Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 mar 2020

Los datos están mal

Los contagiados por coronavirus no son 56.188. Seguramente están más cerca del medio millón.

Personal sanitario atiende a pacientes con coronavirus en el Hospital Louis Pasteur en Colmar, Francia, el 26 de marzo.
Personal sanitario atiende a pacientes con coronavirus en el Hospital Louis Pasteur en Colmar, Francia, el 26 de marzo.SEBASTIEN BOZON / AFP

Javier Sampedro

 

El defensor del lector de este diario tituló su columna del 1 de marzo Periodistas contra las matemáticas, en un intento de corregir los dislates aritméticos en que incurrimos los juntaletras, como me llaman a mí en mi barrio.
 Lean su artículo si no lo han hecho ya, es muy instructivo y divertido. También hay periodistas a favor de las matemáticas y el equipo de datos del periódico (Andrino, Grasso y Llaneras) es un ejemplo impecable. 
Su artículo vivo –renovado a diario— sobre la curva de contagios, en sus versiones lineal y logarítmica, es mi dieta básica para el desayuno, sobre todo ahora que se me ha acabado la leche
. Pero el análisis matemático, si quiere servir de algo, se tiene que alimentar de datos fiables. 
Y no los tenemos.
Las cifras que facilitó ayer el jefe de emergencias sanitarias, Fernando Simón (4.145 muertos y 56.188 infectados) implican una mortalidad del 7%, que es una tasa absurda.
 La letalidad de este coronavirus es menor del 2%, probablemente más cerca del 1%. 
La razón de que la mortalidad parezca tan alta es que estamos infravalorando de forma garrafal el número total de infectados. Llevamos semanas sin hacer pruebas a las personas leves y asintomáticas, que son la parte del león. 
El coronavirus no mata tanto como creemos, pero se propaga mucho más de lo que decimos.
 Las cifras oficiales son engañosas. ¿Por qué?
 Antonio Durán Guardeño, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla, lleva todo el mes trabajando sobre este grave problema de estimación. 
Según las técnicas estadísticas más adecuadas que ha probado, los contagiados por coronavirus en España no son los 56.188 de las cuentas oficiales.
 Seguramente están más cerca del medio millón. 
El fundamento de esta estimación se basa con fuerza en la segregación de datos por edades de los afectados. 
Espero que también lo hagan los responsables políticos. 
Aunque creo que algunos ya lo han hecho.
El matemático publicó su entrada de blog el lunes pasado. Tal vez por casualidad, la Junta de Andalucía dejó de informar el martes sobre los contagios y muertes por franja de edad, como había estado haciendo hasta entonces.
 Recordemos que son justo los resultados por franja de edad los que tienen un mayor valor estadístico para calcular el número total de infectados.
 La Comunidad de Madrid tampoco informa sobre las franjas de edad. Y el Ministerio de Sanidad, por lo tanto, tampoco.
 Las Administraciones nos están ocultando un dato para el que consideran que no estamos preparados.
 Nos están tratando como a un público infantil o ignorante. Es una pésima estrategia. 
Los científicos nos ofrecen la verdad. Escuchémosles. 

25 mar 2020

La genial lista de la compra de una señora que no puede salir de casa:

La genial lista de la compra de una señora que no puede salir de casa: "¿Cómo no vamos a querer a las personas mayores?"

Se la preparó a una vecina que iba a hacer la compra por ella.

Desde hace unas horas circula por Twitter la imagen de una lista de la compra que está emocionando a muchos. Está escrita por una señora mayor, según ha publicado el usuario de Twitter @hijadelpupas
“Esta lista es de una señor que no puede salir de casa y una vecina hace por ella la compra. Es brutal”, señala.

 Entre los alimentos y productos que necesita durante la cuarentena por el estado de alarma figuran una botella grande de lejía, fruta —“naranjas, plátanos, lo que veas”—, pan en rebanadas y cebollas.

A continuación se puede leer: “Me he puesto guantes para no infectarte. Lo que sobre para ti. Te quiero mucho. No he tocado el dinero”.
″¿Pero cómo no vamos a querer a las personas mayores? Por favor, son lo mejor que hay”, se pregunta el usuario de Twitter.
 La publicación ha superado los 4.600 me gusta en 9 horas.

 

 

24 mar 2020

Natalie Wood pilló ‘in fraganti’ a Robert Wagner con su mayordomo

Según una nueva biografía, la relación con su codiciosa madre y este descubrimiento condicionó para siempre la vida de la actriz y ahora vuelve a agitar las sospechas sobre la causa de su muerte.

Natalie Wood y Robert Wagner abordo del yate 'Splendour' en julio de 1978. En vídeo, ¿cómo murió la actriz? Jason Hailey (VÍDEO: EPV)
En el caso de Natalie Wood resulta casi imposible hacer uso de la recurrente frase que se utiliza para despedir a los fallecidos, porque “descanse en paz”, no parecen palabras adecuadas ni para su vida ni para su todavía misterioso final.
 Casi 40 años después de que se hallara su cuerpo en el mar después de haber caído por la borda del barco en el que se encontraba pasando el fin de semana de Acción de Gracias de 1981, continúan las incógnitas sobre lo que ocurrió en esa embarcación en la que también se encontraban su marido, Robert Wagner, el actor Christopher Walken y el capitán del barco, Dennis Davern. 
La actriz, que se hizo internacionalmente famosa por encarnar a María en la película West Side Story, que se estrenó en 1961 cuando Wood tenía 23 años, sigue sin encontrar ese descanso porque las causas de su muerte se revisan una y otra vez sin terminar de esclarecerse si se trató de un accidente o de un asesinato.
La última revelación sobre su vida y su relación con su esposo, el también actor Robert Wagner, llega de la mano de una biografía, Natalie Wood: The Complete Biography, escrita por Suzanne Finstad y publicada por la editorial Broadway Books. 
Según se relata en el libro, Natalie tenía 22 años, todavía no había estrenado West Side Story y no era una actriz famosa sino una joven enamorada que había convertido en realidad su sueño de casarse con Robert Wagner, cuando descubrió un hecho que la marcó para siempre.
 Él era un actor ya consagrado, ocho años mayor que ella, que había sido uno de los ídolos de su infancia. 
La pareja encarnaba uno de esos sueños dorados de Hollywood que se hacen realidad y vivían en una gran mansión blanca en Beverly Hills con aires de palacio griego.
Una noche Natalie Wood se despertó en su cama de matrimonio, se percató de que su esposo no estaba junto a ella y aterrorizada por encontrarse sola en la oscuridad –una pesadilla recurrente desde que era niña– se levantó para buscarlo. 
Lo pilló in fraganti manteniendo una relación con otra persona: David Cavendish, el mayordomo inglés del actor.
 Según la autora del libro, la traición sexual de Wagner fue la causa de que su primer matrimonio llegara a su fin –estuvieron casados dos veces, de 1957 a 1962 y desde 1972 hasta la muerte de la actriz– y que se convirtió en la “nube oscura” que se cernió sobre la pareja cuando se casaron por segunda vez y también sobre la misteriosa muerte de la actriz en 1981. 
Finstad sugiere que si Wood, que tenía 43 años cuando falleció, no hubiera quedado devastada por la deslealtad de Wagner dos décadas antes, no habría tratado de ponerlo celoso con su amigo, el actor Christopher Walken, y la noche de su muerte no habría terminado con la pelea que mantuvo el matrimonio en el barco en el que se encontraban y con todos sus pasajeros borrachos. 

Circunstancia que provocó que cuando la actriz supuestamente cayó al mar, nadie se encontrara en condiciones de salvarla.
Fue precisamente otra exhaustiva biografía sobre Natalie Wood publicada por la misma autora en 2001 la que desveló nuevas pruebas que sugirieron que la muerte de la actriz no fue accidental, tal y como se determinó dos semanas después de su muerte, y la que provocó que la policía de Los Ángeles reabriera la investigación del caso en 2011. 
En 2012, el forense de la ciudad cambió la causa oficial de su muerte: de “ahogamiento accidental” a “ahogamiento y otros factores indeterminados”.
 Y aunque Wagner, que ahora tiene 90 años, siempre ha negado cualquier participación en los hechos, en 2018 la policía le nombró “persona de interés” en el caso y la muerte de Wood se recalificó como “sospechosa”.
 Ahora, tanto la hermana de la actriz, Lana Wood, ex chica Bond, como el patrón del yate desde el que cayó Wood, Dennis Davern, señalan a Wagner como autor de su muerte.
Natalie Wood y Robert Wagner en la década de los años sesenta.
** B.L.
Natalie Wood y Robert Wagner en la década de los años sesenta. ** B.L.mptvimages.com
Pero además de estos hechos, la nueva biografía desvela parte del contenido de las memorias nunca publicadas de Natalie Wood, en las que no solo aclara la verdadera razón del final de su primer matrimonio con Robert Wagner sino que desvela unas circunstancias aún más oscuras que tiene que ver con la madre de la actriz y cómo utilizó a una jovencísima Natalie. 
Algunos han retratado a la joven Wood como manipuladora, egocéntrica, insegura y precoz desde el punto de vista sexual, pero su biógrafa señala a sus padres como culpables.
 Al padre le retrata como un hombre violento y alcohólico y a la madre como una mujer tremendamente ambiciosa que arrojó a su hija a los brazos de hombres mucho más mayores que ella para que la ayudaran a prosperar en su carrera.
Así afirma que tuvo una aventura con Frank Sinatra cuando él tenía 38 años y ella solo 15, y que un año después fue forzada a mantener relaciones sexuales con el director Nicholas Ray, de 43 años, para demostrar que podía interpretar a una "niña mala” en Rebelde sin causa.
En la misma época, Wood les contó a sus amigos que fue violada por una famosa estrella de cine, que Finstad no nombra, después de que la hubiera invitado al hotel Chateau Marmont de Hollywood para ofrecerle un papel.
 Natalie enterró su secreto, pero los fantasmas volvieron a surgir con el final de su cuento de hadas con Wagner, una unión que comenzó con una primera cita que organizó el estudio Warner Bros cuando ella cumplió 18 años. 
Se casaron a pesar de los rumores que afirmaban que él era homosexual a bisexual.
 Un rumor latente aunque en las memorias del actor, publicadas en 2008, él afirma haber mantenido relaciones sexuales con una larga lista de nombres icónicos del cine, desde Joan Crawford a Elizabeth Taylor, Anita Ekberg, Joan Collins o Barbara Stanwyck.
Natalie Wood conocía los rumores sobre la bisexualidad de su pareja pero estaba tan enamorada que a sus amigos solo les decía: "Todos están celosos de nosotros”.
 En aquella época, estas revelaciones habrían destruido la carrera de un galán como Richard Wagner, así que la decisión de tener un mayordomo que les acompañó en sucesivos traslados de vivienda resultó extraña para muchos y conveniente para el actor. 
Mientras, Wood cumplía su ilusión de conquistar al mito con quien fantaseó desde que con 11 años colocó un póster con su fotografía en la cabecera de su cama y no tuvo oídos para nada más.
 Eso sí, la biografía da cuenta de que en varias ocasiones la actriz trató de prescindir del incómodo mayordomo y en las mismas ocasiones Wagner encontró buenos motivos para no hacerlo.

El resto es historia, aunque queda por cerrar qué pasó realmente en el yate Splendor del que Wood cayó vestida con un pijama de franela sin que nadie presuntamente se enterase, pero después de una explosiva pelea conyugal de la que sí supieron dar detalles el amigo y el patrón que acompañaba a la pareja. 
El cuerpo de la actriz apareció en la isla de Catalina, en el sur de California, en noviembre de 1981, donde llegó arrastrado por el mar. 



 

‘Mia cara’ Lucia Bosé ..............................................Boris Izaguirre

Era naturalmente arbitraria e inteligente, eso era una de las cosas que más me fascinaban de ella, aparte, desde luego, de su incalculable belleza.

 

La actriz Lucia Bosé, en 1980. En vídeo, repaso a la vida de la actriz. CHEMA CONESA | EPV
 
Apenas supe del fallecimiento de Lucia, empezó a llover en Madrid. 
Lucia era una de las personas más vinculadas a la naturaleza que he conocido, ella me enseñó que había que abrazar a los árboles porque “la gran mayoría son mayores que nosotros y más sabios”. 
Pero así como te enseñaba a abrazarlos, indicaba con muchísima seriedad que si te manchabas con la corteza te limpiaras antes de entrar en su inmaculada casa de Somosaguas (Madrid). 
Lucia era naturalmente arbitraria e inteligente, eso era una de las cosas que más me fascinaban de ella, aparte, desde luego, de su incalculable belleza.
Conocí a Lucia Bosé el mismo año que llegué a España y conocí también la natural hospitalidad de su casa, sus hijos y ella, la mami, apareciendo ante mí una noche de Navidad con una inmensa fuente de raviolis humeantes.
 Tras el vaho de mantequilla y romero, estaba ella, alucinante, la George Sand de la película favorita de mi papá, la belleza que sedujo al comunismo italiano y a Visconti. 
La amiga de Cocteau y de Picasso, la novia de la generación de europeos que despertaban de la guerra, la exesposa de Dominguín y la mamá de Miguel Bosé
 Ella me revisó con la mirada, le pregunté cuál era ese otro olor que se confundía con el de los raviolis, clavó sus ojos, sonrió con perfección de actriz y dijo: “Mi perfume, tuberosa en italiano, gardenia en castellano”.
 
Lucía Bosé y Boris Izaguirre, en el museo de Frida Khalo y Diego Rivera, en Ciudad de México, el pasado enero.
Lucía Bosé y Boris Izaguirre, en el museo de Frida Khalo y Diego Rivera, en Ciudad de México, el pasado enero.B. I.
 En sus ojos, en su mirada, en su voz, en su conocimiento (“¿No te has detenido a pensar que los jeroglíficos egipcios y el grafiti son casi lo mismo, una forma de escritura?”), Lucia siempre fue bella y nos enseñó a encontrar y buscar la belleza en todas partes.
 Entendía que la belleza es lo bueno.
 
Nos gustaba mucho hablar.
 Y cotillear, Lucia tenia un sentido muy agudo de la vida social y sabía muy bien el sitio que su familia ocupaba en esa esfera.
 “Tampoco había mucha más gente”, decía, a carcajadas. No es su único legado.
 Desde hace dos semanas, la filmoteca de Viena proyecta un ciclo Bardem, Buñuel y Berlanga y el cartel es Alberto Closas y Lucia Bosé, los intérpretes de Muerte de un ciclista.
 Personalmente, mis películas favoritas de Lucia son sus dos Antonioni: La dama sin camelia y Crónica de un amor. 
 El día que murió Antonioni, Lucia y yo estábamos viendo la retransmisión de su funeral y Mónica Vitti lloraba sin pudor alguno. Lucia intentó disimular un gesto de desaprobación pero no pudo evitar decir: “Sobreactuada”.

Lucia era una diva. 
Pero divertida. Cuando te contaba algo, interpretaba todos los papeles, adaptando voces, imitando gestos.
 Hacía de Franco y de Marilyn, los conoció a ambos.
 Ver una película en su compañía era complicado, porque se adelantaba a los giros del guion y cuestionaba las actuaciones, la iluminación, el encuadre. 
Una de sus mejores anécdotas era la de que una avispa se coló en la peluca de Joan Crawford durante una corrida de Dominguín. 
Nadie se atrevía a tocar la peluca, hasta que Lucia levantó el aparato capilar y la avispa se liberó felizmente.
 Atrevida, su mejor actuación es cuando imitaba a Gina Lollobrigida abandonando un rodaje en Madrid, con un tosco, pelín vulgar acento romanísimo. “Me ne vado, va fan culo” (“Me voy, que os den”).
 Lucia concedió su última entrevista al equipo de guionistas de la serie sobre su hijo Miguel, a principios de marzo.
 Estaba tan lúcida, afectuosa y aguda como siempre. 
Recordó las penurias que atravesó tras la separación de Dominguín. “No teníamos comida para el Año Nuevo y Miguel pidió que abriésemos la única botella de champán que había.
 Brindamos y él me dijo: 'Mamá, esto lo vamos a pasar. Pero no nos marchemos de España, por favor".
 Y entonces, llorando dijo: “Y lo cumplí”.