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7 abr 2020

La tragedia interminable de la familia Kennedy que suma dos nuevas muertes

Una nieta del exsenador Robert F. Kennedy y su hijo de ocho años desaparecen durante una salida en canoa por la bahía de Chesapeake, cerca de Washington.

La familia Kennedy en el salón de su casa de Bronxville en Nueva York, en 1938.
La familia Kennedy en el salón de su casa de Bronxville en Nueva York, en 1938.RR AUCTION

 Maite Nieto

 Nunca se podrá determinar si es la desgracia la que persigue a los Kennedy o si han sido sus circunstancias de vida las que les han hecho más proclives a las tragedias, pero la realidad es que los asesinatos, accidentes, enfermedades e incluso las adicciones les persiguen y van sumando fallecimientos a un historial que parecía tener suficiente con los dos atentados que acabaron con la vida de dos hermanos: John F. Kennedy, mientras aún era presidente de Estados Unidos en 1963, y el Robert F. Kennedy, en 1968, durante la campaña a las primarias de California en las que intentaba conseguir la nominación demócrata para la presidencia del país.

Estos dos luctuosos asesinatos marcaron a una familia poderosa y ambiciosa para siempre, pero en los más de cuatro decenios que han pasado desde entonces, los Kennedy han seguido sumando fallecimientos inesperados que les han convertido en una familia perseguida por una maldición a ojos de muchos.
 Aunque en la mayoría de los casos se trata más bien de las consecuencias dramáticas de un grupo que se ha caracterizado por estar muy expuesto a la admiración y la crítica pública, practicantes habituales de deportes y aficiones que conllevan cierto riesgo y, algunos, con estilos de vida proclives a ponerles en situación de riesgo.
 Sean cuales sean los motivos, estos son algunos de los sucesos que han convertido a los Kennedy en una familia marcada.
La última tragedia ha ocurrido este fin de semana, cuando la familia dio por muertos a Maeve Kennedy Townsend, de 40 años, y a su hijo Gideon, de ocho, nieta y bisnieto respectivamente del exsenador Robert F. Kennedy.
 Madre e hijo desaparecieron el pasado jueves mientras navegaban a bordo de una canoa en la bahía de Chesapeake, cerca de Washington.
 El cuerpo de Maeve se recuperó durante la tarde de este lunes y continúan las labores de búsqueda del de su hijo Gideon.
 Kathleen Kennedy Townsend, hija de Robert F. Kennedy, ha emitido un comunicado en el que lamenta la pérdida y habla de su hija y nieto:
 “Maeve era vida. Siempre sabías cuando estaba a tu lado. Su sonrisa era fuerte, descarada y contagiosa. 
 Hacía todo con plenitud y con todo su corazón. Gideon, como su madre, era un deportista que amaba el fútbol, el golf y correr. Cuidaba de sus padres de las maneras más extraordinarias. 
Le gustaban los acertijos, las matemáticas, el ajedrez y las aventuras”, ha dicho Townsend.

Maeve Kennedy Townsend y su familia en una fotografía de Facebook. Maeve Kennedy Townsend y su familia en una fotografía de Facebook. A

Según los familiares y las autoridades que se han hecho cargo de la búsqueda de los cuerpos, Maeve y Gideon cogieron la canoa para recuperar un balón que había caído al agua mientras los niños jugaban en el jardín de la vivienda familiar. 
David McKean, marido de la víctima, ha explicado al The Washington Post que se alejaron más de lo que podían controlar y no pudieron regresar.
 En una llamada posterior, una persona alertó de esta situación a las autoridades, que recuperaron poco después el bote pero sin sus ocupantes, en un momento en el que el fuerte viento provocó olas de casi un metro de altura.
John F. Kennedy, Jacqueline Kennedy y John Connally en Dallas, momentos antes del asesinato del presidente.
John F. Kennedy, Jacqueline Kennedy y John Connally en Dallas, momentos antes del asesinato del presidente.REUTERS
La primera pérdida conocida de la familia Kennedy llegó en 1944, cuando Joseph Jr., hermano mayor del que fue presidente de Estados Unidos, murió a los 29 años durante la Segunda Guerra Mundial mientras combatía como piloto.
 Cuatro años más tarde Joseph y Rose Kennedy perdieron a otra de sus hijas, Kathleen, a quien llamaban Kick. 
Tenía 28 años y murió en un accidente de aviación durante un vuelo en el que viajaba desde París hacia la Riviera francesa.
 En 1963 ocurrió el atentado que acabó con la vida de John F. Kennedy mientras viajaba en un coche descubierto durante su visita oficial a Dallas. 
Iba acompañado en el vehículo por su esposa, Jacqueline Kennedy, y por el gobernador de Texas, John Connaly y su esposa Nellie.
 El 35º presidente de los Estados Unidos tenía 46 años cuando la bala disparada por Lee Harvey Oswald acabó con su vida

Según la madre de Maeve, una de las personas que ha servido de “apoyo y fuerza” para el clan, según publica la revista People, ha sido la matriarca de esa rama de la familia, Ethel Kennedy, que con 91 años de edad y después de décadas de traumáticas pérdidas “ha estado hablando por teléfono con la familia y mostrando toda su gratitud”.

Cinco años más tarde otro disparo mató a su hermano Robert. Ocurrió el 5 de junio de 1968 cuando el candidato demócrata acababa de realizar un triunfal discurso en el hotel Ambassador de Los Ángeles, que le postulaba como firme candidato a ganar las primarias de su partido de cara a las siguientes elecciones presidenciales. Tenía 42 años.

Robert, Edward y John Kennedy (de izquierda a derecha), fotografiados en la Casa Blanca en 1962.
Robert, Edward y John Kennedy (de izquierda a derecha), fotografiados en la Casa Blanca en 1962.ASSOCIATED PRESS
En julio de 1969, otro hermano, Ted Kennedy, tuvo un accidente de automóvil en el que murió Marie Jo Kopechne, de 28 años.
 Según su versión, él intentó salvarla, pero el escándalo de esta muerte, que denunció 10 horas después de haber ocurrido el accidente, le persiguió el resto de su vida y a la larga frustró su propia carrera hacia la Casa Blanca. 
 Murió a los 77 años de un tumor cerebral y, aunque recondujo su figura durante los años ochenta luchando como senador por los servicios médicos, la causa feminista y los derechos de los homosexuales, nadie olvidó la descripción que hicieron de él las revistas Newsweek o Time
“Un borracho de Palm Beach, un patán grotesco para los tabloides” y “el símbolo viviente de los defectos de su familia”.
David Kennedy, hijo de Robert y Ethel Kennedy, murió a los 28 años a causa de una sobredosis de drogas en Palm Beach, Florida, en 1984. 
Su hermano Michel, falleció en 1997 en un accidente de esquí mientras practicaba este deporte en Aspen, Colorado, a los 39 años. Dos años después era su primo más conocido, John John Kennedy, hijo del presidente John Fitzgerald y Jacqueline Kennedy, el que perdía la vida en un accidente de avioneta que el mismo pilotaba. También fallecieron su mujer, Carolyn Bessette y su cuñada Lauren. 
Los tres viajaban camino de la boda de una prima del que se había convertido en la nueva esperanza de la familia Kennedy para un futuro político, aunque el joven, que tenía entonces 38 años, parecía haber inclinado sus gustos hacia la información y editaba una revista política.


En 2011 murió Kara Kennedy, hija del senador Edward M. Kennedy y sobrina de Robert y John.
 Tenía 51 años y le dio un ataque al corazón mientras entrenaba en un gimnasio en Washington. 
En 2012, Mary Richardson, exesposa de Robert F. Kennedy Junior, se suicidó a los 52 años en mitad de su proceso de separación y de la batalla por la custodia de sus hijos.
 Su cuerpo se encontró en un granero situado detrás de su vivienda en Bedford, Nueva York. 
En 2018, falleció de un ataque al corazón a los 63 años Christopher Kennedy Lawford, sobrino de JFK e hijo de su hermana Patricia y el actor Peter Lawford. 
En agosto de 2019, la tragedia golpeó a otro joven miembro del clan, se trató de la nieta de Robert y Ethel Kennedy, Saoirse Kennedy Hill. 
La joven tenía 22 años y su muerte ocurrió después de una presunta sobredosis de drogas.

En total 13 muertes inesperadas, dolorosas, para una familia acostumbrada a tener que sobreponerse a las tragedias que, parece, va perdiendo su apego al poder y cuyos nuevos miembros continúan llevando el aura mítica de su apellido, pero también el peso de la tragedia que lo persigue.

 

 

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