La fiscalía recurrió la decisión del juez de vigilancia penitenciaria de Valladolid de concederle salidas dos veces al mes que todavía no había disfrutado.
Iñaki Urdangarin no podrá disfrutar de permisos de fin de semana cuando termine la declaración del estado de alarma.
La sección primera de la Audiencia Provincial de Palma ha estimado el
recurso de la Fiscalía contra el auto del juzgado de Vigilancia
Penitenciaria de Valladolid que el pasado mes de marzo concedió al
marido de la infanta Cristina la posibilidad de tener dos salidas de fin de semana al mes en aplicación
del principio de flexibilidad del artículo 100.2 del Reglamento
Penitenciario. Urdangarin, que está clasificado en régimen de segundo
grado, no había disfrutado todavía de ninguno de esos permisos puesto
que la Fiscalía recurrió la decisión del juez de Valladolid y era la
Audiencia de Palma como tribunal sentenciador el que tenía la última
palabra.
El juez de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid decidió a
principios de marzo aplicar el principio de flexibilidad a Iñaki
Urdangarin al considerar que la elección del centro penitenciario
y la forma de vida en aislamiento fueron impuestas por la
Administración por razones de seguridad y para preservar la vida y la
integridad del marido de la Infanta.
También apelaba el juez a la
imposibilidad de implementar un programa especial de tratamiento.
Unos argumentos que no comparte el tribunal sentenciador en un auto dictado este miércoles, en el que recuerdan
que Iñaki Urdangarin entró voluntariamente en la prisión de Brieva
siendo “conocedor y sabedor” de las especiales circunstancias de dicho
centro penitenciario, que además eran públicas porque años antes había cumplido condena en ella otro penado públicamente conocido.
Para la sección primera de la Audiencia Provincial el aislamiento no
puede ser compartido como único motivo que dé lugar a la aplicación del
principio de flexibilidad de dicho precepto porque consta “de manera
pública” que el centro en el que cumple condena el marido de la Infanta
“es un centro femenino” y no consta que haya solicitado su traslado a
otra prisión “en la que se permita esa socialización con otros internos a
los que alude el auto”.
“Si se cumple la pena en un centro penitenciario con las características del presente por razones
de seguridad, a pesar de haber podido sopesar otras opciones, no puede
convertirse en causa de aplicación de un régimen flexible solo por ese
motivo, pues ello sería dar carta blanca a que cualquier penado acuda a
uno de estos centros para, de este modo, obtener una flexibilización que
en otros centros, a buen seguro, carentes de esa soledad no obtendría”
señalan los magistrados, que rechazan que las razones de seguridad
puedan a su vez justificar la aplicación de una flexibilización “que no
está prevista para este supuesto”.
La sala tampoco
comparte que Urdangarin se encuentre cumpliendo pena en unas condiciones
de aislamiento similares a las de un régimen cerrado porque actualmente
“realiza salidas y disfruta de permisos”.
Las salidas, dicen los
jueces, suponen el paso del preso a un régimen abierto propio del tercer
grado que todavía no tiene y subraya que no hay constancia de que las
salidas que acuerda el auto del juez de Vigilancia de Valladolid puedan
ser una solución a problemas de salud que el interno no tiene o no
consta que tenga pues lo único que hay en el informe “es que la causa son desajustes en la esfera emocional” aunque
se desconoce si lo son por hallarse cumpliendo condena o por hallarse
cumpliéndola en las condiciones en las que se desarrolla.
Por todo ello, la sala estima el recurso planteado por la Fiscalía y
rechaza conceder estos permisos a Urdangarin en aplicación del principio
de flexibilidad del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario al
considerarlo “una previsión excepcional” con respecto a la regla general
de la clasificación de los presos y ante la falta de acreditación de
circunstancias excepcionales que lo aconsejen.
Desde el pasado mes de
septiembre el marido de la infanta tiene permiso para salir a realizar
labores de voluntaria en un centro de Madrid y el pasado mes de
diciembre disfrutó de su primer permiso de varios días.