La supermodelo más conflictiva comienza su programa en línea de entrevistas con su compañera y amiga rememorando sus comienzos. ¿Ocupará el puesto de Oprah Winfrey gracias a la cuarentena?.
Si cuestiona tu ropa, tus amistades o tus salidas y quiere saber qué haces, dónde estás y con quién a cada momento, las alarmas saltan.
En los años 90, sin embargo, el amor romántico no se situaba en el punto de mira constante.
Si a día de hoy, según el CIS, todavía uno de cada cuatro jóvenes españoles ve como normal el control constante en una pareja, se puede imaginar las cifras entonces, cuando todavía no se estudiaban estas percepciones.
«Mi novio me regaló mi primer móvil para controlarme»: Naomi Campbell recuerda con Cindy Crawford su relación tóxica
La supermodelo más conflictiva comienza su programa en línea de entrevistas con su compañera y amiga rememorando sus comienzos. ¿Ocupará el puesto de Oprah Winfrey gracias a la cuarentena?
De esas concepciones erróneas no escapaba nadie.
Ni siquiera las celebridades. Así lo demuestra la experiencia de Naomi Campbell. En la primera edición de su programa de entrevistas en red No filter with Naomi, la supermodelo invitó a su amiga y compañera de profesión Cindy Crawford a compartir una charla en la que recordaron sus comienzos en la profesión.
La conversación parecía banal en todo momento, hablando de su relación con los fotógrafos de entonces (Richard Avedon, Helmut Newton) o con los diseñadores.
Hasta que llegaron al tema de los móviles.
Ocurre justo después de que Cindy cuente a Naomi los tres consejos que le ha dado a su hija, la también modelo Kaia Gerber, para ejercer como tal.
«Sé puntual, estudia el porfolio de los fotógrafos con los que trabajes para saber qué te van a pedir y deja el móvil a un lado en el backstage.
Conecta con quienes te maquillan y peinan, porque probablemente serán tus amigos».
Naomi añade que ellas no tenían móviles, y el contacto personal importaba.
Cindy aprovecha para recordar a su amiga que ella fue la primera en disponer de uno. «Sí, mi novio me regaló mi primer móvil para saber dónde estaba en todo momento y localizarme», confiesa la supermodelo entonces.
Cindy sigue con el tema, y rememora lo que le costaba a Naomi prestar su teléfono cuando alguien se lo pedía. «Era tan caro llamar», opina.
Pero se equivoca en su conjetura sobre por qué su amiga no compartía el móvil.
Naomi se lo aclara:
«Sí, costaba mucho. Pero también estaba aterrorizada por si justo llamaba mi novio y no me encontraba u otra persona lo cogía. No sabía qué podía pasar».
Tras esta confesión, la maniquí se apresura a zanjar el tema para continuar con la charla distendida.
«Sea como fuese, eso ya se acabó».
El rechazo a su lunar y el derroche noventero
Antes de llegar a la confesión de Naomi sobre la relación tóxica que mantuvo, Cindy se sinceró sobre otro aspecto: su famoso lunar. De niña lo odiaba, y por tanto no se enfadó cuando, en Chicago, empezó a moverse para trabajar como modelo y le dijeron que se lo quitara.«Mi primera agencia de modelos, muy pequeña y de la que no recuerdo el nombre, me recomendó eliminar mi lunar.
Mi madre lo evitó.
Me dijo: ‘Está bien, pero ten en cuenta que sabes cómo te ves ahora, pero no sabes cómo te quedará la cicatriz'».
Con la decisión de mantenerlo, Cindy empezó su carrera para toparse con que lo eliminaban en las fotografías que se iban a publicar. «Lo retiraban cuando trabajaba en Japón y en mi primera portada en la edición británica de Vogue», cuenta.
La edición estadounidense de la revista enmendó la elección de su homónima inglesa cuando, en la primera portada de la supermodelo, mantuvieron el lunar.
«Al verme en primera plana con él, creo que ayudé a muchas mujeres y niñas a sentirse cómodas con sus pecas.
Pasó de ser lo que nos generaba inseguridad a lo que nos hacía destacar».
Con la decisión de mantenerlo, Cindy empezó su carrera para toparse con que lo eliminaban en las fotografías que se iban a publicar.
«Lo retiraban cuando trabajaba en Japón y en mi primera portada en la edición británica de Vogue», cuenta.
La edición estadounidense de la revista enmendó la elección de su homónima inglesa cuando, en la primera portada de la supermodelo, mantuvieron el lunar.
«Al verme en primera plana con él, creo que ayudé a muchas mujeres y niñas a sentirse cómodas con sus pecas.
Pasó de ser lo que nos generaba inseguridad a lo que nos hacía destacar».
¿Se convertirán la maniquí y la cantante en las Oprah Winfrey y Ellen DeGeneres de la cuarentena? Los entrevistados de alto copete, un canal donde transmitir, el interés de los medios y las audiencias disparadas ya los tienen.
El tiempo determinará en qué quedan estos experimentos.
En otro momento, Naomi señala el derroche que se vivía en esa época en la moda.
«Los diseñadores eran muy generosos. Si veías un outfit que te gustaba y decías ‘Lo quiero’, te lo regalaban», dice.
Cindy le espeta que a ella se le daba mejor eso que al resto.
«Pero sí, es verdad que podías quedarte un bolso o una chaqueta que te gustaba».
Con las sucesivas crisis económicas que se han vivido desde esa época de esplendor, todo ha cambiado.
«Ahora no sucede», acepta Naomi.
Con esta primera entrevista y una segunda ya publicada con el diseñador Marc Jacobs, la supermodelo ha seguido el ejemplo de Miley Cyrus, que también realiza un programa semanal con invitados de excepción.