelo y le dijeron que se lo quitara. 
«Mi primera agencia de modelos, muy pequeña y de la que no recuerdo el nombre, me recomendó eliminar mi lunar. 
Mi madre lo evitó. 
Me dijo: ‘Está bien, pero ten en cuenta que sabes cómo te ves ahora, pero no sabes cómo te quedará la cicatriz'».
Con la decisión de mantenerlo, Cindy empezó su carrera para toparse con que lo eliminaban en las fotografías que se iban a publicar. «Lo retiraban cuando trabajaba en Japón y en mi primera portada en la edición británica de Vogue», cuenta.
 La edición estadounidense de la revista enmendó la elección de su homónima inglesa cuando, en la primera portada de la supermodelo, mantuvieron el lunar. 
«Al verme en primera plana con él, creo que ayudé a muchas mujeres y niñas a sentirse cómodas con sus pecas. 
 Pasó de ser lo que nos generaba inseguridad a lo que nos hacía destacar».


Con la decisión de mantenerlo, Cindy empezó su carrera para toparse con que lo eliminaban en las fotografías que se iban a publicar.
 «Lo retiraban cuando trabajaba en Japón y en mi primera portada en la edición británica de Vogue», cuenta.
 La edición estadounidense de la revista enmendó la elección de su homónima inglesa cuando, en la primera portada de la supermodelo, mantuvieron el lunar.
 «Al verme en primera plana con él, creo que ayudé a muchas mujeres y niñas a sentirse cómodas con sus pecas. 
Pasó de ser lo que nos generaba inseguridad a lo que nos hacía destacar».
 ¿Se convertirán la maniquí y la cantante en las Oprah Winfrey y Ellen DeGeneres de la cuarentena? Los entrevistados de alto copete, un canal donde transmitir, el interés de los medios y las audiencias disparadas ya los tienen. 
El tiempo determinará en qué quedan estos experimentos.
En otro momento, Naomi señala el derroche que se vivía en esa época en la moda.
 «Los diseñadores eran muy generosos. Si veías un outfit que te gustaba y decías ‘Lo quiero’, te lo regalaban», dice. 
Cindy le espeta que a ella se le daba mejor eso que al resto. 
 «Pero sí, es verdad que podías quedarte un bolso o una chaqueta que te gustaba».
 Con las sucesivas crisis económicas que se han vivido desde esa época de esplendor, todo ha cambiado.
 «Ahora no sucede», acepta Naomi.
Con esta primera entrevista y una segunda ya publicada con el diseñador Marc Jacobs, la supermodelo ha seguido el ejemplo de Miley Cyrus, que también realiza un programa semanal con invitados de excepción.

 

Babelia UN CUADRO AL DÍA Mondrian y la destrucción del arte

Los museos han cerrado sus puertas, pero la contemplación del arte sigue abierta. 

 Cada día, recordamos la historia de una obra que visitamos a distancia. 

Hoy: una composición abstracta del pintor holandés.

 

El cuadro 'Abstraction' (1939-42), de Piet Mondrian, conservado en el Kimbell Art Museum.
El cuadro 'Abstraction' (1939-42), de Piet Mondrian, conservado en el Kimbell Art Museum.
En 1905 Piet Mondrian está en Amsterdam y entra en una exposición retrospectiva de Vincent Van Gogh, fallecido cinco años antes. 
Queda impresionado por el uso del color y de la pincelada. Él también es un buen escritor de cartas y cuenta que la primera vez que vio su trabajo lo admiró por el deseo de escapar de una visión literal de la realidad.
 Van Gogh había sido capaz de desplazar el horizonte de la pintura, desafiando y empujando los límites que impone la resignación.
 En ese momento el joven Mondrian aprende algo para el Mondrian maduro: otro mundo es posible si es capaz de romper con las prisiones de lo posible.
 Pierde el miedo a la utopía y a resistirse a la realidad que se afirmaba como única. 
 Después de hacer unos cuantos paisajes nocturnos a la manera expresiva de Van Gogh, abandona estas fórmulas: “Tenía que buscar el camino verdadero solo”, escribe Mondrian relatando su trayecto hacia la abstracción, a la que llegó una década después, al tiempo que Kandinsky. Ambos lo hicieron con diez años de retraso respecto a la pintora sueca Hilma af Klint, la pionera no reconocida.
Mondrian no quería vivir en la prisión de los sentimientos particulares, pretendía la expresión de un lenguaje común y accesible a cualquiera: 
“Aunque era completamente consciente de que nunca podríamos ser absolutamente “objetivos”, sentí que uno puede volverse cada vez menos subjetivo, hasta que lo subjetivo ya no predomine en su trabajo. 
Más y más excluía de mi pintura todas las líneas curvas, hasta que finalmente mis composiciones consistían solo en lineas verticales y horizontales”, dejó escrito el pintor. 
Era su paisaje, otro mundo posible. 
Y lo levanta en París, en su estudio de Montparnasse, cuando termina la Primera Guerra Mundial, en la que no participa.
 Desde 1921 aparecen los planos blancos y vacíos, combinados con los colores primarios, y con las gruesas líneas negras que dividen el lienzo en rectángulos de todos los tamaños.
 En ellos lo superfluo no tenía hueco, solo belleza, sencillez y equilibrio. 
“Incluso los caminos de renovación del arte conducen a su aniquilación”, apuntó.
Y fulminó al naturalismo, al expresionismo simbólico, rompió con Braque y Picasso, y abandonó al grupo De Stijl porque a su compañero Theo van Doesburg se le ocurrió un día hacer una línea curva.
 Europa se había agotado para Mondrian.
 Lo que apunta en París lo remata en Nueva York, a partir de 1940.
 Llega con 68 años, huyendo de la Segunda Guerra Mundial, y en Manhattan descubre una ciudad que se le revela como la perfecta manifestación de la “nueva vida” (modernidad) y su pintura se revoluciona, se hace menos obvia, rompe la estabilidad, se desequilibra. 
Escucha el boogie-woogie jazz. No solo lo pintaba, también lo bailaba.
 Lee Krasner lo recordaba como un bailarín brillante. “Consideré la intencionalidad del auténtico boogie-woogie como idéntica a la mía en pintura: destrucción de la melodía, lo que equivale a la destrucción de medios puros, esto es, ritmo dinámico”, dijo. En Abstraction (1939-1942) –conservado en el Kimbell Art Museum, en Fort Worth (Texas)– 
 Mondrian alcanza la sensación dinámica cuando elimina las líneas negras e introduce otras de varios colores (rojas, amarillas, azules y nunca, nunca, verdes).
 La muerte del arte iba a ser la expresión de su victoria definitiva en la nueva ciudad.
 

7 abr 2020

El chamán de Marta Luisa de Noruega, un oportunista en tiempos de coronavirus

La pareja de la princesa asegura que predijo la pandemia en el libro que publicó el año pasado.

La princesa Marta Luisa de Noruega con su pareja, el chamán Shaman Durek.
La princesa Marta Luisa de Noruega con su pareja, el chamán Shaman Durek.INSTAGRAM
La relación entre Marta Luisa de Noruega y el chamán Durek Verret suma una polémica tras otra. 
Y en tiempos de coronavirus no iba a ser menos.
 La actual pareja de la princesa ha asegurado en un programa de televisión británico que predijo la actual pandemia en su libro Spirit Hacking, que publicó el año pasado. 
“Cuando escribí el libro hablé con diferentes editoriales y les dije que tenía que salir a la venta antes de 2020. Tenía que salir antes del apagón”, un término que usa el chamán para describir este periodo de crisis sanitaria.
El novio de Marta Luisa de Noruega fue entrevistado por videollamada desde su casa de California.
 Allí aseguró estar muy ocupado durante las últimas semanas: “Estoy hablando con personas todo el día, haciendo curaciones alrededor del mundo”.
 La incertidumbre entre sus clientes —es el guía espiritual de celebridades como Gwyneth Paltrow, Nina Dobrev y Selma Blair— ha provocado que estos le llamen continuamente para aprender “cómo estar en sus hogares con sus esposos o cómo convertirse en profesores de sus hijos” mientras los colegios permanecen cerrados, según el relato del chamán.
Sus palabras en televisión han sido vistas rápidamente como un intento por promocionar su libro en estos momentos difíciles. Cathrine Krøger, crítica literaria noruega, ha desmentido que Verret vaticinara los desastres causados por la Covid-19 en las páginas de su publicación:
 “El libro es demasiado indefinido como para afirmar que había previsto algo.
 Todos los libros de ese género, una especie de mezcla de profecía cristiana del fin del mundo, fantasía y charlatanismo, hablan de una especie de tiempo final”.
 A este comentario también se ha sumado Ingeborg Senneset, periodista noruega, que ha calificado al chamán de “oportunista desvergonzado” y ha añadido: 
 "No hay nada de malo en ganar dinero con consejos o trabajo, como hacen los médicos y los periodistas.
 Lo incorrecto es sacar provecho de falsas promesas, mentiras o engaños”.

Verret intervino en This Morning, de la cadena ITV, para ofrecer algunos consejos en estos días de confinamiento
 “Necesitamos comenzar a cuidar la Tierra, cuidarnos a nosotros mismos, cuidar a los animales”, acciones que considera necesarias para “salir del narcisismo y darse cuenta de lo que es importante”.
El novio de Marta Luisa de Noruega fue entrevistado por videollamada desde su casa de California. 
Allí aseguró estar muy ocupado durante las últimas semanas: “Estoy hablando con personas todo el día, haciendo curaciones alrededor del mundo”. 
La incertidumbre entre sus clientes —es el guía espiritual de celebridades como Gwyneth Paltrow, Nina Dobrev y Selma Blair— ha provocado que estos le llamen continuamente para aprender “cómo estar en sus hogares con sus esposos o cómo convertirse en profesores de sus hijos” mientras los colegios permanecen cerrados, según el relato del chamán.
Sus palabras en televisión han sido vistas rápidamente como un intento por promocionar su libro en estos momentos difíciles. Cathrine Krøger, crítica literaria noruega, ha desmentido que Verret vaticinara los desastres causados por la Covid-19 en las páginas de su publicación: “El libro es demasiado indefinido como para afirmar que había previsto algo.
 Todos los libros de ese género, una especie de mezcla de profecía cristiana del fin del mundo, fantasía y charlatanismo, hablan de una especie de tiempo final”. 
A este comentario también se ha sumado Ingeborg Senneset, periodista noruega, que ha calificado al chamán de “oportunista desvergonzado” y ha añadido: 
"No hay nada de malo en ganar dinero con consejos o trabajo, como hacen los médicos y los periodistas.
 Lo incorrecto es sacar provecho de falsas promesas, mentiras o engaños”.

No es la primera vez que la pareja de la princesa hace unas declaraciones similares.
 En 2011 afirmó haber presagiado los atentados terroristas del 11-S, además de otras polémicas como supuestamente curar el cáncer o haber conocido a Marta Luisa de Noruega en otra vida anterior: “Tengo recuerdos de nosotros en Egipto en los que ella era mi reina y yo, un faraón”.
Su relación no es bien vista por el pueblo noruego y han tenido algún que otro conflicto con la corona. 
El pasado mes de agosto, la hija del rey Harald dejó de usar el título de princesa en sus actividades comerciales tras una gira de conferencias bajo el nombre de La princesa y el chamán. “Últimamente ha habido muchas discusiones sobre mi uso del título en un contexto comercial.
 El hecho de que lo usara en el título de mi gira fue un error y lo siento.
 Las críticas son algo que me he tomado en serio y, en colaboración con mi familia, hemos decidido que es mejor que hagamos algunos cambios", anunció Marta Luisa en un comunicado. 
 “Utilizaré el título de princesa cuando represente a la casa real, pero de ahora en adelante no lo usaré en un contexto comercial.
 Es decir, en todos los contextos comerciales solo seré Marta Luisa”, explicó.