Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 abr 2020

Joaquín Sabina reaparece en el balcón de su casa para aplaudir a los sanitarios

El cantante se ha dejado ver cuarenta días después de abandonar el hospital tras el accidente que sufrió en Madrid y que le produjo un hematoma cerebral.

El cantante Joaquín Sabina, durante su última actuación.
El cantante Joaquín Sabina, durante su última actuación.Ricardo Rubio / Europa Press

 

Joaquín Sabina abandonó el pasado 23 de febrero el Hospital Ruber Internacional de Madrid, donde ingresó el 12 de febrero tras sufrir una grave caída durante el último concierto que ofreció en la capital junto a Joan Manuel Serrat
 El golpe le provocó un traumatismo en el hombro izquierdo y en el tórax, además de un pequeño coágulo craneoencefálico del que fue operado con éxito.
 Era la última parada prevista de su más reciente gira a dúo con Serrat, bajo el título No hay dos sin tres. 
 Se preparaba para cantar Lo niego todo, su último exitazo que dio también nombre a su más reciente disco. 
Ante 15.000 personas, Sabina perdió el pie y se precipitó al suelo desde una altura de casi dos metros.
El programa de los próximos meses queda en el aire aún alterado y a expensas de cómo se encuentre tras su recuperación. 
De la gira conjunta con Serrat estaban llegando al final, aunque pensaban cerrar algunas fechas no confirmadas por España después de haber rodado meses por América.
El documental que Fernando León lleva realizando cerca de una década sobre Sabina está a punto de culminar.
 De hecho, el cineasta andaba cámara en mano entre bastidores aquel día cruzado del destino, captando algunos detalles para el montaje final. 
La serie que sobre su vida planean hacer se encuentra en preparación. 
También de eso se ha ocupado en parte León, gran amigo de Sabina: será un biopic que tiene en estos momentos 10 capítulos previstos, impulsado por Endemol Shine Boomdog, la productora mexicana BTF Media y Sony Music España.

Pero no ha sido hasta este domingo cuando se ha tenido una nueva imagen del cantante.
 Sabina salió a las ocho de la tarde a uno de los balcones de su casa situada en la madrileña plaza de Tirso de Molina para aplaudir como miles de españoles a los sanitarios que estos días luchan en los hospitales contra el coronavirus. 
Con el brazo en cabestrillo y la parte de arriba del pijama, dio palmas como pudo. Junto a él estaba su pareja, Jimena Coronado

Tobey Maguire, el cerebro tras las millonarias timbas de póker de Hollywood

El actor gestionó un negocio secreto en el que participaron Leonardo DiCaprio y Ben Affleck, además de anónimos magnates de Hollywood, que inspiró la película ‘Molly’s Game’ y cuyos entresijos desvela ahora un libro.

Leonardo DiCaprio y Tobey Maguire, en una gala en Francia en julio de 2017.
Leonardo DiCaprio y Tobey Maguire, en una gala en Francia en julio de 2017.Victor Boyko

María Porcel

 

Por muy fantasiosas que sean las historias que cuentan las películas de Hollywood, en la meca del cine hay ocasiones en las que la realidad supera la ficción. Incluso aunque ya haya ficciones inspiradas en esa realidad. 
Así se ha sabido estos días gracias a las revelaciones del libro The Billion Dollar Hollywood Heist (que podría traducirse como El multimillonario atraco de Hollywood), que tiene todos los ingredientes para montar una cinta de acción en la que no faltan protagonistas para una buena historia, como Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Ben Affleck o el cerebro del asunto, Tobey Maguire.
El volumen está escrito por el exproductor de televisión Houston Curtis, que durante años fue colaborador de Maguire.
 Juntos montaron una enorme timba de póquer en Hollywood —primero en casa del actor de Las normas de la casa de la sidra; después en la suite de un lujoso hotel— en la que, cada martes, millones de dólares se ponían encima de la mesa.
 Curtis había ganado en 2004 un campeonato mundial de póquer, aunque Maguire no sabía de su pericia y le invitó a unas partidas; él fue precavido para no desplumar a los demás y no llamar demasiado la atención.
 Al año siguiente empezarían su negocio.

La historia, probablemente, le suene a más de uno. 
Timbas secretas, millones en la mesa, hoteles de lujo, poder y dinero... 
Efectivamente, en ella se basaron el libro y más tarde la película de 2017 Molly’s game.
 Molly era Molly Bloom (interpretada luego por Jessica Chastain), que empezó como una mera observadora y acabó manejando las riendas del asunto. 
Pero eso, afirma Curtis, fue solo en su versión.
Porque aquel secreto a voces era cosa de Maguire y Curtis. DiCaprio, Damon, Affleck, los directores Nick Cassavetes (El diario de Noa) y Todd Phillips (Resacón en Las Vegas, Joker) o Guy Laliberté, fundador del Circo del Sol, fueron quienes estuvieron presentes en todo ese apaño entre los años 2005 y 2009. Ellos eran algunos de los nombres famosos, porque la mayoría eran millonarios poco conocidos para el gran público, pero a los que, como a cualquier mortal, les gustaba codearse con estrellas de Hollywood, que servían como cebo y para contar anécdotas. 
Según Curtis, el productor Rick Salomon —que había adquirido una cierta fama por protagonizar una cinta sexual con Paris Hilton— le hizo varias preguntas en plena partida a Ben Affleck sobre las características del trasero de su entonces reciente exprometida, Jennifer Lopez.

En el negocio también estaba implicada la primero novia —desde 2003— y después esposa—entre 2007 y 2017— de Maguire, la diseñadora de joyas Jennifer Meyer, hija del alto ejecutivo y vicepresidente de NBC Ron Meyer. 
Según Curtis, “quería que se sintiera incluida”. 
Los jugadores solían darle altas propinas.
Pero hubo un momento en el que el actor de Spiderman se sintió incómodo por tener a los jugadores en su casa. 
Aunque les daba zuecos y les obligaba a quitarse los zapatos al entrar, le molestaba que escupieran, que pidieran pizzas de pepperoni en su hogar, siendo él vegano. 
Por eso decidió cambiar el escenario por el Viper Room, el local de Los Ángeles tristemente famoso por ser en el que murió River Phoenix, y después por una suite del hotel Four Seasons.

Las cifras que se manejaban eran extraordinarias.
 “Ganar 20.000 dólares era como perder”, cuenta Curtis en un adelanto del libro publicado por el diario The New York Post.
Leonardo y Tobey Maguire, amigos desde la infancia.
Leonardo y Tobey Maguire, amigos desde la infancia.Getty
Fue en el Viper Room donde entró en juego la famosa Molly, ya que el dueño del club se la presentó a Maguire y Curtis para que sirviera bebidas y echara una mano. 
Al final, llegó a ganar 30.000 dólares en propinas en una sola noche.
Poco a poco la existencia de la partida empezó a correr por Hollywood y se unirían a ella ricos “que no sabían ni barajar las cartas”, recuerda Curtis. 
También fue ahí cuando entró en el juego DiCaprio, íntimo de Maguire desde la infancia, siempre según la versión del productor de cine, con quien Maguire compartía parte de las ganancias y al que cubría las pérdidas, en caso de tenerlas, cosa que ocurría con poca frecuencia:
 DiCaprio siempre ganaba.
“La primera vez que gané un cuarto de millón de dólares fue la primera noche de Guy [Laliberté] en el juego”. No se lo tomó a mal, ya que invitó a todos los compañeros de timba a volar con él en su jet a Hawái.
Curtis también se hizo rico gracias al juego: calcula que ganó hasta 15 millones de dólares, comprando una mansión para él y su familia, para su madre, su hermano... 
Pero la suerte no es eterna. 
Todo acabó en 2009, cuando la timba empezó a ser investigada por abogados, que vigilaban en especial a Molly Bloom. 
La sangre no llegó al río porque no habían llegado a quebrar ninguna ley.
Sin embargo, la mansión de Curtis bajó en casi un 70% de su valor, perdió 100.000 dólares en Las Vegas y poco después un millón en una sola noche. 
Su mujer se marchó con sus hijas.
 Él tuvo que irse a vivir con su madre, que se vio obligada a vender aquella gran casa y sufrió un problema cardíaco que casi le costó la vida.
 Un ejecutivo de televisión le ayudó con 15.000 dólares para salir adelante; Tobey Maguire le prestó 600.000 dólares. 
No fueron suficientes.
 Lo perdió todo, pero su salud se recuperó y está escribiendo otro libro.
 Según Curtis, el actor (que logró unos 36 millones de dólares gracias a Spiderman), habría ganado entre 30 y 40 millones gracias a esa larga y afortunada mano de póquer.

Quien no tuvo tanta suerte fue Matt Damon, que una noche perdió ante Curtis, tal y como él recuerda, más de 50.000 dólares.
 No tenía dinero “y Affleck escribió el cheque por él”. También desplumó al creador del Circo del Sol:
 “La primera vez que gané un cuarto de millón de dólares fue la primera noche de Guy [Laliberté] en el juego”.
 No se lo tomó a mal, ya que invitó a todos los compañeros de timba a volar con él en su jet a Hawái.
Curtis también se hizo rico gracias al juego: calcula que ganó hasta 15 millones de dólares, comprando una mansión para él y su familia, para su madre, su hermano... 
Pero la suerte no es eterna. 
Todo acabó en 2009, cuando la timba empezó a ser investigada por abogados, que vigilaban en especial a Molly Bloom.
 La sangre no llegó al río porque no habían llegado a quebrar ninguna ley.
Sin embargo, la mansión de Curtis bajó en casi un 70% de su valor, perdió 100.000 dólares en Las Vegas y poco después un millón en una sola noche.
 Su mujer se marchó con sus hijas. 
Él tuvo que irse a vivir con su madre, que se vio obligada a vender aquella gran casa y sufrió un problema cardíaco que casi le costó la vida.
 Un ejecutivo de televisión le ayudó con 15.000 dólares para salir adelante; Tobey Maguire le prestó 600.000 dólares. No fueron suficientes. 
Lo perdió todo, pero su salud se recuperó y está escribiendo otro libro. 
Según Curtis, el actor (que logró unos 36 millones de dólares gracias a Spiderman), habría ganado entre 30 y 40 millones gracias a esa larga y afortunada mano de póquer.

La tragedia interminable de la familia Kennedy que suma dos nuevas muertes

Una nieta del exsenador Robert F. Kennedy y su hijo de ocho años desaparecen durante una salida en canoa por la bahía de Chesapeake, cerca de Washington.

La familia Kennedy en el salón de su casa de Bronxville en Nueva York, en 1938.
La familia Kennedy en el salón de su casa de Bronxville en Nueva York, en 1938.RR AUCTION

 Maite Nieto

 Nunca se podrá determinar si es la desgracia la que persigue a los Kennedy o si han sido sus circunstancias de vida las que les han hecho más proclives a las tragedias, pero la realidad es que los asesinatos, accidentes, enfermedades e incluso las adicciones les persiguen y van sumando fallecimientos a un historial que parecía tener suficiente con los dos atentados que acabaron con la vida de dos hermanos: John F. Kennedy, mientras aún era presidente de Estados Unidos en 1963, y el Robert F. Kennedy, en 1968, durante la campaña a las primarias de California en las que intentaba conseguir la nominación demócrata para la presidencia del país.

Estos dos luctuosos asesinatos marcaron a una familia poderosa y ambiciosa para siempre, pero en los más de cuatro decenios que han pasado desde entonces, los Kennedy han seguido sumando fallecimientos inesperados que les han convertido en una familia perseguida por una maldición a ojos de muchos.
 Aunque en la mayoría de los casos se trata más bien de las consecuencias dramáticas de un grupo que se ha caracterizado por estar muy expuesto a la admiración y la crítica pública, practicantes habituales de deportes y aficiones que conllevan cierto riesgo y, algunos, con estilos de vida proclives a ponerles en situación de riesgo.
 Sean cuales sean los motivos, estos son algunos de los sucesos que han convertido a los Kennedy en una familia marcada.
La última tragedia ha ocurrido este fin de semana, cuando la familia dio por muertos a Maeve Kennedy Townsend, de 40 años, y a su hijo Gideon, de ocho, nieta y bisnieto respectivamente del exsenador Robert F. Kennedy.
 Madre e hijo desaparecieron el pasado jueves mientras navegaban a bordo de una canoa en la bahía de Chesapeake, cerca de Washington.
 El cuerpo de Maeve se recuperó durante la tarde de este lunes y continúan las labores de búsqueda del de su hijo Gideon.
 Kathleen Kennedy Townsend, hija de Robert F. Kennedy, ha emitido un comunicado en el que lamenta la pérdida y habla de su hija y nieto:
 “Maeve era vida. Siempre sabías cuando estaba a tu lado. Su sonrisa era fuerte, descarada y contagiosa. 
 Hacía todo con plenitud y con todo su corazón. Gideon, como su madre, era un deportista que amaba el fútbol, el golf y correr. Cuidaba de sus padres de las maneras más extraordinarias. 
Le gustaban los acertijos, las matemáticas, el ajedrez y las aventuras”, ha dicho Townsend.

Maeve Kennedy Townsend y su familia en una fotografía de Facebook. Maeve Kennedy Townsend y su familia en una fotografía de Facebook. A

Según los familiares y las autoridades que se han hecho cargo de la búsqueda de los cuerpos, Maeve y Gideon cogieron la canoa para recuperar un balón que había caído al agua mientras los niños jugaban en el jardín de la vivienda familiar. 
David McKean, marido de la víctima, ha explicado al The Washington Post que se alejaron más de lo que podían controlar y no pudieron regresar.
 En una llamada posterior, una persona alertó de esta situación a las autoridades, que recuperaron poco después el bote pero sin sus ocupantes, en un momento en el que el fuerte viento provocó olas de casi un metro de altura.
John F. Kennedy, Jacqueline Kennedy y John Connally en Dallas, momentos antes del asesinato del presidente.
John F. Kennedy, Jacqueline Kennedy y John Connally en Dallas, momentos antes del asesinato del presidente.REUTERS
La primera pérdida conocida de la familia Kennedy llegó en 1944, cuando Joseph Jr., hermano mayor del que fue presidente de Estados Unidos, murió a los 29 años durante la Segunda Guerra Mundial mientras combatía como piloto.
 Cuatro años más tarde Joseph y Rose Kennedy perdieron a otra de sus hijas, Kathleen, a quien llamaban Kick. 
Tenía 28 años y murió en un accidente de aviación durante un vuelo en el que viajaba desde París hacia la Riviera francesa.
 En 1963 ocurrió el atentado que acabó con la vida de John F. Kennedy mientras viajaba en un coche descubierto durante su visita oficial a Dallas. 
Iba acompañado en el vehículo por su esposa, Jacqueline Kennedy, y por el gobernador de Texas, John Connaly y su esposa Nellie.
 El 35º presidente de los Estados Unidos tenía 46 años cuando la bala disparada por Lee Harvey Oswald acabó con su vida

Según la madre de Maeve, una de las personas que ha servido de “apoyo y fuerza” para el clan, según publica la revista People, ha sido la matriarca de esa rama de la familia, Ethel Kennedy, que con 91 años de edad y después de décadas de traumáticas pérdidas “ha estado hablando por teléfono con la familia y mostrando toda su gratitud”.

Cinco años más tarde otro disparo mató a su hermano Robert. Ocurrió el 5 de junio de 1968 cuando el candidato demócrata acababa de realizar un triunfal discurso en el hotel Ambassador de Los Ángeles, que le postulaba como firme candidato a ganar las primarias de su partido de cara a las siguientes elecciones presidenciales. Tenía 42 años.

Robert, Edward y John Kennedy (de izquierda a derecha), fotografiados en la Casa Blanca en 1962.
Robert, Edward y John Kennedy (de izquierda a derecha), fotografiados en la Casa Blanca en 1962.ASSOCIATED PRESS
En julio de 1969, otro hermano, Ted Kennedy, tuvo un accidente de automóvil en el que murió Marie Jo Kopechne, de 28 años.
 Según su versión, él intentó salvarla, pero el escándalo de esta muerte, que denunció 10 horas después de haber ocurrido el accidente, le persiguió el resto de su vida y a la larga frustró su propia carrera hacia la Casa Blanca. 
 Murió a los 77 años de un tumor cerebral y, aunque recondujo su figura durante los años ochenta luchando como senador por los servicios médicos, la causa feminista y los derechos de los homosexuales, nadie olvidó la descripción que hicieron de él las revistas Newsweek o Time
“Un borracho de Palm Beach, un patán grotesco para los tabloides” y “el símbolo viviente de los defectos de su familia”.
David Kennedy, hijo de Robert y Ethel Kennedy, murió a los 28 años a causa de una sobredosis de drogas en Palm Beach, Florida, en 1984. 
Su hermano Michel, falleció en 1997 en un accidente de esquí mientras practicaba este deporte en Aspen, Colorado, a los 39 años. Dos años después era su primo más conocido, John John Kennedy, hijo del presidente John Fitzgerald y Jacqueline Kennedy, el que perdía la vida en un accidente de avioneta que el mismo pilotaba. También fallecieron su mujer, Carolyn Bessette y su cuñada Lauren. 
Los tres viajaban camino de la boda de una prima del que se había convertido en la nueva esperanza de la familia Kennedy para un futuro político, aunque el joven, que tenía entonces 38 años, parecía haber inclinado sus gustos hacia la información y editaba una revista política.


En 2011 murió Kara Kennedy, hija del senador Edward M. Kennedy y sobrina de Robert y John.
 Tenía 51 años y le dio un ataque al corazón mientras entrenaba en un gimnasio en Washington. 
En 2012, Mary Richardson, exesposa de Robert F. Kennedy Junior, se suicidó a los 52 años en mitad de su proceso de separación y de la batalla por la custodia de sus hijos.
 Su cuerpo se encontró en un granero situado detrás de su vivienda en Bedford, Nueva York. 
En 2018, falleció de un ataque al corazón a los 63 años Christopher Kennedy Lawford, sobrino de JFK e hijo de su hermana Patricia y el actor Peter Lawford. 
En agosto de 2019, la tragedia golpeó a otro joven miembro del clan, se trató de la nieta de Robert y Ethel Kennedy, Saoirse Kennedy Hill. 
La joven tenía 22 años y su muerte ocurrió después de una presunta sobredosis de drogas.

En total 13 muertes inesperadas, dolorosas, para una familia acostumbrada a tener que sobreponerse a las tragedias que, parece, va perdiendo su apego al poder y cuyos nuevos miembros continúan llevando el aura mítica de su apellido, pero también el peso de la tragedia que lo persigue.

 

 

6 abr 2020

Ana Milán: “Los pecados, sobre todo si son originales, se cometen pasados los 40”

La actriz pasa el confinamiento preparando su siguiente papel, ultimando su próximo libro y convocando a sus seguidores a un directo de Instagram en el que se desnuda por dentro mucho más que en escena por fuera.

Ana Milán, fotografiada en julio de 2019 en Madrid.
Ana Milán, fotografiada en julio de 2019 en Madrid.Javier Mantrana del Valle /

 

 
 
Lo primero que le pregunto es qué día es hoy, de la semana y del mes, a ver si la pillo desprevenida en estos días iguales.
 “Solo sé que es jueves, porque lo he preguntado en la comida”, responde, “y porque ayer, que colgué el vídeo, era miércoles”. Ayer, en efecto, colgó un vídeo en el que el mítico reparto de la mítica teleserie Camera Café —del gran jefe al último mindundi— animaba a sus fans a quedarse en casa.
 Al cierre de estas líneas, el vídeo llevaba más de dos millones de reproducciones lo que, según Ana Milán, debería “impulsar a alguien a llamar a alguien” y recuperar este ácido retrato de la clase trabajadora despellejándose viva ante esa máquina de café de la oficina que tanto de menos echamos tantos en días de teletrabajo a la fuerza.
 De momento, Milán prepara encerrada en casa su papel en la película homónima. Y su próximo libro. 
Y redecora su espacio cada 15 días para creer que lo estrena, o eso dice. 
Como hablamos por videollamada, la que firma se ha vestido y pintado como si fuera a trabajar, por aquello del hábito y la monja. Ella lleva un moño al retortero y cero maquillaje. 
"Así no vale: pareces tú la artista y yo la periodista”, ataca. La primera, en la frente. 
 
Yo no soy artista, pero usted también es periodista, colega.
Hay oficios que no los da la carrera, sino la práctica. 
Lo estudié porque no hay cosa que interese más que el alma humana.
 Eso me llevó a ser actriz, a escribir libros, canciones… Todo lo que hago tiene que ver con esa curiosidad.
¿Curiosa, que no cotilla?
Nada. De hecho, cuando me cuentan un cotilleo, contesto: ¿esto por qué me lo cuentas?
 Nunca nadie me supo contestar. Es una pregunta letal para los cotillas.
La he buscado en Google y lo primero que sale es ‘Ana Milán, pareja’. ¿Por qué cree que sucede eso?
Supongo que hay gente a la que le interesa porque tiene una vida tan triste que tiene que leer la de los demás.
 Te puedo asegurar que he tenido parejas muy interesantes, pero no más que los libros que he escrito, las series que he hecho, las películas, las funciones…
 Si te quieres perder esa parte de mí puedes quedarte con esos primeros resultados de Google, no importa.

La cita de su bio de Twitter dice: “Ella es la secuela de mil guerras”. ¿Qué guerras?
Uf, muchas. Vivo sola desde los 16 años, con un carácter muy libre. Ser libre y mujer ahora se entiende más. 
Tengo 46 años. Todo lo que soy me lo debo a mí misma y todo lo que no soy, a mis padres.
 Salí demasiado pronto como para que me terminaran de hacer. Entonces, me fui haciendo yo.
 Mis guerras han sido también las de otros.
 Mis guerras han sido algunos amores, mi hijo... Ser madre es la cosa más difícil del puto planeta. 
¿Cómo coño se es madre acertando? Que me lo expliquen. 
No hay nada que haya hecho peor que ser madre.
¿Ha hecho una encuesta científica o se lo dice usted solita?
Yo solita, porque la autocrítica la practico mucho. 
He sido una soberbia porque me he pasado la vida pensando que cuando fuera madre lo haría muchísimo mejor que la mía.
 Ahora que mi hijo es mayor de edad, sabe Dios que ojalá pudiera llegarle al tobillo.
Ha dicho Dios. ¿Qué Dios? ¿El que está en el cielo?
Creo en Dios, Dios. 
Pero mi Dios está en las pequeñas cosas, parafraseando al libro. 
No imagino un Dios vigilando desde arriba, castigando o imponiendo ningún pecado original.
 Los pecados, sobre todo si son originales, los cometes a partir de los 40.
¿Qué pasa a los 40?
A los 40 le das la vuelta al jamón.
 Igual no es la mejor parte del cuento, pero sí te encuentras trozos muy sabrosos.
¿Sin noticias de la crisis de la mediana edad?
Hay un momento… Yo tengo un lunar debajo de la teta izquierda y una mañana no estaba.
 Pensé que se había ido. Pues no, estaba debajo. Tenías que levantar la teta para ver el lunar.
 Ese día no salí de casa y creo que me bebí una botella de vino blanco a lo largo del día. 
Ahí terminó mi crisis de los 40: asumí que ese lunar solo lo iban a ver unos cuantos privilegiados.

Y usted, cada día, al ducharse.
Todo se cae, pero hay un montón de cosas que suben. 
Yo la vida me la quiero gastar. Consideramos que hay demasiada belleza en la juventud
. Y de esto tienen la culpa muchas revistas femeninas porque yo, personalmente, me acostaría con muchas más señoras de 40 que de 20. Físicamente, hablo. 
 Porque así como somos la generación que peor hemos educado a nuestros hijos, también somos la que dejamos de ser nuestras madres para lo bueno y para lo malo.
 Mi madre era una señora mayor con mi edad. Y yo me miro y digo: pues no estoy mal.

¿Hay una segunda edad del pavo al enamorarse a los 45?
Quita, quita. La edad del pavo para ellos, que se la coman, pobrecitos: no tienen que pagar hipoteca, pero tienen que ser adolescentes.
 No, ese subidón es otra cosa, y cuanto más mayor eres, mayor es el subidón.
¿Esa curva no se aplana?
En absoluto. Eres más consciente del milagro que supone enamorarse. A los 20 con que sea guapo… A los 25 con que tenga moto… A los 30 lo quieres listo. 
A los 40 quieres que tenga todo. Con lo cual, cuando sucede, sale la filarmónica en Berlín en pleno.
Y lo que dure, dure. ¿No?
Sabina es el que mejor lo ha dicho: el amor es eterno mientras dura. Otra cosa es que queramos hablar de matrimonios, de uniones y sociedades.
 Ojalá me hubiera durado, no sé, mi primer amor hasta hoy. No fue así. 
Lejos de estar espantada, me parece que he tenido la oportunidad de conocer a grandes hombres que me han enseñado grandes cosas.
¿En esas tesituras, pasamos de escondernos de los padres a escondernos de los hijos?
Yo no lo he hecho porque he procurado tener una relación honesta con Marco.
 Cuando me ha preguntado cosas comprometidas le he dicho la verdad. 
Me escondí mucho de mis padres y por eso no he querido esconderme de nadie más, mucho menos de alguien a quien le pago el colegio.
Hace 10 años que dejó de emitirse Cámera Café. ¿Cómo sería Victoria de la Vega hoy?
Victoria era una tía competente rodeada de incompetentes y se defendía atacando. 
 Supongo que sería más comprensiva, pero básicamente igual. Victoria morirá matando.
¿Puede ser su peor enemiga? Usted, digo, no Victoria.
Solo una puede ser su peor enemiga.
 Llevo tres meses que solo escucho a Leiva, no me preguntes por qué, pero hace tres meses que yo soy Leiva.
 Él empieza una canción diciendo: “¿Quién va a salvarme de mi cabeza?”. ¿Quién coño te salva de tu cabeza cuando tienes un pensamiento golpeándote las paredes del cráneo como un átomo y diciéndote: no has sido bastante, no estás suficientemente guapa, no has estado brillante, deberías haber estado así?
 Solo una puede ser su mayor enemiga, porque no te puedes mandar a la mierda, como puedes mandar a alguien que te hiera.
Ahí tan apabullante, me da que ha llorado lo suyo.
Yo he llorado para embotellar. Ahora, también he reído para exportar.
 Me he pasado la vida riéndome, pero, hostias que si he llorado... Mucho.
¿Qué es lo primero que va a hacer cuando todo esto pase?
Pasear. Yo solo quiero salir a pasear.


¿Viven sus padres para ver esto?
Mi padre murió hace 10 años. 
Mi madre, la pasada Nochevieja. Llevo todo el confinamiento pensando: qué bien mamá, que no estés viviendo esto. 
Mi madre padeció un largo proceso de alzhéimer que nos hirió mucho a la familia porque ella era muy indispensable. 
Siempre generó una dulzura increíble en casa y eso es exactamente lo que ahora echo de menos. Esa dulzura.