El director de cine y productor musical confiesa que tiene una especial predilección por las canciones de los últimos años del autor canadiense.
Sigo a Leonard Cohen (1934-2016) desde el principio.Asistí hipnotizado a su concierto en el Monumental en el 74.
Ya nos sabíamos de memoria sus primeros discos, habíamos leído sus libros de poesía: La caja de especias de la tierra, La energía de los esclavos...
Y sus dos novelas, El juego favorito y Hermosos perdedores.
Temas como Suzanne, Famous Blue Raicoat, Chelsea Hotel nº 2 siguen siendo favoritos, pero debo confesar que tengo una especial predilección por el Cohen de los últimos años. La lista de hoy va de eso.
Because of hace las veces de prólogo:
“Por unas cuantas canciones en las que hablo
de su misterio, las mujeres han sido excepcionalmente amables con mi
avanzada edad...”.
Luego nos dice cosas como “te pusiste el uniforme
para combatir en la guerra civil, te sentaba tan bien que no me importó
el bando en que luchabas” o “La fiesta terminó, pero yo he caído de pie.
Estaré en esa esquina, donde solía haber una calle”.
Y si hace unas décadas adaptó magistralmente el Pequeño vals vienés de Lorca, en su disco póstumo hace otro tanto con La casada infiel.
No podía ser menos con alguien que vino a Asturias a contarnos que sus únicas lecciones de guitarra se las dio un gitano español en Toronto y cuya hija se llama Lorca.
La ironía, la sabiduría, la sencilla musicalidad de este último Cohen son un bálsamo para mí.
Y espero que también para vosotros.
No podía ser menos con alguien que vino a Asturias a contarnos que sus únicas lecciones de guitarra se las dio un gitano español en Toronto y cuya hija se llama Lorca.
La ironía, la sabiduría, la sencilla musicalidad de este último Cohen son un bálsamo para mí.
Y espero que también para vosotros.