Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 abr 2020

El confinamiento solidario y solitario de Antonio Banderas

El actor, en su tierra y lejos de su pareja, Nicole Kimpel, ha donado material sanitario a los hospitales malagueños a través de la fundación Lágrimas y Favores, que él preside.

Antonio Banderas en los premios Oscar de 2020.
Antonio Banderas en los premios Oscar de 2020.Richard Shotwell / GTRES

Nacho Sánchez

 La Fundación Lágrimas y Favores, impulsada por Antonio Banderas, ha comenzado ya el reparto de material de seguridad en distintos hospitales de Málaga. 

Las decenas de cajas para el reparto han sido denominadas por el actor como “un trono más grande” que pesaba menos porque es portado “entre todos”. Sin Semana Santa y confinado en solitario en Málaga, Banderas muestra su lado más solidario mientras reflexiona sobre el golpe que la crisis sanitaria ha supuesto para sus proyectos profesionales.

 Si 2019 fue para él un año inolvidable lleno de alegrías que se extendía incluso a los primeros meses de 2020, el coronavirus ha cambiado radicalmente la situación. 

A quién no.

El acto solidario ha sido la respuesta personal a una reivindicación que él mismo hacía días atrás
Entonces, solicitaba “materiales y equipos adecuados para los trabajadores de la sanidad” a través de sus redes sociales, en las que también ha insistido en diversas ocasiones de la importancia de ayudar a los demás y quedarse en casa.
 “El coronavirus no conoce raza, género, credo, fe o fronteras. Todos estamos juntos en esto y más que nunca necesitamos solidaridad.
 Protégete, infórmate y sé amable”, escribía el pasado miércoles.
 Este viernes 3 de abril era el turno de la cena solidaria que cada año celebra con la fundación, cancelada por el coronavirus.
 Como la Semana Santa, lo que le impedirá sacar este año el trono con la imagen de María Santísima de Lágrimas y Favores de las Reales Cofradías Fusionadas.

El acto solidario ha sido la respuesta personal a una reivindicación que él mismo hacía días atrás.
 Entonces, solicitaba “materiales y equipos adecuados para los trabajadores de la sanidad” a través de sus redes sociales, en las que también ha insistido en diversas ocasiones de la importancia de ayudar a los demás y quedarse en casa.
 “El coronavirus no conoce raza, género, credo, fe o fronteras. Todos estamos juntos en esto y más que nunca necesitamos solidaridad. Protégete, infórmate y sé amable”, escribía el pasado miércoles. 
Este viernes 3 de abril era el turno de la cena solidaria que cada año celebra con la fundación, cancelada por el coronavirus.
 Como la Semana Santa, lo que le impedirá sacar este año el trono con la imagen de María Santísima de Lágrimas y Favores de las Reales Cofradías Fusionadas.
Banderas se encuentra en su tierra, pero alejado de los suyos. Su pareja, Nicole Kimpel, está a 1.400 kilómetros de distancia. Concretamente en Ginebra (Suiza) junto a su padre y su hermana Bárbara, quien tiene en la ciudad helvética su residencia habitual. La crisis les sorprendió allí y allí han tenido que quedarse. Su hija, Stella del Carmen, está en Estados Unidos. 
También su exesposa, Melanie Griffith. Mantienen una estupenda relación y ambos se encargan de recordarlo de vez en cuando. La última, el 16 de marzo. El actor subía entonces un vídeo a Instagram con una rutina física que había realizado para mantenerse activo y la actriz norteamericana le respondía en confianza: “¡Hola, guapo! Buen trabajo. El dormitorio es aún el mismo”. Griffith fue una asidua a la Costa del Sol en sus casi dos décadas de matrimonio y aún recuerda bien La Gaviota, la residencia de Banderas en Marbella.
El malagueño también mantiene contacto fluido con su equipo de A Chorus Line, que ha sido su gran familia desde que a finales del pasado verano comenzaran los ensayos. 
A diario quedan para realizar de manera conjunta —videollamada mediante— el calentamiento previo que suelen realizar antes de cada representación.
 El proyecto teatral ha sido su obsesión desde que sufrió un infarto en enero de 2017
Sin duda, el más personal. Y para el que ha tenido que realizar un gran esfuerzo profesional y económico.
 Su crecimiento, sin embargo, se ha detenido de golpe por la crisis sanitaria.
 Como la gira del propio musical, que suspendió sus pases en Barcelona el 11 de marzo —estaba en cartel hasta el 29— y la siguiente parada, Madrid, también se canceló. 
El sueño final de Banderas, llevar la obra al lugar en el que nació hace casi medio siglo, Broadway, parece hoy más difícil que nunca. El cierre de fronteras va a ser un escollo a largo plazo, al igual que los datos poco esperanzadores de Nueva York, una de las ciudades más azotadas por el coronavirus en Estados Unidos. 
Hoy es inviable pensar que el espectáculo cumpla el sueño americano.
 Aunque no hay que descartar nada: adelantándose a posibles escenarios consecuencias del virus, Banderas trabaja con su equipo del Teatro del Soho, donde lo consideran una de las personas “más optimistas del planeta”, para barajar posibilidades.
Meses después de estar centrado únicamente en su teatro, rechazando papeles como el que le situaban en la tercera temporada de la serie de HBO Westworld, Banderas volvía a ponerse a las órdenes de un director de cine el pasado 26 de febrero. 
En este caso dos, Gastón Duprat y Mariano Cohn, que dirigen Competencia Oficial, cuyo rodaje comenzó el 26 de febrero con la participación de Penélope Cruz, Óscar Martínez, Irene Escolar y Pilar Castro, entre otros. 
Apenas dos semanas después de empezar a grabar y ante el inminente anuncio del estado de alarma, las cámaras se apagaron. La nueva película era el primer trabajo en la gran pantalla tras recibir el Goya en Málaga a finales de enero y la nominación a los Oscar.
Banderas se encuentra en su tierra, pero alejado de los suyos. Su pareja, Nicole Kimpel, está a 1.400 kilómetros de distancia. Concretamente en Ginebra (Suiza) junto a su padre y su hermana Bárbara, quien tiene en la ciudad helvética su residencia habitual. La crisis les sorprendió allí y allí han tenido que quedarse. 
Su hija, Stella del Carmen, está en Estados Unidos. 
También su exesposa, Melanie Griffith. Mantienen una estupenda relación y ambos se encargan de recordarlo de vez en cuando. 
La última, el 16 de marzo. 
El actor subía entonces un vídeo a Instagram con una rutina física que había realizado para mantenerse activo y la actriz norteamericana le respondía en confianza: “¡Hola, guapo! Buen trabajo.
 El dormitorio es aún el mismo”. Griffith fue una asidua a la Costa del Sol en sus casi dos décadas de matrimonio y aún recuerda bien La Gaviota, la residencia de Banderas en Marbella.

 La próxima aparición en la gran pantalla será en El Otro Guardaespaldas 2, protagonizada por Ryan Reinolds, Samuel L. Jackson y Morgan Freeman que, de momento, mantiene su fecha de estreno para el próximo mes de agosto.

 Mientras, Banderas sigue contando los días desde su casa junto al Mediterráneo y lanzando mensajes positivos. 

“A este virus le vencemos juntos”, aseguraba hace unos días mientras insistía en la importancia de la solidaridad. 

Y no solo ayudando a los demás, también mediante una petición que él mismo hacía en un vídeo que la Junta de Andalucía ha distribuido estos días:

 “Lo mejor es que te quedes en casa”.


 




David Cantero abre las puertas a su intimidad en medio de la pandemia

El periodista de Telecinco habla en las redes de su esposa en el día de su cumpleaños, de sus hijos e imagina cómo sus padres hubieran vivido esta crisis.

El periodista David Cantero durante una entrega de premio en abril de 2018 en Madrid.
El periodista David Cantero durante una entrega de premio en abril de 2018 en Madrid.GDG / GTRES

 A pesar del confinamiento por la crisis del coronavirus, los cumpleaños hay que seguir celebrándolos.

 Por eso, David Cantero, presentador de Informativos Telecinco ha querido felicitar públicamente este jueves a su actual esposa, Berta Caballero, diseñadora de interiores. 

“Llevamos juntos toda una vida, 23 años; Berta me ha dado lo mejor en todos los sentidos y dos hijos maravillosos, lo mejor de mi vida. 

Hemos pasado juntos de todo, crisis terribles y buenos tiempos, etapas de serenidad y de incertidumbres, momentos dulces y amargos, pero sigo queriendo estar cada minuto a su lado”, ha escrito en su perfil de Instagram sobre la que considera que es la mejor persona con la que convivir durante la cuarentena. 

“Hoy es su cumple y sigue mejorando año tras año en todos los aspectos, no de todo el mundo se puede decir eso...

 Con todo mi amor siempre”, ha concluido el periodista.

Cantero, de 59 años, comparte en sus redes sociales diferentes momentos en su trabajo, especialmente con su compañera Isabel Jiménez, y también muestra algunos de sus aficiones, como tocar la guitarra —tiene una banda llamada Hey Joe Band— y pintar.
 Se describe a sí mismo como un “dibujante compulsivo” y algunas de sus creaciones son usadas por su esposa para su estudio de diseño.
 Cantero y Caballero tienen dos hijos en común: Alejandro y Adriano, ambos en plena adolescencia.
El periodista también tiene otro hijo de su primer matrimonio con Carmen Berro, una productora de comunicación sevillana. 
Se trata de Álvaro, que sigue los mismos pasos que su padre. Cumplió 30 años el pasado mes de febrero y Cantero, al igual que ha hecho ahora con su esposa, no dudó en mandarle una felicitación a través de las redes sociales. 
“Ya hace 30 años que llegó al mundo este muchachito... 
Tempus fugit (el tiempo vuela)”, escribió su progenitor en Instagram. 
El joven estudió en la Universidad Francisco de Vitoria, un centro privado de Pozuelo de Alarcón (Madrid), y ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en televisión.
 Fue presentador del canal Non stop people y reportero en El programa de Ana Rosa y Cuatro al día, los dos últimos pertenecientes a Mediaset, grupo en el que también trabaja su padre.

Mientras su hijo informa a pie de calle durante estos difíciles momentos, Cantero lo hace desde el plató.
 Una vez finalizado el programa, regresa a su domicilio desde donde manda mensajes de tranquilidad a sus seguidores y recuerda las medidas que ha implantado el gobierno para mitigar la propagación del coronavirus.
Y luego, algo nostálgico reflexionó: “Yo ya no tengo ni a mi padre ni a mi madre, se fueron los dos... 
Pero pienso en ellos y los imagino viviendo esta situación terrorífica y se me parte el alma.
 Cada vez que hablamos de ancianos que mueren solos y de forma angustiosa, se me parte el alma; cuando pienso en sus familias, en sus hijos y sus nietos... 
Se me parte el alma”, publicó en Instagram la semana pasada junto a una foto de él y su padre en Sotillo de la Adrada (Ávila). Y añadió: 
“Miro a mis hijos y tiemblo, pienso en tener que llevarles ahora mismo a un hospital y no puedo soportarlo. 
Cualquiera de nosotros debería estar muy pendiente de no acabar en ese escenario de pesadilla, tan siniestro y agónico”.
En su última publicación en esta misma red social, muestra una frase de una de sus novelas, unas palabras muy acordes con los tiempos que corren y sobre las que ha querido reflexionar:
 “La vida no es una línea recta —pensó—, de vez en cuando se tuerce, y hay que saber sobrevivir a la desesperanza, a la aflicción y la nostalgia”. 
Cantero ha dicho al respecto: “Lo extraordinario ahora es que se nos haya torcido a todos a la vez, sin distinción.
 Mejores y peores, viles y bondadosos, brillantes y necios, todos podemos enfermar y hacer enfermar”. 
A la vez que volvía a recalcar la importancia de respetar las normas de confinamiento, que “será largo y complicado”, porque de lo contrario “las consecuencias serán aún más drásticas”. 
“Sigamos en casa, sigamos evitando contagios, sigamos ayudando a médicos y sanitarios porque sin ellos estaremos perdidos, sigamos luchando sin perder la esperanza..
Todo termina pasando”, ha insistido. 
El periodista ha publicado cinco libros a lo largo de su carrera: Caudal de Ausencias, Amantea, El hombre del Baobab, El viaje de Tanaka y El destino era esto.
 

 

Isabel Preysler, tres bodas y un lustro de amor con Vargas Llosa

La ‘socialité’ ha ido encadenando matrimonios desde los 19 años. Medio siglo después, no tiene prisa por sellar la relación con el escritor.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa llegan al Teatro Real de Madrid el pasado 13 de noviembre.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa llegan al Teatro Real de Madrid el pasado 13 de noviembre.Cordon Press

 Mábel Galaz

Isabel Preysler solo ha estado sin pareja unos meses desde que cumplió 19 años, el tiempo que transcurrió desde que falleció su tercer marido, Miguel Boyer, y reapareció en su vida Mario Vargas Llosa. 
A los 19 años se casó con Julio Iglesias, embarazada de su primera hija, y luego ha ido encadenando matrimonios.
 Está claro que a la reina de la prensa del corazón le gusta vivir en compañía, ella que se declara una mujer independiente.
 Tras tres bodas, Preysler celebra en estos días un lustro de amor con Vargas Llosa que no tiene fecha fija en el calendario de los aniversarios porque ellos se ocuparon de que su historia pasara inadvertida en sus inicios.

Fue precisamente hace ahora un año cuando la pareja desveló algunos detalles. 
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler contaron en una entrevista su versión del idilio que sacudió el mundo de la cultura, la política y el corazón. 
Escogieron un medio peruano, la revista Cosas, y como interlocutor al escritor Santiago Roncagliolo. 
En la charla desvelaron que en la primavera de 2015, el editor de una revista llamó a Isabel Preysler porque tenía fotos de Mario Vargas Llosa y de ella en la casa de Enrique Iglesias en Miami y pensaba publicarlas. 
Era el primer documento que confirmaba la relación de la pareja y, por tanto, tenían gran valor.
 “Le dije al editor que ya estaba cansada de esto. 
La gente acababa de estar liándome con el presidente del Real Madrid Florentino Pérez y yo no quería empezar de nuevo con otro rumor”, recuerda Isabel Preysler. 
“Lamentablemente, no tenía manera de detener la publicación de las fotos.
 Al final, lo que nos salvó fue que la terraza de Enrique está techada.
 Si un juez llegaba a considerar ese lugar como un interior de la casa, podría acusar a la revista de atentado contra la intimidad y condenarla a pagar una indemnización millonaria”.
 Pero, aunque sin imágenes, para entonces la relación de la pareja era un secreto a voces.

Fue una portada de ¡Hola!, la revista de cabecera de la reina de la prensa del corazón, la que oficializó la relación en junio de 2015 mostrando a la pareja una noche por las calles de Madrid. 
 Horas después, Patricia Llosa de Vargas, entonces esposa del premio Nobel de Literatura, pedía respeto para la privacidad y negaba que estuviera separada del escritor. 
Pero el escritor estaba decidido a comenzar públicamente una nueva vida y, desde ese momento, proclamó su amor por Preysler a la que conoció cuando estaba casada con Boyer y cuentan que entonces ya le cautivó.
Cinco años después, Vargas Llosa ha encajado en el universo Preysler.
 La pareja vive en la lujosa casa de Puerta de Hierro que ella levantó con Miguel Boyer.
 El despacho del economista lo es ahora del Nobel. 
Los hijos de Preysler han aceptado como uno más al escritor. Tamara es quien vive con ellos. 
“Le llamo Mario, lo de tío Julio o tío Miguel para los otros maridos de mami estaba bien cuando era pequeña”. 
Tamara cuenta que le encanta hablar y aprender con Vargas Llosa: “Es tan sencillo que habla con todos”.
 Con él y con su madre estaba la ganadora de MasterChef cuando recibió la noticia de la muerte de su padre, Carlos Falcó, el pasado 20 de marzo.
Preysler tiene la fórmula para llevarse bien con sus exmaridos. 
Con Falcó mantenía una cordial relación aunque su ruptura no lo fue. “Éramos amigos. He sentido muchísimo su muerte”, ha dicho esta semana.
 Lo mismo, dice, sucede con Julio Iglesias, con quien mantiene el contacto y el cariño.
Las complicadas relaciones de Vargas Llosa con sus tres hijos después de la separación de la que fue su esposa durante 50 años también se han ido suavizando. 
“Poco a poco, he ido restableciendo una relación amistosa y cordial con buena parte de mi familia.
 No con todo el mundo, pero sí con buena parte. Eso es muy importante.
 Sobre todo porque tengo cinco nietas y un nieto. 
No me los quiero perder”, ha explicado el Nobel.
Es pregunta obligada en todas las comparecencias públicas de Preysler cuándo se casa con Vargas Llosa. 
 Ella insiste una y otra vez que están bien, que ya lo harán.
 Ni él a los 84 años, ni ella a los 69 tienen prisa. Lo suyo es un amor maduro.