Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 abr 2020

El último homenaje de Miguel Bosé a su madre

El cantante apoya una iniciativa de sus seguidores para crear mascarillas caseras realizadas en azul, el color favorito de la fallecida Lucia Bosé.

Lucia y Miguel Bosé , en la Gala contra el Sida 2012 en Barcelona
Lucia y Miguel Bosé , en la Gala contra el Sida 2012 en BarcelonaIsmael Tato / / Cordon Press

 

La familia Bosé llora estos días la pérdida de su matriarca, Lucia Bosé, que falleció el pasado 23 de marzo a los 89 años a causa de una neumonía. 
Su familia, repartida por toda España y por el mundo, piensa en ella y trata de rendirle los más sentidos homenajes públicos, más ahora que resulta muy difícil despedirse de los seres queridos.
Por ello su hijo mayor, Miguel Bosé, ha querido tener un gesto de recuerdo con su madre y de agradecimiento a tantos seguidores, tanto de él como de la actriz, que se están acordando de ellos en estos momentos. 
Como ha compartido tanto en una galería de fotos como en una docena de Stories de su perfil de Instagram, muchos fans se han volcado con ellos realizando mascarillas para evitar el contagio de coronavirus.
 Y las han realizado en color azul, el favorito de Lucia Bosé, que en sus últimos años vivía en una casa pintada de azul, igual que su pelo.
“Una iniciativa preciosa en la que se unieron mis clubs de fans de todas partes, para rendir homenaje a mi madre y sobre todo para ser solidarios con la humanidad”, escribe Bosé. 
“¡Bravo chicos! ¡Gracias, gracias, gracias! Vamos a llenar de 💙 las redes sociales”, se puede leer en su perfil de Instagram y para sus 830.000 seguidores.
En las imágenes se ven mascarillas pintadas en acuarela con flores azules, de gruesa tela azul y decoradas con perlas o con rosas blancas “Azul de Lucía”, se lee en muchas de ellas, ya sea con rotulador o con purpurina. 
El propio Bosé ha querido aportar a la iniciativa colgando en sus efímeros Stories un tutorial para enseñar cómo se realizan estas mascarillas en casa.

Estos días el cantante está llenando las redes de homenajes, agradecimientos y gestos de cariño relacionados con su madre. Además de este último y de la foto de su madre con la que anunció su muerte, el artista ha colgado videos de ella cantando o un retrato de ambos realizado hace un año por el fotógrafo Mario Testino, que también usó esa imagen para despedirse de la artista en sus redes. Además, Bosé ha querido mandar un mensaje para dar las gracias: “A todos los que con tanto cariño y respeto habéis tenido tan bellas palabras para mi madre, quiero agradecéroslo. 
Se dicen y escriben cosas muy emocionantes. 
Os quiero mucho”, firmaba con sus iniciales.
 En México el artista y sus pequeños viven la llegada de la pandemia del coronavirus, cuya gestión en España criticó recientemente. 
También en su perfil de Instagram, el único canal por el que se comunica, subió una imagen de las calles de Madrid vacías y escribió: 
 “El dolor y la frustración que siento viendo esto y sabiendo todo lo que hay detrás, desde el sufrimiento de las familias hasta el esfuerzo solidario de los profesionales del orden público y hospitalario, me indigna de tal manera que lo único que deseo es ver el fin de tanto pesar. 
El gobierno del país no da la talla, pero eso ya lo sabíamos. 
 Aquí en México el ataque apenas está empezando. 
Lo peor está aún por llegar. Estoy con todos y cada uno de vosotros.
 Fuerza y aguante. Os quiero”.

La Audiencia de Palma revoca las salidas de fin de semana de Iñaki Urdangarin

Lucía Bohórquez

La fiscalía recurrió la decisión del juez de vigilancia penitenciaria de Valladolid de concederle salidas dos veces al mes que todavía no había disfrutado.

Iñaki Urdangarin, en una de sus salidas para hacer voluntariado. 


14/01/2020
Iñaki Urdangarin, en una de sus salidas para hacer voluntariado. 14/01/2020 / Europa Press
 La sección primera de la Audiencia Provincial de Palma ha estimado el recurso de la Fiscalía contra el auto del juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid que el pasado mes de marzo concedió al marido de la infanta Cristina la posibilidad de tener dos salidas de fin de semana al mes en aplicación del principio de flexibilidad del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario. Urdangarin, que está clasificado en régimen de segundo grado, no había disfrutado todavía de ninguno de esos permisos puesto que la Fiscalía recurrió la decisión del juez de Valladolid y era la Audiencia de Palma como tribunal sentenciador el que tenía la última palabra. 
El juez de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid decidió a principios de marzo aplicar el principio de flexibilidad a Iñaki Urdangarin al considerar que la elección del centro penitenciario y la forma de vida en aislamiento fueron impuestas por la Administración por razones de seguridad y para preservar la vida y la integridad del marido de la Infanta. 
También apelaba el juez a la imposibilidad de implementar un programa especial de tratamiento.
Unos argumentos que no comparte el tribunal sentenciador en un auto dictado este miércoles, en el que recuerdan que Iñaki Urdangarin entró voluntariamente en la prisión de Brieva siendo “conocedor y sabedor” de las especiales circunstancias de dicho centro penitenciario, que además eran públicas porque años antes había cumplido condena en ella otro penado públicamente conocido.
 Para la sección primera de la Audiencia Provincial el aislamiento no puede ser compartido como único motivo que dé lugar a la aplicación del principio de flexibilidad de dicho precepto porque consta “de manera pública” que el centro en el que cumple condena el marido de la Infanta “es un centro femenino” y no consta que haya solicitado su traslado a otra prisión “en la que se permita esa socialización con otros internos a los que alude el auto”. 
“Si se cumple la pena en un centro penitenciario con las características del presente por razones de seguridad, a pesar de haber podido sopesar otras opciones, no puede convertirse en causa de aplicación de un régimen flexible solo por ese motivo, pues ello sería dar carta blanca a que cualquier penado acuda a uno de estos centros para, de este modo, obtener una flexibilización que en otros centros, a buen seguro, carentes de esa soledad no obtendría” señalan los magistrados, que rechazan que las razones de seguridad puedan a su vez justificar la aplicación de una flexibilización “que no está prevista para este supuesto”.
La sala tampoco comparte que Urdangarin se encuentre cumpliendo pena en unas condiciones de aislamiento similares a las de un régimen cerrado porque actualmente “realiza salidas y disfruta de permisos”.
 Las salidas, dicen los jueces, suponen el paso del preso a un régimen abierto propio del tercer grado que todavía no tiene y subraya que no hay constancia de que las salidas que acuerda el auto del juez de Vigilancia de Valladolid puedan ser una solución a problemas de salud que el interno no tiene o no consta que tenga pues lo único que hay en el informe “es que la causa son desajustes en la esfera emocional” aunque se desconoce si lo son por hallarse cumpliendo condena o por hallarse cumpliéndola en las condiciones en las que se desarrolla. 
Por todo ello, la sala estima el recurso planteado por la Fiscalía y rechaza conceder estos permisos a Urdangarin en aplicación del principio de flexibilidad del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario al considerarlo “una previsión excepcional” con respecto a la regla general de la clasificación de los presos y ante la falta de acreditación de circunstancias excepcionales que lo aconsejen.
 Desde el pasado mes de septiembre el marido de la infanta tiene permiso para salir a realizar labores de voluntaria en un centro de Madrid y el pasado mes de diciembre disfrutó de su primer permiso de varios días.


 

Pan y wifi..................................... Luz Sánchez-Mellado

Fernando Simón se ha carbonizado en la misma hoguera que intenta apagar a cubos. Qué más quieren.

Videoconferencia de Fernando Simón.
Videoconferencia de Fernando Simón. EFE
Una de las razones por las que he rechazado ascensos por los que otros matarían es que no sé organizar nada ni a nadie, ni siquiera a mí misma.
 Recuerdo al principio un jefe que quiso prepararme para segunda dándome a cuadrar el planillo de la revista.
 No hablo de ordenar el tráfico aéreo en Barajas un 1 de agosto, sino de repartir páginas entre contenidos y publicidad y reordenarlas según vengan dadas.
 Nada: inútil, incapaz, negada.
 No sirvo para jefa. 
A cambio, creo ser bien mandada. 
 En las crisis me hago bola y necesito órdenes para salir del hoyo. Entonces, si respeto al que ordena, cumplo a base de amor propio. Si no es el caso, y fracaso rebatiendo a quien manda, primero cumplo por la cuenta que me tiene, y luego lo pongo verde para mis adentros o para mis afueras, si creo poder aportar algo útil. 
Saber para lo que una no vale en la vida te da ventaja. 
No triunfas, pero tampoco fracasas y puedes dormir cinco horas con su poquito de melatonina. 
Si no sabes, o no puedes, o no quieres ayudar, no molestes.
Fernando Simón, responsable científico en la crisis del coronavirus, ha ido consumiéndose a ojos vista en cada comparecencia desde que los periodistas pasábamos de la distancia social y nos abrazábamos muertos de la risa, el miedo y la soberbia.
 Al final se ha infectado.
 Leer ciertas reacciones a su baja abre las carnes.
 Con sus aciertos y, seguro, sus errores, Simón se ha carbonizado en la misma hoguera que intenta apagar a cubos.
 Qué más quieren, ¿su cabeza en bandeja quirúrgica? 
Las crisis nos retratan mejor que las rectoscopias.
 Mientras unos reman a todo bíceps y aplazan el legítimo motín para cuando la vía esté taponada, otros, hartos de pan y wifi en casa o el despacho, reparten sumarísima justicia tuitera sin aportar más que su veneno.
 Cuando esto pase, habrá una interesantísima galería de autorretratos.
 A ver cuántos se reconocen y cuántos se hacen los suecos.

 

1 abr 2020

La hora de la filosofía.................................Juan Arnau Navarro..

 
Una mujer protegida por una mascarilla conduce una moto en Wuhan (China).
Una mujer protegida por una mascarilla conduce una moto en Wuhan (China).
 
En un artículo reciente publicado en EL PAÍS, Juan Luis Cebrián reclama que, tras los estragos de la pandemia (y por mucho que protesten los populistas), será “la hora de los filósofos”. 
 A continuación citaba a un profesor italiano que llamaba a erigir un “constitucionalismo planetario”, una conciencia general de nuestro destino común y un sistema que garantice nuestros derechos como especie.
 La llamada a la uniformidad, a cerrar filas, clásica ante las grandes amenazas, no se ha hecho esperar.
 El cine y la literatura la avanzaron. 
 Ante el ataque de los extraterrestres, los enemigos históricos se transforman en aliados.
 Aunque, paradójicamente, la amenaza del virus ha hecho que los países cierren fronteras y expulsen a los extranjeros. 
 Cualquier excusa es buena para el nacionalismo.
En otra línea, que corre en paralelo a la anterior, Muñoz Molina celebraba la llegada de la hora de los expertos, del reconocimiento “del conocimiento sólido y preciso” y de que, en medio del barullo de la opinión, se escuchara la voz de profesionales cualificados, como si ese conocimiento fuera uno y uniforme, como si hubiera una lectura científica unificada de lo que está ocurriendo.
 Ambas propuestas tienden a la generalización de las conductas y las reacciones, a cierta “uniformización” del pensamiento, como decía Hannah Arendt. 
Una amenaza única, una reacción única. 
Este modo de pensar, útil en las ciencias que recurren con frecuencia a abstracciones y generalizaciones, es el caballo de batalla contra el que ha luchado la antropología y el pluralismo epistemológico.
En una tercera línea, afín a las anteriores, Byung-Chul Han, filósofo surcoreano afincado en Berlín, explica por qué los países asiáticos están gestionando mejor la crisis. 
La herencia confuciana de Japón, Corea, China y Hong Kong, hace que la ciudadanía tienda a respetar más la autoridad y sea más obediente que en Europa.
 Para Han esa reacción eficaz se debe además a la tecnología, la multitud de cámaras que registran lo que sucede en las calles y el uso del big data
La propuesta del surcoreano es la menos filosófica de todas y se muestra tan inane como la de Yuval Noah Harari.
 De nuevo es una agente externo, en este caso tecnológico, el que nos sacará las castañas del fuego.
 La interpretación de Zizek de que el virus asestará el golpe definitivo al capitalismo parece una broma. 
El virus no hará la revolución, pero debería al menos restringir radicalmente la lógica capitalista de la aceleración productiva.
Los sueños van por delante.
 El culto a lo viral se ha convertido en una macabra realidad. 
El COVID-19 no sólo está poniendo a prueba el capitalismo moderno (suicida, parcheado, invertido, deficiente, huyendo continuamente hacia adelante), también está cuestionando nuestra forma de vida y valores.
 Cuando el terrible terremoto que asoló Lisboa en 1755, con los cadáveres todavía frescos, Rousseau lamentaba el espíritu de colmena que lleva a los hombres a vivir hacinados en ciudades, en altos apartamentos lejos de suelo.
 Hoy se podría plantear algo parecido.
 ¿Son excesivos los niveles de tráfico aéreo? 
¿No habría que poner freno al turismo depredador que ya no contempla el arte o el paisaje, sino el modo efectivo de hacer una instantánea para subirla a las redes?
 ¿Es lícito que dejemos a los ancianos arrumbados en residencias? ¿Es necesario prolongar la vida hasta límites inhumanos? 
Nuestro planeta ya ha dado muestras de no soportar la lógica acelerada del mercado global.
 Sabemos que no todas las familias pueden tener el número de automóviles que tiene las familias alemanas, pero hacemos como si no lo supiéramos.
Probablemente nunca lleguemos a conocer cuál fue el origen del patógeno, si tuvo un origen natural, si escapó accidentalmente de un laboratorio, si lo difundió una mano negra ansiosa de acelerar la selección natural o si es consecuencia de la excesiva exposición de los seres vivos a campos electromagnéticos (Wuhan es uno de los centros de la tecnología 5G). 
Pero hay un aspecto de la pandemia que sí es posible asumir. A todos nos han dicho en alguna ocasión en tono admonitorio: “confundes la causa con la circunstancia”.
 Eso es precisamente lo que hicieron, de modo consciente, algunos pensadores budistas.
 Difuminar el concepto de causa en el de circunstancia, algo que hace de continuo la física-matemática. 
En general, las ecuaciones no distinguen entre causa y efecto. Mantienen un sano escepticismo sobre quién golpeó y quién recibió el golpe. 
Matemáticamente, la gallina y el huevo son intercambiables y la flecha del tiempo desaparece. La circunstancia difumina el protagonismo de la causa.
 Cuando las causas se multiplican, pasamos a hablar de circunstancias.
 Algunos filósofos budistas llegaron al extremo de afirmar que nada es causa de nada, que sólo hay circunstancia. 
El problema estaría entonces en nuestra circunstancia actual a nivel global, dado que el virus participa de esa globalidad tan buscada. 

En este punto no está de más recordar que, sin un sentimiento de pertenencia al orden natural, la ciencia desvaría. 
Hace ya mucho tiempo que la naturaleza ha dejado de ser la madre bienhechora que nos acoge en su seno para convertirse en enemiga. “Torturar a la naturaleza hasta que escupa sus secretos”, decía Bacon.
 Ese sentimiento hostil del hombre hacia la naturaleza es antiguo y no sólo ha creado un delirio ontológico, afianzando la soledad de nuestra especie, sino que ha desatado la indiferencia hacia el planeta. 
La ciencia del futuro tendrá que tener en cuenta esta circunstancia. A nivel personal, creo que la mejor recomendación es dejar de pensar en el virus y seguir trabajando. 
 El miedo baja las defensas y en este sentido el atracón de informativos no es inocuo y da cuerda a la enfermedad. 
La cultura mental en este punto es decisiva.
 La vida y la muerte pueden decidirse en el ámbito de la imaginación.
David Hume decía que la filosofía era la costumbre de alimentar un humor inquisitivo que nunca quedará satisfecho. 
Se me ocurren muchas preguntas y me gustaría dejar constancia de algunas.
 ¿Por qué este virus tiene un comportamiento poliédrico? En la ecuación del virus, el comportamiento de éste no depende exclusivamente de sí mismo, sino que las condiciones de contorno. Sabemos que un virus es una entidad fronteriza entre la vida y lo inerte.
 En cierto sentido es la presencia de la muerte en la vida.
 No tiene capacidad de reproducirse como la vida y, para hacerlo, entra en la célula como en una madre de alquiler y replica su ADN gracias a la maquinaria de la propia célula.
 Para atravesar la membrana celular requiere de cierta afinidad química. 
Al parecer el virus afecta a los mayores y respeta a los niños. ¿Detecta el cansancio celular? ¿Qué podemos aprender de esta circunstancia? Las preguntas son innumerables. 
La filosofía tiene el deber de ofrecerlas para la que la ciencia las investigue.